Estoy verdaderamente horrorizada. Perpleja. Patidifusa. También desolada.
Acabo de escuchar en la radio que es bastante probable que la última película de Woody Allen, que está en fase de montaje, jamás vea la luz. Nunca llegará a las pantallas, a ninguna pantalla. Ni de cine ni de televisión, ni de ordenador ni de nada.
Y eso por qué?
Pues sencillamente porque el director ha sido acusado, juzgado y condenado todo de un solo tacazo. Y con él su película.
Como probablemente sepáis, hace años una de las hijas adoptivas de Mia Farrow, Dylan, en medio del traumático divorcio de su madre, acusó a Allen de haber abusado de ella cuando era pequeña. En dos ocasiones dos tribunales diferentes han juzgado este caso y en las dos Allen ha sido absuelto.
Pero eso da igual. Estamos en la era del #MeToo, y es suficiente con que alguien acuse a alguien para que automáticamente la condena moral y social, también laboral, recaiga sobre esa persona. Pruebas? Para qué? Si una persona afirma haber sufrido abusos es que es verdad, no se lo va a inventar. Un juicio justo? Venga ya, qué mejor juicio que el popular! Chorradas!
Malos tiempos para la presunción de inocencia, amigos. El caso Allen ni siquiera es comparable en absoluto a los de Harvey Weinstein o Kevin Spacey, ambos acusados por multitud de mujeres y hombres respectivamente, ambos considerados verdaderos depredadores sexuales en sus entornos. Allen sólo ha sido acusado por esta niña, y ya digo que el caso fue visto en dos causas distintas y que fue absuelto.
Pero hay algo mejor que una condena judicial, que es una condena social. Y esa condena tiene que ser completa y ejemplar. En ella no puede caber duda de connivencia o de perdón. Y de este modo no sólo hemos llegado a casos esperpénticos, como el de rodar de nuevo una película en la que salía Spacey para evitar que el actor apareciera en los créditos. No, no basta con eso. Ya hay quien aboga por dejar de distribuir películas o cualquier obra de arte en la que haya participado algún acusado de abuso. Y así se han cancelado exposiciones de fotografías de algunos artistas también acusados por modelos, se han dejado de emitir por televisión películas previamente programadas por haber sido producidas por Weinstein o interpretadas por Spacey, y ahora esto, la última de Woody condenada a muerte sin haber llegado a ver la luz.
Sabéis la de películas que ha producido Weinstein? Todas las de Tarantino, las tres de El señor de los Anillos, el musical Chicago, El indomable Will Hunting, Los otros, El discurso del Rey, etc. etc. etc. etc. Sería fantástico, maravilloso, propio de un mundo ideal libre de pecado que alguien decidiera que ninguna de esas películas volvieran a ser emitidas nunca más por televisión ni editadas en vídeo, que se las borrara de Internet, de todas las plataformas digitales, que hiciéramos como si nunca se hubieran rodado ni las hubiésemos visto. No sea que por haberlo hecho, por haber gozado de ellas o por volver a gozarlas seamos cómplices de sus horribles creadores, y eso sí que no, nunca, jamás.
Ya no es que todo esto sea una ola de puritanismo, como la definían las 100 mujeres francesas firmantes del manifiesto contrario al #MeToo. No, estamos ante una verdadera caza de brujas al más puro estilo del tristemente recordado Macartismo, cuando bastaba con la insinuación de alguien sobre la ideología comunista de una persona para ponerla en la picota y destruir su carrera y su reputación. Cualquiera que tuviera motivos para odiar a alguien podía denunciarle tranquilamente y ya estaba en el punto de mira del senador y sus secuaces. La puta Inquisición.
Y mientras la sociedad juzga y condena no sólo a estos acusados sino de paso toda su obra artística, el flamante presidente de los Estados Unidos, que de ése sí hay pruebas más que contundentes de que, abusando de su poder y su estatus empresarial, le ha metido mano a media América y además se ha jactado de hacerlo... pues eso, el ínclito Trump paseando libremente por el mundo, dirigiendo y decidiendo sobre el destino del planeta entero y sin que nadie se atreva a toserle.
America first, America first.
Asco de mundo!
Woody Allen, Requiescat in pace.
Adiós amigo.
martes, 30 de enero de 2018
lunes, 29 de enero de 2018
Dime lo que quiero oír...
Leo un artículo muy interesante en el suplemento Ideas de El País sobre la "disonancia cognitiva". Paso el enlace y copio un par de párrafos para que os hagáis una idea:
https://elpais.com/elpais/2018/01/26/ciencia/1516966815_366077.html
https://elpais.com/elpais/2018/01/26/ciencia/1516966815_366077.html
¿Han notado que una persona siempre cambia de
opinión cuando le presentan unos datos que contradicen sus convicciones
más profundas? No, ¿verdad? Yo tampoco. Es más, da la impresión de que
una persona cuando se le presentan pruebas abrumadoras en contra de lo
que cree, se reafirma en sus opiniones. El motivo es que esos datos
ponen en peligro su visión del mundo.
En su libro de 2007 Mistakes Were Made, But Not By Me (hubo
errores, pero yo no los cometí), dos psicólogos sociales, Carol Tavris y
Elliot Aronson (alumno de Festinger), documentan miles de experimentos
que demuestran que la gente manipula los hechos para adaptarlos a sus ideas preconcebidas con
el fin de reducir la disonancia. Su metáfora de la “pirámide de la
elección” sitúa a dos individuos juntos en el vértice de la pirámide y
muestra cómo, cuando cada uno adopta y defiende una posición distinta,
empiezan a distanciarse rápidamente hasta que acaban en extremos
opuestos de la base de la pirámide.
La disonancia cognitiva es la molesta tensión que sentimos cuando se piensan dos cosas contradictorias al mismo tiempo. Vamos, que si tú estás convencido de una cosa y crees en ella a pies juntillas y viene alguien y te demuestra que eso no es así tiendes a poner en duda lo que te están diciendo, por muy fiable que sea la prueba.
Hay experimentos muy interesantes:
En su libro de 2007 Mistakes Were Made, But Not By Me
(hubo errores, pero yo no los cometí), dos psicólogos sociales, Carol
Tavris y Elliot Aronson documentan miles de
experimentos que demuestran que la gente manipula los hechos para adaptarlos a sus ideas preconcebidas con el fin de reducir la disonancia.
Por ejemplo, a los sujetos de los experimentos se les dieron artículos
falsos de periódicos que confirmaban ideas erróneas pero muy extendidas,
como la de que había armas de destrucciópn masiva en Irak.
Cuando después les mostraron un artículo que explicaba que, en
realidad, nunca se habían encontrado dichas armas, quienes se oponían a
la guerra aceptaron el nuevo artículo y rechazaron el anterior. Sin
embargo, los partidarios de la guerra dijeron que el nuevo artículo les
había convencido aún más de que había armas de destrucción masiva,
porque probaba que Sadam Husein las había escondido o destruido.
Para evitar la disonancia cognitiva y la posibilidad de que alguien nos convenza de algo y vernos obligados a cambiar de opinión (Horreauuuuur!!!! Antes la muerte) la mayoría de la gente procura no salir de su ámbito ideológico ni en los medios ni en las redes sociales.
Ya he hablado otras veces de esto. Por ejemplo, los votantes de Podemos leen el Diario.es y Público y de ahí no los saques; y si tienen que ver la tele de La Sexta no se mueven. Si pulsan el 1 en el mando inmediatamente les da un calambre. Los socialistas se mueven entre la Ser en la radio y El País en prensa escrita; tampoco hay quien los saque de ahí. Los peperos no salen de La Cope, del ABC y de 13 TV y la 1. Y por supuesto todos siguen en las redes sociales a la peña de su misma cuerda, con lo cual se da el extraño fenómeno de que piensan que todo el mundo comparte sus opiniones y vota lo mismo que ellos.
Y así ocurre que muchísimos podemitas y socialistas se quedan patidifusos cuando en las elecciones gana el PP. Cómo es posible, si todo el mundo es de izquierdas? Dónde está escondida toda esa gente que vota al PP? Pues hijo de mi vida, están todos en esos medios que tú no pisarías ni harto vino.
Del mismo modo los votantes de partidos llamados constitucionalistas se pegan unos palos que pa qué cuando ven los resultados de las votaciones en Cataluña, no se explican que haya tantos independentistas, dónde están? Pues vete a TV3 y allí están todos, y además son legión. A la viceversa los que no salen de TV3 están espantados de que haya tantísima gente que vota a Ciudadanos. Pero si yo solo veo independentistas por todos lados!
En fin, lo esencial es no salirse mucho de los lugares de confort ideológico no sea que se nos pegue algo y pa qué queremos más. Y así cada vez la gente se encierra y se concentra más en sus propias convicciones, por irracionales o estrambóticas que puedan ser, y se comunica menos con los que piensan diferente. Luego, cuando ven un debate por la tele, todo lo que dicen los que no son de su cuerda les suena a aberración y esperan impacientes que los "suyos" les rebatan con contundencia. Y si no es así al menos a ellos les gusta pensar que lo han hecho.
- Jo, qué paliza le ha dao el Aroca al Marhuenda!
- Hosssstia, el Inda le ha dao en to la boca a la Podemita!
Y así todos, y así siempre.
Cuando alguien crea un filtro informativo en el que sólo deja entrar aquello que le afianza en sus posiciones y no le crea incomodidad, o sea disonancia cognitiva, todas las opiniones que emite están claramente distorsionadas. Por tanto cuando yo hablo con este tipo de personas, que es una inmensa mayoría, pongo totalmente en cuarentena sus palabras y opiniones. Se trata de gente que es totalmente reticente a cambiar de opinión y que huye como de la peste de todo aquello que ideológicamente le pueda resultar incómodo.
Por eso me fío más de mi criterio que del de nadie. No es por ser la más lista del mundo, ni mucho menos. Es sencillamente porque estoy mucho mejor informada; al menos informada desde más puntos de vista, que ya es estar mejor informada que el que sólo se nutre de un tipo de fuentes, que además coinciden sistemáticamente con su forma de pensar.
Siempre he llevado a gala ser lectora de El País y de Eldiario.es; y oyente de la Cope, Radio Nacional, Onda Cero y La Ser, indistintamente; y espectadora de La Sexta, la 1, 13 TV o el Canal 24 horas, incluso de Mierdaset, y eso que a la 5 hay que echarle estómago.
Sé que muchos de los que me leéis preferiríais la muerte antes que pasaros ni un ratito por algunas de esas cadenas y medios. Pero, aunque dar consejos no es mi fuerte, yo os recomendaría de verdad que lo hiciérais de vez en cuando. No sólo no hace mal, sino que abre la mente. Incluso del sitio más abyecto que se os ocurra, que para cada cual será uno distinto, se puede aprender algo.
No os dejéis vencer por el pánico a la disonancia cognitiva porque al final sólo conseguiréis gozar de una insana "ignorancia cognitiva"
Ya he hablado otras veces de esto. Por ejemplo, los votantes de Podemos leen el Diario.es y Público y de ahí no los saques; y si tienen que ver la tele de La Sexta no se mueven. Si pulsan el 1 en el mando inmediatamente les da un calambre. Los socialistas se mueven entre la Ser en la radio y El País en prensa escrita; tampoco hay quien los saque de ahí. Los peperos no salen de La Cope, del ABC y de 13 TV y la 1. Y por supuesto todos siguen en las redes sociales a la peña de su misma cuerda, con lo cual se da el extraño fenómeno de que piensan que todo el mundo comparte sus opiniones y vota lo mismo que ellos.
Y así ocurre que muchísimos podemitas y socialistas se quedan patidifusos cuando en las elecciones gana el PP. Cómo es posible, si todo el mundo es de izquierdas? Dónde está escondida toda esa gente que vota al PP? Pues hijo de mi vida, están todos en esos medios que tú no pisarías ni harto vino.
Del mismo modo los votantes de partidos llamados constitucionalistas se pegan unos palos que pa qué cuando ven los resultados de las votaciones en Cataluña, no se explican que haya tantos independentistas, dónde están? Pues vete a TV3 y allí están todos, y además son legión. A la viceversa los que no salen de TV3 están espantados de que haya tantísima gente que vota a Ciudadanos. Pero si yo solo veo independentistas por todos lados!
En fin, lo esencial es no salirse mucho de los lugares de confort ideológico no sea que se nos pegue algo y pa qué queremos más. Y así cada vez la gente se encierra y se concentra más en sus propias convicciones, por irracionales o estrambóticas que puedan ser, y se comunica menos con los que piensan diferente. Luego, cuando ven un debate por la tele, todo lo que dicen los que no son de su cuerda les suena a aberración y esperan impacientes que los "suyos" les rebatan con contundencia. Y si no es así al menos a ellos les gusta pensar que lo han hecho.
- Jo, qué paliza le ha dao el Aroca al Marhuenda!
- Hosssstia, el Inda le ha dao en to la boca a la Podemita!
Y así todos, y así siempre.
Cuando alguien crea un filtro informativo en el que sólo deja entrar aquello que le afianza en sus posiciones y no le crea incomodidad, o sea disonancia cognitiva, todas las opiniones que emite están claramente distorsionadas. Por tanto cuando yo hablo con este tipo de personas, que es una inmensa mayoría, pongo totalmente en cuarentena sus palabras y opiniones. Se trata de gente que es totalmente reticente a cambiar de opinión y que huye como de la peste de todo aquello que ideológicamente le pueda resultar incómodo.
Por eso me fío más de mi criterio que del de nadie. No es por ser la más lista del mundo, ni mucho menos. Es sencillamente porque estoy mucho mejor informada; al menos informada desde más puntos de vista, que ya es estar mejor informada que el que sólo se nutre de un tipo de fuentes, que además coinciden sistemáticamente con su forma de pensar.
Siempre he llevado a gala ser lectora de El País y de Eldiario.es; y oyente de la Cope, Radio Nacional, Onda Cero y La Ser, indistintamente; y espectadora de La Sexta, la 1, 13 TV o el Canal 24 horas, incluso de Mierdaset, y eso que a la 5 hay que echarle estómago.
Sé que muchos de los que me leéis preferiríais la muerte antes que pasaros ni un ratito por algunas de esas cadenas y medios. Pero, aunque dar consejos no es mi fuerte, yo os recomendaría de verdad que lo hiciérais de vez en cuando. No sólo no hace mal, sino que abre la mente. Incluso del sitio más abyecto que se os ocurra, que para cada cual será uno distinto, se puede aprender algo.
No os dejéis vencer por el pánico a la disonancia cognitiva porque al final sólo conseguiréis gozar de una insana "ignorancia cognitiva"
domingo, 21 de enero de 2018
Incitación al odio?
Últimamente veo cosas muy preocupantes.
Enumero esquemáticamente algunas:
1. Un señor detenido por decir en una red social que a Albert Rivera deberían pegarle un tiro. Presunto delito de incitación al odio.
2. Una mujer condenada a 4 meses de cárcel por decir que a Inés Arrimadas deberían hacerle una violación en grupo al estilo "La manada". Delito de incitación al odio.
3. Los titiriteros encarcelados por incitación al odio por decir en un espectáculo infantil Gora ETA. Presunto delito de incitación al odio.
4. El Partido Comunista Andaluz denunciando por incitación al odio a un grupo de legionarios por cantar una canción estúpida que yo misma cantaba de pequeña, que viene a decir poco más o menos:
La mujer es un dolor de lo más grande de lo más grande
La mujer es un dolor de lo más grande de lo peor.
Prefiero tener un perro a tener una mujer
El perro cuida la casa la mujer la echa a perder.
Vale, es una canción estúpida, tonta a más no poder, pero yo la cantaba de pequeña porque me hacía gracia y no tenía la menor idea de que pudiera ser ofensiva. A mí no me ofendía porque era una niña y no era la mujer de nadie, y oye, también prefería tener un perro a tener una mujer. Pero entiendo que obviamente es una canción rancia y que en estos tiempos chirría tela marinera.
Por tanto, que queden claras varias cosas:
1. Todas estas personas me parecen unas descerebradas.
2. Todas estas personas han soltado evidentes estupideces.
3. Todas estas personas tienen mucho que aprender sobre los límites de la libertad de expresión.
4. Todas estas personas deberían pensárselo dos veces antes de ponerse a teclear, a hablar o a cantar.
5. Todas estas personas tal vez necesitarían que sus padres o alguien de su entorno les hubieran dado en su día un buen par de hostias, o en su defecto que se las dieran ahora.
6. Todas estas personas merecen algún tipo de reconvención social, incluso si nos ponemos estupendos algún castigo pecuniario (Igual si hubiera que pagar una multa por cada gilipollez que se soltara tendríamos que escuchar muchas menos y el mundo sería un lugar bastante más agradable donde vivir)
Pero... podemos considerar que estos hechos son delictivos? Que incitan al odio? Algún tarado por aquí se siente incitado a odiar a alguien por leer o escuchar estas imbecilidades?
Que levante la mano el que no haya soltado alguna gilipollez entre su grupo de amigos alguna vez. O en la cafetería a la hora del desayuno. O por la noche en la barra del bar. O por guasap. O en un blog como éste, sin ir más lejos.
Todos lo hemos hecho porque todos tenemos de vez en cuando el día gilipollas, o la hora gilipollas o el momento gilipollas o, por qué no, la paporra gilipollas. Todos alguna vez nos hemos tomado alguna copilla de más y nos hemos puesto a soltar memeces, algunas de las cuales ni siquiera recordamos al día siguiente.
Pero claro, no es lo mismo soltar esas chorradas en tu casa o como mucho en el bar de abajo de tu casa que divulgarlas en una red social para que se haga eco de tu minuto tonto el universo entero.
Como la desgraciada aquella que tenía 22 seguidores en el Twitter y un día se subió a un avión para ir a Sudáfrica y escribió el pego del día sobre negros y monos, y cuando la pobre idiota se bajó del avión y encendió el móvil tenía chiquicientosmil tuits indignados deseándole la muerte y un mensaje de despido de su jefe. Y a estas alturas tengo serias dudas de que esa muchacha haya podido volver a la normalidad en su vida después de haber soltado la triste gilipollez que se la destrozó.
No dudo de que las redes sociales han traído muchas cosas buenas porque tenemos la posibilidad de saber qué está pasando en el mundo en todo momento y conocerlo desde distintos puntos de vista. Pero también nos ha traído cientos de bulos (fake news los llaman ahora aunque a mí me gusta más el término nuestro), y la dudosa fortuna de comunicarnos con miles de personas, para bien y para mal. Porque si lo que se comunica son cosas interesantes, de puta madre, pero si lo que se comunica son burradas como las que abrían este post... pos ya me dirás dónde está el chollo.
Lo peor es que todo el mundo pone el grito en el cielo cuando se acusa a alguien por delitos de incitación al odio justamente cuando ese odio coincide con las fobias del indignado, pero cuando es al revés... hummmm, eso ya es otra historia.
Si mucha gente de izquierdas se indignó en su día por la detención de los titiriteros o por la del concejal madrileño que hizo aquellos chistes de mal gusto sobre Irene Villa, ahora esos mismos van y denuncian a los legionarios por cantar lo de la mujer es un dolor de lo más grande de lo más grande. Y viceversa, muchos fachas de los que pusieron el grito en el cielo por lo de Irene Villa y los titiriteros y por desear la muerte a toreros y cosas así y querían ver de inmediato en la cárcel a los responsables ahora lo de los legionarios lo ven como una chominá de nada. Joder, qué blandita es la gente, no? Todos se ponen muy estupendos cuando les tocan los cojones en sus ideas y sus creencias pero si se las tocan a otros... aaaaaaamigo, eso ya es pecata minuta. Ahí nadie ve delito ni incitación al odio ni pollas en vinagre.
Desde mi punto de vista, para no caer en derivas poco ecuánimes, lo mejor sería no judicializar las gilipolleces que suelta la gente, a saber en qué estado. Como mucho eso que apuntaba más arriba: poner una multa por cada chorrada ofensiva, una multa claramente disuasoria, de ésas que la próxima vez te lo piensas dos veces, y punto.
Si no me veo las cárceles empetás de gente que simplemente está ahí por decirle feo al vecino o por cagarse en la puta madre de su jefe o por maldecir a su suegra o por corear "La mataré" de Loquillo o "Que se mueran los feos" de Los Sírex.
Y no es plan, no? Digo yo.
Enumero esquemáticamente algunas:
1. Un señor detenido por decir en una red social que a Albert Rivera deberían pegarle un tiro. Presunto delito de incitación al odio.
2. Una mujer condenada a 4 meses de cárcel por decir que a Inés Arrimadas deberían hacerle una violación en grupo al estilo "La manada". Delito de incitación al odio.
3. Los titiriteros encarcelados por incitación al odio por decir en un espectáculo infantil Gora ETA. Presunto delito de incitación al odio.
4. El Partido Comunista Andaluz denunciando por incitación al odio a un grupo de legionarios por cantar una canción estúpida que yo misma cantaba de pequeña, que viene a decir poco más o menos:
La mujer es un dolor de lo más grande de lo más grande
La mujer es un dolor de lo más grande de lo peor.
Prefiero tener un perro a tener una mujer
El perro cuida la casa la mujer la echa a perder.
Vale, es una canción estúpida, tonta a más no poder, pero yo la cantaba de pequeña porque me hacía gracia y no tenía la menor idea de que pudiera ser ofensiva. A mí no me ofendía porque era una niña y no era la mujer de nadie, y oye, también prefería tener un perro a tener una mujer. Pero entiendo que obviamente es una canción rancia y que en estos tiempos chirría tela marinera.
Por tanto, que queden claras varias cosas:
1. Todas estas personas me parecen unas descerebradas.
2. Todas estas personas han soltado evidentes estupideces.
3. Todas estas personas tienen mucho que aprender sobre los límites de la libertad de expresión.
4. Todas estas personas deberían pensárselo dos veces antes de ponerse a teclear, a hablar o a cantar.
5. Todas estas personas tal vez necesitarían que sus padres o alguien de su entorno les hubieran dado en su día un buen par de hostias, o en su defecto que se las dieran ahora.
6. Todas estas personas merecen algún tipo de reconvención social, incluso si nos ponemos estupendos algún castigo pecuniario (Igual si hubiera que pagar una multa por cada gilipollez que se soltara tendríamos que escuchar muchas menos y el mundo sería un lugar bastante más agradable donde vivir)
Pero... podemos considerar que estos hechos son delictivos? Que incitan al odio? Algún tarado por aquí se siente incitado a odiar a alguien por leer o escuchar estas imbecilidades?
Que levante la mano el que no haya soltado alguna gilipollez entre su grupo de amigos alguna vez. O en la cafetería a la hora del desayuno. O por la noche en la barra del bar. O por guasap. O en un blog como éste, sin ir más lejos.
Todos lo hemos hecho porque todos tenemos de vez en cuando el día gilipollas, o la hora gilipollas o el momento gilipollas o, por qué no, la paporra gilipollas. Todos alguna vez nos hemos tomado alguna copilla de más y nos hemos puesto a soltar memeces, algunas de las cuales ni siquiera recordamos al día siguiente.
Pero claro, no es lo mismo soltar esas chorradas en tu casa o como mucho en el bar de abajo de tu casa que divulgarlas en una red social para que se haga eco de tu minuto tonto el universo entero.
Como la desgraciada aquella que tenía 22 seguidores en el Twitter y un día se subió a un avión para ir a Sudáfrica y escribió el pego del día sobre negros y monos, y cuando la pobre idiota se bajó del avión y encendió el móvil tenía chiquicientosmil tuits indignados deseándole la muerte y un mensaje de despido de su jefe. Y a estas alturas tengo serias dudas de que esa muchacha haya podido volver a la normalidad en su vida después de haber soltado la triste gilipollez que se la destrozó.
No dudo de que las redes sociales han traído muchas cosas buenas porque tenemos la posibilidad de saber qué está pasando en el mundo en todo momento y conocerlo desde distintos puntos de vista. Pero también nos ha traído cientos de bulos (fake news los llaman ahora aunque a mí me gusta más el término nuestro), y la dudosa fortuna de comunicarnos con miles de personas, para bien y para mal. Porque si lo que se comunica son cosas interesantes, de puta madre, pero si lo que se comunica son burradas como las que abrían este post... pos ya me dirás dónde está el chollo.
Lo peor es que todo el mundo pone el grito en el cielo cuando se acusa a alguien por delitos de incitación al odio justamente cuando ese odio coincide con las fobias del indignado, pero cuando es al revés... hummmm, eso ya es otra historia.
Si mucha gente de izquierdas se indignó en su día por la detención de los titiriteros o por la del concejal madrileño que hizo aquellos chistes de mal gusto sobre Irene Villa, ahora esos mismos van y denuncian a los legionarios por cantar lo de la mujer es un dolor de lo más grande de lo más grande. Y viceversa, muchos fachas de los que pusieron el grito en el cielo por lo de Irene Villa y los titiriteros y por desear la muerte a toreros y cosas así y querían ver de inmediato en la cárcel a los responsables ahora lo de los legionarios lo ven como una chominá de nada. Joder, qué blandita es la gente, no? Todos se ponen muy estupendos cuando les tocan los cojones en sus ideas y sus creencias pero si se las tocan a otros... aaaaaaamigo, eso ya es pecata minuta. Ahí nadie ve delito ni incitación al odio ni pollas en vinagre.
Desde mi punto de vista, para no caer en derivas poco ecuánimes, lo mejor sería no judicializar las gilipolleces que suelta la gente, a saber en qué estado. Como mucho eso que apuntaba más arriba: poner una multa por cada chorrada ofensiva, una multa claramente disuasoria, de ésas que la próxima vez te lo piensas dos veces, y punto.
Si no me veo las cárceles empetás de gente que simplemente está ahí por decirle feo al vecino o por cagarse en la puta madre de su jefe o por maldecir a su suegra o por corear "La mataré" de Loquillo o "Que se mueran los feos" de Los Sírex.
Y no es plan, no? Digo yo.
viernes, 19 de enero de 2018
Machismo "bueno"
Una cosa con la que alucino bastante es con el machismo soterrado (o no tanto) que se oculta detrás de muchas actitudes cotidianas y que sin embargo no sólo no es mal visto sino que muchos lo consideran encomiable, como una señal de buena educación y de respeto hacia la mujer.
Muchas tías que se ofenden terriblemente si alguien osa poner en entredicho la igualdad entre hombres y mujeres luego desean, incluso exigen, un tratamiento claramente privilegiado, una serie de deferencias por razón de su sexo.
Son esas tías que dicen sin ruborizarse que buscan un tío que las trate como princesas o como reinas. Que consideran de buena educación que los hombres les cedan el paso, les abran la puerta del coche o les paguen las cenas.
En los medios, al dar las noticias, ocurre también muy sutilmente. Por ejemplo, cuando se habla de un conflicto bélico o de un naufragio de emigrantes se contabilizan los muertos o heridos y a continuación se añade "incluídos mujeres y niños". Como si el valor de la vida de una mujer fuera equiparable a la de un niño pero no a la de un hombre. O como si fuera menos grave o menos ominosa la muerte de éstos.
Y qué me decís del famoso "Las mujeres y los niños primero" de los salvamentos?
Todo esto está a la orden del día y sin embargo casi nadie lo discute. Ya he comentado alguna vez que en el First Date raro es el día en el que no sale alguna tía indignada por haberse visto obligada a pagar la cuenta a medias. Lo consideran casi como una humillación, como si el tío les hubiera escupido en plena cara. Algo realmente flipante. Y por supuesto el tío es tachado inmediatamente de rata, agarrao, maleducado y gañán.
Incluso las más jóvenes y modernillas hacen amago de sacar la cartera pero como con timidez, y en cuanto el chaval se ofrece a pagar la cuenta, se la guardan a toda velocidad. Y le dan las gracias ruborizadas, cuando no añaden eso de "ay, qué caballeroso".
Vamos, que la caballerosidad se entiende como un cierto trato hacia la mujer consistente en considerarla algo así como un bien a proteger, algo tan precioso y tan preciado que no se la puede dejar ni pagar (quizás no tenga ni dinero propio la pobre) ni abrir ella la puerta del coche, no sea que se vaya a pillar los dedos o algo así.
En fin, es como si hubiera un machismo malo (pegar, insultar, despreciar o violar a las mujeres) y uno bueno (protegerlas, cuidarlas, mimarlas y tratarlas como si se fueran a romper de un momento a otro), y como si nadie se percatara de la grave contradicción que supone desear ser tratadas como iguales en todos los ámbitos menos en el de los privilegios.
La realidad es que nunca se erradicará el machismo mientras se tolere, incluso se valore como positiva, esta forma de proteccionismo varonil. Si un tipo te considera un objeto frágil, delicado, que hay que tratar con infinita delicadeza... cómo pretendes después que te ofrezca el mismo trabajo que a un hombre o que te pague igual salario?
Es para pensarlo un poco, no?
Muchas tías que se ofenden terriblemente si alguien osa poner en entredicho la igualdad entre hombres y mujeres luego desean, incluso exigen, un tratamiento claramente privilegiado, una serie de deferencias por razón de su sexo.
Son esas tías que dicen sin ruborizarse que buscan un tío que las trate como princesas o como reinas. Que consideran de buena educación que los hombres les cedan el paso, les abran la puerta del coche o les paguen las cenas.
En los medios, al dar las noticias, ocurre también muy sutilmente. Por ejemplo, cuando se habla de un conflicto bélico o de un naufragio de emigrantes se contabilizan los muertos o heridos y a continuación se añade "incluídos mujeres y niños". Como si el valor de la vida de una mujer fuera equiparable a la de un niño pero no a la de un hombre. O como si fuera menos grave o menos ominosa la muerte de éstos.
Y qué me decís del famoso "Las mujeres y los niños primero" de los salvamentos?
Todo esto está a la orden del día y sin embargo casi nadie lo discute. Ya he comentado alguna vez que en el First Date raro es el día en el que no sale alguna tía indignada por haberse visto obligada a pagar la cuenta a medias. Lo consideran casi como una humillación, como si el tío les hubiera escupido en plena cara. Algo realmente flipante. Y por supuesto el tío es tachado inmediatamente de rata, agarrao, maleducado y gañán.
Incluso las más jóvenes y modernillas hacen amago de sacar la cartera pero como con timidez, y en cuanto el chaval se ofrece a pagar la cuenta, se la guardan a toda velocidad. Y le dan las gracias ruborizadas, cuando no añaden eso de "ay, qué caballeroso".
Vamos, que la caballerosidad se entiende como un cierto trato hacia la mujer consistente en considerarla algo así como un bien a proteger, algo tan precioso y tan preciado que no se la puede dejar ni pagar (quizás no tenga ni dinero propio la pobre) ni abrir ella la puerta del coche, no sea que se vaya a pillar los dedos o algo así.
En fin, es como si hubiera un machismo malo (pegar, insultar, despreciar o violar a las mujeres) y uno bueno (protegerlas, cuidarlas, mimarlas y tratarlas como si se fueran a romper de un momento a otro), y como si nadie se percatara de la grave contradicción que supone desear ser tratadas como iguales en todos los ámbitos menos en el de los privilegios.
La realidad es que nunca se erradicará el machismo mientras se tolere, incluso se valore como positiva, esta forma de proteccionismo varonil. Si un tipo te considera un objeto frágil, delicado, que hay que tratar con infinita delicadeza... cómo pretendes después que te ofrezca el mismo trabajo que a un hombre o que te pague igual salario?
Es para pensarlo un poco, no?
martes, 16 de enero de 2018
Niños borrachuzos
Ya he contado en alguna ocasión que hay algunas coincidencias inquietantes entre mi novio y yo que difícilmente pueden atribuirse exclusivamente al puro azar. Por ejemplo, la más impactante es nuestra coincidencia en el DNI: los dos tenemos el mismo número exceptuando un par de dígitos del final que tienen el orden cambiado. Las posibilidades de que dos personas con esa coincidencia numérica se conozcan y, aún más, se enamoren, son tan escasas que considero esta circunstancia una señal inequívoca del destino.
Pues bien, hablando el otro día de nuestros recuerdos infantiles, hemos descubierto otra coincidencia, ésta tal vez menos llamativa pero que viene a corroborar nuestra condición de almas gemelas. Y esta cosa en común es que... los dos fuimos niños borrachuzos.
Me explico.
Mi novio a día de hoy es abstemio. Es extraño que yo me relacione con un abstemio porque suelo fiarme poco de las personas que no beben nada de alcohol, salvo que no lo hagan porque hayan tenido problemas de alcoholismo en el pasado, que no es el caso. Él no bebe porque no le gusta el alcohol, y esto ya per se sería motivo más que suficiente para que yo no quisiera trato ninguno con él, ya que es ampliamente conocida mi afición por las bebidas alcohólicas, concretamente por la cerveza y el vino, aunque tampoco le hago ascos a un buen gin-tonic de vez en cuando (a ser posible de color azul) o a una copita de anisete, esto fundamentalmente en época invernal. Sin embargo a pesar de este obstáculo aparentemente insalvable en nuestra relación al final pesan mucho más las coincidencias.
Como digo, los dos tuvimos una experiencia alcohólica en nuestra infancia.
Él tendría aproximadamente 6 años y ocurrió durante unas fiestas navideñas. En aquellos tiempos era costumbre dar un chupito de licor a los niños en las celebraciones y a él le dieron uno de anís dulce. Y como le gustó muchísimo el sabor ni corto ni perezoso se fue al mueble bar, donde sabía que estaba guardado el preciado líquido espirituoso, y se zampó medio litro del tirón. Obviamente perdió el conocimiento y sus padres lo encontraron en un rincón con la botella al lado completamente turulato.
Yo fui algo más precoz. Mi episodio de alcoholismo infantil sucedió cuando tenía unos 2 años. Estaba con mis padres en Cádiz de vacaciones en un hotel, y se ve que habría una fiesta o algo así. El caso es que ellos estaban distraídos charlando con otros veraneantes o bailando o lo que fuera que estuvieran haciendo, y supuestamente yo debía de estar jugando y correteando con los otros niños. Pero no era así. Lo que realmente estaba haciendo era beberme todos los culillos que quedaban en los vasos. Me encontraron debajo de una mesa también bastante perjudicada, ciega perdida, durmiendo la mona que había pillado.
En fin, supongo que no fuimos los dos únicos niños del mundo que han vivido una experiencia de ese tipo pero tampoco creo que sea demasiado frecuente. Es una coincidencia más en nuestro pasado y como me ha parecido realmente enternecedora he querido venir a contarla aquí.
Por suerte esa carrera precoz de bebedores no trajo mayores consecuencias y hoy en día no vamos ninguno de los dos por ahí bebiéndonos hasta el agua de los floreros. Como ya he dicho antes él es abstemio y yo, aunque bebedora habitual, me doy al vicio etílico con la moderación propia de mi edad, que ya no perdona excesos.
Pero no os parece verdaderamente conmovedor que dos niños borrachuzos como nosotros con el tiempo hayan terminado enamorándose? Podría ser ese pasado común lo que sin saberlo nosotros nos unió? Estaría ya escrito por aquel entonces que un día, muchos años después, iríamos a sacarnos el DNI y nuestros números serían casi idénticos? O fuimos justo ese día los dos a hacernos el carnet porque era el día señalado por el destino para los niños borrachuzos?
Las respuestas... in the wind.
Pues bien, hablando el otro día de nuestros recuerdos infantiles, hemos descubierto otra coincidencia, ésta tal vez menos llamativa pero que viene a corroborar nuestra condición de almas gemelas. Y esta cosa en común es que... los dos fuimos niños borrachuzos.
Me explico.
Mi novio a día de hoy es abstemio. Es extraño que yo me relacione con un abstemio porque suelo fiarme poco de las personas que no beben nada de alcohol, salvo que no lo hagan porque hayan tenido problemas de alcoholismo en el pasado, que no es el caso. Él no bebe porque no le gusta el alcohol, y esto ya per se sería motivo más que suficiente para que yo no quisiera trato ninguno con él, ya que es ampliamente conocida mi afición por las bebidas alcohólicas, concretamente por la cerveza y el vino, aunque tampoco le hago ascos a un buen gin-tonic de vez en cuando (a ser posible de color azul) o a una copita de anisete, esto fundamentalmente en época invernal. Sin embargo a pesar de este obstáculo aparentemente insalvable en nuestra relación al final pesan mucho más las coincidencias.
Como digo, los dos tuvimos una experiencia alcohólica en nuestra infancia.
Él tendría aproximadamente 6 años y ocurrió durante unas fiestas navideñas. En aquellos tiempos era costumbre dar un chupito de licor a los niños en las celebraciones y a él le dieron uno de anís dulce. Y como le gustó muchísimo el sabor ni corto ni perezoso se fue al mueble bar, donde sabía que estaba guardado el preciado líquido espirituoso, y se zampó medio litro del tirón. Obviamente perdió el conocimiento y sus padres lo encontraron en un rincón con la botella al lado completamente turulato.
Yo fui algo más precoz. Mi episodio de alcoholismo infantil sucedió cuando tenía unos 2 años. Estaba con mis padres en Cádiz de vacaciones en un hotel, y se ve que habría una fiesta o algo así. El caso es que ellos estaban distraídos charlando con otros veraneantes o bailando o lo que fuera que estuvieran haciendo, y supuestamente yo debía de estar jugando y correteando con los otros niños. Pero no era así. Lo que realmente estaba haciendo era beberme todos los culillos que quedaban en los vasos. Me encontraron debajo de una mesa también bastante perjudicada, ciega perdida, durmiendo la mona que había pillado.
En fin, supongo que no fuimos los dos únicos niños del mundo que han vivido una experiencia de ese tipo pero tampoco creo que sea demasiado frecuente. Es una coincidencia más en nuestro pasado y como me ha parecido realmente enternecedora he querido venir a contarla aquí.
Por suerte esa carrera precoz de bebedores no trajo mayores consecuencias y hoy en día no vamos ninguno de los dos por ahí bebiéndonos hasta el agua de los floreros. Como ya he dicho antes él es abstemio y yo, aunque bebedora habitual, me doy al vicio etílico con la moderación propia de mi edad, que ya no perdona excesos.
Pero no os parece verdaderamente conmovedor que dos niños borrachuzos como nosotros con el tiempo hayan terminado enamorándose? Podría ser ese pasado común lo que sin saberlo nosotros nos unió? Estaría ya escrito por aquel entonces que un día, muchos años después, iríamos a sacarnos el DNI y nuestros números serían casi idénticos? O fuimos justo ese día los dos a hacernos el carnet porque era el día señalado por el destino para los niños borrachuzos?
Las respuestas... in the wind.
lunes, 15 de enero de 2018
Mujer encerrada en anorak amarillo
- Por diossss, qué vergüenzaaaaa!
- El qué, ma?
- Cuando me he quedado encerrada en el anorak amarillo.
- Sí, ha sido horrible.
- Qué bochorno!
- Ay si! Yo ha habido un momento en que me he sentido como esas madres que en la puerta del cole intentan desabrocharle el abrigo al niño. Es que eres muy torpe, ma.
- Y to la cola que teníamos detrás. Madre mía!
- Jajajajajaja! Y tú ahí: No puedooooorrrr, no puedoooooorrrr! Estabas muy graciosa
- Qué vergüenza!
- Y yo: pase pase, señora. Jajajajajaja, qué momentazo!
Mantengo esta conversación con mi hija mientras nos tomamos una reparadora cerveza tras una mañana de compras bastante accidentada.
La cuestión es que estábamos en el Bershka y yo vi un anorak rojo que me encantó, tanto que decidí llevármelo también en color mostaza, muy de moda ahora por cierto. Como estaba a muy buen precio podía permitirme perfectamente un dos por uno. El problema es que la única talla que quedaba del amarillo era la XS. Por eso estaba en la cola esperando para pagar sólo con el rojo, aunque no muy convencida.
Le digo a mi hija:
- Pos yo voy a probarme la XS. No puede ser mucho más chica que la S.
- Vale, yo me quedo en la cola.
Voy rauda y vuelvo a la cola a probarme el anorak. Compruebo que estaba equivocada y que sí se queda demasiado estrecho, vamos, que de las tetas no pasa. Y entonces, al ir a desabrochármelo me doy cuenta de que la cremallera se ha atascado.
Os lo podéis imaginar: un colazo impresionante detrás de nosotras, mi hija cargada con todas las cosas que llevábamos y yo intentando con nulo éxito desatascar la cremallera. Un calor de la hostia con la calefacción a tope y encima con el bochorno de haberme quedado encerrada en un puto anorak, y aquello que no tiraba ni palante ni patrás.
Mi hija:
- Anda, quita, que eres muy torpe. A ver si yo puedo.
- Sí por favooooooor!
Y ahí las dos, yo cada vez más acalorada y más colorada, y mi hija pegando tirones de la cremallera, y diciéndoles a las de la cola que nos adelantaran. Porque a todo esto ya había llegado nuestro turno de pagar y las dos seguíamos enfrascadas en la batalla. Y venga a pasar gente por delante y nosotras erre que erre.
Por fin en una de las intentonas la cremallera cede y ya a esas alturas sudando la gota gorda me consigo quitar el puto anorak amarillo y llegar a la caja más muerta que viva y deseando salir de allí a toda leche.
Ir de compras puede convertirse a veces en un deporte de riesgo. Por no hablar de las calorías que se queman. Es muy probable que yo en ese rato quemara el equivalente a correr la maratón de Nueva York.
Salí del Bershka con un propósiuo de enmieda: nunca más ponerme a probarme cosas en medio de una cola.
Y otra cosa: puede ser una señal del destino de que soy una gran artista. Quizás debería olvidarme del amarillo.
- El qué, ma?
- Cuando me he quedado encerrada en el anorak amarillo.
- Sí, ha sido horrible.
- Qué bochorno!
- Ay si! Yo ha habido un momento en que me he sentido como esas madres que en la puerta del cole intentan desabrocharle el abrigo al niño. Es que eres muy torpe, ma.
- Y to la cola que teníamos detrás. Madre mía!
- Jajajajajaja! Y tú ahí: No puedooooorrrr, no puedoooooorrrr! Estabas muy graciosa
- Qué vergüenza!
- Y yo: pase pase, señora. Jajajajajaja, qué momentazo!
Mantengo esta conversación con mi hija mientras nos tomamos una reparadora cerveza tras una mañana de compras bastante accidentada.
La cuestión es que estábamos en el Bershka y yo vi un anorak rojo que me encantó, tanto que decidí llevármelo también en color mostaza, muy de moda ahora por cierto. Como estaba a muy buen precio podía permitirme perfectamente un dos por uno. El problema es que la única talla que quedaba del amarillo era la XS. Por eso estaba en la cola esperando para pagar sólo con el rojo, aunque no muy convencida.
Le digo a mi hija:
- Pos yo voy a probarme la XS. No puede ser mucho más chica que la S.
- Vale, yo me quedo en la cola.
Voy rauda y vuelvo a la cola a probarme el anorak. Compruebo que estaba equivocada y que sí se queda demasiado estrecho, vamos, que de las tetas no pasa. Y entonces, al ir a desabrochármelo me doy cuenta de que la cremallera se ha atascado.
Os lo podéis imaginar: un colazo impresionante detrás de nosotras, mi hija cargada con todas las cosas que llevábamos y yo intentando con nulo éxito desatascar la cremallera. Un calor de la hostia con la calefacción a tope y encima con el bochorno de haberme quedado encerrada en un puto anorak, y aquello que no tiraba ni palante ni patrás.
Mi hija:
- Anda, quita, que eres muy torpe. A ver si yo puedo.
- Sí por favooooooor!
Y ahí las dos, yo cada vez más acalorada y más colorada, y mi hija pegando tirones de la cremallera, y diciéndoles a las de la cola que nos adelantaran. Porque a todo esto ya había llegado nuestro turno de pagar y las dos seguíamos enfrascadas en la batalla. Y venga a pasar gente por delante y nosotras erre que erre.
Por fin en una de las intentonas la cremallera cede y ya a esas alturas sudando la gota gorda me consigo quitar el puto anorak amarillo y llegar a la caja más muerta que viva y deseando salir de allí a toda leche.
Ir de compras puede convertirse a veces en un deporte de riesgo. Por no hablar de las calorías que se queman. Es muy probable que yo en ese rato quemara el equivalente a correr la maratón de Nueva York.
Salí del Bershka con un propósiuo de enmieda: nunca más ponerme a probarme cosas en medio de una cola.
Y otra cosa: puede ser una señal del destino de que soy una gran artista. Quizás debería olvidarme del amarillo.
sábado, 13 de enero de 2018
ME NOT. Una sociedad infantilizada, by Sergio del Molino
Leo en El País un artículo fascinante del escritor Sergio del Molino. Se titula "Una sociedad infantilizada" y trata de esa manera (que por cierto también señala con frecuencia mi admirado Javier Marías) con la que en la actualidad se intenta apartar a las personas adultas de toda manifestación artística o cultural que se aleje de lo que se considera convencionalmente aceptable o correcto.
De este modo hemos visto últimamente cómo se vuelve a rodar una película desde el principio solo por la presencia en ella de un actor acusado de acosador sexual (de hombres, por cierto). O cómo se pretende cambiar el final de algunas obras de teatro clásicas para que se adapten a las nuevas perspectivas morales de la sociedad. Algunos incluso proponen censurar las escenas en las que los personajes de las pelis antiguas aparecen fumando, porque fumar hoy en día es una aberración. Y los toros otra. Y maltratar a un animal. O a un niño. O a una mujer. Y como todo esto es socialmente inaceptable hay que borrarlo del mapa, de la literatura, del cine, del teatro, de la poesía. Así protegemos a la sociedad de la maldad. A una sociedad infantilizada hasta extremos difícilmente sostenibles.
https://elpais.com/elpais/2018/01/12/opinion/1515762289_033493.html
El artículo me parece francamente visionario y lo suscribo al cien por cien.
En el mismo periódico aparece hoy también una entrevista con una de las intelectuales francesas firmantes del artículo contrario al movimiento Metoo (que por cierto también suscribo casi al 100%). "Hay que dejar de creer que la mujer siempre es víctima", dice el titular. Recomiendo igualmente su lectura. De verdad empoderar a las mujeres consiste en engancharlas al victimismo crónico?
https://elpais.com/cultura/2018/01/12/actualidad/1515761428_968192.html
Y como no podía ser menos en este contexto aparece también una carta al director en la que una entusiasta lectora felicita con ardor a las enlutadas asistentes a la última entrega de los Globos de Oro.
Ya supongo que estaréis enterados. En señal de protesta por los últimos escándalos de acoso sexual en Hollywood las estrellas femeninas de la pantalla se pusieron de acuerdo para asistir totalmente vestidas de negro manifestando así su desacuerdo con el acoso sexual.
La persona que firma la carta desea remarcar "el mérito y el coraje" de estas señoras que (esto es comentario personal mío), aparecían todas convenientemente vestidas de negro pero eso sí, sin faltar ni por un momento al estilo tradicional hollywoodiense de mostrar ostentosamente sus principales encantos femeninos para deleite y baboseo de los señores productores, directores y demás fauna de la industria. No sea que por ir de negro en señal de protesta dejen de considerarlas señoras estupendas y deseables para mostrar sus maravillosos y cuidados culos en la gran pantalla a todo color. En fin, vivir para ver... desbarres.
La cuestión, desde mi punto de vista es: de verdad hay que tener mucho mérito y coraje para ir de negro a una gala como ésa? O el mérito y el coraje habría que tenerlo para aparecer vestida de verde botella?
Porque la realidad es que sólo 4 mujeres 4 se atrevieron a romper con el llamamiento y se vistieron de los colores que a ellas les salió del coño suyo. Y una de ellas, que iba de rojo, tuvo que justificarlo diciendo que en su cultura el rojo es el color del luto y que así manifestaba su pena mayormente que de negro.
Había que tener muchos cojones de verdad para apuntarse al carro del Me too y vestirse de negro en esa gala? O los cojones había que echarlos para vestirse cada una a su bola, independientemente de lo mucho que puedan condenar el acoso sexual y las violaciones?
Significa esto que si no te vistes de luto riguroso en una gala es que te encanta que los tíos acosen y violen y abusen de las mujeres? Si, por ejemplo, te niegas a seguir a rajatabla una campaña que consideras muy cercana al totalitarismo emocional, que si no compartes al cien por cien te considera algo así como una basura social, es que tú estás de acuerdo con las violaciones y los abusos en Hollywood o en Sebastopol?
Toda la vida me he rebelado contra lo establecido.
Toda la vida me he rebelado contra los uniformes.
Toda la vida me he rebelado contra los protocolos sociales absurdos..
Toda la vida pensé que si algún día me casaba no lo haría de blanco ni muerta.
Toda la vida me negué a ir de negro a los funerales y entierros.
Toda la vida me he vestido y peinado a mi bola independientemente de ningún protocolo.
Y juro que si por hache o por be hubiera tenido que asistir a esa gala de los cojones, ni el mismo demonio me habría convencido para ir de negro.
Y que me llamen violadora, machista, sexista, hijadeputa, guarra, asquerosa, cerda, insolidaria, escoria social, bárbara o lo que les de la gana.
Ni muerta habría ido de negro.
No me gusta que me digan de qué color debo vestirme para demostrar lo que siento.
No me gusta que nadie dirija mis pensamientos ni mis palabras ni mis silencios ni mis actos.
Valentía? Coraje? Mérito? Cojones?
Volvemos al principio: la sociedad infantilizada. Obviamente si te sales mínimamente de la norma, de lo establecido, de lo correcto, de lo "bueno"... date por muerto. O por desterrado.
Y por supuesto la valentía y el coraje siempre será... decir lo que todos dicen y pensar lo que todos piensan. Y vestirse de negro en los Globos de Oro. Y en los funerales.
Porque si te vistes de amarillo para enterrar a tus muertos... igual es que ni los quieres, no?
Ps. Puedo prometer y prometo que más de una vez me han tocado la rodilla por debajo de una mesa. Y cuando no he querido ha bastado con retirar la rodilla y lanzar una mirada fulminante al tocón, y cuando sí he querido ha bastado con sonreír y dejar la pierna en su sitio.
ME NOT.
Ps2. Prometo que no estoy traumatizada porque ningún tío me haya acosado en un bar. Prometo que a más de uno y más de dos lo he dejado bastante cortado e incluso lo he ridiculizado hasta el infinito y más allá con mis amigas y se ha tenido que ir con el rabo entre las piernas. Y jamás consideraría a lo de ellos acoso. A lo mío con ellos sí que lo calificaría a menudo como auténtica mala leche. Al final algunos me han dado hasta pena.
ME NOT.
De este modo hemos visto últimamente cómo se vuelve a rodar una película desde el principio solo por la presencia en ella de un actor acusado de acosador sexual (de hombres, por cierto). O cómo se pretende cambiar el final de algunas obras de teatro clásicas para que se adapten a las nuevas perspectivas morales de la sociedad. Algunos incluso proponen censurar las escenas en las que los personajes de las pelis antiguas aparecen fumando, porque fumar hoy en día es una aberración. Y los toros otra. Y maltratar a un animal. O a un niño. O a una mujer. Y como todo esto es socialmente inaceptable hay que borrarlo del mapa, de la literatura, del cine, del teatro, de la poesía. Así protegemos a la sociedad de la maldad. A una sociedad infantilizada hasta extremos difícilmente sostenibles.
https://elpais.com/elpais/2018/01/12/opinion/1515762289_033493.html
El artículo me parece francamente visionario y lo suscribo al cien por cien.
En el mismo periódico aparece hoy también una entrevista con una de las intelectuales francesas firmantes del artículo contrario al movimiento Metoo (que por cierto también suscribo casi al 100%). "Hay que dejar de creer que la mujer siempre es víctima", dice el titular. Recomiendo igualmente su lectura. De verdad empoderar a las mujeres consiste en engancharlas al victimismo crónico?
https://elpais.com/cultura/2018/01/12/actualidad/1515761428_968192.html
Y como no podía ser menos en este contexto aparece también una carta al director en la que una entusiasta lectora felicita con ardor a las enlutadas asistentes a la última entrega de los Globos de Oro.
Ya supongo que estaréis enterados. En señal de protesta por los últimos escándalos de acoso sexual en Hollywood las estrellas femeninas de la pantalla se pusieron de acuerdo para asistir totalmente vestidas de negro manifestando así su desacuerdo con el acoso sexual.
La persona que firma la carta desea remarcar "el mérito y el coraje" de estas señoras que (esto es comentario personal mío), aparecían todas convenientemente vestidas de negro pero eso sí, sin faltar ni por un momento al estilo tradicional hollywoodiense de mostrar ostentosamente sus principales encantos femeninos para deleite y baboseo de los señores productores, directores y demás fauna de la industria. No sea que por ir de negro en señal de protesta dejen de considerarlas señoras estupendas y deseables para mostrar sus maravillosos y cuidados culos en la gran pantalla a todo color. En fin, vivir para ver... desbarres.
La cuestión, desde mi punto de vista es: de verdad hay que tener mucho mérito y coraje para ir de negro a una gala como ésa? O el mérito y el coraje habría que tenerlo para aparecer vestida de verde botella?
Porque la realidad es que sólo 4 mujeres 4 se atrevieron a romper con el llamamiento y se vistieron de los colores que a ellas les salió del coño suyo. Y una de ellas, que iba de rojo, tuvo que justificarlo diciendo que en su cultura el rojo es el color del luto y que así manifestaba su pena mayormente que de negro.
Había que tener muchos cojones de verdad para apuntarse al carro del Me too y vestirse de negro en esa gala? O los cojones había que echarlos para vestirse cada una a su bola, independientemente de lo mucho que puedan condenar el acoso sexual y las violaciones?
Significa esto que si no te vistes de luto riguroso en una gala es que te encanta que los tíos acosen y violen y abusen de las mujeres? Si, por ejemplo, te niegas a seguir a rajatabla una campaña que consideras muy cercana al totalitarismo emocional, que si no compartes al cien por cien te considera algo así como una basura social, es que tú estás de acuerdo con las violaciones y los abusos en Hollywood o en Sebastopol?
Toda la vida me he rebelado contra lo establecido.
Toda la vida me he rebelado contra los uniformes.
Toda la vida me he rebelado contra los protocolos sociales absurdos..
Toda la vida pensé que si algún día me casaba no lo haría de blanco ni muerta.
Toda la vida me negué a ir de negro a los funerales y entierros.
Toda la vida me he vestido y peinado a mi bola independientemente de ningún protocolo.
Y juro que si por hache o por be hubiera tenido que asistir a esa gala de los cojones, ni el mismo demonio me habría convencido para ir de negro.
Y que me llamen violadora, machista, sexista, hijadeputa, guarra, asquerosa, cerda, insolidaria, escoria social, bárbara o lo que les de la gana.
Ni muerta habría ido de negro.
No me gusta que me digan de qué color debo vestirme para demostrar lo que siento.
No me gusta que nadie dirija mis pensamientos ni mis palabras ni mis silencios ni mis actos.
Valentía? Coraje? Mérito? Cojones?
Volvemos al principio: la sociedad infantilizada. Obviamente si te sales mínimamente de la norma, de lo establecido, de lo correcto, de lo "bueno"... date por muerto. O por desterrado.
Y por supuesto la valentía y el coraje siempre será... decir lo que todos dicen y pensar lo que todos piensan. Y vestirse de negro en los Globos de Oro. Y en los funerales.
Porque si te vistes de amarillo para enterrar a tus muertos... igual es que ni los quieres, no?
Ps. Puedo prometer y prometo que más de una vez me han tocado la rodilla por debajo de una mesa. Y cuando no he querido ha bastado con retirar la rodilla y lanzar una mirada fulminante al tocón, y cuando sí he querido ha bastado con sonreír y dejar la pierna en su sitio.
ME NOT.
Ps2. Prometo que no estoy traumatizada porque ningún tío me haya acosado en un bar. Prometo que a más de uno y más de dos lo he dejado bastante cortado e incluso lo he ridiculizado hasta el infinito y más allá con mis amigas y se ha tenido que ir con el rabo entre las piernas. Y jamás consideraría a lo de ellos acoso. A lo mío con ellos sí que lo calificaría a menudo como auténtica mala leche. Al final algunos me han dado hasta pena.
ME NOT.
viernes, 12 de enero de 2018
Hasta el coño y más allá
Ya lo he dicho un montón de veces: si por mí fuera yo le daría la independencia a Cataluña mañana mismo. Y al País Vasco también. No haría falta ni que la pidieran, se la ofrecería sin más:
- Quieren ustedes la independencia? Pues tomen, ahí la tienen.
Yo le daría la independencia a cualquier pueblo a poco que manifestaran sus habitantes el más mínimo interés por ella. Con que hubiera un partido nacionalista al que votaran más de 4 ya le estaba yo ofreciendo la secesión sin contraprestaciones ni nada, gratis, hala, venga, pafuera ya.
Y lo haría por puro sentido común y por instinto de supervivencia.
Llevamos más de dos años hablando sin parar de Cataluña. Toooooodo el tiempo y a tooooooodas horas. La prensa ocupa buena parte de sus páginas con este asunto, los programas de la tele le dedican horas y horas, siempre tratando los mismos temas y todo el mundo repitiendo las mismas cosas. Oye, que dos años son muchos años. Y los dos anteriores también le dimos vueltas por activa y por pasiva pero al menos entonces también hablábamos de vez en cuando de otras cosas, de corrupción, de crisis, de paro, de vivienda... Ahora ya no, ahora sólo hablamos de Cataluña y punto. Es muuuuuuuy cansino, de verdad.
Yo tengo muchísimas ganas de que en este país empecemos de una vez a preocuparnos de las cosas realmente importantes, y eso no pasará hasta que no nos dejemos de debates territoriales y chorradas de ésas. Está claro que la inmensa mayoría de las regiones no tienen el menor problema con el Estado de las Autonomías. En todo caso puede haber un problema con la financiación que habría que resolver y zanjar de una vez por todas dejando bien claro cómo y en qué condiciones se repartirá el dinero. Pero eso es todo, nadie discute nada más. Salvo los mismos de siempre.
Llevamos desde el principio de los tiempos luchando contra el sentimiento nacionalista en Cataluña y País Vasco, contra el chantaje de sus representantes políticos, contra sus extorsiones constantes. Como todos los gobiernos en minoría han tenido que echar mano de ellos para aprobar investiduras, presupuestos y leyes varias, ellos venga a pedir y los gobiernos venga a dar. Y está claro que cuando se ponían a pedir no estaban interesados en el bien común ni en mejorar las condiciones de todos; no, ni de coña, ellos pedían para su terruño y si el gobierno de turno quería su apoyo tenía que ceder y conceder en un círculo vicioso sin fin. Porque además en el momento en que se le cruzaban los cables a un partido nacionalista se dedicaba a arengar a sus masas y a movilizarlas contra el Estado.
Siempre lo he dicho y cada vez me reafirmo más: los nacionalismos son un cáncer social, al mismo nivel que las religiones. No traen más que radicalismo, irracionalidad, conflictos y desgracias. Los nacionalistas son tan fanáticos como los fundamentalistas religiosos; no ven más que a través de su fe, unos a través de su dios y los otros de su patria. Dos cánceres malignos y destructivos a más no poder.
Nos pasamos la vida hablando de estas gilipolleces y nos olvidamos de grandes y acuciantes problemas que se nos vienen encima y de los que no hacemos ni puto caso. Por ejemplo, por poner un suponer, para mí el más gordo y uno de los más ignorados: el envejecimiento de la población. Ésta es desde mi punto de vista la amenaza mayor para nuestra sociedad.
Digan lo que digan los políticos, las pensiones son insostenibles; llegará un momento en el que habrá 8 viejos por cada trabajador. Ni aunque ganemos cientos de miles de euros podríamos costear eso.Y no son solo las pensiones; es que la gente llega casi a los 100 años, sí, pero la inmensa mayoría en condiciones penosas; el que no tiene Alzheimer o cualquier otra enfermedad degenerativa que precisa atención permanente es porque tiene 40 achaques que requieren constantes pruebas médicas y decenas de medicamentos. Huesos que se rompen, prótesis, camas especiales, sillas de ruedas, grúas para moverlos, pañales... Cómo se sostiene una Sanidad así? Y quién la sostiene? Cómo se van a costear las necesidades interminables de estas personas dependientes que para seguir respirando precisa cada una el equivalente a los sueldos de 20 trabajadores de los de antes, los de los buenos tiempos?
Pues bien, mientras se nos viene este problema encima con todas sus implicaciones de orden económico, social, ético y político, nosotros seguimos dándole vueltas como gilipollas a cómo conseguir que Cataluña "encaje" mejor en España, que se sienta más cómoda, que los catalanes estén contentos y felices en un nuevo modelo territorial diseñado específicamente para ellos.
Hossssstia, tenemos un cataclismo en ciernes y nosotros preocupados de que los catalanes se vayan o se dejen de ir. Es como si te diagnostican una enfermedad mortal, te quedan 4 meses de vida, y tú te pegas un sofocón porque te ha salido una espinilla en la nariz.
Mientras esta gente no se vaya y sigamos dedicando todo nuestro tiempo y nuestras energías a contentarlos a ellos (siempre infructuosamente, por supuesto) no empezaremos a preocuparnos de las cosas importantes. No sería ideal que se les diera la independencia, a ellos y a todo el que levante el dedito, y que nos quedemos exactamente los que queremos estar, los que no tenemos el menor problema en ser de aquí o ser de allá, los que estamos interesados en vivir mejor, en buscar soluciones para los problemas acuciantes, en encontrar una fórmula para hacer sostenible este mundo? Que nos quedemos pocos pero bien avenidos, que el país se reduzca a la mitad si hace falta pero que no nos pasemos la vida luchando unos con otros y poniéndonos a parir. O soportando extorsiones y amenazas de los chulos de la clase.
Que se vaya quien se quiera ir. Y si Cataluña se va estupendo, que le vaya bien. Y si Tabarnia se quiere quedar que se quede. Y lo mismo con todos y cada uno de los pueblos de este país. Pero que se vayan yaaaaaaaaaa por favoooooooor! Dos años más así y empezará a haber suicidios en masa; la gente no podrá soportarlo; es inhumano, es inmoral.
CATALANEEEEEEES, SI NOS QUERÉIS IRSEEEEEEEEEEEEE!!
- Quieren ustedes la independencia? Pues tomen, ahí la tienen.
Yo le daría la independencia a cualquier pueblo a poco que manifestaran sus habitantes el más mínimo interés por ella. Con que hubiera un partido nacionalista al que votaran más de 4 ya le estaba yo ofreciendo la secesión sin contraprestaciones ni nada, gratis, hala, venga, pafuera ya.
Y lo haría por puro sentido común y por instinto de supervivencia.
Llevamos más de dos años hablando sin parar de Cataluña. Toooooodo el tiempo y a tooooooodas horas. La prensa ocupa buena parte de sus páginas con este asunto, los programas de la tele le dedican horas y horas, siempre tratando los mismos temas y todo el mundo repitiendo las mismas cosas. Oye, que dos años son muchos años. Y los dos anteriores también le dimos vueltas por activa y por pasiva pero al menos entonces también hablábamos de vez en cuando de otras cosas, de corrupción, de crisis, de paro, de vivienda... Ahora ya no, ahora sólo hablamos de Cataluña y punto. Es muuuuuuuy cansino, de verdad.
Yo tengo muchísimas ganas de que en este país empecemos de una vez a preocuparnos de las cosas realmente importantes, y eso no pasará hasta que no nos dejemos de debates territoriales y chorradas de ésas. Está claro que la inmensa mayoría de las regiones no tienen el menor problema con el Estado de las Autonomías. En todo caso puede haber un problema con la financiación que habría que resolver y zanjar de una vez por todas dejando bien claro cómo y en qué condiciones se repartirá el dinero. Pero eso es todo, nadie discute nada más. Salvo los mismos de siempre.
Llevamos desde el principio de los tiempos luchando contra el sentimiento nacionalista en Cataluña y País Vasco, contra el chantaje de sus representantes políticos, contra sus extorsiones constantes. Como todos los gobiernos en minoría han tenido que echar mano de ellos para aprobar investiduras, presupuestos y leyes varias, ellos venga a pedir y los gobiernos venga a dar. Y está claro que cuando se ponían a pedir no estaban interesados en el bien común ni en mejorar las condiciones de todos; no, ni de coña, ellos pedían para su terruño y si el gobierno de turno quería su apoyo tenía que ceder y conceder en un círculo vicioso sin fin. Porque además en el momento en que se le cruzaban los cables a un partido nacionalista se dedicaba a arengar a sus masas y a movilizarlas contra el Estado.
Siempre lo he dicho y cada vez me reafirmo más: los nacionalismos son un cáncer social, al mismo nivel que las religiones. No traen más que radicalismo, irracionalidad, conflictos y desgracias. Los nacionalistas son tan fanáticos como los fundamentalistas religiosos; no ven más que a través de su fe, unos a través de su dios y los otros de su patria. Dos cánceres malignos y destructivos a más no poder.
Nos pasamos la vida hablando de estas gilipolleces y nos olvidamos de grandes y acuciantes problemas que se nos vienen encima y de los que no hacemos ni puto caso. Por ejemplo, por poner un suponer, para mí el más gordo y uno de los más ignorados: el envejecimiento de la población. Ésta es desde mi punto de vista la amenaza mayor para nuestra sociedad.
Digan lo que digan los políticos, las pensiones son insostenibles; llegará un momento en el que habrá 8 viejos por cada trabajador. Ni aunque ganemos cientos de miles de euros podríamos costear eso.Y no son solo las pensiones; es que la gente llega casi a los 100 años, sí, pero la inmensa mayoría en condiciones penosas; el que no tiene Alzheimer o cualquier otra enfermedad degenerativa que precisa atención permanente es porque tiene 40 achaques que requieren constantes pruebas médicas y decenas de medicamentos. Huesos que se rompen, prótesis, camas especiales, sillas de ruedas, grúas para moverlos, pañales... Cómo se sostiene una Sanidad así? Y quién la sostiene? Cómo se van a costear las necesidades interminables de estas personas dependientes que para seguir respirando precisa cada una el equivalente a los sueldos de 20 trabajadores de los de antes, los de los buenos tiempos?
Pues bien, mientras se nos viene este problema encima con todas sus implicaciones de orden económico, social, ético y político, nosotros seguimos dándole vueltas como gilipollas a cómo conseguir que Cataluña "encaje" mejor en España, que se sienta más cómoda, que los catalanes estén contentos y felices en un nuevo modelo territorial diseñado específicamente para ellos.
Hossssstia, tenemos un cataclismo en ciernes y nosotros preocupados de que los catalanes se vayan o se dejen de ir. Es como si te diagnostican una enfermedad mortal, te quedan 4 meses de vida, y tú te pegas un sofocón porque te ha salido una espinilla en la nariz.
Mientras esta gente no se vaya y sigamos dedicando todo nuestro tiempo y nuestras energías a contentarlos a ellos (siempre infructuosamente, por supuesto) no empezaremos a preocuparnos de las cosas importantes. No sería ideal que se les diera la independencia, a ellos y a todo el que levante el dedito, y que nos quedemos exactamente los que queremos estar, los que no tenemos el menor problema en ser de aquí o ser de allá, los que estamos interesados en vivir mejor, en buscar soluciones para los problemas acuciantes, en encontrar una fórmula para hacer sostenible este mundo? Que nos quedemos pocos pero bien avenidos, que el país se reduzca a la mitad si hace falta pero que no nos pasemos la vida luchando unos con otros y poniéndonos a parir. O soportando extorsiones y amenazas de los chulos de la clase.
Que se vaya quien se quiera ir. Y si Cataluña se va estupendo, que le vaya bien. Y si Tabarnia se quiere quedar que se quede. Y lo mismo con todos y cada uno de los pueblos de este país. Pero que se vayan yaaaaaaaaaa por favoooooooor! Dos años más así y empezará a haber suicidios en masa; la gente no podrá soportarlo; es inhumano, es inmoral.
CATALANEEEEEEES, SI NOS QUERÉIS IRSEEEEEEEEEEEEE!!
Suscribirse a:
Entradas (Atom)