domingo, 21 de diciembre de 2014

Calientapollas

CALIENTAPOLLAS: com. vulg. Persona que excita sexualmente a un hombre sin intención de satisfacerlo (RAE)

Queridos amigos, tengo que confesar y confieso sin pudor que yo respondo con precisión matemática a esa exactísima definición de la RAE. Y no sólo lo confieso sino que reivindico este comportamiento generalmente femenino como encomiable, virtuoso y digno de elogio.

Yo desde que tengo uso de razón he sido una profesional del calentamiento infructuoso y me identifico plenamente con el calificativo de calientapollas, que mucha gente ha intentado usar contra mí con intencionalidad despectiva, incluso rayando en lo insultante; por supuesto con escaso éxito porque yo me siento y siempre me he sentido muy orgullosa de esta cualidad mía.

No sólo defiendo el calientapollismo como actitud a reivindicar sino que estoy convencida de que es algo intrínseco a la naturaleza femenina y que está bien que lo sea. Como es intrínseco a la naturaleza masculina calentarse con cualquier cosa, por nimia y ridícula que a las tías nos pueda parecer.

Es culpa nuestra que la mayoría de los tíos se pongan como motos viendo a una tía con la falda corta o con unos shorts? Es culpa nuestra que se les vayan saliendo los ojos y que más de uno y más de dos se haya pegado un trompazo con el coche o con la moto por intentar divisar la puntita de unas bragas de una tía montada en bici? Pues no, no es culpa nuestra. Y si me apuras tampoco es de ellos, que tienen esa naturaleza absurda y para muchos de ellos es un verdadero coñazo y un incordio ser así.

Yo no conozco a ninguna tía que vaya por ahí acostándose con todo tío con el que tontea, es materialmente imposible. Y sanitariamente desaconsejable. Una no puede dejar que le introduzca el pene en su vagina o en cualquier otra cavidad del cuerpo todo individuo con el que se haya pegado un piquito o incluso un morreo con el oportuno intercambio lingual y salival. Ni nadie puede pretender que lo haga. Precisamente el piqueo y el morreo son sanas actividades de tanteo que sirven a las tías para catar el producto y decidir si realmente le resulta apto para intercambio de fluídos de más enjundia.

Es como si vas a una cata de vinos y tienes que beberte todas las botellas que pruebes. Pues no, no puede ser. Eso es una aberración. En la vida forzosamente hay que explorar territorios, examinar, analizar, comparar y finalmente decidir. Y la realidad es que muchas de esas exploraciones quedan en nada porque no todo lo que se evalúa resulta digno de ser adquirido. Más bien al revés, la inmensa mayoría no lo es. Y cuanto más selectiva y exquisita sea la catadora en cuestión mucho más difícil es que se decida a quedarse el pack completo.

Como decía al principio, a mí este comportamiento me parece no sólo lógico y natural sino perfectamente defendible. No entiendo, por tanto, que la palabra "calientapollas" tenga esas connotaciones negativas con las que la mayoría de la gente la identifica, máxime cuando, como también he apuntado antes, calentar una polla standard es tan sumamente sencillo, y a menudo sucede incluso de forma involuntaria.

Yo defiendo el calientapollismo como actitud sana y socializadora. Y sólo los simples de mente pueden considerar deleznable un comportamiento que denota sin lugar a dudas sabiduría, sentido común y prudencia.

También entiendo que no debe de ser agradable para un tío volverse a su casa totalmente palote por haber estado morreándose y restregando su pene contra el culo de una muchacha. Pero del mismo modo ellos deben entender que ésta es una prerrogativa femenina, ya que la naturaleza no nos ha dotado de esa facilidad de excitación, de esa esclavitud hacia lo sexual y de ese atributo que de forma totalmente involuntaria actúa por su cuenta y riesgo con plena independencia de la capacidad de raciocinio del individuo que lo sustenta.

Pero bueno, que para este tipo de cosas se inventó la masturbación. O en el caso de los tíos casados o comprometidos, para eso están las esposas y las novias, para poder desfogar con ellas el calentamiento que traen de la calle. Como se suele decir "Dios aprieta pero no ahoga", y puede que efectivamente sea una putada esa tendencia innata a la erección, pero bueno, salvo que se sea manco, para eso el Señor, en su infinita sapiencia, ha dispuesto al cuerpo humano de unas extremidades superiores que están ahí precisamente para aliviar estas molestas situaciones.

Que estás harto de salir por ahí de marcha y ponerte como una moto para volver a tu casa solo y con la entrepierna dolorosamente abultada? Pues no lo hagas. O sea, no salgas, no te restriegues, no te morrees, no tontees, no le regales la oreja a las tías, no te crees expectativas poco razonables. Aunque tu miembro vaya por su lado y tú por el tuyo intenta sobreponerte a esa dualidad esquizoide e impulsar algo de esa sangre que se concentra en tu pene hacia tus abandonadas y tristes neuronas.

Y piensa: "Esta chica no es mala, no es una gran hijadeputa, no es una desaprensiva, no es una despreciable cabrona cuyo único fin en esta vida es joder a los tíos; es una simple calientapollas de bien que está tanteando el terreno para estudiar y analizar la oferta y tomar una decisión adecuada a sus intereses, gustos y aficiones. Es una tía con criterio."

Y luego vas y te la cascas. O te follas a tu señora.

Te he comprado una visita de comer jamones

- Te he comprado una visita de comer jamones.

- Queeeeeeeeeeé

- Sopa.

Y vosotros diréis: esto qué coño es? Esta tía se ha vuelto loca?

Pues esto es sencillamente una conversación por guasap que he tenido hoy con mi ex, pero para que os hagáis una idea, es el prototipo de conversaciones que solemos mantener.

No, no es que seamos especialmente aficionados al surrealismo. El problema es que el muchacho no ve un carajo de cerca y con frecuencia se pone a guasapear sin gafas, y entre que no ve lo que está escribiendo y que el corrector automático del móvil escribe lo que le da la gana pues de ahí que tengamos este tipo de charlas.

En realidad el texto anterior escrito correctamente sería tal que así:

- Te he comprado una cosita de comer japonesa.

- Queeeeeeeeeeeeeè

- Sopa.

Concretamente una sopa miso del Día, como me explicó cuando apareció por casa blandiendo triunfalmente la "visita".

Otras veces ni corrector ni leches; me manda cosas como ésta:

- Pñgstre miftbvfe das cgrenxqrts

Lo que perfectamente puede significar:

- Descongelaste anoche las lentejas?

Al principio me quedaba loca pero con el tiempo he ido desarrollando mi sentido de la intuición hasta extremos realmente prodigiosos. Guiándome por el contexto y por algún que otro emoticono revelador he conseguido descifrar buena parte de los mensajes que me escribe.

Un poner, me manda lo siguiente:

- Frec qhn te plastgk nu dsfgcxazo dk copon.

Y al final me pone la carita esa de tío hecho polvo con la frente azul.

Pues yo traduzco:

- Creo que he pillado un trancazo del copón.

Y contesto:

- Te estás tomando algo?

Y él me responde:

- Coso fenks pfevte ne svok tbcxkndo paxnbrthorz

Que traducido viene a ser:

- Como tengo fiebre me estoy tomando paracetamol.

En realidad es algo así como resolver jeroglíficos. Normalmente siempre alguna palabra es medianamente reconocible y a partir de esa palabra se trata de ir reconstruyendo el mensaje en base a un profundo conocimiento del funcionamiento mental del individuo en cuestión y en esa intuición hiperdesarrollada de la que hablaba antes. Es una labor que requiere gran concentración y una buena dosis de paciencia y creatividad.

No obstante no puedo negar que algunas veces me pongo bizca al recibir ciertos guasaps especialmente complejos. Por ejemplo, cuando no hay emoticono que sirva de guía y tampoco ha habido intercambio previo de impresiones y por más que me esfuerce ninguna palabra es reconocible.

Entonces sólo me queda una alternativa. Un mensaje de voz:

-PONTE LAS GAFAAAAAAAS, COÑÑÑÑÑÑO


sábado, 6 de diciembre de 2014

Historia de unos ojos II

Queridos amigos, no quiero cantar victoria pero tengo que decir que... a día de hoy, después de mi operación y sin que las posibles complicaciones y/o secuelas hayan dado señal de vida, de momento... VEOOOOOOOOO!!!!!

Síiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, VEOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!! Increíble pero cierto!!!!

Y en mi breve historial de persona que ve, he podido observar unas cuantas cosas que me gustaría reseñar:

1. Que ver entraña cierto peligro y puede llegar a ser ruinoso;  he salido de compras y me he dado miedo a mí misma. Resulta que me gusta casi todo lo que veo y, como veo un montón, en media hora me he pulido un pastizal. Esto de ver puede llegar a ser mi perdición.

2. Que al verme la cara en el espejo... joder, no me conozco. Ahora entiendo por qué siempre me veo tan rara en las fotos. En realidad es que nunca me había visto propiamente como soy. De momento estoy un tanto disgustada con lo que he visto, no sé si esto con el tiempo cambiará o me acostumbraré o algo. Ahora mismo estoy en estado de shock.

3. Que me he dado cuenta de que mis hijos necesitan urgentemente una maquinilla de afeitar.  Cómo les ha crecido el bigote a estos chicos desde la última vez que los vi.

4. Que han salido exactamente cinco canas en mi pelo hasta ayer impolutamente castaño, y no sé si es que ha coincidido que me han salido por el canguelo de la operación o que estaban ya ahí y no las había visto hasta ahora. Este puto ojo ya está empezando a dar por culo nada más estrenarlo.

5. Que las uñas de mis pies estaban pintadas sin ningún tipo de criterio racional. Y que la pintura se salía por todas partes y en ocasiones llegaba a la parte trasera de los dedos. Vamos, un sindiós estético.

6. Que muchos de mis jerseys tienen un montón de pelotillas, lo cual nos lleva directamente al punto primero, al de la ruina económica a la que puedo llegar si sigo mirando mi ropa y  luego me pongo a mirar escaparates.

7. Que las paredes de mi casa tienen desconchones por todas partes, lo cual nos lleva de nuevo directamente a lo de la ruina, porque una de dos,  o hago como que no los veo cual era mi costumbre, o al final tendré que llamar a un albañil-pintor-hombreparatodo que me solucione el cifostio, con el consiguiente gasto que ello me ocasionaría.

8. Que el desorden que impera en mi hogar es mucho más grave de lo que yo ya intuía cuando iba a tientas. Hay por todas partes un montón de objetos extraños, algunos de ellos con cables, que no sé para qué sirven. Y esto me lleva directamente a otro problema: los tiro yo todos directamente pegándome un curro de la hostia o me paso meses peleándome con mis hijos para que lo hagan ellos, probablemente con escaso éxito? Terrible dilema, vive Dios.

9. Que el Manolo, mi perro, se ha estado meando impunemente durante toda su vida en buena parte de mis muebles, que presentan por los bajos un aspecto bastante lamentable. Esto, a diferencia de otros detalles que he descubierto, no me ha sentado tan mal, porque he llegado a la conclusión de que es absurdo cambiar de muebles cuando tienes un perro que se mea en todos lados, así que por ahí puedo ahorrar una barbaridad. Gasto en mobiliario, cero.

Y de momento éstas son las cosas básicas que he descubierto desde que dejé atrás mi condición de cegata, pero muy probablemente... continuará.

Lecturas recomendadas 2015

1. Fin, by David Monteagudo. Ésta es una novela que levanta pasiones: hay gente a la que le encanta y otros echan auténticos sapos y culebras cuando hablan de ella. El autor se hizo en su día famoso porque escribió esta primera novela pasados los 40, mientras trabajaba en una fábrica, y fue tal el exitazo que enseguida vendió los derechos de autor para la versión cinematográfica, que dirigió Jorge Torregrossa con intérpretes de la talla de Maribel Verdú o Clara Lago. La película no tuvo buenas críticas pero la novela sí que despertó mucho interés. La recomiendo aquí porque es muy entretenida y se lee en un pispás; concretamente yo en 4 días la tenía lista, y conste que soy lenta leyendo. Monteagudo sabe crear suspense y mantener la tensión argumental hasta el final. Si en este blog yo me dedicara a recomendar obras maestras ni se me ocurriría incluir ésta, porque es verdad que no lo es; tiene fallos narrativos importantes (p.e. empieza contando la historia en pasado y en seguida se pasa al presente sin que haya ninguna explicación razonable) y algunos pasajes, sobre todo los descriptivos, se pueden hacer pesados. Sin embargo es una lectura que atrapa desde el principio y que ha supuesto para mí la incursión en un género que cultivo poco, el de la ciencia-ficción apocalíptica. Vamos, que he pasado muy buen rato y creo que a mucha gente le puede gustar. Yo además vi la película a mitad de la novela porque coincidió que la estrenaron en el Plus. Como no quería que me destriparan el final pero me mataba la curiosidad por ver el tratamiento que el director había hecho de los personajes, de los escenarios y de la trama, me quedé sólo hasta el punto por el que iba leyendo. Como de costumbre, el libro es mucho mejor.

2. El jardín colgante, by Javier Calvo. Premio Biblioteca Breve 2012.  Os sitúo: España, años 70, plena transición. Dos historias cruzadas, una que transcurre en las cloacas de los servicios secretos y otra en la clandestinidad de la izquierda radical ligada al terrorismo. Tenemos a dos agentes bastante peculiares: Arístides Lao y Melitón Muria. Ya los nombres indican que tienen poco que ver con el ideal del espía que predomina en el imaginario colectivo. Tenemos una organización terrorista, la TOD; y tenemos un agente infiltrado en la banda, Teo Barbosa, que tampoco tiene mucho que ver con los agentes infiltrados que habíamos conocido en la literatura de género. Unos y otros van y vienen, entran y salen de los límites de la legalidad, se entrecruzan, se usan mutuamente, coquetean con el crimen y nos muestran una nueva España en la que nada es lo que parece y en la que se trata de borrar a toda costa la historia y la memoria del régimen anterior. Hay quien compara a Javier Calvo con Roberto Bolaño, Murakami o Houellebecq; a mí me parece un poco exagerado pero no cabe duda de que es un hallazgo. Además se lee bien y fácil.

3. La fragilidad de las panteras, by María Tena. Finalista Premio Primavera de novela 2010. Ésta es una de esas historias que se suelen definir como “literatura femenina”. Escrita por una mujer, con personajes principales femeninos y que además indaga en las relaciones entre mujeres, en este caso entre hermanas y entre madres e hijas. La historia está estructurada en tres capítulos, que llevan el nombre de las tres hermanas protagonistas: Itziar, Tere y Laura. Son tres tipos de mujer completamente diferentes pero en cada una hay elementos bastante reconocibles del universo femenino. En las vidas de estas hermanas aparece de repente un hombre misterioso que será el vehículo a través del cual conoceremos, además del presente, el pasado de la familia: secretos, traumas, recuerdos, etc. El libro se lee bien pero tengo que decir que en la tercera y última parte decae bastante y la verosimilitud se sacrifica casi por completo, tanto en el desarrollo de la acción como en el comportamiento de los personajes. El final parece como precipitado, como si la autora se hubiera encontrado con que ya ha escrito bastante y despachara la historia con dos brochazos. En fin, de todas formas es una lectura ligerita y recomendable para días de asueto y relax.

4. Amantea, by David Cantero. David Cantero es ese presentador bastante guapito de los telediarios con el pelo canoso, ya sabéis, el de Telecinco. Por lo visto también es poeta, novelista, fotógrafo, pintor y todo lo que se tercie. Un Leonardo Da Vinci de nuestros días, vamos. "Amantea" es su primera novela y eso se nota en muchas cosas (abuso de la prosa poética, recurso al efecto culebrón, cierta tosquedad en la forma, etc.) pero apunta maneras y denota talento para el oficio. Y se lee muy bien, y además a ratos se llora. Sí, para mí es su principal atractivo; hacía mucho tiempo que una novela no me hacía llorar, pero reconozco que Cantero se lo ha montado. "Amantea" es una historia de amor que, como ya he apuntado, a veces discurre muy cercana al terreno del culebrón, pero de vez en cuando se escapa y a través de las múltiples historias paralelas que cuenta, el argumento llega a hacerse apasionante. Sobre todo me gusta mucho cómo introduce el autor la historia (con esa seminovela del periodista que viaja con su familia al sur de Italia y en la casita donde se aloja encuentra un manuscrito), y también me ha encantado el final. No es que no se vea venir, a poco que tengas algo de imaginación lo ves, pero el tío lo cuenta muy bien, y... coññño, te hace llorar, que tiene su mérito. No creo que sea nunca catalogada como obra maestra de la literatura pero podéis darle una oportunidad. Aunque aviso, las partes semipoéticas se hacen muy pesadas. Yo, de hecho, algunas directamente me las salté por tolmorro.

5. La estepa infinita, by Esther Hautzig. La autora relata en primera persona su experiencia como deportada polaca en Siberia durante los años de su infancia. Una niña judía, de familia bien, que no había pasado jamás la menor penalidad, de golpe se ve un día arrancada de su casa, de su ciudad y de la seguridad de su entorno para emprender un largo viaje junto con su familia en un hacinado vagón de ganado a través de toda Rusia hasta llegar a la durísima estepa siberiana, donde vivió durante casi cinco años en condiciones bastante penosas. Paradójicamente esta inesperada deportación fue lo que la salvó de un destino mucho peor, el que le hubiera esperado de haber permanecido en Polonia tras la invasión alemana. Es una novela amena, sencilla y a ratos bastante conmovedora, sin llegar a caer en lo descaradamente lacrimógeno. Y al tratarse de los recuerdos de una niña, tiene un cierto toque de diario adolescente. Está muy bien escrita y lo que cuenta es interesante. No deja de tener el valor documental de cualquier experiencia personal, por supuesto con su carga de subjetividad pero también con la autoridad testimonial que da el haber estado allí. Fue nominada al National Book Award en 1969.

6. Un adúltero americano, by Jed Mercurio. Nos encontramos ante una disección de lo que es la infidelidad conyugal, personificada en un célebre adúltero, John Fitzgerald Kennedy.  Tengo que decir que la novela me ha encantado, porque además comparto gran parte de la filosofía vital de JFK en relación al matrimonio y la familia. Comparto su poco apego a la monogamia pero en cambio su amor incondicional a la familia como eje vertebrador de su vida; comparto la clara distinción que hace entre fidelidad sexual y lealtad hacia los suyos. Es verdad, muy pocos estarán de acuerdo con esta visión (la primera que no lo estaba era su propia esposa Jacqueline, firme defensora de la monogamia y la fidelidad conyugal a muerte) y la inmensa mayoría leerá este libro con una actitud moralmente crítica hacia "nuestro hombre" (como lo bautiza Jed Mercurio en el primer capítulo), pero para mí esta novela ha supuesto una verdadera gozada por la peculiar personalidad del protagonista. De todas formas Mercurio no sólo nos habla de la faceta pichabrava de JFK. También es interesante saber que, además de un famoso adúltero y un mítico presidente que se enfrentó a retos políticos que han hecho historia, JFK fue un tipo atormentado por un montón de problemas de salud, por fortísimos dolores, por tratamientos médicos demoledores y por la certidumbre de que su destino más probable era la invalidez y la silla de ruedas a muy corto plazo. A que no lo sabíais? Pues sí. Igual resulta que Lee Harvey Oswald le hizo un favor, porque para un tipo como él eso hubiera sido muy probablemente peor que la muerte. En definitiva, una biografía novelada que puede sorprender a muchos, y que en todo caso, es perfecta por lo menos para cotillear. Por cierto, impagables los capítulos sobre Marilyn, que desde el primer momento luchó a muerte por usurpar el puesto de Primera Dama, ya sabéis, el clásico de "la otra" empeñada en ser "la una". El pobre Jack vivía en un sinvivir sólo de pensar en la cantidad de gilipolleces que se le podían pasar por la cabeza a aquella descerebrada para joderle la vida, aunque hay que reconocer, las cosas como son, que fue bastante cabroncete con ella. Si queréis saber por qué... a leer.

7. Armadillo, by William Boyd. Lorimer Black, el protagonista,  es un ajustador de pérdidas. Para entendernos, un esbirro de las compañías de seguros que se dedica a desbaratar las ilusiones de la gente de bien con respecto a las pólizas que han estado pagando religiosamente. Que hay un incendio en tu casa? Pues Lorimer va, te hace unas cuantas preguntitas y elabora un informe en el que desaconseja seriamente que el seguro te pague porque es muy probable que el incendio lo hayas provocado tú. Y si es mentira y te enfadas un poquillo te amenaza con interminables pleitos que muy probablemente no podrás afrontar económicamente y que sin lugar a dudas, contra los carísimos abogados de la compañía de seguros, perderás. Os imagináis qué clase de vida lleva Lorimer? Pues está plagada de suicidios, intentos de asesinato y otros incidentes por el estilo. Pero si encima sabéis que no se llama Lorimer sino que se llama Milorme y procede de una familia de gitanos originarios de una desconocida región de la Europa del este y que lleva toda la vida ocultando su procedencia a todo el mundo... pues os sale este Armadillo. Un tipo que colecciona cascos de la antigüedad clásica y que va por ahí enamorándose locamente de desconocidas que pasan en un taxi. Al final, aunque sea un imbécil de tomo y lomo, se le coge hasta cariño. Y es que William Boyd se curra al personaje y al mismo tiempo consigue hacer una magnífica sátira de la sociedad británica, de la especulación y del capitalismo salvaje que lleva a las personas a convertirse en verdaderos depredadores. He leído por ahí que hay un proyecto de peli o algo así. Estaría bien.

8. Los imperfeccionistas, by Tom Rachman. El título mola, verdad? Pues no es lo único. Se trata de la intrahistoria de un periódico. Cada capítulo está dedicado a un personaje relacionado con el diario. En algunos momentos las vidas de estos personajes se cruzan y eso da lugar a conocer, aunque sea en segundo plano, la continuación de esas vidas que dejamos en otro episodio. Son todos seres imperfectos, con vidas imperfectas y llenas de contradicciones como las de cada uno de nosotros. Y entre vida y vida, va transcurriendo la propia historia del periódico en forma de microcapítulos intercalados, que nos guían por cada momento cumbre de esa historia, desde sus orígenes hasta su ocaso. Creo que os puede gustar, porque está escrito en forma de cuentecillos, y cada narración tiene su puntito, su hecho diferencial. A mí la que más me ha gustado es la de la directora financiera. Creo que como relato es sencillamente magistral. Pero los demás tampoco desmerecen, y para gustos colores, oye.

9. La librería ambulante, by Christopher Morley. Esto no es ningún gran descubrimiento; es una novela publicada en el año 1917, pero yo sí la acabo de descubrir ahora y sencillamente me he enamorado. De la historia, de la ambientación, de los personajes, de la filosofía que subyace bajo su aparente sencillez... Me he enamorado, en definitiva, de la forma de narrar de Morley y no tengo más remedio que aconsejar desde este pequeña plataforma virtual que todos los que amáis la lectura y los libros leáis éste. La historia va de una buena señora que en la Nueva Inglaterra de principios del siglo XX se embarca en una aventura de vendedora ambulante de libros por obra y gracia de un hombrecillo que consigue fascinarla con su excéntrica personalidad y su amor por la literatura. Cuando Helen McHill conoce al profesor su vida da un vuelco y de repente siente la necesidad de comprarle su Parnaso y salir a recorrer el mundo difundiendo esa pasión por la lectura que a mí me resulta tan familiar. Yo me siento un poco aquí como Helen McHill y el profesor porque también intento en estos posts de lecturas recomendadas transmitiros mi entusiasmo por las obras que leo y compartirlo con vosotros. Si de paso consigo que algunos leáis esos libros y participéis de mi experiencia me doy por más que satisfecha. Yo también tengo mi pequeño Parnaso y aunque sea virtual y menos cálido que el de Helen y el profesor, aquí está para testimoniar mi propia aventura con los libros. Debo deciros que hay una especie de continuación de la historia, "La librería encantada", pero no está ni mucho menos al nivel de la primera, ni de lejos. Pero bueno, para el que tenga curiosidad lo dejo dicho.

10. La pared vacía, by Elisabeth Sanxay Holding. Esta pequeña novela fue en su día elegida por Hitchcock como uno de aquellos relatos de suspense que rodó para la televisión. Pero también fue llevada al cine dos veces; "Almas desnudas" se llamó en España una de las dos pelis. Y en verdad la novela es cinematográfica cien por cien;  todo el tiempo estás visualizando lo que Holding cuenta. Tanto es así que desde el principio sientes la necesidad de poner cara a los personajes. Yo a la pareja protagonista en seguida los identifiqué con Bogart y Bacall pero conforme iba leyendo Bacall dejó de funcionar en el papel. Lucia Holley no tiene nada de mujer fatal; más bien al contrario, es un ama de casa seria, responsable y un tanto aburrida que en tiempos de la Segunda Guerra Mundial se ve de repente envuelta en un turbio asunto de chantaje y que, en su obsesión por mantener a salvo a su familia y por protegerla, va tomando decisiones erróneas que la van enredando cada vez más en el sórdido mundo del hampa. No, Bacall no podía ser. Y entonces lo vi; era la Meryl Streep de "Los puentes de Madison", y Donnelly no podía ser otro que Clint Eastwood. En fin, amigos, qué os puedo decir. Si no confiáis en mi criterio sólo puedo añadir que Raymond Chandler catalogó a Holding como la mejor escritora de suspense de su tiempo y hay hasta quien afirma que fue la gran inspiración de Patricia Highsmith. En cualquier caso una novela muy bien escrita y altamente recomendable.

11. Un trastorno propio de este país, by Ken Kalfus. Marshall y Joyce están en pleno proceso de divorcio cuando se produce el ataque al World Trade Center el 11 de Septiembre de 2001. Ella cree que él ha muerto porque trabaja en el piso 80 de una de las torres y él cree que ella ha muerto porque tenía billete para uno de los vuelos siniestrados. La realidad es que los dos se han librado de puro milagro... para disgusto y desesperación del otro. Así empieza esta historia de odios y enfrentamientos sin fin que van in crescendo a lo largo de todo un año y que llegan en ocasiones a niveles difícilmente comprensibles. En esta novela he leído yo algunos de los pasajes más surrealistas que me he encontrado jamás. Para muestra un botón, os copio un diálogo que tiene lugar cuando Marshall decide, siguiendo el ejemplo de los terroristas, inmolarse y matar a Joyce y los niños con una bomba casera que él mismo ha fabricado: " - Dios es grande. - Qué haces, qué es eso? - Una bomba de suicida.- No me digas.- La he hecho yo. Llevo encima dinamita suficiente para volar toda la manzana. Dios es grande.- Y por qué no funciona? - No lo sé. Lo de los cables es complicado.- Seguiste las instrucciones? - Estaban en árabe pero había un gráfico.-  Déjame ver.- Puedo arreglarlo solo.- No seas gilipollas.- Demasiado tarde.- Quieres que le eche un vistazo o no? - Si quieres.- Ummm, el cable rojo se ha salido del borne.- Muy bien, sería mucho pedir que lo volvieras a enganchar? - Ya está.- Dios es grande. Mierda.- No digas palabrotas.- No funciona.- Déjame comprobar los demás cables.- Puedes arreglarlo? - No me metas prisa, eh? Tengo que mirarlo bien, no te muevas." Qué os parece? No es sencillamente genial?

12. La mirada inocente, by Georges Simenon. Obviamente ésta no es ninguna novedad editorial pero sí puede ser una novedad literaria para muchos que sólo conozcan al gran Simenon a través de su personaje más emblemático, el famoso comisario Maigret. De hecho yo no tenía ni idea de que este hombre hubiera escrito otra cosa que no fuera novela negra. Aquí Simenon nos lleva a dar un paseo por la mirada limpia de un niño con una sensibilidad muy especial. Ese niño nos muestra una realidad muy dura, la del París de los primeros años del siglo XX, previos a la Gran Guerra, pero no el París de la gente pudiente y glamourosa, sino el otro, el de los que sobrevivían a duras penas, se hacinaban en cuchitriles y no tenían más que lo puesto. Y sin embargo la mirada de Louis es tan tierna y tan luminosa que os puedo prometer que vais a terminar queriendo igual que él ese otro París en el que el protagonista creció junto a su madre, vendedora ambulante, y sus hermanos. Qué grande Simenon!

13. Si Sabino viviría, by Iban Zaldua. El detective galáctico José Miguel López Belausteguieta, alias Cosmic Josemi, bebedor empedernido, trisexual y ludópata del mus, es contratado desde el planeta Nueva Euskadi para que baje a la Tierra y encuentre restos del ADN de Sabino Arana, padre del nacionalismo vasco, con objeto de insertarlos en el ordenador central de Nueva Euskadi, Sin embargo, los infames enemigos del planeta Tauro intentarán impedir que los restos de Sabino lleguen a su destino, complicando al máximo las labores de nuestro héroe. En su deambular por la galaxia tras el ADN de Arana, Cosmic Josemi contactará con un montón de personajes, algunos de ellos simpáticos androides, que le acompañarán en su aventura. Para que os decidáis a leer esta divertidísima novela intergaláctica, supercachonda y completamente irreverente baste decir que la frase más usada por el protagonista durante su misión es "Entonces de follar nada de nada, no?". El pobre Josemi no consigue controlar sus hurgalios ni en las más peligrosas ocasiones, y como es trisexual el mundo para él está lleno de tentaciones. Una caricatura en clave de ciencia-ficción, descojone asegurado, Iban Zaldua carga contra todo y contra todos: el nacionalismo vasco y también el español, las mafias literarias, el terrorismo de ETA, la Universidad como antro de corrupción, vicio e incompetencia... vamos, que no deja títere con cabeza, Pero lo mejor sin duda es que te partes de la risa con las ocurrencias, aventuras y desventuras del amigo Josemi. Un gran descubrimiento Zaldua, apúntatelo.

14. La enfermedad, by Alberto Barrera Tyszka. Ésta es una novela dura y, al contrario que la anterior, nada divertida. En ella se aborda la forma tan radical en que cambia la vida de las personas cuando en ella entra de repente la enfermedad, que todo lo invade y todo lo distorsiona. El protagonista es un médico que de repente se enfrenta a un cáncer terminal de su padre al mismo tiempo que le persigue un paciente convencido de estar gravemente enfermo. No es una novela apta para depresivos ni para hipocondríacos porque ciertamente tiene pasajes angustiosos pero es una reflexión muy acertada de lo que es nuestra relación con la vida, la enfermedad y la muerte. Tiene un gran final, y hasta aquí puedo contar. Ganó el prestigioso Premio Herralde de Novela, creo que muy merecidamente.

15. Ordeno y mando, by Amélie Nothomb. Te encuentras una noche en una fiesta y un tipo se te acerca y te dice que si alguna vez se te muere un invitado en casa sobre todo no avises a la policía. Casualmente al día siguiente alguien llama a tu puerta, te pide que le dejes entrar para hacer una llamada y súbitamente la palma. Pues así empieza esta historia que oscila entre lo kafkiano y lo cómico. Al protagonista se le muere un señor en su casa y como su vida es una mierda decide que va a intercambiar su personalidad con el difunto. A partir de ese momento todo lo que ocurre es una sucesión de situaciones surrealistas que desafían la verosimilitud del relato pero que sin embargo consiguen convencer al lector. En el fondo no deja de ser una historia de amor un tanto extraña que a algunos les gustará más y a otros menos pero que todos convendrán en que al menos es original. Es una novela cortita y se lee muy fácil. Por lo visto la autora es un crack allá por La France.

domingo, 30 de noviembre de 2014

Historia de unos ojos

Algunos tal vez recordaréis un post que escribí hace unos años en el que contaba las aventuras y desventuras de mis sufridas tetas. "Historia de unas tetas", titulé aquel relato de mis desgracias mamarias. La verdad es que en su momento obtuvo bastante éxito e incluso llegó a tener repercusión fuera del ámbito de mis lectores habituales, que, como ya sabéis, sois cuatro o cinco. Pues bien, hoy he decidido que le ha tocado el turno a los otros dos grandes perjudicados de mis maltrechas hechuras, mis ojos, una historia casi tan truculenta como la de las tetas pero que transcurre un poco más arriba. Advierto que el post es largo, así que os recomiendo que no lo leáis del tirón sino que os lo dosifiquéis convenientemente.

Puede que algunos de los que me conocéis en persona aunque no íntimamente os hayáis dado cuenta de que con frecuencia paso por vuestro lado y no os digo ni mu; es posible que incluso hayáis llegado a pensar que soy una estúpida de tomo y lomo. Bueno, pues independientemente de que pueda serlo en efecto, no es que no os salude por ser estúpida ni antipática (que ya digo que puede que lo sea) sino porque no os veo. Simple y llanamente.

Y vosotros diréis: bueno, tía, y por qué no te pones unas gafas para ir por ahí? Y yo os contesto: porque no me da la gana. Y es aquí donde viene la explicación y para ello es necesario que conozcáis la historia completa de mis ojos, incluso remontándonos a mis ancestros, de los que obviamente he heredado estos dos torpes luceros.

Mi fobia a las gafas se remonta a la niñez. Mi madre, que era una mujer muuuuy guapa, tenía más de 20 dioptrías de miopía en cada ojo. Yo siempre he identificado las gafas con la fealdad porque mi hermosa mamá cuando se ponía las suyas pasaba de ser la bella dama que realmente era a convertirse en una mezcla de Rompetechos y señor Barragán de escaso atractivo. La transformación era espectacular; tan es así que una vez que se puso a llover de sopetón y tuvo que bajar a prisa y corriendo a recogernos a la guardería a mis hermanos y a mí y no le dio tiempo a ponerse las lentillas, nuestra profesora no la reconoció, y cuando por fin se dio cuenta de quién era le espetó tal que así: "Juanita, por Diosss, está usted irreconocible. Haga el favor de no volver a ponerse esas gafas nunca, que no parece ni usted". Sí, amigos, se lo dijo con ese tacto y esa sensibilidad que algunas personas tienen para decir ciertas cosas. Vamos, como si Juanita fuera lady Gaga y llevara esas gafas por gusto y no por las 24 dioptrías con las que la naturaleza la había obsequiado.

Muchas veces recordó mi madre esa anécdota a lo largo de su vida, y siempre que lo hacía nos contaba cómo había llorado amargamente al llegar a casa, después de haber escuchado las "delicadas" palabras de aquella sutil profesora.

Yo heredé de mi madre, junto con su propensión a la ceguera, la fobia a las gafas como complemento infernal. En realidad yo he sido la heredera universal de todos los males de mi madre, al menos los referidos a tetas y ojos (espero sinceramente que la herencia se reduzca a eso porque la pobre tuvo que pasar en su vida por otros trances todavía peores que a mí me gustaría ahorrarme, si fuera posible).

Pues bien, como os iba contando, yo heredé esa fobia, tanto más porque cada año en la revisión del oculista cuando no me había subido una dioptría era que me habían subido dos. La visita anual al oculista era para mí una gran pesadilla porque veía de qué manera la miopía progresiva de mi madre, de sus tres herederos había decidido dejármela en exclusiva a mí. Y mientras mis hermanos, que también llevaban gafas, lucían unos cristales de un grosor prácticamente inamovible, los míos año tras año iban aumentando a velocidades ultrasónicas. De todas formas al menos pude librarme del temido parche en el ojo, que ése le tocó a mi hermano pequeño por mor de un ojo que le salió vago al chaval. Los míos, como eran igual de vagos los dos, no tenían problema en conjuntarse perfectamente.

En fin, las gafas y yo, yo y las gafas. A lo largo de mi vida, he tenido gafas de todos los tamaños y colores y con todas ellas me he visto siempre igual de espantosa y de adefesio. Por suerte a los 13 años ya consideró el oculista que tenía edad de ponerme lentillas y entonces fue cuando decidí que con gafas no volvería a salir a la calle nunca mais. Punto y pelota. Mis lentillas eran de las duras, en realidad era como tener dos chinos metidos en los ojos todo el día. Tanto me dolían que en cuanto entraba por la puerta de mi casa lo primero que hacía era correr a quitármelas, pero bueno, estaba dispuesta a soportar cualquier tormento con tal de no ponerme las gafas, y así lo hice durante todos los años del instituto y luego de la Universidad. Y no era sólo que la gente no me viera con gafas; era que no quería ni que supieran que era miope y llevaba lentillas, tal era la aversión que le tenía yo al tema. Claro, si se enteraban de que era miope podrían suponer que usaba gafas, y de ahí a imaginarme con ellas puestas iba un paso, así que prefería que nadie supiera lo cegatona que yo realmente estaba.

Con los años la cosa se fue suavizando y ya no me importaba que la gente lo supiera pero seguía empeñada en no ponerme las gafas delante de nadie. Sólo lo hice delante de mi novio cuando ya llevábamos un montón de años juntos y pensaba que nuestra relación podría superar ese duro trance. Y de hecho lo superó.

Hubo un momento difícil cuando me quedé embarazada de mi hijo el del medio porque no sé qué les pasó a mis ojos que desarrollaron una especie de alergia a las lentillas que hacía que no pudiera soportarlas ni un minuto puestas. El ojo me empezaba a arder y no tenía más remedio que quitármelas. Así que durante esos nueve meses empecé a ir a pelo por la calle y me acostumbré a desarrollar mis otros sentidos, igual que hacen los ciegos totales.

Por aquel entonces trabajaba de becaria en una biblioteca y normalmente estaba en el depósito de libros, así que cuando alguien venía y me entregaba la papeleta para que le sacara sus libros, yo me metía entre las estanterías y allí me colocaba las gafas para buscarlos y cuando ya los tenía me las volvía a quitar y llegaba hasta el usuario totalmente cegata con sus libros pero con una sonrisa radiante y más monísima que la mar. Y las gafas para salir a la calle no me las ponía ni muerta. Recuerdo que mi compi becaria me decía "hijaputa, ponte las gafas, aunque no sea por ti, por esa criatura que llevas dentro, que te vas a pegar una hostia por ahí y la vas a matar". Y yo contestaba, agarrada a ella como una garrapata: "Paso, no me las pienso poner. Mientras alguien pueda hacerme de lazarillo, yo sólo tengo que fijarme dónde pone los pies y ponerlos yo luego en el mismo sitio. Calla y ve pendiente de los escalones, no nos vayamos a pegar un cifostio".

Pero la verdad es que sí que me he pegado porrazos, y algunos de antología. He chocado contra farolas, contra árboles, contra señales de tráfico... he tropezado con escalones, bordillos, piedras, y todo tipo de obstáculos, he pisoteado a todo tipo de animalitos domésticos o callejeros... En fin, en pocas palabras, sí que era un peligro público y siempre lo he sido. Pero por ridículo que todo esto parezca, para mí ponerme las gafas era mil veces peor.

Recuerdo una vez, trabajando de becaria en Medicina, una mañana, antes de amanecer, iba yo tan orgullosa, con mi cabeza bien alta y feliz de la vida, cuando de repente me di un mamporrazo contra una farola que vi las estrellas y la nariz se me puso como un pimiento morrón. Lo peor es que detrás de mí venía una pandilla de cuatro o cinco tíos que se empezaron a descojonar, como no es para menos, y yo para disimular dije "Ufffff, es que viene una medio dormía a estas horas". Sí, sí, medio dormía! Que no veía un carajo, y mucho menos de madrugada, que no ven un pijo ni siquiera los que ven.

En fin, como digo, fui desarrollando poco a poco otros sentidos, entre ellos el de la intuición; naturalmente siempre he procurado moverme por los mismos sitios, las mismas calles, aquéllas con las que estoy familiarizada, con sus escalones, farolas y demás mobiliario urbano. Y si por estricta necesidad tengo que salir de mi habitat intento ir acompañada por alguien que me guíe sabiamente, bien agarrada de la manita, por territorio enemigo.

También, para no parecer una antipática de manual, he desarrollado otras técnicas de despiste y camuflaje. Por ejemplo, como está muy feo quedarse mirando a alguien fijamente y luego, si le conoces, no saludarle, procuro no mirar nunca a la gente directamente cuando ando. Suelo ir mirando al suelo o al cielo o a los lados, pero nunca al frente. Más de una vez he evitado pisar una mierda por este sencillo sistema, no porque vea la mierda propiamente sino porque veo una mancha y ante la posibilidad de que pueda ser una mierda, pues la esquivo. Igualmente habré evitado pisar todo tipo de cosas, pero seguro que alguna mierda había entre todas esas manchas.

Bueno, a lo que iba, que como creo que es mejor pecar por exceso que por defecto, en algunos sitios en los que es poco probable que me cruce con gente totalmente desconocida, como son mi calle o mi trabajo, lo que hago es saludar a todo el mundo indiscriminadamente confiando en que la mayoría me conozca de algo, o en el peor de los casos, que crea que le he confundido con otra persona. De todas formas habéis de saber que aunque os saludo yo no sé que os he saludado; sé que he saludado a alguien pero no a quién. Cuando iba por la calle con mi marido y él saludaba a alguien yo siempre lo hacía también, por si acaso, y luego él me decía: "Es Periquito, o Fulanito, o te has colao, a ése no lo conoces", pero cuando voy sola no me entero de a quién le digo ni hola ni adiós ni nada.

Mucha gente no sabe cómo puedo ir así por la vida y me comen la cabeza para que me ponga las gafas. Pero yo no pienso hacerlo, no lo he hecho nunca y ahora no lo voy a empezar a hacer. Y te dicen: "Pero si estás muy guapa con gafas". Y un huevo! Guapa ni guapa, estoy pa matarme. De hecho la única gente que está guapa con gafas es la que tiene una o dos dioptrías como mucho; nadie con seis ni siete ni ocho dioptrías está bonito con gafas; nadie. Y yo no soy una excepción.

En fin, mis ojos, después del embarazo aquel en el que empecé a moverme a tientas por la calle, han pasado por múltiples avatares. Después de nacer mi segundo hijo me operé de miopía (tenía entonces 10 dioptrías, astigmatismo aparte), y de momento me quedé más o menos bien, pero luego por diversas circunstancias (una anemia de caballo, otro embarazo inesperado, etc.) al final fui otra vez perdiendo visión poco a poco y recuperé una parte de las dioptrías que me había conseguido quitar.

De todas formas, si cuando veía menos que Pepeleches nunca me había puesto las gafas para salir  no iba a empezar a hacerlo ahora, que la cosa era pecata minuta, porque para mí cuatro o cinco dioptrías es una mariconaílla sin importancia. Lo que pasa es que a la miopía y al astigmatismo con los años se unieron otras cosas. Aparte de la presbicia (que afortunadamente me afecta poco debido a mi miopía, por lo que de cerca veo bastante bien) y de incidencias varias, como cuando me salió el huevo frito en el ojo (por si tenéis curiosidad lo cuento en otro post de los de la etiqueta "anecdotario"), un buen día de repente me di cuenta de que con un ojo no veía casi nada. Al principio pensé que tenía las gafas sucias pero por más que las limpiaba con agua y jabón no conseguía ver mejor, hasta que me di cuenta de que no eran las gafas sino el ojo. Cuando fui de urgencias a la clínica me dijeron que había sufrido un derrame en la retina y que tenía una mancha en el centro del ojo que me quitaba prácticamente toda la visión frontal. Vamos, que por los lados aún veía algo, pero había perdido casi el 90% de capacidad visual.

La solución era operarme pero el médico no podía asegurarme que fuera a recuperar algo más del 50%, y luego, cuando leí los efectos secundarios posibles que podía tener la operación, que si desprendimiento de retina, que si glaucoma, que si tal que si cual, estaba a punto de firmar mi consentimiento cuando tiré los papeles al suelo, salí corriendo de allí como alma que lleva el diablo y me dije "Virgencita virgencita, que me quede como estoy". Y aunque no veía tres en un burro decidí que ya me acostumbraría. Y oye, poco a poco lo hice y empecé a ver algo mejor y a defenderme bien en mi trabajo. Y lo que son las cosas, no era sólo que me hubiera acostumbrado sino que efectivamente la mancha estaba remitiendo milagrosamente por sí sola. No del todo, por supuesto, pero sí lo que el médico me había asegurado que remitiría con la operación. Vamos, que me curé yo solita, y recuperé bastante visión. Chula que es una.

Cuando habían pasado unos años de este percance, otro buen día de repente estaba trabajando y se me aparecen unas moscas danzando delante. Yo no podía concentrarme porque las dichosas moscas no paraban de moverse pero cuando las quería atrapar desaparecían. En fin, abreviando, que las moscas no eran reales sino que eran otra invención de mis peculiares atributos oculares. Haaala, oooootra vez salí corriendo para la clínica y allí me dijeron que tranquila, que no tenía mayor importancia, que esto le pasa a mucha gente, sobre todo a los miopes, y que no tiene cura pero con el tiempo te acostumbras y casi dejas de ver las moscas. Y así es; efectivamente, pasado un tiempo las ignoras y casi te olvidas de que están ahí y tienes que esforzarte y concentrarte para verlas. Puedes leer y trabajar perfectamente sin que te molesten.

En fin, teniendo en cuenta todas estas vicisitudes, podréis entender que no me sorprendiera mucho cuando en mi última revisión ocular, me dice el oftalmólogo: "tú no te has dado cuenta de que no ves prácticamente nada con el ojo derecho?". Y yo: "Pues la verdad, no". "Pues sí, sólo tienes un 10% de visión en ese ojo". Yo creí que sería porque la mancha se había vuelto a extender, pero no; me hizo algunas pruebas y resultó que era una catarata; no de las causadas por la edad (sí, Kowalski, que soy vieja pero no tanto), sino una catarata miópica. No me extrañó tampoco porque mi madre también la tuvo a los 40 años y la pobre, después de toda una vida con sus veintitantas dioptrías, por fin consiguió en la madurez quitarse las gafas y poder ir por la vida bella y radiante como era ella de por sí. Anda que no estaba contenta!

La realidad es que cuando ves tan poco como yo he visto toda la vida es que si te pasa algo gordo en los ojos no te enteras como el resto de las personas. A lo mejor te das cuenta de que no guindas un huevo pero no te extrañas porque tampoco has guindado nunca, así que no le das mayor importancia. Vamos, que te dice un tío que ves un 10% de lo que deberías de ver, y piensas: "Y cuando he visto yo lo que debería de ver?" Y como con el otro ojo más o menos me defiendo bien lo cierto es que no me había percatado de la catarata.

Ahora estoy en capilla, esta semana me opero. Un poco acojonada porque odio que me toqueteen los ojos y me hagan pupa, pero esta vez no tengo más remedio. Y aunque teniendo en cuenta las particularidades de mis ojos las posibles secuelas se multiplican en mi caso, sé que tengo que hacerlo y punto. Vamos, que no voy a salir corriendo de nuevo, en plan paciente a la fuga.

Lo que voy a decir ahora no es por dramatizar; sé que a algunos les puede parecer muy fuerte pero para mí es un pensamiento habitual con el que estoy familiarizada desde hace muchos años y no lo veo especialmente terrible. Yo sé que mi final es la ceguera. Está dentro de la herencia que me dejó mi madre, que también terminó ciega los últimos años de su vida (murió a los 56). A ella también le gustaba escribir y llevaba un diario en el que contaba las cosas que pensaba o sentía pero en los últimos tiempos ya veía tan poco que tuvo que seguir con el diario grabando cintas de cassette. Yo he tenido mucha más suerte que ella, porque hoy en día con las nuevas tecnologías, yo podría seguir escribiendo perfectamente aun estando ciega. Y también puedo seguir leyendo, que es una de las cosas que más me gusta hacer en la vida.

Este porvenir mío tan oscuro (sí, amigos, un poco de humor negro nunca está de más) es algo que tengo asimilado hace años y estoy psicológicamente preparada para ello. Estoy muy contenta de vivir cerca de la ONCE, creo que es una feliz circunstancia, porque sé que más tarde o más temprano ése será mi lugar de trabajo y de estudio, tendré que aprender a valerme por mí misma y a usar las tecnologías para ciegos y luego me dedicaré a ayudar a otras personas a las que les pase lo mismo. Lo único que me gustaría es por lo menos seguir viendo los colores. Puedo concebir no ver las formas pero un mundo sin colores me parece horrible.

Cuando tienes claro que eso es algo que va a pasar sí o sí tarde o temprano porque lo llevas inscrito en tu ADN, lo único que esperas es que sea cuanto más tarde mejor, pero siempre piensas cuando te pasa algo nuevo en los ojos que el momento puede estar ya ahí. Yo ahora lo pienso con lo de la catarata, pero bueno, también lo pensé cuando lo de la mancha en la retina y luego no fue. No sé, el momento llegará pero no sé cuando.

Sí os digo desde ya que cuando ocurra os ahorraré la horrible visión de mis ojos ciegos, que es algo muy desagradable para los interlocutores, porque me plantificaré unas gafas de sol de ésas de espejo y no me las quitaré ni para dormir (con las gafas de sol nunca he tenido problema, al revés, me encantan; en realidad mi fobia nunca ha sido a las gafas sino a los cristales de las gafas). Igual que si me quedo tuerta, que también tengo pensadas varias soluciones estéticas para evitar el penoso espectáculo a mis seres queridos y a todo el mundo en general. Hace unos años vi una telenovela en la que salía una tía tuerta que se ponía unos parches de colores superchulos, incluso estampados, animal print y todo eso, y siempre los llevaba conjuntados con la ropa y demás complementos. Ésa podría ser una buena solución.

En fin, lo que peor llevo es que me pase algo que me provoque dolor. Yo para el dolor soy muy cagada, la verdad. Si eso me pasara tendría que estar drogada todo el día al más puro estilo doctor House. Pero "en no doliéndome", con lo demás cuento y creo que podría sobrellevarlo más o menos bien. Pienso que puedo ser muy útil en el futuro en la ONCE, sinceramente.

Bueno, pues aquí termina la historia de mis ojos hasta el día de hoy. Sé que puede haber resultado algo larga y pesada pero ya advertí que la podíais leer en plan fascículos. No os digo que recéis por mis ojos porque sé que la mayoría sois tan ateos como yo, pero sí que me mandéis energía positiva a raudales, o mejor que a mí, al cirujano que me operará, que espero por lo menos que no sea alcohólico ni tenga Parkinson.

Si alguien me quiere mal y me desea algo negativo debe de saber y le aviso desde ya que yo me hago siempre la pirámide mental y todo lo malo que me deseen choca contra mi pirámide, rebota y recae sobre el cabronazo que me lo ha deseado. Éste es el principal motivo por el que yo nunca le deseo tampoco mal a nadie, no sea que también se haga la pirámide y la cosa pueda terminar como el rosario de la Aurora.

En resumidas cuentas, no sé si la próxima vez que escriba por aquí veré con un ojo, con los dos o con ninguno... De todas formas, sea como fuere, seguiré dando la murga porque yo he nacido básicamente para incordiar y no pienso renunciar a ello, ni ciega ni sorda ni muda ni coja ni manca, y si me apuras, ni muerta.

Queridos todos, probablemente... continuará.

jueves, 20 de noviembre de 2014

Fuera ya de la enseñanza pública la puta clase de Religión!

Me llama la jefa de estudios del insti:

“Su hijo no ha venido a clase a primera hora, lo sabe usted?”

“Pues sí, me ha dicho que no tenía clase”

“Pues sí que tiene, lo que pasa es que no viene ningún miércoles porque no le da la gana”.

“ Cómo que no va porque no le da la gana?”

“Pues porque hay clase de Religión y los que no dan tienen hora de Alternativa, que es una hora libre para estudiar”.

“Entonces es verdad que no tiene clase”.

“No, porque es hora de Alternativa”.

Y ahí me callo por no liarme a despotricarle a esta señora en plan cabra suiza.

Pero señora mía, qué coño es “Hora de Alternativa"? Eso lo da algún profesor? Qué clase de clase es ésa? Cuál es el objeto de estudio de esa materia?

Madre mía, estoy de la puta clase de Religión y su “alternativa” hasta el mismo moñamen.

Por qué mis hijos tienen que perder dos horas a la semana con una asignatura “fantasma” para que otros niños estudien una cosa que deberían enseñarles en sus casas o en sus parroquias? Qué coño pasa en este país que no hay manera de quitarse de encima en la escuela pública esa reliquia infame que es la asignatura de Religión?

Llevo toda la vida con la misma historia y al final me moriré con las ganas. Han pasado unos cuantos gobiernos y unas poquitas leyes de educación desde que mis hijos empezaron a ir al cole y absolutamente nadie ha tenido cojones para resolver este asunto por la vía más sencilla, lógica y razonable, la de quitar de una puñetera vez la dichosa clase de Religión y mandar a los niños a sus casitas y a sus templos a aprender los rezos y las costumbres de la fe que profesen sus papás. Necesitamos a Podemos ya!!!!!

Estoy en esta guerra desde que mi hija era pequeña, en los primeros cursos de primaria, cuando en clase de Religión, como ella era la única niña que no la daba, la ponían al final del aula, como si estuviera castigada, mientras los otros niños rezaban y entonaban sus abominables y melífluos cánticos. Cuando me enteré de que ésa era la famosa “alternativa” monté tremendo pollo en el colegio y exigí que a mi hija se la sacara de la clase esa hora y que algún profesor se hiciera cargo de ella, que era a lo más que podía aspirar.

Después con los otros dos he pasado por distintas etapas. En sus clases ya había más niños que no daban Religión y en esa hora o aprovechaban para estudiar y hacer deberes o daban la famosa asignatura llamada “Alternativa a la Religión”, que venía a ser como una especie de educación en valores que, supuestamente, deberían sustituir en los niños ateos a los valores religiosos de los niños católicos. Y esta asignatura nos la colaron de estrangis porque los papis meapilas protestaron por que los niños ateos tenian dos horas más para hacer tareas y eso les parecía discriminatorio para sus retoños.

Y ahora viene la tía esta a decirme que mi hijo de 18 años se tiene que pegar un madrugón para perder una hora en el instituto mientras cuatro beatillos granulentos (porque ya en el bachillerato la proporción se invierte y son cuatro o cinco los que se apuntan a esta patochada) aprenden a practicar un culto religioso en una institución educativa de titularidad pública!!!

Y encima los responsables del instituto son tan sumamente torrrrrpes que, en lugar de poner la clase de religión a media mañana para que así los niños “malos” tengan que permanecer en el centro sí o sí, tanto si quieren como si no, van y la ponen a primera hora o a última. Panda de mataos! Menudas lumbreras!

Pues no, no voy a pedirle a mi hijo que se levante y vaya a primera hora al instituto. Lo que voy a hacer es escribir un justificante diciendo que no puede asistir los miércoles a primera hora por "asuntos familiares". Y sacaré una copia cada miércoles, la firmaré y se la daré para que se la plante en las mismas narices a quien quiera obligarlo a perder su tiempo de esa estúpida manera.

Sí, me subo por las paredes, qué passsssa? 20 años ya batallando contra este despropósito dan para eso y para más. Ya está bien, coññññño!!!!

domingo, 16 de noviembre de 2014

Enamorarse

Una amiga me enseña unas fotos de María Teresa Campos en una revista del cuore: "Mira lo que le ha hecho el amor a ésta".

Efectivamente Campos aparece junto a su novio Bigote Arrocet y parece que el amor le haya quitado lo menos lo menos 25 años de encima. Quiero creer que algún arreglillo de quirófano también puede haber por ahí, pero vamos, que es verdad que la tía a sus casi 70 años está hecha un pincel.

- Pues sí - contesto yo - lo suyo es enamorarse de vez en cuando porque está visto y demostrao que es lo mejor para el cutis. El problema es que solo favorece los primeros tiempos, luego ya la gente se abandona y se pone hecha un adefesio, así que hay que estar constantemente enamorándose y desenamorándose para poder enamorarse otra vez, como dice la coplilla. Qué pereza! Me canso solo de pensarlo.

Sí, me canso, me canso, pero lo de la Campos me ha dado qué pensar. Joder, porque yo por mi cutis estoy dispuesta a cualquier cosa, bien lo sabe Dios. Y también las cajeras del Mercadona, que están jartitas de pasarme los códigos de barra de sus productos de belleza, justo para lo que da mi exigua economía. Y enamorarse sale mucho más barato que comprar todos esos cremajos milagrosos o que someterse a tratamientos de cabina de los que te anuncian en todas las revistas y que cuestan un pastizal. Enamorarse solo es una cuestión de buena voluntad y empeño, y si todo el mundo puede hacerlo yo también tengo que poder.

Vale, decidido, tengo un proyecto de vida: voy a ver si me enamoro. Ahora bien, de quién coño me enamoro.

Analizo un poco mi entorno y la cosa está... difícil no, lo siguiente. En mi trabajo hay nada más que tías y los pocos tíos que hay o están supertarados o felizmente casados, que viene a ser lo mismo a efectos de enamoramiento. Además, que donde tengas la olla no metas la polla, y ese principio es sagrado para mí.

También podría meterme en una página de ésas de contactos. Conozco a una que se separó y al día siguiente ya estaba apuntada al Meetic, y al mes con novio y a punto de volver a casarse. Me imagino que lo habrá hecho también por el cutis porque no creo que después de un divorcio le queden a una tantas ganas de tío, pero bueno, tiene que haber gente pa to.

En fin, el caso es que a mí las páginas de contactos no terminan de convencerme para los fines que busco. Porque realmente no quiero un novio propiamente dicho; lo que quiero es enamorarme un poco para que eso repercuta positivamente en la tersura de mi piel pero ni de coña estoy dispuesta a ponerme a salir y a entrar con un desconocido ni a adaptarme a sus usos y costumbres, probablemente muy distintos a los míos.

Uffff, la cosa está  muy complicada, la verdad. He pensado también que podría enamorarme de una tía; he visto a mucha gente que ha cambiado de tercio a mitad de la vida y no pasa nada. Pero es que tampoco conozco a ninguna tía que me atraiga lo bastante. Algunas de mis amigas están muy bien pero les tengo demasiada confianza, no me veo enamorándome de ellas, sinceramente.

Lo ideal es ir sobre seguro. Ya he dejado recado por ahí a todo el mundo de que si conocen a alguien que me pueda gustar y a la viceversa que me den un toque. Pero claro, hay unas condiciones sine qua non que la persona en cuestión tiene que cumplir y, hosssstia, lo encuentro francamente difícil. Abreviando:

1. Tiene que querer más o menos lo mismo que yo, o sea, enamorarse un poco para estar favorecido o por cualquier otra causa noble, pero no un noviazgo de darse mucho por culo y estar todo el día enganchados al móvil o a la Internet, o todavía peor, a la cama. Esto es supercomplicado de encontrar porque los tíos básicamente lo que quieren es follar y cuanto más mejor, y la mayoría no se conforman con verse una vez al mes y echar un polvo. No, ellos quieren asiduidad y calentamiento global y a ser posible permanente, lo cual es un puto coñazo.

2. Pongamos que encuentro un mirlo blanco que cumple el primer requisito. Ahora tampoco quiero que beba como un cosaco. Quiero que sea aficionado al buen vino y a la buena mesa pero con moderación. No quiero ni pensar en pasar de vestir santos a desnudar borrachos. Esto es también muy difícil de encontrar porque lo más normal es que o te encuentres con un abstemio radical, que son tela de aburridos, o con un destroyer de ésos a los que tienes que acabar acostando a cuatro patas después de una noche de juerga. Ni pensarlo.

3. Suponiendo que tuviera una buena suerte de la hostia y encontrara a alguien que cumpliera los dos requisitos anteriores... Ahora viene lo más difícil: que el tío me guste como para conseguir enamorarme, aunque solo sea un poco. Y ahí ya sí que prácticamente necesito un milagro. Porque yo, que en mi juventud fui enamoradiza a más no poder, incluso hasta lo patológico, con el tiempo he ido desarrollando una curiosidad cuasi científica por los tíos. Vamos, que los veo un poco en plan entomóloga; que me gusta observarlos y estudiarlos y clasificarlos pero que no me veo yo enamorándome de ninguno. Sería como si Marie Curie se hubiera enamorado del Radio o Alexander Fleming de la Penicilina.

Por favor, que ningún tío que lea esto se sienta molesto. De verdad, no tiene nada que ver con ellos, porque con las tías me pasa exactamente lo mismo. Probablemente es una tara mía, que a fuerza de observar y observar comportamientos que me resultan extraños, he terminado por convertirme en una especie de Observatorio, en una apasionada del vouyerismo científico, en una estudiosa de las rarezas humanas. Y claro, intentar enamorarte de tu objeto de estudio es algo que roza lo paranormal.

Y no es que esté cerrada al amor, como por ejemplo dice Campos que ella estaba hasta que empezó a guasapearse con Bigote Arrocet. Que estoy abierta y bien abierta, qué más quisiera yo, que estoy ahí to entregá a la causa; pero claro, con esta problemática que tengo a ver cómo consigo enamorarme para conseguir esa tez resplandeciente que luce nuestra querida María Teresa la tersa, incluso cinco años después de empezar a presentar esa momiada que es "Qué tiempo tan feliz".

Madre mía, no gano para problemas. Ahora que estaba yo tan bien y tan a gusto se me presenta esta tesitura cosmética. En qué cochina hora me enseñó mi amiga esas fotos de la Campos. Qué hija de puta!

Ps. Ah, se me olvidaba deciros que si conocéis a alguien que cumpla con mis requisitos para enamorarme me informéis de inmediato, por favor.

Y otra cosa, ya de paso si supiera hacer cosas de mantenimiento del hogar, como arreglar enchufes, colgar cuadros, algo de fontanería a nivel usuario, albañilería básica y asuntos de ésos ya sería ideal porque mataría dos pájaros de un tiro, que tengo la casa que se me cae a pedazos y me vendría genial. Hay que optimizar recursos.

Ah, y si también sabe pintar, no de fino, sino de brocha gorda ya es que me moriría de gusto.

domingo, 9 de noviembre de 2014

Te lo juro por mi facebook

Una amiga desesperada me enseña el facebook de otra de sus amigas, al parecer adicta al idem. Por lo visto esta muchacha desde que se levanta hasta que se acuesta se pasa el día colgando fotos, comentarios, canciones y todo tipo de morralla en su página, y para demostrármelo mi amiga me da un paseíto por un día en la vida de esta chica.

Y no llegamos al día entero porque a partir de las 3 de la tarde en que la muchacha cuelga un selfie comiéndose un plato de lentejas me quedo tan traspuesta y estresada que le pido por favor que pare porque no puedo más.

Y como la cosa me ha impresionado tanto voy a compartir yo aquí con mi público lo que podría perfectamente ser un día en la vida de... pongamos Mariló.

- 7 de la mañana. Mariló se levanta y se hace un selfie que cuelga inmediatamente en su facebook con el siguiente comentario: "Mirad qué carita".

25 megustas.

No hay comentarios.

-7'15. Mariló se lava los dientes y se hace un selfie que cuelga inmediatamente. "Lavándome los dientes".

33 megustas.

1 comentario: "Estás guapa hasta lavándote los dientes".

- 7'30. Mariló tomando café, se hace un selfie y lo cuelga. "Mmmmm, qué rico este cafelito. Y después directa al baño, jajajaja"

35 megustas.

No hay comentarios.

(Inciso: Mariló tiene compasión de sus seguidores y amigos y les ahorra un selfie cagando. O quizás esté estreñida y el café no haya hecho efecto, vete tú a saber)

- 7'45. Mariló en el ascensor de su casa se hace un selfie mientras se pone máscara de pestañas en un ojo. "Maquillándome en el ascensor".

35 megustas.

Varios comentarios: "Nena, qué vicio", "Cómo puedes echarte rimmel a la vez que te haces un selfie", "Eso es, ponte guapa y sal al mundo", etc.

- 7'50. Mariló en un taxi camino de su trabajo. Selfie con el taxista. "Qué os parece, chicas, el taxista tan mono que me he buscado, jajajaja"

43 megustas.

Comentarios: "Vaya que está bueno el muchacho". "Le habrás pedido el teléfono? Jajaja", "Qué suertuda, yo nunca pillo esos taxistas", etc.

500 selfies después con sus correspondientes megustas y comentarios de sus amigas…

- 10'00. Foto de una montaña de papeles. "Ordenando mi mesa. Uffff, qué mañana llevo, chicas"

45 megustas.

Comentarios: "Chica, eso sí que es trabajar", "A ver, hay que ganarse el pan, jajajajaja", "Pa que luego digan que en este país no se da palo al agua", etc.

- 11'00. "Chicas, qué feliz me siento. Mi vida es maravillosa". Y cuelga un selfie con carita soñadora y una canción de India Martínez.

43 megustas.

Comentarios: "Claro que sí, guapa, tú te lo mereces todo", "Me encanta que seas feliz", "Es maravilloso que la vida te sonría, felicidades, corazón", etc.

- 11'15. Una canción de Merche. "Para mi chico". Y una foto de ella con un chaval.

51 megustas.

Comentarios: "Gracias, preciosa, te quiero", "Me encanta esa canción, dice tantas verdades", "Te puedes creer que me he puesto a llorar y todo?", etc.

- 11' 25. Su chico contesta con una canción del Arrebato. Mariló comenta "No es un amor?"

77 megustas.

Comentarios: "Qué suerte que tu chico te diga esas cosas", "Tú te mereces eso y más", "Uyyyy, El Arrebato, me encantaaaaaa", etc...

Y así tooooooooodo el día, incensantemente, sin tregua. No os voy a cansar más porque es realmente agotador seguir el minuto a minuto de la vida de esta criatura y los interesantísimos y megaingeniosos comentarios de sus amigas.

En fin, llegados al punto de las 11'25 horas de un día en la vida de la "desinquieta" Mariló es muy difícil poder seguir soportando por mucho tiempo más su palpitante actualidad. Yo aguanté sin embargo como una jabata hasta las lentejas. Definitivamente, me reafirmo una vez más en mi decisión de pasar del facebook.

Mi amiga me pregunta: “Qué te parece?

“Pues me parece un puto coñazo. Esa tía está muy enferma, pero tú más por tragarte todas las gilipolleces que cuelga al cabo del día. Por qué no borras a esta pesadilla de mujer de tu facebook?”

Me contesta que no puede porque se daría cuenta de que la ha borrado.

"Bueno, y qué? Para qué coño quieres tener una amiga tan sumamente coñazo?"

Se queda un rato pensando antes de contestar:

"Y si le pasa alguna vez algo interesante y no me entero?"

Socorroooooooooooo!

miércoles, 5 de noviembre de 2014

Amigas

Tengo una amiga que se ha echado un novio malagueño recientemente. Le pregunto por él:

- Qué tal tu romance?

- Ah, pues muy bien, el martes viene a verme.

- Qué bien!

Un momento!!!! Rayos, truenos y centellas!

- El martes????? El martes es mi cumple!!!!!!

- Ah, bueno, pues celebramos tu cumple la semana siguiente.

- Comooooorrrrrr? Retrasar mi cumple? Pero es que tu novio, que viene a verte una vez al mes, no puede venir otro día? Tiene que ser forzosamente el día de mi cumple? Que yo solo cumplo años una vez al idem, por el amor de Diosss!

- Mujer, pero es que él no sabe que es tu cumple.

- Él no, pero tú sí. Cómo es que no le dijiste que el martes no podías?

- Bueno, mujer, no te sulfures, que yo lo llamo y le digo que venga otro día.

- Ah, bueno, vale, eso ya es otra cosa. Vamos!

El martes salimos a celebrar mi cumple, ella, otras amigas y yo. Bueno, pues no veas la que me montaron las otras dos arpías, pedazo de suripantas; me querían comer viva! Y las muy ladinas esperaron a después del almuerzo, no empezaron a despotricar hasta las copas.

- Una buena amiga no hace eso. Eres una egoísta, porque tú lo que deberías es querer que tu amiga sea feliz.

- Un momento!!! Yo quiero que mis amigas sean felices todo el año. Pero el día de mi cumple quiero que sean felices celebrando mi cumple!

En fin, dadas las circunstancias, creo que ha llegado el momento de dar rienda suelta a mi filosofía personal sobre la amistad. He aquí:

Según mis principios, las personas se dividen por estricto orden de prioridades del siguiente modo:

1º. Familia.

2º. Amigos.

3º. Tíos.

La familia es siempre lo primero, porque está ahí para lo bueno y para lo malo, aunque a veces pueda ser un poco coñazo y un incordio, pero siempre puedes contar con ella cuando la necesitas.

En segundo lugar están los amigos, que si son buenos y apañados, también suelen estar ahí cuando echas mano de ellos.

Y en tercer lugar están los tíos con los que sales, que hoy pueden estar y mañana no estar, que entran y salen de tu vida y son perfectamente intercambiables unos por otros.

La única manera de modificar estas prioridades es que con un tío las cosas vayan a más y formes una familia con él, con lo cual ya no es un tío sino que es parte de tu familia y pasa automáticamente al primer puesto en tu orden de prioridades, junto con el resto del clan.

Por tanto, dejar tirada a una amiga el día de su cumple para salir con un tío es MORALMENTE REPROBABLE E INADMISIBLE, y no al revés, como pretendían estas muchachas.

Otra cosa es que tu amiga sea una pelmaza que requiera tus atenciones permanentemente y no te deje nunca en paz. En ese caso es admisible de vez en cuando mandarla a la mierda para follar, para hacer puenting o para cualquier otra actividad que quieras hacer con un tío. Pero si tu amiga, como es concretamente mi caso, sólo te pide lealtad institucional hacia vuestra amistad, dos días al año, el de su cumple y el de su santo, tú nunca puedes hacerle eso.

Bueno, existen unas cuantas excepciones, que paso a enumerar:

1. Que el novio sea un marino mercante, lleve meses en el mar, y su barco atraque justamente, mira tú por dónde, el día del cumple de tu amiga. Entonces está justificado aplazar la celebración un par de días o tres a lo sumo. Y quien dice marino mercante dice soldado en Afganistán, por ejemplo.

2. Que el novio sea un señor casado o fuertemente comprometido. Esta clase de novios disponen del tiempo justo y hay que respetar rigurosamente los ratos en los que pueden hacerle la pirula a sus señoras o sus novias.

3. Que el novio sea impotente y precisamente ese día, qué casualidad, le haya dado su médico la receta de la Viagra. Eso justificaría también un breve retraso en la celebración del cumple de tu amiga. Pero breve, lo justo para un par de polvos y pare usted de contar.

4. Que el novio esté en la cárcel y el día del vis a vis coincida con el cumple. Bueno, un vis a vis también es una buena excusa.

5. Que el novio sea un enfermo terminal y tenga los días contados. En fin, esto ya sería cuestión de simple compasión.

En todas las demás situaciones NO ESTÁ JUSTIFICADO DE NINGUNA MANERA RETRASAR EL CUMPLEAÑOS DE UNA AMIGA PARA VERTE CON UN NOVIO!!!!!! Y punto.

Así pienso,  así soy y así os lo he contado.

Y quien piense que soy una hijadeputa… igual lleva razón.

domingo, 2 de noviembre de 2014

Sé lo que hicísteis, panda de gusanos

Estamos contemplando en vivo y en directo una auténtica película de miedo. Sí, amigos, el espíritu de Halloween ha llegado hasta las esferas del poder y el pánico ha invadido las sedes de los grandes partidos. Niñoooooos, que viene el cocooooooo!

Tenemos a nuestro Freddy Krueger particular, que en esta peli se llama Pablo Iglesias; un peligroso terrorista, etarra, chavista, bolivariano, bolchevique, melenudo... lo peor de lo peor; y luego está el grupito de ingenuos y bondadosos muchachotes que van cayendo uno a uno a manos de Freddy, que son nuestros queridos próceres de toda la vida de Dios.

De repente, los vemos pidiendo perdón, muy compungidos, dándose golpes de pecho y diciendo aquello que puso en su día de moda nuestro insigne jefe del estado: "No volverá a ocurrir". Y así nos ha pedido perdón la inefable Esperanza Aguirre, toda ella contrita y solidaria con el ciudadano de a pie... Y también nos ha pedido perdón el aún más inefable Mariano Rajoy, el mismo que se refiere a sus antiguos amigos del alma ahora como "esa persona por la que usted me pregunta"...

Sí sí sí sí. El miedo se huele a la legua.  Pablo Krueger les pisa los talones; según algunas encuestas (Metroscopia, CIS) ya les ha adelantado y está sentado tan ricamente esperando a ver cómo van cayendo uno por uno, y no por lo que haga o diga él mismo, sino por la propia ineptitud y sinvergonzonería de los futuros finados.

Por cierto, respecto al tema de la corrupción me gustaría recomendar un artículo de José Manuel Atencia en El País, donde hace memoria y cuenta la película muy clarito. Se titula "La corrupción y los hechos". Para que flipéis os copio el enlace y algunos párrafos la mar de contundentes:

http://ccaa.elpais.com/ccaa/2014/10/31/andalucia/1414766799_386382.html

"Fue en julio de 2007 cuando el Congreso de los Diputados instó al Gobierno de Zapatero a liderar un pacto de Estado contra la Corrupción urbanística, con un paquete de medidas que incluía un código ético que debían suscribir todas las formaciones políticas. Dos años después, en 2009, en un conclave del PP en Barcelona, la entonces portavoz del PP en el Congreso, Soraya Sáenz de Santamaría, reclamaba a todos los partidos otro pacto de Estado contra la corrupción, con el que sacar del “sistema a los que vienen a vivir de él y no a servir”. Ocho días después, fue Rajoy el que anunciaba en Sevilla, en la 15ª Unión Intermunicipal del PP, el siguiente decálogo de medidas para “recuperar el prestigio de la política”. Y decía: “No tenemos nada que ocultar”.
No debieron tener mucho éxito las medidas, ya que tres años después, en otro Congreso del PP, Rajoy volvía a anunciar el siguiente paquete de acciones para endurecer los controles internos sobre la corrupción política, apelando a la necesidad de mantener “conductas ejemplares y controles rigurosos” del dinero público.

Como el PSOE no iba a ser menos, al mes siguiente, la por entonces vicesecretaria general, Elena Valenciano, hacía un anuncio de impacto: los socialistas iban a crear una comisión de expertos independientes para que les aconsejaran sobre cómo luchar contra la corrupción. “Que nos miren desde fuera”, dijo Valenciano.
Se olvidó todo y en 2013 Rajoy aprovechó el debate sobre el Estado de la Nación, en plena efervescencia del caso Bárcenas, para anunciar otra vez medidas contra la corrupción. Cinco meses después, la comisión que se creó al efecto solo se había reunido una vez. Como eran pocas las medidas, la nueva presidenta de la Junta, Susana Díaz, tomó posesión del cargo reclamando a Rajoy que liderara un gran pacto contra la corrupción y anunciaba las suyas propias. A los once días, el Gobierno de Rajoy presentaba por cuarta vez su oferta de pacto para la regeneración democrática."

Pues sí, amigos, esto es lo que hay. Y aunque muchos teníamos la percepción de que esto de la lucha contra la corrupción nos sonaba de algo y ya no les hacemos ni puto caso cuando discursean sobre este asunto, Atencia se ha molestado en buscar la información para traernos exactamente las fechas y los datos que demuestran la tomadura de pelo y la desfachatez de estos gusanos abyectos e impresentables.

En el fondo yo lo que creo es que estas encuestas de Metroscopia o el CIS no sé si reflejarán los resultados de las próximas elecciones, probablemente no; lo que sí reflejan es un hartazgo claro. En definitiva, que la gente está loca por ir a las urnas y mandar a toda esta panda a la puta calle.

Puede que ya no salgamos a manifestarnos, dada la evidente inutilidad de nuestras protestas, pero creo que la inmensa mayoría tenemos claro que a estos antisistema no los queremos, porque son ellos y solo ellos los que han socavado no solo el sistema en sí mismo sino, sobre todo, la confianza de la gente en ese sistema y en sus instituciones. Y para eso no hay perdón que valga.

Que les quede claro que los que dan verdaderamente miedo son ellos y que aquí la única peli de terror que hay es la que estos cabronazos han estado rodando durante los últimos 30 años. Que lo que la gente está diciendo en esas encuestas es: "Sé lo que hicísteis los últimos 30 años, panda de gusanos". Y lo vais a pagar donde estas cosas se pagan, en las urnas. Ésa es mi esperanza y ése es mi deseo.

De lo que siembres recogerás... por los huevos

Tengo una amiga que ha puesto en su estado del whatsapp lo siguiente: "El boomerang de la vida... devuelve lo que das".

Reconozco que desde la primera vez que lo leí me quedé pasmada porque tengo a esta amiga por una persona bastante inteligente y no me puedo creer que realmente haya escrito algo así, ni mucho menos que se lo crea ni de coña.

En fin, pensaba comentárselo a ella personalmente pero creo que es una reflexión lo suficientemente interesante como para compartirla con más gente. Espero que no se lo tome a mal.

Vamos a ver, Mari. Si no he entendido mal, esa frase viene a significar poco más o menos lo que ese tópico que circula por ahí "De lo que siembres recogerás". Es un dicho popular que manifiesta cierta confianza en una especie de justicia natural según la cual si eres bueno y repartes amor, recibirás más amor, y si eres mala persona y siembras violencia, odio, rencor, etc., todo ello te será devuelto con creces. Por favoooooooor, no me digas que crees eso de verdad.

Conozco padres que han dado palizas de muerte a sus hijos, dejándoles verdugones como casas. Concretamente conozco a una que cada vez que agarraba la correa todos temblaban a su alrededor; la he visto aterrorizar a sus hijos, golpearlos sin piedad, humillarlos públicamente, insultarlos, sembrar el odio y la discordia entre ellos... y siempre había pensado lo mismo que tú: esta persona algún día morirá en la más absoluta soledad. Pues noooooooo, ni de coña.

Hoy me quedo pasmá viendo cómo los hijos de esa persona se pelean entre sí por el amor de su madre, y le costean fantásticas vacaciones tutiplén y regalos estupendos para ganarse el puesto de hijo favorito, y besan el suelo por donde pisa esa misma madre que en otro tiempo los maltrató con toda la saña del mundo y les mostró el mismo amor que se puede mostrar a un molesto mosquito antes de rociarlo con el bote de Raid.

Por contra he visto a otros muchos padres dejarse el pellejo por sus hijos, trabajar como mulas por ellos, darles todo el amor del mundo, intentar cubrir todas sus necesidades y tratarlos con cariño infinito, y recibir a cambio o bien el desprecio de esos mismos hijos o bien su total indiferencia. No conoces ningún caso de hijos desagradecidos que pasan olímpicamente de sus padres, que en su día lo dieron todo por ellos?

Pero esto no es lo que haya visto yo; es lo que puede ver cualquiera. Cuántos dictadores hijosdeputa que han asesinado a miles de personas y han convertido en un infierno las vidas de otras tantas han terminado muriendo tranquilamente en sus camas, rodeados de todos sus hijos y nietos, calentitos, con todas las comodidades, sin faltarles absolutamente de nada? Y cuántas buenas personas que no han hecho daño a nadie en su vida reciben como recompensa enfermedades terribles, ruinas económicas, paro, desahucios y desgracias de todo tipo? De verdad alguien puede creer a estas alturas que el boomerang de la vida devuelve lo que das?

Qué le devolvió el boomerang de la vida a Franco o a Pinochet? Qué le ha devuelto a esos abuelillos que invirtieron los ahorros de toda su vida en preferentes creyendo que era una forma de ahorro como otra cualquiera y que podrían disponer de su dinero cuando quisieran, y ahora se mueren de hambre y a algunos hasta los han echado de sus casas por hipotecarlas para ayudar a sus hijos? Qué le ha devuelto el boomerang de la vida a todos esos estudiantes que se han partido los cuernos sacando buenas notas y alcanzando la excelencia para terminar en el mejor de los casos de becarios cobrando 400 euros o de camareros en un pub inglés?

Nunca he creído en la justicia divina, pero es verdad que sí hubo una vez, hace muuuuuuucho tiempo, en que sí que creí que todo lo bueno que hicieras obtenía su recompensa en vida, e igualmente lo malo recibiría su castigo. Y una mierrrrrda!!!!

Después de haber visto a tanto cabrón pegarse la vida padre y luego morir de viejo tan ricamente en su cama rodeado de seres queridos que le ahuecan la almohada para que esté cómodo; y por contra a tanta gente buena, que no ha hecho mal a nadie, que no ha jodido a ninguna persona en su vida, morir en soledad o en la pobreza más absoluta o pasando por terribles enfermedades, con dolores insoportables, o padeciendo la pérdida de sus hijos en accidentes o cualquier desgracia de éstas que a algunas personas se les van encadenando inexplicablemente... Venga ya, justicia natural!

Y curiosamente no suele ser a la mala gente a la que le pasan estas cosas, o muy raramente. No sé cómo funciona el tema, pero la mayoría de las desgracias les pasan con mucha frecuencia a esas otras personas que en el boomerang de la vida han dado lo mejor de sí mismas.

Mi querida e ingenua amiga, de verdad tú crees en esos boomerangs justicieros que, cual superhéroes americanos, devuelven a cada cual lo que se haya merecido con su comportamiento? Mira un poco a tu alrededor y cuéntame luego qué les ha devuelto la vida a las personas que conoces.

Que por mucho que ahora te puedan estar pasando cosas buenas que creas que te mereces, no te están pasando porque te las merezcas. Como tampoco te mereciste nunca todas las malas que te pasaron, que han sido muchas, como yo sé muy bien.

Anda, cambia ese estado del Whatsapp, mujer, que no te pega.

domingo, 19 de octubre de 2014

Mucho más que amigos

Últimamente no paro de dar explicaciones a diestro y siniestro. Por qué? Pues porque resulta que muchos de mis amigos no entienden la relación que tengo con mi ex.

Algunos, aunque no la terminen de comprender, me dicen que la admiran y que les parece maravillosa, pero otros directamente no pueden concebir de ninguna manera que alguien no solo se lleve bien con su ex, sino mejor incluso que cuando eran pareja. Y como he tenido que dar taaaaaantos argumentos y estoy realmente agotada de repetirme como una papagaya, he decidido escribir un post al respecto y aclarar las cosas de una vez por todas y para siempre.

De todas formas no es la primera vez que nos pasa esto. Estamos acostumbrados a ir contra corriente y a que nos miren como a extraterrestres. Hace mucho tiempo que decidimos ser diferentes y no apuntarnos a ningún carro que no nos convenciera. Y cuando todo el mundo se casaba decidimos no casarnos; y del mismo modo, decidimos tener hijos sin empapelarnos (para espanto de muchos de nuestros amigos y familiares); y decidimos también no bautizar a nuestros hijos cuando todo el mundo bautizaba a los suyos; y en unos tiempos en los que era una irregularidad y una anomalía imperdonable, pasamos olímpicamente de bodas, bautizos y comuniones. Y del mismo modo, cuando hemos decidido que había que finiquitar la historia, decidimos igualmente que no iba a ser una ruptura, sino una transición hacia otro tipo de relación.

Porque no puede ni podría ser de otra manera. Porque son más de 30 años juntos, desde que éramos unos críos. Porque lo quiero, siempre lo he querido y siempre lo voy a querer. Porque yo he compartido los momentos más terribles de mi vida con ese hombre, y no me ha fallado jamás. Porque padecimos juntos las enfermedades y las muertes precoces, extemporáneas, de mi hermano y de mis padres. Porque pasamos por algo muuuuy duro, que por suerte pocas parejas han tenido que afrontar, cuando a mí me detectaron un cáncer a los 34 años, con un niño de 1 año, otro de 3 y la mayor con 10. Y tuvimos que inventar juntos una vida sin mí, porque los dos creímos que ése era el final, y que le iba a tocar a él sacar a esa familia adelante solo. Y aunque luego hubo suerte y las cosas salieron bien, ni puedo ni quiero olvidar que durante todo ese tiempo cuidó de mí y que nunca ha dejado de cuidarme desde entonces.

Y por si todo esto no fuera bastante, hay algo que nos une por encima de todo: somos los padres de nuestros hijos. No hay nadie en el mundo que los quiera más que nosotros. Nos toca a los dos alegrarnos por cada uno de sus triunfos y sufrir como bestias por sus fracasos, sus tropezones y todos los peligros que les acechan y que a los padres nos provocan pesadillas. Ya sé que esto a mucha gente le importa un pimiento a la hora de relacionarse con sus ex, pero para mí es un factor fundamental para querer a alguien de por vida.

Que lo nuestro no es lo normal? Pues sí, desgraciadamente la gente suele terminar las historias como el culo, haciéndose el máximo daño posible, jodiéndose mutuamente a más no poder, y lo peor, usando a menudo a los hijos como moneda de cambio y venganza. Pero que eso sea lo normal no significa que sea ni lógico ni razonable ni natural ni por supuesto deseable.

Y no, no os equivoquéis. No es que sea mi amigo, ni que me lleve bien con él porque es el padre de mis hijos, que es otro topicazo estúpido de ésos que la gente suelta constantemente. Es mucho más que mi amigo o que el padre de mis hijos; es mi hermano, es mi padre, es mi confesor, es mi asesor financiero, espiritual, gastronómico  y laboral... en definitiva, es mi familia; lo es desde que tenía 16 años, no ha dejado de serlo nunca, y siempre lo será, independientemente de que vivamos en la misma casa o en casas diferentes o con diferentes personas.

Y me da igual que la gente no lo entienda y nos mire como a bichos raros. Mientras lo entendamos nosotros y nuestros hijos, el resto me importa un bledo. Y mis hijos lo entienden perfectamente; para ellos es completamente natural ver a sus padres reír, cocinar juntos, contarse chistes o darse collejas. No han tenido que sufrir lo que padecen los hijos de esas parejas que apenas se hablan o que se pasan la vida en interminables contenciosos sobre dinero, horarios de visitas, custodias y demás conflictos sin fin. Ellos no tienen que decidir si quieren más a mamá o a papá, ni de parte de quién están, porque todos estamos de la misma parte. Tampoco tienen que quedar con su padre en la calle o en cualquier otro sitio ni tienen que ir con la maleta de un lado a otro, porque pueden verse y estar juntos sin problemas en el entorno natural de todos, que es la casa familiar.

A mí lo que realmente me cuesta es comprender que a la gente esto le resulte raro y que lo flipen como algunos lo flipan. Hay incluso quien me ha dicho que no cree que a la larga pueda salir bien algo así. Ayyyy, criaturas de poca fe! Tampoco creísteis en nosotros cuando dijimos que se podía formar una familia sin firmar papeles ni pasar por vicarías ni juzgados; ni nos creísteis cuando nos empeñamos en educar a niños normales y sin traumas sin necesidad de mojarles la cabeza en pilas bautismales ni vestirlos de marineritos o princesas.

Nunca fuimos como los demás ni quisimos serlo, y ahora no va a ser distinto. Siempre hemos vivido a contrapelo, siempre nos hemos pasado los convencionalismos por el arco del triunfo, y la verdad es que nos ha ido bastante bien. Y estoy segura de que nos va a seguir yendo.

Este post tiene una intención claramente explicativa, pero también reivindicativa. Defiendo con él la posibilidad de hacer las cosas fuera de los cánones establecidos y saltándonos a la torera toda la normativa oficial u oficiosa al respecto de cómo debe ser la vida de las personas "normales".

Y por supuesto, también es una declaración de amor eterno. Y un acto de acción de gracias por todos estos años de quererme y de cuidarme, por encima de todo y de todos. Por siempre y para siempre... mucho más que amigos.

jueves, 16 de octubre de 2014

Aventuras y desventuras de una aprendiz de chef en apuros (II)


Continúan mis aventuras culinarias a la par que sigo sacando remanente del congelador.

El otro día estuve investigando esas reservas, convenientemente acompañada y asesorada por la persona que en su día introdujo y organizó la mercancía. Ambos al unísono fuimos sacando taper por taper, olisqueando y visualizando su contenido y poniéndole bonitas etiquetas de colorines a cada envase. Por fin conseguí averiguar qué es lo que tenía en el congelador! Importante avance estratégico sobre el terreno.

Pues bien, anoche decidí descongelar un envase que ponía tal que así: "arroz", que traducido para el público no iniciado, quiere decir "esto es guarnición pal arroz". Vale, pues lo saco y le doy las instrucciones a los niños, basándome en una receta tramposilla que me había proporcionado una amiga: "niños, calentáis en la cocina el sofrito con su guarnición, y aparte, calentáis en el microondas bolsitas de arroz congelado del Mercadona, 3 minutos cada una, y luego juntáis el sofrito con el arroz, que me han dicho que da el pego y que está muy bueno. Podéis usar la sartén antiadherente, que se limpia sola".

Me llama a las 3 mi hijo el del medio y el más peor:

"Mamá, entonces cómo lo hacemos? Ya he puesto esto a calentar. El arroz lo tengo que echar en la sartén también con la cosa esta o lo echo directo al plato?".

"Noooooo, a la sartén no; lo echas en el plato, primero el arroz y luego la cosa ya calentada, y lo remueves hasta que quede todo junto".

"Ok, ma. Por cierto, he sacado un 9'5 en Economía"

"Túuuuuuuuu? Es coña, no????

"Que no, ma, te lo juro"

"Madre mía, pos eso tenemos que celebrarlo. Pedazo comilona que se merece mi niño"

15'45. Mi bici y yo entramos por la puerta de mi casa dispuestos a recargar fuerzas tras nuestro arduo Tourmalet diario, y a celebrar ese inaudito 9'5 de mi pequeño gran hombre.

"Ayyyy miniññññño. Ven acá pacá y dale un besazo a tu madre. Qué pasa, cómo estaba ese arroz?'"

Careto terrorífico de la otra parte.

" Qué arroz ni arroz! Otra vez, mamá, otra veeeeeeez te has equivocao"

" Cómo que me he equivocao? Eso era pal arroz, que lo ponía muuuuuy claramente en la etiqueta."

" Pos no, que eso era pal guiso de patatas"

" Cómo que pal guiso de patatas? Pero entonces qué habéis comío?"

" Pues arroz del Mercadona con salchichas y tomate. Como siempre"

" Pero niño, si da igual; hay un principio básico de la gastronomía según el cual todo lo que se le puede echar al estofao de patatas se le puede echar igual al arroz".

" Mamá, por favor, que canta a la legua a patatas guisás. Yo paso de comerme eso con arroz"

Joer con el niño de los cojones, qué delicaíto! Y ahora qué hago? Porque yo ya el arroz creo que lo domino más o menos, pero en el tema guiso de patatas estoy aún en pañales. Qué digo pañales? Estoy en el útero materno!

Y de repente... veo la luz! Receta a lo Falsarius! Dicho y hecho: abro una lata de champiñones, otra de calamares a la americana, y arrejunto el potingue resultante con la cosa descongelada que ponía "arroz", consistente básicamente en trozos de pollo, habicholillas verdes y algo que parece panceta.

Me inspiro en un concepto básico de la cocina tradicional: malo no puede estar, porque todo está bueno por separado. Aunque también podría ser que por separado esté bueno pero todo junto no pegue. Es igual, la vida es riesgo, y hay que tirarse al barro. Mientras mi estómago esté fuerte y aguante... la cocina creativa al poder!!

Y aquí tengo el resultado. Ópticamente resulta pelín raro y poco atrayente, las cosas como son, peeeeeero lo pruebo... y oye, tú, está hasta bueno. Lo paladeo detenidamente y distingo tres sabores básicos: champiñones, calamares a la americana y pollo estofado. Bien, mi sentido del gusto funciona a la perfección. Tendría un serio problema si los 3 sabores detectados hubiesen sido queso feta, bacalao y caviar de Beluga, pero como el mejunje sabía exactamente a lo que tenía que saber... pues ahí hay un sentido por lo menos que me funciona. Algo es algo.

Los niños me miran raro, como diciendo "la hijaputa esta se lo traga todo". Pero yo no olvido que ellos fueron capaces de comerse mi primer arroz pastoso y sin sal y yo no tuve huevos de probarlo. A partir de ahora tendré que predicar con el ejemplo comiéndome yo la primera mis "creaciones". Pa eso está una madre.

Señor, señor, cuando done mi cuerpo a la ciencia y los estudiantes de Medicina vean mi estómago lo van a flipar.