lunes, 29 de enero de 2018

Dime lo que quiero oír...

Leo un artículo muy interesante en el suplemento Ideas de El País sobre la "disonancia cognitiva". Paso el enlace y copio un par de párrafos para que os hagáis una idea:

https://elpais.com/elpais/2018/01/26/ciencia/1516966815_366077.html

¿Han notado que una persona siempre cambia de opinión cuando le presentan unos datos que contradicen sus convicciones más profundas? No, ¿verdad? Yo tampoco. Es más, da la impresión de que una persona cuando se le presentan pruebas abrumadoras en contra de lo que cree, se reafirma en sus opiniones. El motivo es que esos datos ponen en peligro su visión del mundo.




En su libro de 2007 Mistakes Were Made, But Not By Me (hubo errores, pero yo no los cometí), dos psicólogos sociales, Carol Tavris y Elliot Aronson (alumno de Festinger), documentan miles de experimentos que demuestran que la gente manipula los hechos para adaptarlos a sus ideas preconcebidas con el fin de reducir la disonancia. Su metáfora de la “pirámide de la elección” sitúa a dos individuos juntos en el vértice de la pirámide y muestra cómo, cuando cada uno adopta y defiende una posición distinta, empiezan a distanciarse rápidamente hasta que acaban en extremos opuestos de la base de la pirámide.

La disonancia cognitiva es la  molesta tensión que sentimos cuando se piensan dos cosas contradictorias al mismo tiempo. Vamos, que si tú estás convencido de una cosa y crees en ella a pies juntillas y viene alguien y te demuestra que eso no es así tiendes a poner en duda lo que te están diciendo, por muy fiable que sea la prueba.

Hay experimentos muy interesantes:

En su libro de 2007 Mistakes Were Made, But Not By Me (hubo errores, pero yo no los cometí), dos psicólogos sociales, Carol Tavris y Elliot Aronson  documentan miles de experimentos que demuestran que la gente manipula los hechos para adaptarlos a sus ideas preconcebidas con el fin de reducir la disonancia.

Por ejemplo, a los sujetos de los experimentos se les dieron artículos falsos de periódicos que confirmaban ideas erróneas pero muy extendidas, como la de que había armas de destrucciópn masiva en Irak. Cuando después les mostraron un artícu­lo que explicaba que, en realidad, nunca se habían encontrado dichas armas, quienes se oponían a la guerra aceptaron el nuevo artículo y rechazaron el anterior. Sin embargo, los partidarios de la guerra dijeron que el nuevo artículo les había convencido aún más de que había armas de destrucción masiva, porque probaba que Sadam Husein las había escondido o destruido.

Para evitar la disonancia cognitiva y la posibilidad de que alguien nos convenza de algo y vernos obligados a cambiar de opinión (Horreauuuuur!!!! Antes la muerte) la mayoría de la gente procura no salir de su ámbito ideológico ni en los medios ni en las redes sociales.

Ya he hablado otras veces de esto. Por ejemplo, los votantes de Podemos leen el Diario.es y Público y de ahí no los saques; y si tienen que ver la tele de La Sexta no se mueven. Si pulsan el 1 en el mando inmediatamente les da un calambre. Los socialistas se mueven entre la Ser en la radio y El País en prensa escrita; tampoco hay quien los saque de ahí. Los peperos no salen de La Cope, del ABC y de 13 TV y la 1. Y por supuesto todos siguen en las redes sociales a la peña de su misma cuerda, con lo cual se da el extraño fenómeno de que piensan que todo el mundo comparte sus opiniones y vota lo mismo que ellos.

Y así ocurre que muchísimos podemitas y socialistas se quedan patidifusos cuando en las elecciones gana el PP. Cómo es posible, si todo el mundo es de izquierdas? Dónde está escondida toda esa gente que vota al PP? Pues hijo de mi vida, están todos en esos medios que tú no pisarías ni harto vino.

Del mismo modo los votantes de partidos llamados constitucionalistas se pegan unos palos que pa qué cuando ven los resultados de las votaciones en Cataluña, no se explican que haya tantos independentistas, dónde están? Pues vete a TV3 y allí están todos, y además son legión. A la viceversa los que no salen de TV3 están espantados de que haya tantísima gente que vota a Ciudadanos. Pero si yo solo veo independentistas por todos lados!

En fin, lo esencial es no salirse mucho de los lugares de confort ideológico no sea que se nos pegue algo y pa qué queremos más. Y así cada vez la gente se encierra y se concentra más en sus propias convicciones, por irracionales o estrambóticas que puedan ser, y se comunica menos con los que piensan diferente. Luego, cuando ven un debate por la tele, todo lo que dicen los que no son de su cuerda les suena a aberración y esperan impacientes que los "suyos" les rebatan con contundencia. Y si no es así al menos a ellos les gusta pensar que lo han hecho.

- Jo, qué paliza le ha dao el Aroca al Marhuenda!

- Hosssstia,  el Inda le ha dao en to la boca a la Podemita!

Y así todos, y así siempre.

Cuando alguien crea un filtro informativo en el que sólo deja entrar aquello que le afianza en sus posiciones y no le crea incomodidad, o sea disonancia cognitiva,  todas las opiniones que emite están claramente distorsionadas. Por tanto cuando yo hablo con este tipo de personas, que es una inmensa mayoría,  pongo totalmente en cuarentena sus palabras y opiniones.  Se trata de gente que es totalmente reticente a cambiar de opinión y que huye como de la peste de todo aquello que ideológicamente le pueda resultar incómodo.

Por eso me fío más de mi criterio que del de nadie. No es por ser la más lista del mundo, ni mucho menos. Es sencillamente porque estoy mucho mejor informada; al menos informada desde más puntos de vista, que ya es estar mejor informada que el que sólo se nutre de un tipo de fuentes, que además coinciden sistemáticamente con su forma de pensar.

Siempre he llevado a gala ser lectora de El País y de Eldiario.es; y oyente de la Cope, Radio Nacional, Onda Cero y La Ser, indistintamente; y espectadora de La Sexta, la 1, 13 TV o el Canal 24 horas, incluso de Mierdaset, y eso que a la 5 hay que echarle estómago.

Sé que muchos de los que me leéis preferiríais la muerte antes que pasaros ni un ratito por algunas de esas cadenas y medios. Pero, aunque dar consejos no es mi fuerte, yo os recomendaría de verdad que lo hiciérais de vez en cuando. No sólo no hace mal, sino que abre la mente. Incluso del sitio más abyecto que se os ocurra, que para cada cual será uno distinto, se puede aprender algo.

No os dejéis vencer por el pánico a la disonancia cognitiva porque al final sólo conseguiréis gozar de una insana "ignorancia cognitiva"

4 comentarios:

  1. Pues me has convencido, Inma. Le echaré estómago e intentaré ver o leer cosas con opinión. Lo mío no es prejuicio ideológico (creo!), sino que las afirmaciones sin argumentos o con argumentos falsos me indignan, vengan del rincón ideológico que vengan. Y las estupideces, aún más.
    Me gusta leerte incluso cuando no estoy de acuerdo contigo pues sueles ser precisa, juiciosa y siempre argumentas con inteligencia y mucha veracidad.
    Y además escribes muy bien.

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    1. Gracias Ardaler. Como muy bien dices los argumentos falaces y los bulos vienen de todas las partes pero cuanta mayor información se tenga más fácil es tener espiritu crítico para detectarlos.

      Lo que quería decir con este post es poco más o menos eso, que la mayoría de la gente ha perdido el espíritu crítico porque sólo oye lo que quiere oír y lee lo que quiere leer. Y así... pues no.

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  2. Yo es que seré de otro planeta pero a mí es que me interesa más escuchar y tratar de entender a una persona que difiera de mi opinión y explique el por que (la razón seguramente no se la daré pero aún así me interesa saber lo que piensa) que escuchar lo mismo todo el rato.

    De lo poquito que he visto La Sexta Noche me quedo con Inda y Marhuenda porque me hacen más gracia y son unos cabrones de nivel, aunque de la izquierda también hay a veces gente que lanza dardos envenenados o hace un plausible uso del sarcasmo, como por ejemplo es el caso de la periodista Elisa Beni.

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    1. Coincido contigo en que Marhuenda e Inda son dos grandes adquisiciones televisivas. Yo me lo paso pipa con ellos.

      En el otro lado son mucho menos divertidos. A Beni la encuentro un poco loro, se atropella mucho hablando pero es verdad que argumentalmente es bastante buena. A mí me hace más gracia Javier Aroca. Es más fino y más irónico.

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