sábado, 17 de diciembre de 2022

Condenado el que se ría con Anónimo García

Estaba yo dándole vueltas en la cabeza a escribir mi típico post de estas fechas sobre lucecitas, arbolitos y calor de hogar, imbuida por el espíritu navideño que cada año me invade, cuando de repente me asalta la duda de si debería escribir mejor algo sobre este país nuestro tan peculiar en el que si no te llaman golpista por lo menos tres veces al día es que no eres nadie.

- Golpista!

- Golpista yoooooooo? Golpista tú, que eres igualito a Tejero.

- Golpista yoooooo? Golpista tú, que tienes los mismos pelos de Puigdemont.

En fin, que estaba yo en este dilema cuando me tropiezo fortuitamente con una historia tan terrorífica que escribir sobre cualquier otra cosa ahora mismo se me antoja imposible. Me refiero al caso de Anónimo García, no sé si habéis oído hablar de él. Yo desde luego nunca hasta ahora. Pero siento la necesidad imperiosa de contar su demencial historia.

Anónimo García es uno de esos tipos graciosillos que se divierte haciendo el gamberro.  Típico progre al que le gusta hacer chistecillos sobre el famoso "cabalgar contradicciones" de esa progresía simpática a la que pertenece gustosamente. 

Anónimo es un tío que se autodefine como de izquierdas, ecologista y feminista. Como digo, gusta de hacer gamberradillas, normalmente inofensivas. Con un grupo de colegas suyos, más o menos de la misma condición, crea una formación a la que denominan "Homo Velamine", que se dedica básicamente a hacer performances "ultrarracionalistas", esto es, que pretenden provocar y dar lugar a reacciones que son las que darían sentido a las acciones en sí mismas. Mejor lo explico con ejemplos de varias de esas acciones.  

Una de las primeras cosas que hacen es presentarse en un acto de Esperanza Aguirre con unas camisetas en las que aparece grabada la palabra FEA. Cuando lógicamente son amonestados, ellos revelan que las siglas se corresponden con el lema "Feministas con Esperanza Aguirre". Entendéis más o menos el concepto?

Otros ejemplos de sus actividades gamberriles: idear una aplicación para comprar votos de abstencionistas; crear una agrupación de hipsters por Mariano Rajoy; colgar de una fachada en plena manifestación del 8-M una inmensa bandera de España con el lema "Viva España feminista". Por cierto, este último acto les costó unas cuantas hostias porque un grupo de feministas se subieron al andamio, creyendo que la bandera era cosa de un facha (vamos, los típicos problemas ancestrales de la izquierda con la bandera española) y le arrearon estopa al pobre Anónimo García, que se ve que ha nacido para recibir hostias a cascoporro. Es su sino.

En definitiva, lo que a Homo Velamine le va es la acción estrambótica, epatar a la gente con supuestas contradicciones que no tendrían por qué serlo tanto pero que dejan al personal patidifuso. Hipsters fans de Rajoy? Feministas fans de Aguirre? Feminismo y bandera  rojigualda en el mismo pack? Horror, qué me estás contando???

Bueno, pues hasta aquí las travesuras más o menos indoloras de nuestros amigos los Velamine.  Peeeeero un buen día les dio por tocar un tema "tabú", y ahí la jodieron. 

Ese buen día Anónimo pasea por Pamplona, ciudad a la que va con cierta frecuencia por razones familiares, y se da cuenta de que parece que va paseando por un parque temático de la violación de la Manada. Reconoce perfectamente la plaza donde encontraron a la chica, la tienda que sale de fondo en esas imágenes archirrepetidas de los de la Manada bailando, el portal donde ocurrieron los hechos... Todo ello le lleva a reflexionar sobre  algo que a nadie escapa: el sensacionalismo, el morbo, el abuso de los medios de comunicación con este tipo de hechos. Durante meses habían retransmitido por activa y por pasiva todos los medios, ni uno se libra, imágenes repetidas de los chicos, de los lugares clave, algunos llegaron a escribir titulares del tipo "Los 150 metros de la tragedia"... En fin, ese asquito que dan estas cosas a la gente más o menos decente, aunque luego participemos un tanto hipócritamente de todo ese circo mediático como espectadores.

La  cuestión es que a nuestro provocador amigo García se le ocurre una idea para denunciar ese sensacionalismo morboso, que es abrir una web ofertando algo que llama "El Tour de la Manada", o sea, un recorrido por los lugares ya archiconocidos por el público, acompañados por un guía experto en el tema y con el detalle final de una calcomanía de El Prenda. Vamos, en realidad, esto último del tatu es lo único que no habían hecho ya todos los medios por activa y por pasiva. La idea era hacer que la prensa se escandalizara, pusiera el grito en el cielo, y entonces salir diciendo que todo era una farsa destinada a desenmascararlos por lo que habían estado haciendo todo ese tiempo. Tirando de ironía, de parodia y de sarcasmo, García pretendía poner de manifiesto la hipocresía de los medios y también su desvergüenza en el tratamiento de estos temas. Pero vaya por Dios! La jugada esta vez le salió rana, porque como apunté antes, había dado con un tema tabú.

Tal como había adivinado el amigo Anónimo, los medios no tardaron en saltar con gran indignación por la aparición de esa web que pretendía lucrarse escandalosamente con la desgracia de aquella chica. No faltó uno que no hablara del escarnio del "Tour de la Manada". Ya ves tú, los mismos medios que durante meses habían vendido ese mismo tour a tiempo completo, mañana, tarde y noche. Por supuesto los chicos de Homo Velamine rápidamente salieron de sus escondites, se autoproclamaron autores de la gamberrada y denunciaron a los mismos que les estaban atacando por haber hecho exactamente lo que ellos ahora criticaban con dureza. Pero resulta que esos mismos medios, lógicamente perjudicados por la estrategia, ya no dieron esta parte de la información. Callaron como las putas que son y siguieron hablando de esa web como si fuera algo real y aún existiera, a pesar de que desde el mismo momento en que saltó la noticia fue eliminada, puesto que ya había cumplido con su función.

En fin, todo podría haber quedado en una historia más o menos fallida, no todo lo exitosa que García y sus amigos hubieran querido, si no es porque el tema llega a oídos de la víctima de la Manada y ésta habla con su abogada para denunciar a Anónimo. 

Voy a intentar abreviar lo que sigue porque es muy largo y podría estar aquí con todos los detalles hasta mañana.  Si esta historia ha llegado hasta mí ha sido por un libro que ha publicado recientemente Juan Soto Ivars, un periodista al que sigo con entusiasmo, precisamente porque se dedica a sacar los colores a esta sociedad hipócrita en la que vivimos y porque tiene nulo sentido del corporativismo periodístico. Creo que es el único que se ha atrevido a tratar este asunto. El ensayo se titula "Nadie se va a reír: la increíble historia de un juicio a la ironía", creo que con bastante acierto. Porque es que es lo que es, un verdadero juicio a la ironía.

A pesar de haber explicado lo que pretendía con su acción de todas las maneras posibles, incluyendo los antecedentes de otros actos gamberriles de similar índole como los que ya he relatado aquí, Anónimo García fue declarado culpable en un juicio penal (sí, amigos, penaaaaaal) de un delito de trato degradante a la víctima de la Manada. Ésta es la primera vez en la jurisprudencia española en la que se aplica esta condena penal para un asunto de libertad de expresión. Hasta ahora, salvo por los delitos de enaltecimiento del terrorismo y/o injurias a la corona (recordemos al rapero Pablo Hasel) normalmente si alguien se siente ofendido por algo que se ha dicho se interpone demanda civil. Y así revistas como El Jueves o Mongolia o pirados de la vida como Jiménez Losantos o toda la troupe de Telecirco han tenido que pagar a menudo indemnizaciones millonarias por pasarse siete pueblos con algún personaje. Pero el caso de Anónimo con la víctima de la Manada es único en su especie.

La cuestión es que la chica se sintió ofendida por este acto (no voy a discutir ese sentimiento porque toda víctima puede sentirse ofendida por lo que le dé la gana) y la juez le dio la razón y condenó a García a varios meses de prisión. Luego otras instancias han ratificado la condena y ahora está en manos del Constitucional, que sinceramente espero que acabe con este despropósito. Porque fueraparte que la intención de estos chicos fuera la de atacar directamente la pornografía mediática frente a casos de este tipo y no la de atacar a la víctima, el precedente legal que se sienta con esto es muy peligroso. Por poner un suponer que el mismo Soto Ivars apunta: Roberto Benigni podría ir a la cárcel por una sentencia similar si algún superviviente del Holocausto se sintiera ofendido por la visión que él da de esa gran tragedia en su película "La vida es bella". El propio Miguel Gila podría haber ido a la cárcel por sus chistes de la guerra si se hubiera ofendido alguna víctima de nuestra guerra civil.

Este tío ha sido condenado por una juez basándose en el siguiente razonamiento: yo he dicho tomate pero tú dices que he dicho pepino, y aunque yo diga y demuestre mil veces que he dicho tomate, como tú sientes que yo he dicho pepino yo soy condenado por cómo tú te sientes y no por lo que yo realmente he dicho. Joder, esto es muy peligroso, gente! Que no es lo que yo diga, que es lo que tú piensas que yo he dicho.

En fin, Soto Ivars llegó a este caso a través de su anterior libro, "La casa del ahorcado", en el que trata el espinoso tema de los tabúes. Cuando fue a presentar el libro a Pamplona seleccionó el tema más sensible en aquel momento, el de la violación de la Manada, y para ello tuvo que hacer referencia a lo de "El tour de la Manada".  Durante la presentación contó todos los antecedentes del grupo Homo Velamine que ya he relatado aquí, y así, cuando llegó a la web en cuestión, la gente, que se había reído un montón con las ocurrencias de Anónimo y sus secuaces, entendió perfectamente lo que él había pretendido y se solidarizó totalmente con las intenciones del muchacho. Lo que no sabían es que Anónimo estaba allí, entre el público, parapetado tras su mascarilla pandémica, y que se emocionó totalmente al sentir ese apoyo popular. Porque desde que todo esto ocurrió lo peor fue el ostracismo al que fue condenado. Por parte de la propia sociedad, que lo consideraba casi como un miembro más de la Manada, un individuo sin escrúpulos que había pretendido lucrarse de semejante tragedia. Anónimo casi no se atrevía a salir de su casa, pasó por una etapa acojonantemente oscura en su vida, hasta que aquel día empezó a ver un poco de luz.

Tengo que decir que García, que trabajaba en Greenpeace, también fue despedido. Se ve que la organización se acojonó bastante de que pudieran relacionarla con... ay diooooos, un tipo envuelto en un asunto tan turbio de violencia sexual. A pesar del trabajo intachable que durante años había realizado este hombre, a pesar de los informes totalmente favorables por parte del Grupo de Género de Greenpeace, que lo catalogaron como un compañero ejemplar que jamás había dado muestras de ningún comportamiento machista ni retrógrado ni nada por el estilo, lo echaron y santas pascuas. Vade retro, Satanás! Que te den por donde amarga el pepino. Y García se quedó de patitas en la calle,  condenado por la justicia, por los medios y por la sociedad, convertido en un monstruo y hecho una puta mierda.

Cuando salieron de ese acto en Pamplona, en el que por primera vez en mucho tiempo vio la luz al final del túnel, surgió la idea de este nuevo libro. Soto Ivars le dijo que su historia merecía la pena ser contada y que la gente conociera lo que realmente había pasado. Cómo los medios, los mismos a los que Anónimo había pretendido desenmascarar,  habían ocultado la parte de la verdad que no les convenía, y eso había conducido trágicamente a todo este sindiós. Y de ahí el libro, y de ahí este post, que escribo tras haberme enterado de la historia en un vídeo de mi admirado youtuber UTBH y de haberme quedado ojiplática, pelipúntica y carnigallinácea. 

Todo esto va, en definitiva, de cómo se puede convertir a una buena persona en un puto monstruo injustamente rechazado por una sociedad narcotizada, teledirigida e idiotizada hasta extremos inconcebibles. 

Soto Ivars dedica el libro a la hija de Anónimo, que nació poco más o menos por las fechas de todo este despropósito. Le dice en la dedicatoria lo básico, lo esencial, lo único importante: "Tu padre es bueno".