domingo, 21 de diciembre de 2014

Calientapollas

CALIENTAPOLLAS: com. vulg. Persona que excita sexualmente a un hombre sin intención de satisfacerlo (RAE)

Queridos amigos, tengo que confesar y confieso sin pudor que yo respondo con precisión matemática a esa exactísima definición de la RAE. Y no sólo lo confieso sino que reivindico este comportamiento generalmente femenino como encomiable, virtuoso y digno de elogio.

Yo desde que tengo uso de razón he sido una profesional del calentamiento infructuoso y me identifico plenamente con el calificativo de calientapollas, que mucha gente ha intentado usar contra mí con intencionalidad despectiva, incluso rayando en lo insultante; por supuesto con escaso éxito porque yo me siento y siempre me he sentido muy orgullosa de esta cualidad mía.

No sólo defiendo el calientapollismo como actitud a reivindicar sino que estoy convencida de que es algo intrínseco a la naturaleza femenina y que está bien que lo sea. Como es intrínseco a la naturaleza masculina calentarse con cualquier cosa, por nimia y ridícula que a las tías nos pueda parecer.

Es culpa nuestra que la mayoría de los tíos se pongan como motos viendo a una tía con la falda corta o con unos shorts? Es culpa nuestra que se les vayan saliendo los ojos y que más de uno y más de dos se haya pegado un trompazo con el coche o con la moto por intentar divisar la puntita de unas bragas de una tía montada en bici? Pues no, no es culpa nuestra. Y si me apuras tampoco es de ellos, que tienen esa naturaleza absurda y para muchos de ellos es un verdadero coñazo y un incordio ser así.

Yo no conozco a ninguna tía que vaya por ahí acostándose con todo tío con el que tontea, es materialmente imposible. Y sanitariamente desaconsejable. Una no puede dejar que le introduzca el pene en su vagina o en cualquier otra cavidad del cuerpo todo individuo con el que se haya pegado un piquito o incluso un morreo con el oportuno intercambio lingual y salival. Ni nadie puede pretender que lo haga. Precisamente el piqueo y el morreo son sanas actividades de tanteo que sirven a las tías para catar el producto y decidir si realmente le resulta apto para intercambio de fluídos de más enjundia.

Es como si vas a una cata de vinos y tienes que beberte todas las botellas que pruebes. Pues no, no puede ser. Eso es una aberración. En la vida forzosamente hay que explorar territorios, examinar, analizar, comparar y finalmente decidir. Y la realidad es que muchas de esas exploraciones quedan en nada porque no todo lo que se evalúa resulta digno de ser adquirido. Más bien al revés, la inmensa mayoría no lo es. Y cuanto más selectiva y exquisita sea la catadora en cuestión mucho más difícil es que se decida a quedarse el pack completo.

Como decía al principio, a mí este comportamiento me parece no sólo lógico y natural sino perfectamente defendible. No entiendo, por tanto, que la palabra "calientapollas" tenga esas connotaciones negativas con las que la mayoría de la gente la identifica, máxime cuando, como también he apuntado antes, calentar una polla standard es tan sumamente sencillo, y a menudo sucede incluso de forma involuntaria.

Yo defiendo el calientapollismo como actitud sana y socializadora. Y sólo los simples de mente pueden considerar deleznable un comportamiento que denota sin lugar a dudas sabiduría, sentido común y prudencia.

También entiendo que no debe de ser agradable para un tío volverse a su casa totalmente palote por haber estado morreándose y restregando su pene contra el culo de una muchacha. Pero del mismo modo ellos deben entender que ésta es una prerrogativa femenina, ya que la naturaleza no nos ha dotado de esa facilidad de excitación, de esa esclavitud hacia lo sexual y de ese atributo que de forma totalmente involuntaria actúa por su cuenta y riesgo con plena independencia de la capacidad de raciocinio del individuo que lo sustenta.

Pero bueno, que para este tipo de cosas se inventó la masturbación. O en el caso de los tíos casados o comprometidos, para eso están las esposas y las novias, para poder desfogar con ellas el calentamiento que traen de la calle. Como se suele decir "Dios aprieta pero no ahoga", y puede que efectivamente sea una putada esa tendencia innata a la erección, pero bueno, salvo que se sea manco, para eso el Señor, en su infinita sapiencia, ha dispuesto al cuerpo humano de unas extremidades superiores que están ahí precisamente para aliviar estas molestas situaciones.

Que estás harto de salir por ahí de marcha y ponerte como una moto para volver a tu casa solo y con la entrepierna dolorosamente abultada? Pues no lo hagas. O sea, no salgas, no te restriegues, no te morrees, no tontees, no le regales la oreja a las tías, no te crees expectativas poco razonables. Aunque tu miembro vaya por su lado y tú por el tuyo intenta sobreponerte a esa dualidad esquizoide e impulsar algo de esa sangre que se concentra en tu pene hacia tus abandonadas y tristes neuronas.

Y piensa: "Esta chica no es mala, no es una gran hijadeputa, no es una desaprensiva, no es una despreciable cabrona cuyo único fin en esta vida es joder a los tíos; es una simple calientapollas de bien que está tanteando el terreno para estudiar y analizar la oferta y tomar una decisión adecuada a sus intereses, gustos y aficiones. Es una tía con criterio."

Y luego vas y te la cascas. O te follas a tu señora.

Te he comprado una visita de comer jamones

- Te he comprado una visita de comer jamones.

- Queeeeeeeeeeé

- Sopa.

Y vosotros diréis: esto qué coño es? Esta tía se ha vuelto loca?

Pues esto es sencillamente una conversación por guasap que he tenido hoy con mi ex, pero para que os hagáis una idea, es el prototipo de conversaciones que solemos mantener.

No, no es que seamos especialmente aficionados al surrealismo. El problema es que el muchacho no ve un carajo de cerca y con frecuencia se pone a guasapear sin gafas, y entre que no ve lo que está escribiendo y que el corrector automático del móvil escribe lo que le da la gana pues de ahí que tengamos este tipo de charlas.

En realidad el texto anterior escrito correctamente sería tal que así:

- Te he comprado una cosita de comer japonesa.

- Queeeeeeeeeeeeeè

- Sopa.

Concretamente una sopa miso del Día, como me explicó cuando apareció por casa blandiendo triunfalmente la "visita".

Otras veces ni corrector ni leches; me manda cosas como ésta:

- Pñgstre miftbvfe das cgrenxqrts

Lo que perfectamente puede significar:

- Descongelaste anoche las lentejas?

Al principio me quedaba loca pero con el tiempo he ido desarrollando mi sentido de la intuición hasta extremos realmente prodigiosos. Guiándome por el contexto y por algún que otro emoticono revelador he conseguido descifrar buena parte de los mensajes que me escribe.

Un poner, me manda lo siguiente:

- Frec qhn te plastgk nu dsfgcxazo dk copon.

Y al final me pone la carita esa de tío hecho polvo con la frente azul.

Pues yo traduzco:

- Creo que he pillado un trancazo del copón.

Y contesto:

- Te estás tomando algo?

Y él me responde:

- Coso fenks pfevte ne svok tbcxkndo paxnbrthorz

Que traducido viene a ser:

- Como tengo fiebre me estoy tomando paracetamol.

En realidad es algo así como resolver jeroglíficos. Normalmente siempre alguna palabra es medianamente reconocible y a partir de esa palabra se trata de ir reconstruyendo el mensaje en base a un profundo conocimiento del funcionamiento mental del individuo en cuestión y en esa intuición hiperdesarrollada de la que hablaba antes. Es una labor que requiere gran concentración y una buena dosis de paciencia y creatividad.

No obstante no puedo negar que algunas veces me pongo bizca al recibir ciertos guasaps especialmente complejos. Por ejemplo, cuando no hay emoticono que sirva de guía y tampoco ha habido intercambio previo de impresiones y por más que me esfuerce ninguna palabra es reconocible.

Entonces sólo me queda una alternativa. Un mensaje de voz:

-PONTE LAS GAFAAAAAAAS, COÑÑÑÑÑÑO


sábado, 6 de diciembre de 2014

Historia de unos ojos II

Queridos amigos, no quiero cantar victoria pero tengo que decir que... a día de hoy, después de mi operación y sin que las posibles complicaciones y/o secuelas hayan dado señal de vida, de momento... VEOOOOOOOOO!!!!!

Síiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii, VEOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!! Increíble pero cierto!!!!

Y en mi breve historial de persona que ve, he podido observar unas cuantas cosas que me gustaría reseñar:

1. Que ver entraña cierto peligro y puede llegar a ser ruinoso;  he salido de compras y me he dado miedo a mí misma. Resulta que me gusta casi todo lo que veo y, como veo un montón, en media hora me he pulido un pastizal. Esto de ver puede llegar a ser mi perdición.

2. Que al verme la cara en el espejo... joder, no me conozco. Ahora entiendo por qué siempre me veo tan rara en las fotos. En realidad es que nunca me había visto propiamente como soy. De momento estoy un tanto disgustada con lo que he visto, no sé si esto con el tiempo cambiará o me acostumbraré o algo. Ahora mismo estoy en estado de shock.

3. Que me he dado cuenta de que mis hijos necesitan urgentemente una maquinilla de afeitar.  Cómo les ha crecido el bigote a estos chicos desde la última vez que los vi.

4. Que han salido exactamente cinco canas en mi pelo hasta ayer impolutamente castaño, y no sé si es que ha coincidido que me han salido por el canguelo de la operación o que estaban ya ahí y no las había visto hasta ahora. Este puto ojo ya está empezando a dar por culo nada más estrenarlo.

5. Que las uñas de mis pies estaban pintadas sin ningún tipo de criterio racional. Y que la pintura se salía por todas partes y en ocasiones llegaba a la parte trasera de los dedos. Vamos, un sindiós estético.

6. Que muchos de mis jerseys tienen un montón de pelotillas, lo cual nos lleva directamente al punto primero, al de la ruina económica a la que puedo llegar si sigo mirando mi ropa y  luego me pongo a mirar escaparates.

7. Que las paredes de mi casa tienen desconchones por todas partes, lo cual nos lleva de nuevo directamente a lo de la ruina, porque una de dos,  o hago como que no los veo cual era mi costumbre, o al final tendré que llamar a un albañil-pintor-hombreparatodo que me solucione el cifostio, con el consiguiente gasto que ello me ocasionaría.

8. Que el desorden que impera en mi hogar es mucho más grave de lo que yo ya intuía cuando iba a tientas. Hay por todas partes un montón de objetos extraños, algunos de ellos con cables, que no sé para qué sirven. Y esto me lleva directamente a otro problema: los tiro yo todos directamente pegándome un curro de la hostia o me paso meses peleándome con mis hijos para que lo hagan ellos, probablemente con escaso éxito? Terrible dilema, vive Dios.

9. Que el Manolo, mi perro, se ha estado meando impunemente durante toda su vida en buena parte de mis muebles, que presentan por los bajos un aspecto bastante lamentable. Esto, a diferencia de otros detalles que he descubierto, no me ha sentado tan mal, porque he llegado a la conclusión de que es absurdo cambiar de muebles cuando tienes un perro que se mea en todos lados, así que por ahí puedo ahorrar una barbaridad. Gasto en mobiliario, cero.

Y de momento éstas son las cosas básicas que he descubierto desde que dejé atrás mi condición de cegata, pero muy probablemente... continuará.

Lecturas recomendadas 2015

1. Fin, by David Monteagudo. Ésta es una novela que levanta pasiones: hay gente a la que le encanta y otros echan auténticos sapos y culebras cuando hablan de ella. El autor se hizo en su día famoso porque escribió esta primera novela pasados los 40, mientras trabajaba en una fábrica, y fue tal el exitazo que enseguida vendió los derechos de autor para la versión cinematográfica, que dirigió Jorge Torregrossa con intérpretes de la talla de Maribel Verdú o Clara Lago. La película no tuvo buenas críticas pero la novela sí que despertó mucho interés. La recomiendo aquí porque es muy entretenida y se lee en un pispás; concretamente yo en 4 días la tenía lista, y conste que soy lenta leyendo. Monteagudo sabe crear suspense y mantener la tensión argumental hasta el final. Si en este blog yo me dedicara a recomendar obras maestras ni se me ocurriría incluir ésta, porque es verdad que no lo es; tiene fallos narrativos importantes (p.e. empieza contando la historia en pasado y en seguida se pasa al presente sin que haya ninguna explicación razonable) y algunos pasajes, sobre todo los descriptivos, se pueden hacer pesados. Sin embargo es una lectura que atrapa desde el principio y que ha supuesto para mí la incursión en un género que cultivo poco, el de la ciencia-ficción apocalíptica. Vamos, que he pasado muy buen rato y creo que a mucha gente le puede gustar. Yo además vi la película a mitad de la novela porque coincidió que la estrenaron en el Plus. Como no quería que me destriparan el final pero me mataba la curiosidad por ver el tratamiento que el director había hecho de los personajes, de los escenarios y de la trama, me quedé sólo hasta el punto por el que iba leyendo. Como de costumbre, el libro es mucho mejor.

2. El jardín colgante, by Javier Calvo. Premio Biblioteca Breve 2012.  Os sitúo: España, años 70, plena transición. Dos historias cruzadas, una que transcurre en las cloacas de los servicios secretos y otra en la clandestinidad de la izquierda radical ligada al terrorismo. Tenemos a dos agentes bastante peculiares: Arístides Lao y Melitón Muria. Ya los nombres indican que tienen poco que ver con el ideal del espía que predomina en el imaginario colectivo. Tenemos una organización terrorista, la TOD; y tenemos un agente infiltrado en la banda, Teo Barbosa, que tampoco tiene mucho que ver con los agentes infiltrados que habíamos conocido en la literatura de género. Unos y otros van y vienen, entran y salen de los límites de la legalidad, se entrecruzan, se usan mutuamente, coquetean con el crimen y nos muestran una nueva España en la que nada es lo que parece y en la que se trata de borrar a toda costa la historia y la memoria del régimen anterior. Hay quien compara a Javier Calvo con Roberto Bolaño, Murakami o Houellebecq; a mí me parece un poco exagerado pero no cabe duda de que es un hallazgo. Además se lee bien y fácil.

3. La fragilidad de las panteras, by María Tena. Finalista Premio Primavera de novela 2010. Ésta es una de esas historias que se suelen definir como “literatura femenina”. Escrita por una mujer, con personajes principales femeninos y que además indaga en las relaciones entre mujeres, en este caso entre hermanas y entre madres e hijas. La historia está estructurada en tres capítulos, que llevan el nombre de las tres hermanas protagonistas: Itziar, Tere y Laura. Son tres tipos de mujer completamente diferentes pero en cada una hay elementos bastante reconocibles del universo femenino. En las vidas de estas hermanas aparece de repente un hombre misterioso que será el vehículo a través del cual conoceremos, además del presente, el pasado de la familia: secretos, traumas, recuerdos, etc. El libro se lee bien pero tengo que decir que en la tercera y última parte decae bastante y la verosimilitud se sacrifica casi por completo, tanto en el desarrollo de la acción como en el comportamiento de los personajes. El final parece como precipitado, como si la autora se hubiera encontrado con que ya ha escrito bastante y despachara la historia con dos brochazos. En fin, de todas formas es una lectura ligerita y recomendable para días de asueto y relax.

4. Amantea, by David Cantero. David Cantero es ese presentador bastante guapito de los telediarios con el pelo canoso, ya sabéis, el de Telecinco. Por lo visto también es poeta, novelista, fotógrafo, pintor y todo lo que se tercie. Un Leonardo Da Vinci de nuestros días, vamos. "Amantea" es su primera novela y eso se nota en muchas cosas (abuso de la prosa poética, recurso al efecto culebrón, cierta tosquedad en la forma, etc.) pero apunta maneras y denota talento para el oficio. Y se lee muy bien, y además a ratos se llora. Sí, para mí es su principal atractivo; hacía mucho tiempo que una novela no me hacía llorar, pero reconozco que Cantero se lo ha montado. "Amantea" es una historia de amor que, como ya he apuntado, a veces discurre muy cercana al terreno del culebrón, pero de vez en cuando se escapa y a través de las múltiples historias paralelas que cuenta, el argumento llega a hacerse apasionante. Sobre todo me gusta mucho cómo introduce el autor la historia (con esa seminovela del periodista que viaja con su familia al sur de Italia y en la casita donde se aloja encuentra un manuscrito), y también me ha encantado el final. No es que no se vea venir, a poco que tengas algo de imaginación lo ves, pero el tío lo cuenta muy bien, y... coññño, te hace llorar, que tiene su mérito. No creo que sea nunca catalogada como obra maestra de la literatura pero podéis darle una oportunidad. Aunque aviso, las partes semipoéticas se hacen muy pesadas. Yo, de hecho, algunas directamente me las salté por tolmorro.

5. La estepa infinita, by Esther Hautzig. La autora relata en primera persona su experiencia como deportada polaca en Siberia durante los años de su infancia. Una niña judía, de familia bien, que no había pasado jamás la menor penalidad, de golpe se ve un día arrancada de su casa, de su ciudad y de la seguridad de su entorno para emprender un largo viaje junto con su familia en un hacinado vagón de ganado a través de toda Rusia hasta llegar a la durísima estepa siberiana, donde vivió durante casi cinco años en condiciones bastante penosas. Paradójicamente esta inesperada deportación fue lo que la salvó de un destino mucho peor, el que le hubiera esperado de haber permanecido en Polonia tras la invasión alemana. Es una novela amena, sencilla y a ratos bastante conmovedora, sin llegar a caer en lo descaradamente lacrimógeno. Y al tratarse de los recuerdos de una niña, tiene un cierto toque de diario adolescente. Está muy bien escrita y lo que cuenta es interesante. No deja de tener el valor documental de cualquier experiencia personal, por supuesto con su carga de subjetividad pero también con la autoridad testimonial que da el haber estado allí. Fue nominada al National Book Award en 1969.

6. Un adúltero americano, by Jed Mercurio. Nos encontramos ante una disección de lo que es la infidelidad conyugal, personificada en un célebre adúltero, John Fitzgerald Kennedy.  Tengo que decir que la novela me ha encantado, porque además comparto gran parte de la filosofía vital de JFK en relación al matrimonio y la familia. Comparto su poco apego a la monogamia pero en cambio su amor incondicional a la familia como eje vertebrador de su vida; comparto la clara distinción que hace entre fidelidad sexual y lealtad hacia los suyos. Es verdad, muy pocos estarán de acuerdo con esta visión (la primera que no lo estaba era su propia esposa Jacqueline, firme defensora de la monogamia y la fidelidad conyugal a muerte) y la inmensa mayoría leerá este libro con una actitud moralmente crítica hacia "nuestro hombre" (como lo bautiza Jed Mercurio en el primer capítulo), pero para mí esta novela ha supuesto una verdadera gozada por la peculiar personalidad del protagonista. De todas formas Mercurio no sólo nos habla de la faceta pichabrava de JFK. También es interesante saber que, además de un famoso adúltero y un mítico presidente que se enfrentó a retos políticos que han hecho historia, JFK fue un tipo atormentado por un montón de problemas de salud, por fortísimos dolores, por tratamientos médicos demoledores y por la certidumbre de que su destino más probable era la invalidez y la silla de ruedas a muy corto plazo. A que no lo sabíais? Pues sí. Igual resulta que Lee Harvey Oswald le hizo un favor, porque para un tipo como él eso hubiera sido muy probablemente peor que la muerte. En definitiva, una biografía novelada que puede sorprender a muchos, y que en todo caso, es perfecta por lo menos para cotillear. Por cierto, impagables los capítulos sobre Marilyn, que desde el primer momento luchó a muerte por usurpar el puesto de Primera Dama, ya sabéis, el clásico de "la otra" empeñada en ser "la una". El pobre Jack vivía en un sinvivir sólo de pensar en la cantidad de gilipolleces que se le podían pasar por la cabeza a aquella descerebrada para joderle la vida, aunque hay que reconocer, las cosas como son, que fue bastante cabroncete con ella. Si queréis saber por qué... a leer.

7. Armadillo, by William Boyd. Lorimer Black, el protagonista,  es un ajustador de pérdidas. Para entendernos, un esbirro de las compañías de seguros que se dedica a desbaratar las ilusiones de la gente de bien con respecto a las pólizas que han estado pagando religiosamente. Que hay un incendio en tu casa? Pues Lorimer va, te hace unas cuantas preguntitas y elabora un informe en el que desaconseja seriamente que el seguro te pague porque es muy probable que el incendio lo hayas provocado tú. Y si es mentira y te enfadas un poquillo te amenaza con interminables pleitos que muy probablemente no podrás afrontar económicamente y que sin lugar a dudas, contra los carísimos abogados de la compañía de seguros, perderás. Os imagináis qué clase de vida lleva Lorimer? Pues está plagada de suicidios, intentos de asesinato y otros incidentes por el estilo. Pero si encima sabéis que no se llama Lorimer sino que se llama Milorme y procede de una familia de gitanos originarios de una desconocida región de la Europa del este y que lleva toda la vida ocultando su procedencia a todo el mundo... pues os sale este Armadillo. Un tipo que colecciona cascos de la antigüedad clásica y que va por ahí enamorándose locamente de desconocidas que pasan en un taxi. Al final, aunque sea un imbécil de tomo y lomo, se le coge hasta cariño. Y es que William Boyd se curra al personaje y al mismo tiempo consigue hacer una magnífica sátira de la sociedad británica, de la especulación y del capitalismo salvaje que lleva a las personas a convertirse en verdaderos depredadores. He leído por ahí que hay un proyecto de peli o algo así. Estaría bien.

8. Los imperfeccionistas, by Tom Rachman. El título mola, verdad? Pues no es lo único. Se trata de la intrahistoria de un periódico. Cada capítulo está dedicado a un personaje relacionado con el diario. En algunos momentos las vidas de estos personajes se cruzan y eso da lugar a conocer, aunque sea en segundo plano, la continuación de esas vidas que dejamos en otro episodio. Son todos seres imperfectos, con vidas imperfectas y llenas de contradicciones como las de cada uno de nosotros. Y entre vida y vida, va transcurriendo la propia historia del periódico en forma de microcapítulos intercalados, que nos guían por cada momento cumbre de esa historia, desde sus orígenes hasta su ocaso. Creo que os puede gustar, porque está escrito en forma de cuentecillos, y cada narración tiene su puntito, su hecho diferencial. A mí la que más me ha gustado es la de la directora financiera. Creo que como relato es sencillamente magistral. Pero los demás tampoco desmerecen, y para gustos colores, oye.

9. La librería ambulante, by Christopher Morley. Esto no es ningún gran descubrimiento; es una novela publicada en el año 1917, pero yo sí la acabo de descubrir ahora y sencillamente me he enamorado. De la historia, de la ambientación, de los personajes, de la filosofía que subyace bajo su aparente sencillez... Me he enamorado, en definitiva, de la forma de narrar de Morley y no tengo más remedio que aconsejar desde este pequeña plataforma virtual que todos los que amáis la lectura y los libros leáis éste. La historia va de una buena señora que en la Nueva Inglaterra de principios del siglo XX se embarca en una aventura de vendedora ambulante de libros por obra y gracia de un hombrecillo que consigue fascinarla con su excéntrica personalidad y su amor por la literatura. Cuando Helen McHill conoce al profesor su vida da un vuelco y de repente siente la necesidad de comprarle su Parnaso y salir a recorrer el mundo difundiendo esa pasión por la lectura que a mí me resulta tan familiar. Yo me siento un poco aquí como Helen McHill y el profesor porque también intento en estos posts de lecturas recomendadas transmitiros mi entusiasmo por las obras que leo y compartirlo con vosotros. Si de paso consigo que algunos leáis esos libros y participéis de mi experiencia me doy por más que satisfecha. Yo también tengo mi pequeño Parnaso y aunque sea virtual y menos cálido que el de Helen y el profesor, aquí está para testimoniar mi propia aventura con los libros. Debo deciros que hay una especie de continuación de la historia, "La librería encantada", pero no está ni mucho menos al nivel de la primera, ni de lejos. Pero bueno, para el que tenga curiosidad lo dejo dicho.

10. La pared vacía, by Elisabeth Sanxay Holding. Esta pequeña novela fue en su día elegida por Hitchcock como uno de aquellos relatos de suspense que rodó para la televisión. Pero también fue llevada al cine dos veces; "Almas desnudas" se llamó en España una de las dos pelis. Y en verdad la novela es cinematográfica cien por cien;  todo el tiempo estás visualizando lo que Holding cuenta. Tanto es así que desde el principio sientes la necesidad de poner cara a los personajes. Yo a la pareja protagonista en seguida los identifiqué con Bogart y Bacall pero conforme iba leyendo Bacall dejó de funcionar en el papel. Lucia Holley no tiene nada de mujer fatal; más bien al contrario, es un ama de casa seria, responsable y un tanto aburrida que en tiempos de la Segunda Guerra Mundial se ve de repente envuelta en un turbio asunto de chantaje y que, en su obsesión por mantener a salvo a su familia y por protegerla, va tomando decisiones erróneas que la van enredando cada vez más en el sórdido mundo del hampa. No, Bacall no podía ser. Y entonces lo vi; era la Meryl Streep de "Los puentes de Madison", y Donnelly no podía ser otro que Clint Eastwood. En fin, amigos, qué os puedo decir. Si no confiáis en mi criterio sólo puedo añadir que Raymond Chandler catalogó a Holding como la mejor escritora de suspense de su tiempo y hay hasta quien afirma que fue la gran inspiración de Patricia Highsmith. En cualquier caso una novela muy bien escrita y altamente recomendable.

11. Un trastorno propio de este país, by Ken Kalfus. Marshall y Joyce están en pleno proceso de divorcio cuando se produce el ataque al World Trade Center el 11 de Septiembre de 2001. Ella cree que él ha muerto porque trabaja en el piso 80 de una de las torres y él cree que ella ha muerto porque tenía billete para uno de los vuelos siniestrados. La realidad es que los dos se han librado de puro milagro... para disgusto y desesperación del otro. Así empieza esta historia de odios y enfrentamientos sin fin que van in crescendo a lo largo de todo un año y que llegan en ocasiones a niveles difícilmente comprensibles. En esta novela he leído yo algunos de los pasajes más surrealistas que me he encontrado jamás. Para muestra un botón, os copio un diálogo que tiene lugar cuando Marshall decide, siguiendo el ejemplo de los terroristas, inmolarse y matar a Joyce y los niños con una bomba casera que él mismo ha fabricado: " - Dios es grande. - Qué haces, qué es eso? - Una bomba de suicida.- No me digas.- La he hecho yo. Llevo encima dinamita suficiente para volar toda la manzana. Dios es grande.- Y por qué no funciona? - No lo sé. Lo de los cables es complicado.- Seguiste las instrucciones? - Estaban en árabe pero había un gráfico.-  Déjame ver.- Puedo arreglarlo solo.- No seas gilipollas.- Demasiado tarde.- Quieres que le eche un vistazo o no? - Si quieres.- Ummm, el cable rojo se ha salido del borne.- Muy bien, sería mucho pedir que lo volvieras a enganchar? - Ya está.- Dios es grande. Mierda.- No digas palabrotas.- No funciona.- Déjame comprobar los demás cables.- Puedes arreglarlo? - No me metas prisa, eh? Tengo que mirarlo bien, no te muevas." Qué os parece? No es sencillamente genial?

12. La mirada inocente, by Georges Simenon. Obviamente ésta no es ninguna novedad editorial pero sí puede ser una novedad literaria para muchos que sólo conozcan al gran Simenon a través de su personaje más emblemático, el famoso comisario Maigret. De hecho yo no tenía ni idea de que este hombre hubiera escrito otra cosa que no fuera novela negra. Aquí Simenon nos lleva a dar un paseo por la mirada limpia de un niño con una sensibilidad muy especial. Ese niño nos muestra una realidad muy dura, la del París de los primeros años del siglo XX, previos a la Gran Guerra, pero no el París de la gente pudiente y glamourosa, sino el otro, el de los que sobrevivían a duras penas, se hacinaban en cuchitriles y no tenían más que lo puesto. Y sin embargo la mirada de Louis es tan tierna y tan luminosa que os puedo prometer que vais a terminar queriendo igual que él ese otro París en el que el protagonista creció junto a su madre, vendedora ambulante, y sus hermanos. Qué grande Simenon!

13. Si Sabino viviría, by Iban Zaldua. El detective galáctico José Miguel López Belausteguieta, alias Cosmic Josemi, bebedor empedernido, trisexual y ludópata del mus, es contratado desde el planeta Nueva Euskadi para que baje a la Tierra y encuentre restos del ADN de Sabino Arana, padre del nacionalismo vasco, con objeto de insertarlos en el ordenador central de Nueva Euskadi, Sin embargo, los infames enemigos del planeta Tauro intentarán impedir que los restos de Sabino lleguen a su destino, complicando al máximo las labores de nuestro héroe. En su deambular por la galaxia tras el ADN de Arana, Cosmic Josemi contactará con un montón de personajes, algunos de ellos simpáticos androides, que le acompañarán en su aventura. Para que os decidáis a leer esta divertidísima novela intergaláctica, supercachonda y completamente irreverente baste decir que la frase más usada por el protagonista durante su misión es "Entonces de follar nada de nada, no?". El pobre Josemi no consigue controlar sus hurgalios ni en las más peligrosas ocasiones, y como es trisexual el mundo para él está lleno de tentaciones. Una caricatura en clave de ciencia-ficción, descojone asegurado, Iban Zaldua carga contra todo y contra todos: el nacionalismo vasco y también el español, las mafias literarias, el terrorismo de ETA, la Universidad como antro de corrupción, vicio e incompetencia... vamos, que no deja títere con cabeza, Pero lo mejor sin duda es que te partes de la risa con las ocurrencias, aventuras y desventuras del amigo Josemi. Un gran descubrimiento Zaldua, apúntatelo.

14. La enfermedad, by Alberto Barrera Tyszka. Ésta es una novela dura y, al contrario que la anterior, nada divertida. En ella se aborda la forma tan radical en que cambia la vida de las personas cuando en ella entra de repente la enfermedad, que todo lo invade y todo lo distorsiona. El protagonista es un médico que de repente se enfrenta a un cáncer terminal de su padre al mismo tiempo que le persigue un paciente convencido de estar gravemente enfermo. No es una novela apta para depresivos ni para hipocondríacos porque ciertamente tiene pasajes angustiosos pero es una reflexión muy acertada de lo que es nuestra relación con la vida, la enfermedad y la muerte. Tiene un gran final, y hasta aquí puedo contar. Ganó el prestigioso Premio Herralde de Novela, creo que muy merecidamente.

15. Ordeno y mando, by Amélie Nothomb. Te encuentras una noche en una fiesta y un tipo se te acerca y te dice que si alguna vez se te muere un invitado en casa sobre todo no avises a la policía. Casualmente al día siguiente alguien llama a tu puerta, te pide que le dejes entrar para hacer una llamada y súbitamente la palma. Pues así empieza esta historia que oscila entre lo kafkiano y lo cómico. Al protagonista se le muere un señor en su casa y como su vida es una mierda decide que va a intercambiar su personalidad con el difunto. A partir de ese momento todo lo que ocurre es una sucesión de situaciones surrealistas que desafían la verosimilitud del relato pero que sin embargo consiguen convencer al lector. En el fondo no deja de ser una historia de amor un tanto extraña que a algunos les gustará más y a otros menos pero que todos convendrán en que al menos es original. Es una novela cortita y se lee muy fácil. Por lo visto la autora es un crack allá por La France.