viernes, 16 de marzo de 2018

Reinserciones

Tras el bochornoso espectáculo que nuestros representantes políticos dieron ayer en el Parlamento en el debate sobre la derogación de la Prisión Permanente Revisable, me siento en la obligación por un lado de manifestar alto y claro mi desprecio hacia la clase política actual en general, indigna y sinvergüenza hasta la náusea, y por el otro de poner negro sobre blanco el estado de la cuestión.

Para los que aún tengan dudas al respecto (creo que un escaso 20% de la población) la Prisión Permanente Revisable (PPR) no es sinónimo de Cadena perpetua, por más que algunos liantes se empeñen en equipararlas. La misma condición de "revisable" la convierte en algo totalmente diferente.  Es perpetua únicamente si al ser revisada se determina que la persona no está rehabilitada.

Por lo mismo, tampoco es una pena incompatible con el principio constitucional de "reinserción". Precisamente lo que se evalúa en las revisiones es si la persona está o no en condiciones de ser reinsertada, es decir, si puede volver a la sociedad con ciertas garantías de que no volverá a repetir el delito por el que fue condenada. Es una pena, por cierto  presente en casi todos los países de nuestro entorno, que se reduce a un número muy pequeño de casos de especial gravedad.  Yo veo concretamente dos muy claros que son un peligro evidente para la sociedad: violadores reincidentes y pedererastas crónicos.

No quiero decir con esto que no sean reinsertables; por supuesto su estancia en la prisión tiene que ir encaminada a que vuelvan a la sociedad rehabilitados. Pero cuando no se consigue este fin... qué hacemos? Los soltamos y nos encomendamos a la Virgen de Lourdes para que no nos toque cruzarnos con ellos?

Hago esta pregunta especialmente a aquéllos que dudan de la conveniencia, incluso de la legitimidad, de esta pena. Qué haríais con ellos? Os habéis parado a pensar que uno de esos violadores que ya han cumplido su pena pero siguen teniendo el mismo impulso al que no se pueden resistir se cruce con vosotras o con vuestras hijas o mujeres?

La reinserción, queridos amigos, no es un derecho del preso; es el objetivo al que debe ir encaminada la pena de prisión. Ésta es la confusión que parece tener mucha gente. Y ninguna manera mejor para favorecer la reinserción y para estimular al recluso a rehabilitarse que evaluarlo cada X tiempo.

Muchos dicen que España es uno de los países con el código penal más duro del mundo democrático y seguramente es verdad. Pero es que no se trata de que alguien cumpla 30 o 40 años de cárcel, se trata de que quien no esté preparado para vivir en sociedad no lo haga, y quien sí lo esté no tiene por qué tirarse 40 años en la cárcel. Por qué?  No es cuestión de que las penas sean más largas; es cuestión de que tengan un sentido práctico.

Por otro lado los que piensan que la PPR es una pena con visos de venganza... en fin. Evidentemente la pena de prisión es la forma que ha encontrado la sociedad civilizada para sustituir a la venganza, pero es claro que las víctimas de crímenes precisan una reparación porque si no se sienten reparadas en su pérdida probablemente y con toda lógica se tomarían la justicia por su mano. Por supuesto que hay un componente punitivo, es un castigo que la sociedad exige a las personas que han cometido un delito, pero no es una venganza.

Ayer varios padres de víctimas de delitos especialmente duros asistieron al pleno en el que se debatía este asunto. A los que han criticado su presencia allí yo les preguntaría si no les parece lógico, razonable y hasta obligado que en un pleno sobre Memoria histórica asistan víctimas del franquismo, o pensionistas a un pleno sobre pensiones, o colectivos feministas a un pleno sobre el aborto, por ejemplo. 

Esas personas tenían todo el derecho del mundo a estar allí, con sus más de dos millones de firmas, una de las cuales por cierto es la mía. Y por mucho que unos y otros intenten manipular este asunto, como tantos otros, ellos decidieron libremente su asistencia porque defienden algo que creen que es justo, y lo creen ellos y muchas más personas.

Los que no estuvieron a la altura de las circunstancias y una vez más nos hicieron avergonzarnos a muchos, fueron los representantes políticos, que podían haber defendido sus argumentos perfectamente sin tener que aludir constantemente a ellos y a sus desgracias, y mucho menos sin insultarles, como hizo con una poca vergüenza impresionante el portavoz del PSOE, para espanto de muchos de los diputados socialistas asistentes y para muchos de sus votantes. Algunos de ellos han pedido perdón y han manifestado no sentirse representados en sus palabras pero la persona que dijo esas palabras sigue en su cargo y hasta ahora no se ha disculpado, que yo sepa.

La PPR es un clamor popular, además totalmente transversal. Aunque los partidos llamados de izquierdas (que yo ya no sé ni lo que son) se manifiesten en contra, buena parte de sus votantes están a favor. Resulta curioso, cuando menos, el poquito caso que les hacen en este asunto y lo importante que les parece en cambio el parecer de los ciudadanos en otros asuntos. Si lo de las pensiones es un clamor popular y el argumento es que el gobierno no puede hacer oídos sordos al pueblo... con la PPR qué pasa? En esto no hay que escuchar al pueblo?  En esto la opinión de la gente nos importa una mierda? La gente sólo tiene opiniones sanas y razonables cuando se trata de pensiones, feminismo y causas afines que nos molan, o la gente debe ser escuchada en todas las causas?

De verdad, vergüenza de políticos. Los de la vieja política, los de la nueva... todos. Qué asquito dan, por favor!

martes, 13 de marzo de 2018

Rafi y Pepe

Me cuenta mi prima Mari Carmen que este año es el 50 aniversario de sus padres y que le gustaría que escribiera algo para ellos. Le contesto que por supuesto, no me cuesta nada hacerlo porque tengo mucho cariño hacia mis tíos y además hay muchas cosas que me gustaría decirles, y qué mejor ocasión que ésta.

Mis tíos Rafi y Pepe son lo que podríamos definir como "la pareja perfecta". Creo que desde que nacieron estaban hechos el uno para el otro. Estoy segura de que habrán tenido que discutir muchas veces durante su vida conyugal pero cualesquiera que sean las cosas por las que hayan disentido nunca han minado un ápice la fortaleza de su relación. Mi madre siempre los miraba con cierta envidia, sana envidia porque los quería mucho a los dos, pero siempre decía que le hubiera encantado tener un marido como mi tío, tan alegre, con tan buen humor, tan atento, tan pendiente siempre de su mujer, en definitiva,  tan enamorado. Todo lo contrario que mi padre, que era un marido bastante frío y reservado, poco dado a caricias y gestos amorosos.

Y no es que mi madre no conociera a otras parejas enamoradas pero mis tíos tenían una particularidad: les ha tocado una vida sumamente difícil, plagada de obstáculos que les han llevado a pasar por situaciones muy duras, de ésas que ponen a prueba a las parejas, que o las destroza o las une para siempre. En su caso ahí están, 50 años de amor y de cuidado mutuo, los hechos hablan por sí mismos.

Pero se me ocurre que el mejor homenaje que puedo hacerles es relatar su historia.

Hasta un determinado momento de sus vidas, ellos fueron un matrimonio más o menos normal de la época. Una familia modesta, ella ama de casa, él camionero, dos hijos, niño y niña, y mis abuelos, los padres de ella, que también vivían con ellos. Luego el abuelo murió y quedó la abuela. También mi tío tuvo un accidente con el camión y eso supuso un fuerte revés porque se quedó sin trabajo, pero no tardó mucho en incorporarse como conductor de autobús a una empresa de la ciudad. Era un trabajo duro, casi más que el camión, porque él se encargaba de llevar y traer a los trabajadores a la fábrica en sus distintos turnos, lo que le obligaba a soportar unos horarios infernales que le impedían disfrutar de una vida medianamente normal. Empezaba muy temprano, de madrugada, llevando al turno de mañana, y así se pasaba todo el día yendo y viniendo del autobús a su casa, casi sin días de descanso, pringado de la mañana a la noche. Eso sí que era trabajar como una mula, pero qué remedio! Era el único sueldo que entraba en su casa y tenía una familia que mantener. Mi madre siempre decía que si le tocaba la lotería (la pobre vivía con esa ilusión) lo primero que haría sería comprarle un taxi y una licencia a mi tío para liberarlo de esa esclavitud y que pudiera descansar.

Pero bueno, vivían más o menos felices y en armonía. Tenían unos hijos buenos que no les daban grandes problemas, la abuela estaba bastante bien de salud y no les faltaba para vivir. No han sido nunca personas con grandes necesidades así que vivían bien con lo que tenían, de vez en cuando en algún día libre de mi tío cogíamos todos y nos íbamos a la playa, ida y vuelta en el mismo día, como se viajaba en aquellos tiempos. Recuerdo que antes de que mi padre tuviera coche íbamos todos juntos en el 600 de mi tío. Los padres delante y las madres detrás con los 5 niños. Cuando volvíamos por la noche todo quemados no sabíamos cómo ponernos, nos pasábamos el viaje doloridos y chillando porque alguien nos había rozado. Pero lo pasábamos muy bien.

Las cosas empezaron a torcerse cuando mi tía enfermó y le diagnosticaron un tumor cerebral. Fue un palo para ella y para toda la familia. Comenzaron las operaciones, las idas y venidas al hospital, los tratamientos. Fue una enfermedad larga y azarosa, de la que mi tía salió con vida pero con importantes secuelas tanto físicas como emocionales. Mis primos tuvieron que hacerse cargo de cuidar a su madre y también a la abuela, que por aquel tiempo empezó a reclamar su cachito de atención. Mi tío, el pobre, no daba abasto pero era conmovedor ver la ternura con la que mimaba a su mujer, el cariño con el que la miraba, con ese miedo de saber que la podía haber perdido y ese alivio de que, después de todo, había logrado salir de aquello.

Cuando empezaban a levantar cabeza y ya se habían adaptado a la situación fue cuando les cayó el golpe definitivo: la muerte de mi primo. Murió a los 19 años, como mi hermano unos años antes. Ésta era la época en la que mi madre más envidió a mi tía porque las dos habían pasado por la misma triste experiencia pero mi tía tenía un arma de potencia infinita: su marido. Siempre había admirado el cuidado y la dedicación de él durante la enfermedad de ella, pero ahora lo que más la admiraba era el modo en que él, con todo su dolor a cuestas, intentó sobreponerse para consolarla a ella, para no dejarla caer, cómo se volcó en darle ánimos, en sacarla del estado de postración en que quedó. Nunca jamás en la vida he visto a un hombre más entregado ni más enamorado. Podía haberse metido en sí, podía haberse regodeado en su propia pena; tenía derecho, mi padre lo hizo cuando perdió a su hijo, es lo más normal del mundo, pero no, mi tío no hizo nada de eso. Todas sus fuerzas las puso al servicio de salvar a su mujer de caer al precipicio, y eso lo convierte a mis ojos en un verdadero héroe, una de las personas más valientes y más poderosas que he conocido nunca.

Con el tiempo la abuela murió, mi prima se casó y se fue a vivir a Huelva y entonces mi tío tomó la decisión mejor de su vida. No le compensaba seguir trabajando de sol a sol y además a mi tía no podía dejarla sola como estaba. No es que no pudiera moverse ni nada de eso pero necesitaba ayuda para muchas cosas. Por eso él decidió irse al paro hasta la edad de jubilarse, que le quedaban pocos años, y vender su casa para comprarse un apartamento en la costa, cerca de su hija. Dicho y hecho. Hace ya muchos años que viven allí, por fin disfrutando de un merecidísimo descanso. Tienen a su hija, su yerno y su nieta a dos pasos, y aunque son una familia pequeña están muy unidos y creo que son felices. Largos paseos junto al mar, un clima suave y agradable, las necesidades cubiertas, mucho amor, tener a toda tu familia cerca, quién no ha soñado con una vejez así?

Nunca nadie les devolverá a su hijo, eso es una pérdida y un dolor para toda la vida. Pero han tenido la suerte de envejecer juntos y con relativa buena salud. Mi tía está mucho mejor desde que se fueron, me da muchísima alegría cuando los veo porque están estupendos los dos. Él, que siempre había sido muy buen cocinero pero nunca antes pudo dedicarse a ello, es el que se encarga de hacer la compra, ir a por el pescaíto fresco a la lonja, cocinar, y hacer las pocas cosas de la casa.

Sigue conservando unos ojos verdes preciosos, los mismos que nos tenían a todos alucinados desde siempre, porque además de ser un hombre hecho y derecho de los pies a la cabeza encima el tío era guapo. Guapo no, guapísimo. Cuando yo era pequeña siempre pensaba que quería casarme con un tío tan guapo como él. Mi tía también era preciosa, pero era una belleza a la que estábamos más acostumbrados,  cordobesa morenaza de ojos oscuros, una hermosura muy a lo Julio Romero. Por eso nos llamaba más la atención mi tío, que era rubio con ojos claros y eso no se encontraba tan fácil, parecía extranjero. Por cierto, que sus ojos los heredó mi prima, suerte que tuvo.

En definitiva, no se me ocurre mejor regalo que hacerles por sus bodas de oro que contar su historia, para mí una gran historia de amor, de ésas que se dan tan pocas veces en la vida, de ésas de AMOR de verdad de verdad. Puede que no tuvieran suerte del todo en algunos aspectos de la vida y que hayan tenido que soportar palos muy duros, pero en lo que sí tuvieron una fortuna infinita fue en encontrar a la persona con la que iban a compartir su vida.

Desde aquí les deseo muchos años más de felicidad, de tranquilidad, de salud y de amor. Se merecen todo lo mejor, la cuota de dolor que les corrrespondía en el mundo ya la tienen pagada de sobra. Se han currado a pulso esa larga jubilación de mar, pescaíto, aire libre y sol. Y además tienen una familia que los adora, en realidad todo el mundo los quiere. Todos los queremos, imposible no hacerlo.

Muchas felicidades y un abrazo inmenso.

lunes, 12 de marzo de 2018

Puteros

Veo el Salvados de anoche sobre la trata de blancas y me quedo completamente horrorizada.

Évole entrevista a una chica rumana que durante varios años se dedicó a la prostitución en unas condiciones de explotación, deshumanización y hacinamiento terribles. La chica habla con una claridad y una coherencia sorprendentes. Después de una experiencia así de traumática, su testimonio es escalofriante así como la serenidad con la que analiza todo lo que le ocurrió.

Una de las cosas que más me impresiona es la frialdad con la que habla de su clientela. Ella divide a los puteros en dos grupos básicos, a saber:

1. El putero "bueno", el empático, el que habla con ellas y les pregunta pero que no es mucho mejor que los demás porque al final lo que quiere es recibir su servicio y punto, aunque revista esa transacción comercial de un mínimo de humanidad.

2. El putero que lo que busca es sencillamente un vertedero en el que vaciarse y que pasa totalmente de la persona que le está practicando el servicio.

Hay un grupo más, que es precisamente el que decidió a esta chica a salir del infierno:  el de los sádicos, los aficionados al sexo extremo, cuanto más brutal mejor, un grupo en principio minoritario pero cada vez más numeroso, que con sus prácticas suele realizar verdaderas carnicerías e incluso a veces llevar a las prostitutas a la muerte.

Varias veces he hablado en este blog sobre prostitución y siempre digo lo mismo. Soy partidaria de la regularización de esta actividad porque me parece la única forma de controlarla, garantizar las condiciones de trabajo de las prostitutas y sobre todo combatir la explotación y la trata. Las actividades opacas se prestan muchísimo al tráfico ilegal, lo mismo con drogas o cualquier otra mercancía que con las personas.

Por otro lado siempre he pensado que existen prostitutas que se dedican voluntariamente a ese trabajo y hasta asociaciones en las que reivindican eso precisamente, la regularización y dignificación de su actividad. Están dispuestas a ser unas trabajadoras normales, a pagar sus impuestos y a cotizar a la Seguridad Social a cambio de salir de la alegalidad en la que viven.

Siempre he creído que la prostitución se erradicará por completo no a base de prohibiciones ni de persecución sino con el cambio de valores de la sociedad, es decir, a base de educación. Cuando no haya tíos que conciban la idea de pagar a cambio de sexo porque valoren a la otra persona como tal y no como un mero agujero en el que  desahogarse. Entonces simplemente el oficio desaparecerá porque no habrá demanda.

Sí que da un poco de miedo la deriva de la sociedad en este aspecto, que no va ni mucho menos encaminada en ese sentido que a mí me gustaría. El acceso fácil de los niños a la pornografía, y no a una pornografía normal sino a las más extremas y violentas, no augura nada bueno. Muchos chicos se inician en la sexualidad con la contemplación de imágenes muy fuertes e impactantes que a su edad son incapaces de asimilar y gestionar. Por eso, dicen los expertos, se dan esos espeluznantes casos de niños que violan a otros niños o que se sienten impelidos a imitar a grupos de violadores como la tristemente famosa "Manada". Es escalofriante que muchos de ellos puedan llegar a pensar que ese tipo de sexo es "normal", deshumanizando por completo a la otra persona y despojando de cualquier emoción la actividad sexual.

En fin, es un tema muy complicado, pero a mí la clave me sigue pareciendo que está en la figura del putero. Según Salvados, un 40% de los hombres han  usado alguna vez los servicios de una prostituta. Es una cifra escandalosa. No me imagino la clase de hombre que acude a un club o que busca en un polígono a una chica para que le coma la polla, pero teniendo en cuenta la cantidad es obvio que a más de uno y más de dos tengo que conocer. Quiénes son? Son mis vecinos, o mis compañeros de trabajo? Son mis amigos? Son los mismos que ves sentados los domingos con sus mujeres e hijos en las terracitas de los bares tomando el vermú?

Según la chica rumana de la entrevista sí. De hecho ella trabajó después de camarera en un restaurante al que iban muchos de sus antiguos clientes, y no solo no se avergonzaban lo más mínimo al verla sino que algunos hasta le guiñaban el ojo con pretendida complicidad.

Esos tipos asquerosos a los que les importa una mierda lo que les pueda pasar a esas mujeres y que sólo las ven como un objeto de usar y tirar están disfrazados de personas normales, nos rodean, los vemos y muchos puede que hasta nos parezcan buenas personas. Es posible que llamen a los programas de radio para solidarizarse con los refugiados o para dar el pésame a los familiares de alguna víctima. Tal vez en su entorno les tienen por honrados padres de familia incapaces de hacer daño a una mosca. Igual van a misa todos los domingos y dan hasta lecciones de moral a sus allegados, no me extrañaría. Para mí no son más que bestias y me horroriza pensar que cientos de ellos están camuflados entre mis amigos y conocidos sin que yo sea capaz de distinguirlos.

Un taxista que llevaba a muchos a los clubs  de carretera contaba que jamás hablaban de las chicas como de personas sino en función de sus "talentos": ésa tiene un buen culo, aquélla la chupa de puta madre... Ellos saben que muchas de esas chicas están ahí en contra de su voluntad y explotadas por un proxeneta, lo saben como lo sé yo y como lo sabemos todos, pero les da igual. Sólo quieren un sitio donde meter la polla sin que les molesten ni les coman la cabeza. Bestias, bazofia, basura, escoria, mierda. 

No puedo evitar sentir hacia ellos un asco sin fin. Unas ganas inmensas de vomitar. Cerdos!

sábado, 10 de marzo de 2018

Una gran campaña

Escucho en la radio que según los últimos datos del CIS el problema de la desigualdad entre hombres y mujeres ocupa el penúltimo lugar en la lista de preocupaciones de los ciudadanos. No recuerdo exactamente el porcentaje pero es totalmente ridículo. Es decir, la mayoría de la gente piensa en ese asunto poco o nada. O al menos así era en la última encuesta.

Paralelamente con motivo del 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, este país ha sido objeto informativo en todo el mundo por las impresionantes movilizaciones feministas que han tenido lugar, incluida una huelga de mujeres sin precedentes. Siendo el nuestro uno de los países del mundo con un grado de igualdad mayor entre hombres y mujeres y con el índice de preocupación por este asunto que refleja el CIS llama bastante la atención que seamos la nación en la que las protestas feministas  se hayan producido con mayor intensidad y afluencia.

No sé qué conclusiones sacará quien lea estos datos. Para mí está claro que lo que se ha producido es una sobreactuación espoleada por distintos medios de comunicación y por las redes sociales, que se han tirado las últimas dos semanas convirtiendo lo que en principio no era un problema importante para la gente en el GRAN PROBLEMA. Con la inestimable colaboración de las grandes reinas de la tele y la radio: Ana Rosa, Susanna Grisso, Julia Otero, Pepa Bueno... todas unidas en amable sororidad por una gran causa.

Mi fe en la humanidad, como sabéis, es cada vez menor. Sobreexcitar a la masa con algún tema determinado es sumamente fácil porque la gente, seamos francos, tiene un criterio bastante pobre. A fin de cuentas, para el ciudadano no existe lo que no sale en los medios, salvo que él personalmente esté viviendo en propia carne algún conflicto. Por eso nos interesan las guerras en unos países y no tenemos ni idea de las de otros, siendo igual de asquerosas y destructivas. Y por eso podemos tirarnos meses y meses hablando de un tema que a ellos les interesa sin que en realidad influya mayormente en el día a día de la gente. Por ejemplo, el tema catalán. Llevamos años dale que te pego, ha sido durante meses monotema nacional, y han conseguido convertirlo en una de las principales preocupaciones de los españoles, cuando en realidad me apuesto la cabeza a que poca gente no implicada directamente ha perdido un minuto de sueño por este asunto.

Con esto de la mujer ha pasado exactamente igual pero en tiempo récord. Para mí es el paradigma máximo de una buena campaña mediática. Hace dos semanas este asunto no le preocupaba a casi nadie, y en ese período de tiempo han conseguido activar una supuesta conciencia igualitaria que ha sobrepasado todas las expectativas.

La fórmula ha sido sencilla. Establecer como axiomas una serie de obviedades con las que todo el mundo, salvo algún que otro cavernícola que quede por ahí, no tiene más remedio que estar de acuerdo. Principios inapelables, como:

- Igualdad salarial. A igual trabajo igual salario.

- No a la violencia contra las mujeres.

- Corresponsabilidad de los padres en el cuidado de los hijos.

- No al acoso sexual en el trabajo.

Cosas así.  Se podrían poner un montón de ejemplos de adhesión universal sobre otros temas:

- Pensiones dignas.

- No al acoso escolar.

- Salarios dignos.

- Vivienda para todos.

Si además aderezas la cosa con una serie de eslóganes que hacen sentir a la gente como miembro de una tribu fuerte y empoderada, tienes todo el trabajo hecho. Eslóganes potentes como:

- Si paramos nosotras, para el mundo.

- No es que queramos trabajar, queremos mandar.

Tanto se han venido arriba algunas que se dan casos como el de la inefable periodista Elisa Beni, que ante un comentario de Albert Rivera en el que decía sentirse concernido por la lucha feminista porque se trataba de luchar por "nuestras madres, nuestras hijas y nuestras parejas", ella se indignó por el uso de ese "nuestras" y lo tachó de inmediato en las redes de paternalismo machista heteropatriarcal de la peor calaña. Vamos, que si decimos que luchamos por el bienestar de nuestros hijos o por los derechos de nuestros mayores estamos siendo paternalistas y probablemente los estemos insultando. Erradiquemos los adjetivos "mío" y "nuestro" y sus variantes femeninas y plurales para referirnos a personas.  Con los animales de momento podemos seguir usándolo sin que se ofendan, pero no sabemos hasta cuándo. Vamos, una ida de pinza más.

Casi todos los comentarios que leo y escucho sobre lo sucedido el 8-M son elogiosos. Joder, nuestras mujeres! (Uyyyyys, perdón, se me ha escapado) Joder, las mujeres españolas, qué comprometidas, qué valientes, qué concienciadas, qué pedazo de tías!

Yo lo veo de una forma muy distinta; lo veo con un poco de horror. La capacidad de manipulación de los medios me da escalofríos. Cómo todas esas cientos de miles de tías que hace dos semanas eran totalmente indiferentes a este asunto han sido estimuladas artificialmente desde los medios y las redes para apuntarse a un carro que lleva unas razones muy respetables y encomiables pero que hasta este momento no les había preocupado lo más mínimo ni para dar un paso. Es más, la inmensa mayoría colaborando activamente para perpetuar el estado de las cosas.  Es decir, un montón de gente sin criterio ninguno a la que puedes convencer con una buena campaña de que se movilicen por algo que hasta ese día no les había importado una mierda.  Ese inmenso poder de los medios da mucho miedito porque lo mismo que se puede usar por una causa buena o al menos inofensiva como ésta puede funcionar igual para causas execrables. La pena de muerte para pederastas, por ejemplo.  Yo creo que sería relativamente fácil movilizar a mucha gente.

En la prensa veo una foto bastante curiosa y polémica de Jennifer Lawrence, una actriz muy comprometida con el movimiento feminista. Está en lo que parece ser la azotea de un edificio rodeada de hombres. Ellos todos con anoraks y bufandas, se ve que hace frío; ella con un vestido de noche con escote palabra de honor y una enorme raja que permite ver toda su pierna derecha. Es decir, ella pasando un frío de muerte mostrando carne y probablemente promocionando al diseñador de ese vestido y ellos vestidos como exige la temperatura del momento.

Por ahí empiezan muchas cosas. Que ella, que es una tía activista y concienciada, no se dé cuenta de la clase de machismo brutal que va implícito en esa foto, de verdad, es realmente significativo de lo que pasa con este tema.  Todo el mundo ve un montón de machismos y micromachismos en los demás pero no son capaces de verse a sí mismos cometiendo en el día a día gilipolleces mil veces más gordas que las que critican en los otros.

Miles de mujeres que salieron a la calle a manifestarse el 8-M saldrán a la calle de nuevo la noche del 31 de Diciembre casi desnudas porque se supone que eso es lo que se espera de ellas. Ellos , caballerosos, les echarán sus chaquetas por encima para arroparlas y ellas se lo agradecerán con un beso y una mirada arrobada. Y ni siquiera se darán cuenta de que, fueraparte de ser unas pedazo de gilipollas por exponerse a una pulmonía del copón, están llevando a cabo un acto completamente machista.

Y hasta es posible que el 8 de marzo siguiente vuelvan a salir indignadas a la calle contra el heteropatriarcado machista si las reinas de la tele y la radio las espolean lo suficiente.

martes, 6 de marzo de 2018

Por qué no haré la huelga feminista

Es tal la presión mediática y social que estamos padeciendo muchas mujeres para sumarnos a la huelga feminista del 8 de marzo que se siente una casi obligada a explicar los motivos por los que ha decidido no adherirse a la jornada de protesta.

La razón principal es que en mi opinión son las propias mujeres las que se boicotean constantemente en todos los terrenos, es decir, que buena parte de la culpa de su situación es de ellas mismas.  Y no me incluyo porque creo que soy de las pocas que se libra de la quema. Por eso nunca me he sentido víctima de los hombres ni me he considero jamás menos que ellos y he sido siempre tratada con corrección tanto en mi entorno laboral como en el social.

Para mí el feminismo está en el día a día, en tu comportamiento, en llevar la igualdad a tu propia casa y a la educación de tus hijos. Y eso es lo que no veo en la  mayoría de las mujeres que sin embargo ahora se suman con tanto entusiasmo a la jornada de huelga.

Estoy un poco harta de escuchar todo el tiempo echar las culpas de todas las discriminaciones y de la desigualdad al famoso "heteropatriarcado machista" cuando el heteropatriarcado machista tiene muy poco que ver en muchas cosas. La realidad es que no es el heteropatriarcado sino ellas:

- Las que pintan de rosa las habitaciones de las niñas y de azul las de los niños, y les compran la ropita de distintos colores según los sexos.

- Las que abren agujeros en las orejas para los pendientes a las niñas y no a los niños.

- Las que compran un tipo de juguetes para ellas y otro para ellos, y tratan a unas como princesitas y a otros como valientes machotes.

- Las que no discuten en casi ningún caso la posibilidad de anteponer en los hijos sus apellidos a los de sus maridos, cosa que ya es perfectamente legal pero como si no lo fuera porque nadie lo hace.

-  Las que asumen sin apenas resistencia el conjunto de las tareas domésticas y las que deciden libremente sacrificar sus carreras laborales por la maternidad, y encima lo justifican como si sacrificarse por los hijos fuera lo más normal y lo más encomiable del mundo. Algunas hasta hacen proselitismo, soy testigo.

- Las que buscan trabajos a tiempo parcial justamente por lo anterior, de lo que se deriva la famosa brecha salarial que con tanta indignación proclaman.

- Las que eligen y se casan con tíos impresentables, celosos y posesivos y no hacen ni puto caso a sus amigos y familiares cuando les adivierten de que esa relación pinta como el culo.

Iría a la huelga encantada si yo viera en todas esas mujeres una actitud decidida a cambiar todas esas cosas. Sin victimismos y con las ideas claras. Asumiendo la culpa que les corresponde con sus acciones, responsabilizándose de ellas y sin estar todo el puto día con el heteropatriarcado en la boca. Porque sólo así una puede cambiar de actitud y rectificar y eso tan chulo que se llama ahora empoderarse.

Tampoco me identifico con los tintes apocalípticos con los que se pinta la situación de las mujeres, al menos en este país. Que no tiene nada que ver con la situación de las mujeres en países islámicos o en algunos de Latinoamérica. Pero nada de nada. En esos países claro que hay una situación de emergencia: mutilaciones, asesinatos a mansalva, analfabetismo, prohibiciones de todo tipo por el hecho de nacer mujer...  nada que ver con la vida en los países desarrollados, donde no digo yo que no queden muchas cosas por hacer en aras de una igualdad práctica real pero en los que las mujeres gozamos, al menos en teoría, de los mismos derechos que los hombres.

En definitiva, yo creo que es mucho cuestión educacional y que nuestros hijos en el futuro actuarán como nos hayan visto a nosotros actuar. Contrariamente a la mayoría de las mujeres, mis hijos en casa han visto verdadera igualdad, por no decir un cambio de roles total; han visto conciliación y han visto colaboración, y por tanto para ellos es algo normal que sea el padre el que vaya al pediatra o a las reuniones con los profesores. En nuestro caso el horario de mi marido era más flexible que el mío y por tanto era él quien se dedicaba a esas cosas, igual que llevaba el peso de la compra y la cocina. Por eso mis hijos ni se plantean nada de esto, saben que tienen que hacer las mismas cosas que nosotras y punto. Y espero que si algún día tienen su propia familia actúen igual.

De verdad, el día que vea que las mujeres se conciencian de todo esto y empiezan a actuar con determinación en la educación de sus hijos y dando ejemplo con su propio comportamiento, ni heterpatriarcado ni pollas. Nadie podrá con ellas.

Y por eso no voy a ir a esta huelga, porque no estoy por quejarme ni culpabilizar a otros cuando veo que las primeras que tienen muchas tareas por hacer no las hacen y se limitan a echar las culpas de sus problemas a todo lo que se menea que lleve calzoncillos.
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Bueno, por eso y porque estoy hasta el coño de la presión social para ir a la huelga. Ayer sin ir más lejos una capulla en Twitter me dijo que era una "obligación moral" y que no hacer la huelga era un acto de irresponsabilidad y de insolidaridad que blablabla... Me puso atacá porque no admito lecciones morales de nadie, y mucho menos que me intenten obligar a hacer algo que en uso de mi libertad yo he decidido no hacer.

Por contra tengo una amiga que trabaja en un partido político de los convocantes, y aunque ella no está de acuerdo porque es más o menos de mi opinión no puede dejar de hacerla porque sencillamente la lapidarían sus propias compañeras.

Si eso es libertad y feminismo que venga Dios y lo vea.

sábado, 3 de marzo de 2018

Cuestión de fe

Por el ambiente en el que me muevo conozco a bastantes podemitas. Y aunque no los conociera personalmente me relaciono constantemente con ellos porque soy socia, además de seguidora en Twitter, de Eldiario.es, que como todo el mundo sabe es un nido de entusiastas como no hay otro igual.

Leo constantemente sus artículos y diatribas, los veo discutir por un matiz o por otro y me resultan conmovedores. Tienen una fe ciega en que la solución mágica a todos los problemas que hay en este país sería un gobierno de Podemos. Y como eso es imposible en solitario, como mucho estarían dispuestos a "aceptar" un gobierno de Podemos con el PSOE, peeeeeero...  siempre que se hiciera lo que marcara su partido (sus bases, dicen ellos) y que el PSOE se atuviera a las órdenes de "la verdadera izquierda".  Con un gobierno así se solucionaría todo, las pensiones, el paro, la vivienda, la educación, la sanidad, la dependencia... en fin, la panacea. Y lo creen, de verdad que lo creen, palabrita.

Es una fe muy similar a la que tienen los cristianos con Dios o los musulmanes con Alá o los adolescentes con Instagram o los independentistas con la Patria. Igual que éstos piensan que el problema es pertenecer a España y que en el momento en el que se independizaran todo iría como una balsa de aceite y vivirían en una especie de paraíso donde todos sus deseos se harían realidad, a los podemitas les pasa exactamente igual. No he visto jamás tanta fe en los seguidores de ningún otro partido.

Ellos lo tienen claro. El enemigo de "la verdadera izquierda" son "los ricos".  Y claro, al enemigo ni agua. Además como los ricos son pocos y no votarían nunca a Podemos ni muertos hay que darles toda la caña posible y más. Y por supuesto convencer a todos los demás, a los pobres, a "la gente",  de que puteando a "los ricos" se solucionarán todos sus problemas porque habrá dinero para todo. Mola, que no?

En fin, a pesar de que hace tiempo que fui desterrada con cajas destempladas de  "la verdadera izquierda",  yo, ay diossssssss,  me sigo considerando una persona de izquierdas, aunque a ellos esto les pueda indignar hasta el paroxismo y la indigestión.

Para mí, y bien que lo siento, no hay panaceas ni recetas mágicas y ni un gobierno de Podemos con el PSOE ni de Ciudadanos con el PSOE ni de ninguna clase, ni mucho menos con nacionalistas por medio, serviría para cambiar demasiado las cosas. Ya me conformaría sólo con quitar de en medio a un partido corrupto y miserable como el PP, enfangado hasta el tuétano, y con gestionar un poco mejor el dinero público, repartiéndolo de la manera más justa posible para paliar las cada vez mayores desigualdades.

Pero tampoco se me va la olla, y por supuesto sé que no habría dinero para todo y para todos. Las promesas de solucionar del tirón el problema del paro, de la dependencia, de la educación, de las pensiones, etc, etc. me dan más risa que otra cosa, vengan de donde vengan y de quien vengan.  Y por eso flipo tanto con la gente que cree a pies juntillas que sí, que la cosa es relativamente sencilla, y que sólo hay que votar al partido adecuado para que nos lleve al summum de la justicia social y la felicidad. Cómo?  Fácil, pagarán la cuenta "los ricos", los famosos "ricos".

Vale, es verdad, soy una descreída, una escéptica y una vil atea. No creo en dioses ni en milagros ni en recetas mágicas. Lo que creo es que las cosas se pueden hacer mejor de lo que se están haciendo, y sobre todo, quiero que las haga gente que esté limpia. No pido más.

Por lo demás seguiremos a las órdenes de Europa y nos tendremos que atener a lo que nos manden si  queremos seguir beneficiándonos de las ventajas de ser europeos. Y yo tengo claro que quiero. Ya le pasó a Tsipras en Grecia, que prometió el oro y el moro, y luego se tuvo que cagar en todo lo que había prometido. Porque salirse de Europa era un marrón i-na-su-mi-ble. Repito lo que he dicho otras veces: lo del pan y los peces pasó una vez y no ha vuelto a pasar.

Por eso que gobiernen unos u otros en lo fundamental se va a notar poco. Bruselas seguirá marcando las directrices y quien gobierne obedecerá sí o sí por la cuenta que le trae. Cuando consigamos que se vayan éstos del PP ganaremos quizás en transparencia y con un poco de suerte se vigilarán un montón unos a otros y eso evitará algunas corruptelas de ésas que han convertido la política nacional en pura mierda en los últimos años. Pero no obtendremos mucho más.

Soy la primera que quiero ver al PP fuera del gobierno, pero desde luego no a costa de cualquier cosa. No a costa de vendernos a ningún nacionalismo, por ejemplo. Creo que muchos de los problemas que están saliendo ahora tienen que ver con los años y años que tanto los gobiernos populares como los socialistas, para tirar palante, pactaron con partidos que sólo miraban por los intereses de su cachito de terruño, básicamente PNV y CiU.

Si por mí fuera "Nunca mais". Si por mí fuera, se acabarían for ever las circunscripciones provinciales y se contarían los votos por personas, y punto pelota. Y los partidos nacionalistas nunca tendrían ese poder inmenso que durante 40 años han tenido, puteando y extorsionando a todo el país para obtener beneficios exclusivos para su cacho. Votaría a cualquiera que me jurara que jamás pactaría una puta mierda con ellos. Y a cualquiera que cambiara la ley electoral para que mi voto valiera exactamente igual que el de uno de Bildu o de Ezquerra.

En fin, todo esto venía a que admiro a la par que me da un pelín de mieduqui ese fervor, esa fe, esa entrega total a un dios todopoderoso y omnisciente, sea éste un señor con barba que vive en el cielo, una bandera de colorinchis, un buen estupefaciente o un partido político prolífico en promesas milagrosas. Qué coño! No lo admiro, esa fe ciega me da pavor!!

Será porque soy mujer de poca fe. Creo en muy pocas cosas, y ciegamente en ninguna. No pondría la mano en el fuego ni por mi bici ni por mi perra, que ya es decir. Y por mí menos todavía. En lo único que creo a ciencia cierta es en que tarde o temprano voy a palmarla, y eso porque hasta el día de hoy no se sabe de nadie que haya incumplido la norma. Todo lo demás para mí es humo.

Eso sí, nunca dejará de fascinarme el espectáculo de los creyentes. Tal vez por eso estoy enganchada al culebrón de "Pasión de catalanes", y me flipa la gente que llora enfervorecida cuando llueve y no sale su paso en Semana Santa, y me atraen irresistiblemente los que cada año viajan a Memphis para adorar a Elvis, y soy socia de Eldiario.es,

De verdad, no sois vosotros. Soy yo.

Terremoto

-  Hoy es la final de Tucaramesuena.

- Yo paso. No me gusta este año, vaya mierda de edición.

- Van a peor, no hay carisma en los concursantes.

- Odio a La Terremoto, tía más cutre!

- Pos la Terremoto le gusta a mucha gente.

- Qué horroooooor!

- Hoy sin ir más lejos en el Twitter era Trending Topic. La tía lo ha petao.

- La Terremoto?

- Hombre, yo me he metido para rajar del Ven a cenar conmigo y he visto el hashtag arriba del todo.

- Jodeeeeer!

- He flipao cuando he visto en el top "Terremoto".  Digo "Coño, pos sí que tiene ésta fans entregaos"

(Silencio)

(Silencio)

- Mamá...........

-  Qué?

(Silencio)

(Silencio)

- Hoy ha habido un terremoto en Murcia.

- Un terremoto?

- Sí, en Murcia.

- Glups!