sábado, 25 de agosto de 2018

Cuando despertó el dinosaurio seguía allí

Enciendo la tele y veo colas inmensas para entrar al Valle de los Caídos. Hasta hace dos meses casi nadie sabía ni que existía ese monumento, y por supuesto nadie lo había visitado, excepto 4 fachas extraviados en la negrura de los tiempos y de su paraíso perdido.

En Twitter miles de entusiastas de este neofranquismo anacrónico celebran con alegría la próxima exhumación del cadáver del viejo dictador. Todos los días la momia es Trending Topic. 40 años después de muerto.

El franquismo está en boca de todos. Cientos de fachas que hace unos meses dormían el sueño eterno han renacido de sus cenizas y se han convertido en las nuevas estrellas emergentes de la tele. No hay programa de actualidad que no dedique un par de horas a hablar del Caudillo y que no tenga su facha de cabecera ensalzando las virtudes del franquismo.

Hace unos años eso hubiera parecido imposible, pero sí amigos, está ocurriendo. No es un mal sueño, es real.

Hay un microrrelato muy famoso de Augusto Monterroso que me encanta. Dice tal que así:

CUANDO DESPERTÓ EL DINOSAURIO SEGUÍA ALLÍ.

Pues sí, ahí seguía. Estaba dormido, parecía muerto. Pero al olor de la mierda removida lo ha despertado.

Gracias, Pedro Sánchez, por devolvernos al NODO y al blanco y negro.

Gracias, Pablo Iglesias y secuaces, por apoyarlo.

Gracias, necrófilos amantes de los huesos y de las cunetas y de toda esa película de dolores impostados, de bisnietos que sufren y lloran lágrimas de sangre por bisabuelos a los que nunca conocieron.

Gracias a todos por haber despertado al dinosaurio dormido.

Buen trabajo. Insuperable.

Efectivamente, el dinosaurio estaba todavía ahí, Pero hasta ahora no se había atrevido a desperezarse y a rugir.

A ver qué hacéis ahora, mentes sabias y privilegiadas, con el monstruo que habéis resucitado.

Tristemente estamos gobernados por subnormales que juegan con fuego.

El problema es que a la hora de la quema, no se queman sólo ellos. Nos quemamos todos.

sábado, 18 de agosto de 2018

Twitter, violaciones, abusos, sexo, amor, y el arroz que se pasa

Estoy desde hace un par de días enchochada con una trifulca por el Twitter. Resulta que alguien colgó una noticia sobre la detención de un hombre de 40 años que había sido pillado por su mujer manteniendo relaciones con su hijastra de 16.

Los comentarios a la noticia eran todos furibundos: que si violador hijodeputa, que si  cochino abusador, etc. Bueno, lo típico.

Yo como ya sabéis que me gusta llevar la contraria por sistema planteé la posibilidad, que en el titular de la noticia no quedaba claro, de que se tratara de sexo consentido, vamos, que la chica pudiera estar ahí voluntariamente, en cuyo caso, por mucho que la ley establezca que es un abuso, yo personalmente no lo entiendo así.

Inmediatamente se me echan  encima un montón de tías y algún que otro tío. Que si degenerada, que si desaprensiva, que si tal que si cual. Lo típico también. Esto es lo que más me gusta del Twitter, los berrinches tan tontos que se pilla la gente.

En fin, lo más probable es que lleven razón y que se trate de un caso más de abuso sexual de los miles que se dan. pero mientras exista la leve posibilidad de que no sea así, y ya digo que el titular no lo aclara, también es posible pensar que se trate de otra cosa, de sexo consentido o incluso, por qué no, de amor.

Casos hay. Por ejemplo, el actual presidente francés, Macron, se enamoró de su señora, Brigitte, cuando él tenía justo esa edad. Era un adolescente imberbe y granulento, y ella una señora hecha y derecha, casada y con varias hijas de su matrimonio. Y oye, ahí están.

Otro caso que siempre me ha parecido alucinante, no sé si lo recordaréis. Hace bastantes años fue condenada a prisión en Estados Unidos una profesora, también casada y con varios hijos, por haber tenido relaciones sexuales con un alumno de 14 años. Fue condenada a pesar de que el muchacho afirmaba estar locamente enamorado de ella y haber mantenido esas relaciones de forma totalmente voluntaria. El caso es que al cabo de unos años salió en libertad provisional y aunque pesaba una orden de alejamiento del alumno, se apañaron para volver a verse y la señora quedó embarazada. De resultas de este desliz volvió a ser acusada y volvió a entrar en la cárcel por unos cuantos años más. Durante todo ese tiempo siguieron enamorados, siguieron viéndose e incluso ella en la prisión tuvo un par de hijas de él. Cuando por fin salió se fueron a vivir juntos, se casaron y vivieron felices y comieron perdices. Hasta hace poco, que creo que se han divorciado, según leí recientemente en el Pronto.

Es una historia demencial y absurda. Era una sencilla historia de amor. Como dice la copla, cuando el amor llega así de esta manera uno no tiene la culpa. Y además, en mi opinión, el amor no entiende de edades  ni de sexos ni de religiones ni de razas ni de nada. Ocurre y punto. Esa mujer se ha pasado años de su vida en una cárcel, presa junto con un montón de ladronas, asesinas y delincuentes de todo pelaje, sólo por haberse enamorado y por ser correspondida.  No había cometido ningún otro delito.

Es probable que la absurda ley que metió a esa mujer en prisión haya alimentado ese amor durante todo este tiempo, porque a la vista está que no era un sentimiento imbatible. Con los años el tipo habrá conocido a otra más joven, y se ha cansado de su añosa señora. Que no es lo mismo enamorarse a los 14 años de una profesora de 34 que seguir enamorado a los 40 de una de 60. La atracción por las maduritas y por los maduritos tiene su edad, y esa atracción caduca cuando de madurita se pasa a vieja. No me extrañaría que a Macron un día de éstos le pasara lo mismo. Cualquiera que haya visto a su señora cuando él se volvió loquito por ella puede apreciar que no tiene nada que ver con la momia que es ahora, hiperestirada e hiperbotulimizada.

En fin, que esas cosas pasan. No es nada extraño que un adolescente, chico o chica, se enamore de una persona mayor y mantenga relaciones sexuales con ella de forma voluntaria. En mi juventud yo misma lo hice, y tuve amigas que también lo hicieron. No entiendo que una legislación de brocha gorda meta en el mismo saco al degenerado que abusa de una niña o un niño y al que mantiene una relación con el consentimiento y entusiasmo del menor. No estamos hablando de menores impúberes, sino de adolescentes capaces de enamorarse y de decidir follar con quien les dé la real gana.

Por eso me he metido en esta guerrilla tuitera, porque no concibo que la gente meta en un totum revolutum cosas que son radicalmente distintas.

En general me suelo meter en muchos embolados de éstos por puro entretenimiento. Porque creo que el personal está totalmente desnortado y lo que se dice pensar pensar, piensa poco. Mi función como tuitera es básicamente despertar en tanto descerebrado que anda suelto por ahí la sana virtud de la duda.

Esto no tiene mucho que ver pero ya que estoy con el tema de Twitter, también he mantenido estos días otro rifirrafe por el estilo. Os cuento:

Una chica en el First Date se ofende muchísimo porque el chaval con el que está cenando le dice que a las mujeres en el tema de la maternidad se nos pasa el arroz. Cierto es que la muchacha tiene sólo 30 años y aún tiene tiempo para pensárselo pero no es menos cierto que cuanto más tarde en decidirse más entrará en lo que se conoce como embarazo de riesgo. El chico no estaba diciendo ninguna tontería.

Bueno, pues fue decir el chaval lo del arroz pasado y montarse un cirio en Twitter de padre y muy señor mio. Un montón de tías poniéndolo a parir, y nunca mejor dicho.

Yo, como no podía ser menos, salí de inmediato en su defensa. Y dije que nos guste o no y por muy injusta y machista que nos parezca la naturaleza, la pura verdad es que las mujeres tenemos fecha de caducidad para eso de la maternidad. Y que para colmo la edad ideal a nivel fisiológico para ser madre está entre los 20 y los 30, por mucho que socialmente eso hoy en día sea prácticamente imposible.

Por supuesto hordas de feministas indignadas se me tiran encima. Lo esperaba, es fácil provocarlas. Saltan de inmediato en cuanto se sienten amenazadas, que es todo el tiempo.

Hijas mías de mi vida, pero yo qué queréis que le haga si la naturaleza es así? Que sí, que hoy en día se puede ser madre a los 40, y hasta a los 50 y a los 60. Hay técnicas de reproducción que lo permiten, es verdad, pero eso nunca cambiará el hecho indiscutible de que la naturaleza nos ha diseñado para que nuestra edad más fértil y más adecuada para la preñez sea la veintena. Es machista la naturaleza? Es machista la fisiología humana? Pues lo será, yo qué sé. Vete tú a saber en qué estaría pensando cuando diseñó los mecanismos de reproducción.

Bueno, el caso es que entre unas disquisiciones y otras, entre abusos sexuales y arroces que se pasan, me tienen más entretenida que la mar. Con lo que me gusta a mí una discusión, he dado con el medio idóneo para tirarme todo el tiempo dale que te pego soltando mamporrazos dialécticos por allí y por allá.

En fin, mientras medio país acarrea maletas de un lado a otro y se pasa el verano metido en aviones y coches participando en un éxodo infernal, yo me entretengo discutiendo por el Twitter tumbada tan ricamente en la piscina, con mi cervecita, o bien en mi sofá con el aire acondicionado a to pastilla. Como gato panza arriba, que se suele decir.

Como diría el Fumi de Morata: me lo igualas?


Miedos

Hoy ha sido el aniversario del atentado de Barcelona. Un poco pesado, la verdad.  A todas horas, en todos los medios, en los informativos, venga a repetir las mismas imágenes una y otra vez, los mismos testimonios, declaraciones de políticos, tertulias interminables... muy cansino todo, la verdad.

Pero ha habido algo que sí me ha interesado mucho: escuchar los testimonios de las personas que lo vivieron. Muchas de ellas confiesan tener un montón de miedos desde aquel día. Miedo a las sirenas, de policía o de ambulancias, miedo  a los ruidos, a las furgonetas, a pasear, a los tumultos... Principalmente la secuela que les ha quedado de todo aquello es el miedo.

No me refiero a los que perdieron a alguien en el atentado. Esos, aparte del miedo, tienen otro dolor mucho más grande. Puede que se les junten las dos cosas. Pero sobre todo la gente que presenció los hechos, aunque no perdieran a nadie, sigue sintiendo mucho miedo. Y la mayoría está con psicólogos y tratando como pueden de volver a su vida normal.

Cómo los entiendo! Yo también cargo con una mochila de miedos que te cagas; miedos incomprensibles para el resto de la gente, miedos que podrían acojonar hasta a un tigre de Bengala. Hace muchos años sucedió un acontecimiento que marcó mi vida; aparentemente salí incólume de aquello, pero lo cierto es que no fue así, que me quedaron secuelas profundas, principalmente en forma de miedos. Tengo miedos alucinantes, por  ejemplo, miedos a números (alguna vez he hablado aquí de ello), a fechas, a determinadas situaciones que para mí son de altísimo riesgo aunque para los demás sean de lo más normales...

A ver, no son miedos paralizantes. No me impiden llevar una vida normal, si fuera así no habría tenido más remedio que tratármelos. Son más bien puntuales.  Generalmente no están, pero cuando llegan días señalados afloran y no hay forma de quitármelos.

Hace poco hablé en este blog del victimismo y del repelús que me da como late motiv. Pero confieso que toda esa gente que es oficialmente víctima de algo me da un poco de envidia.  Como son víctimas de algo reconocido todo el mundo las entiende y entiende sus miedos. Que te dan pavor las sirenas? Joder, es que eres víctima. es que has pasado por un trauma que no es para menos, oye. A nadie se le ocurriría hacerles una broma despertándolos de la siesta con una sirena de ambulancia. Habría que estar muy tarado.

Pero... y cuándo no eres víctima de nada?  De nada conocido, claro. Y si tu neurosis procede de algo que te ha ocurrido a ti, que se ha desarrollado de una determinada manera en ti, pero no perteneces a ningún colectivo de víctimas de nada?  Y si tu miedo es tan íntimo, tan intransferible, tan personal, tan tuyo y tan de nadie más que no hay quien lo entienda? Salvo  como una más de tus rarezas. Eres rara, tía, es normal que tengas miedos raros. Eres un especimen interesante.

Esas personas, las víctimas, que hablan de sus miedos públicamente porque saben que todo el mundo las va a entender y se va a solidarizar con ellas, en el fondo, aunque no lo sepan, son bastante afortunadas. Sienten miedos socializables, miedos respetables. La gente empatiza y simpatiza rápidamente con ellos.

Los miedos ocultos y casi inconfesables jamás tendrán ese reconocimiento público ni saldrán en los noticiarios. Ni tampoco los que los padecemos querríamos que aparecieran. Se llevan con bastante vergüenza y opacidad.

Cuesta mucho hablar de ellos porque además te convierten en alguien muy vulnerable. Hay quien podría intentar convertirlos en un juego. "Te dan miedo los aviones? Pero hombre, si esto es sólo un helicóptero, jajajajajajaja!!!! "

El ser humano funciona así, es fácil torturar a un miedoso. Puede ser hasta divertido. A menudo son objeto de chanzas, de cachondeo, pero fundamentalmente de incomprensión. Otras veces son causa de fastidio o incordio, un coñazo. Joer con los putos miedos del petardo este!

En fin, no es agradable tener miedo, y menos aún lo es que ese miedo haga gracia o que sea tomado como una rareza sobre la que hacer coñas. No, no mola nada.

Palabrita.

miércoles, 15 de agosto de 2018

Agosto 2018

Un año más, tal día como hoy, tal puente como éste, me vuelvo a regocijar mirando en los noticiarios las imágenes de playas y piscinas empetadas; festivales de música en los que cientos de miles de personas se hacinan al ritmo de sones variopintos; carreteras llenas de coches; aeropuertos y estaciones de tren con larguísimas colas de personas ávidas de viajes y aventuras que llenen sus vidas de algo que por lo visto les debe de faltar.

Un año más vuelvo a sentirme ajena a esta rara especie a la que por cosas del destino pertenezco pero con la que no me identifico casi en nada. Nunca comprenderé qué busca toda esa gente en esa vorágine de migraciones humanas masivas. Por qué lo hacen? Qué extraño impulso les mueve? Qué les impide pasar sus vacaciones, si tienen la suerte de poder disfrutar de ellas, simplemente dejando pasar el tiempo relajadamente, escuchando el trino de los pajaritos, haciendo esas cosas que el resto del año no pueden hacer porque sus trabajos y sus ritmos estresantes de vida se lo impiden? No sé, leyendo, haciendo deporte, paseando, jugando con sus niños, charlando con sus parejas y sus amigos, viendo sus películas y series favoritas... en una palabra, viviendo.

La gente se pasa la vida quejándose de que no tiene tiempo para esto y para lo otro, y cuando resulta que por fin consiguen ese tiempo lo gastan en huir de todas esas cosas y apuntarse a éxodos sin fin junto con otros millones de personas que hacen exactamente lo mismo. Para ir a lugares donde sólo encontrarán ruido, bullicio, masificación y suciedad. Porque donde hay mucha gente hay mucha mierda, eso es ley de vida.

Entre tanto yo observo con curiosidad de entomóloga estos comportamientos, mientras disfruto enormemente de la  tranquilidad y del silencio de mi ciudad desierta. Sí, es verdad que todos los años escribo casi el mismo post, pero es que todos los años sigo asombrándome de la estupidez humana como si acabara de venir de otro mundo y la acabara de descubrir.

Todas esas imágenes que veo en la tele y que a mí me provocan pavor y estupor son las que ansían para sí las personas e incluso están dispuestas a pagar lo que les pidan (y tengo entendido que eso de veranear no es barato) por pasar unos días en esos infiernos dantescos!!

A su vez las hordas de turistas convierten las ciudades y los pueblos, las playas y las montañas, en lugares inhóspitos para los propios habitantes de esos lugares. De ahí el reciente fenómeno de la turismofobia, que no me explico cómo ha tardado tanto en aparecer. Siempre he pensado que tiene que ser un horror vivir en un pueblito idílico de la costa o de la montaña y que de repente durante dos meses tu hogar se llene de gente que busca ávidamente diversión sin respetar horarios ni costumbres lugareñas ni nada de nada. Y ya no quiero ni hablar de ciudades emblemáticas en las que el turismo ha hecho casi imposible la vida diaria de sus habitantes. Sitios como Venecia, Roma, Barcelona, París, Mallorca, Ibiza...

Tengo la suerte de vivir en una ciudad en la que el proceso es inverso. Aunque recibimos muchos visitantes de fuera durante el año, por lo general en temporada veraniega la gente huye hacia lugares más frescos. Y el resto del tiempo tampoco es para morirse del susto el número de visitantes.

Pero sé que si mi residencia habitual estuviera en uno de esos sitios no podría soportar la presencia masiva de turistas. Por ejemplo, si viviera en la costa haría lo posible por escaparme por lo menos por lo menos los dos meses peores. No sé, me pediría permisos sin sueldo en el trabajo y probablemente me refugiaría en algún pueblecillo solitario de ésos que no pisan ni los grajos. Me conformaría para pasar el calor con tener un patio pequeñito y una buena manguera para regarme cuando tuviera calor. Y por las noches miraría las estrellas sin que millones de luces artificiales me las hicieran invisibles. Eso sí, me llevaría muchos libros y daría enormes paseos con mi perra cada mañana y cada atardecer. Y disfrutaríamos las dos como dos monas. De hecho, ahora que lo pienso, más o menos es lo que hacemos.

Ya sé que soy rarita, lo sé. Lo he confesado nada más empezar, que me siento ajena a esta especie y a sus comportamientos. Probablemente no debo de ser de aquí, igual soy hija de extraterrestres y me dejaron aquí abandonada y alguien me recogió porque le dí pena. O igual soy un gato y me han echado una maldición para parecer humana pero sigo siendo gato por dentro.  También he pensado en la posibilidad de padecer algún tipo de trastorno del comportamiento, del espectro Asperger o autista o algo así, aunque nunca nadie me lo haya diagnosticado.

La cuestión es que, independientemente de ser un tanto asocial, que ciertamente lo soy, está comprobado que puedo relacionarme más o menos con otras personas, pero a lo que no llego ni en mis peores pesadillas es a poder entender esa loca obsesión humana por desplazarse hacia lugares masificados en los que por fuerza el hacinamiento tiene que resultar... cuanto menos molesto, no digo ya insoportable como me parece a mí.

En fin, hasta aquí mi post de perplejidad agosteña de cada verano. Me reafirmo en que sigo siendo la misma de siempre; soy la que fui y la que siempre seré. No tengo remedio ni existe la menor posibilidad de adaptarme a este mundo absurdo.

Y ya desde que la especie empezó a evolucionar hacia la vida en Instagram y los dos millones de "likes" como principal estímulo existencial.. Sólo espero que los alienígenas que me dejaron aquí tirada vengan algún día a recogerme.

Y mi nave pa cuándo?