miércoles, 28 de octubre de 2020

Mí no comprender

Llevo unos días discutiendo en Twitter, como de costumbre, a cuenta de una noticia aparecida en los medios que no ha llamado mucho la atención, supongo que ahogada por la catarata de novedades diarias sobre la pandemia que todo lo llena y todo lo absorbe. La noticia en cuestión iba sobre una profesora de Religión (Católica, por supuesto) que había sido expulsada de su puesto por haberse casado con otra señora.

Como no podía ser menos, guerrilla tuitera entre fans del obispo que la ha echado y partidarios a muerte de la profesora. Lo de siempre, unos defendiendo los sagrados principios de la fe católica y otros despotricando de la cúpula eclesial. Al más puro estilo Twitter, matices cero patatero.

Y mira tú por dónde, siendo yo atea y anticlerical hasta la médula, esta vez me ha tocado ponerme de parte episcopaliana, que manda huevos.

Vamos a ver. Partiendo de la base de que yo siempre he sido contraria a la clase de Religión en la escuela, porque me parece una aberración adoctrinar a los niños en los centros educativos ni en religiones ni en ideologías ni en nada, dado que de momento mi sueño de una escuela totalmente laica alejada de dioses y supersticiones magufas no se ha hecho realidad, me parece completamente lógico que si hay que dar clase de Religión la dé gente que comparta los valores y principios éticos y vitales de la confesión a la que representa.

Vamos, que si la Iglesia Católica es contraria al matrimonio homosexual, al divorcio, a la gestación subrogada o al aborto, por poner algunas de las miles de cosas a las que se opone, me parece complemente normal que no admita entre los docentes de su causa a personas que defiendan e incluso practiquen activamente cualquiera de esas cosas para ellos prohibidas. 

Y esto es tan de perogrullo que los profesores de Religión no pasan por una oposición, como el resto del profesorado de la enseñanza pública, sino que son elegidos a dedo directamente por el obispo correspondiente. Pos qué quieres, criatura? Que te cagues en los principios sagrados del obispo y te mantenga en el puesto?

Y llega una listilla y me dice: pos deberían informarse mejor los obispos porque su jefe ha dejado bien clara la nueva postura de la iglesia sobre la homosexualidad y blablablabla...

Pero alma de cántaro, qué nueva postura ni qué ocho cuartos? El Papa lo que ha dicho hace unos días es poco más o menos lo que viene diciendo el PP desde que se empezó a hablar por estos lares del matrimonio homosexual, hace más de una década. A saber, que los homosexuales son "personas humanas", sí, y que las criaturas tienen derecho a respirar y a vivir, incluso a juntarse en uniones civiles, pero que lo que viene siendo el matrimonio, es y seguirá siendo per secula seculorum cuando se casan un señor y una señora cada uno con sus cosas correspondientes entre las piernas.

El Papa en ningún momento ha dado el beneplácito a la celebración de matrimonios homosexuales, y por tanto ni él ni ninguno de sus obispos puede ver con buenos ojos que esta señora que se ha casado con otra señora vaya por ahí propagando la palabra de Dios, que ellos consideran que dice bien alto y bien claro que eso no es matrimonio ni es nada que se le pueda parecer.

Hay que ser un poquito coherente. Se puede o no estar de acuerdo con los preceptos de la Iglesia Católica pero si no lo estás... qué coño haces enseñando esos preceptos en un colegio?? Y por qué se indigna la gente de que te echen de un trabajo en el que te han puesto a dedo, y por tanto, el mismo que te ha puesto tiene todo el derecho a quitarte de ahí y poner a otro? Por qué esa señora no coge y se presenta a unas oposiciones en las que se tenga en cuenta sus conocimientos y sus méritos y así no podrán echarla nunca por no estar de acuerdo con unas teorías o con otras?

En fin, ya sabéis, me meto en todos los fregaos, pero es que no termino de entender cómo razona la gente y la manera en que las personas se apuntan a un bando y ya de ahí no se mueven ni aunque les pongan un cohete en el culo. Joder, que yo soy atea, pero vamos, que no sé qué coño hace una lesbiana dando clases de religión. Más aún, es que no sé ni cómo pueden existir lesbianas católicas. Cómo puede pertenecer la gente a un credo que le considera una especie de aberración de la naturaleza??

Ésta es una de esas cosas que hace que tenga muy poca fe en el futuro de la humanidad. Somos una especie realmente absurda, por no decir completamente idiota.

Qué coño! Somos una especie completamente idiota.

lunes, 19 de octubre de 2020

Tatuaje

Mi hija se ha hecho un tatu. Es un columpio colgado del signo infinito, y en él hay dos muchachas de espaldas, una agarrando a la otra por la cintura. Las muchachas representan a su prima Helena y a ella. Era un proyecto que tenían las dos. Hablaban mucho de él los días anteriores a su muerte, a Helena le hacía mucha ilusión. Ahora Julia ha hecho realidad ese deseo, y a mí me ha inspirado este post. 

Vamos a hablar de tatuajes. Sé que hay gente que no les ve sentido.  Conste que yo, cuando se hacen por mera estética, tampoco entiendo muy bien dónde está la gracia. Vamos, que no soy una forofa incondicional del tatu como objeto decorativo. Tengo sólo dos, y ambos tienen todo el sentido del mundo para mí. Llevo en la espalda, a modo de cadena, los nombres de mis hijos. No hace falta que diga lo que eso significa. Los llevo grabados en la piel como los llevo grabados en la vida. Simplemente.

Mi otro tatu es el de Helena. Ya conté el año pasado por qué me lo había hecho. Tenía una necesidad imperiosa de grabarme su nombre, y de que ella lo viera antes de morir. Lo conseguí por chiripa. Se fue dos días después, pero al menos me dio tiempo a enseñárselo, y de alguna manera eso me reconfortó después de su marcha. 

Los que no somos creyentes y no tenemos el consuelo de un más allá en el que todos nos reencontraremos felices y comeremos perdices sabemos que las personas perduran mientras perduren en nosotros. Puede que mueran, pero ninguna muerte es definitiva mientras las recordemos y las mantengamos presentes en nuestro día a día, en nuestros pensamientos, en nuestras vidas.

Helena vive en mí de muchas maneras pero una de ellas es ese tatu. No sólo lo veo cada día y le dedico mi pensamiento; es que también lo ven los demás. Y la gente que no sabe quién es me pregunta, y entonces yo hablo de ella, la devuelvo a la vida durante un rato. Es una resucitación temporal, es el modo de vivir que tienen los muertos. El tatu de Helena es un recuerdo suyo en mi piel, y a la vez un homenaje. Me acompañará siempre y morirá solo cuando yo muera.

Mi hija también ha decidido grabársela y así ha hecho realidad ese sueño que las dos compartían. Helena ya vive también en su piel. Y siempre estará ahí. Ella también le devolverá la vida cada vez que le cuente a alguien el significado de esas dos muchachas que se abrazan en el columpio. 

Helena no puede ya ver ese tatu, pero cuánto le hubiera gustado!

Mi preciosa Helena, por siempre y para siempre vives en nosotras.