miércoles, 18 de enero de 2023

Le pones una pulsera y es como si no existiera

Como a estas alturas ya sabréis, la famosa ley del "sólo sí es sí" (o más familiarmente "Ley Sisí") ha tenido en su aplicación como efectos colaterales la reducción de penas en varios delitos de violencia sexual. A día de hoy y a esta hora ya van 195 rebajas de pena a violadores y pederastas y 17 excarcelaciones.

En fin, ya hablé en su momento de esta ley y de los avisos que desde distintas instancias jurídicas se habían dado al Ministerio de Igualdad de que esto podía suceder, con nulos efectos porque el Ministerio hizo caso omiso a estas advertencias. Y no sólo hizo caso omiso sino que difundió la idea de que esos avisos procedían del ámbito judicial heteropatriarcal, que intentaba poner palos en las ruedas a la libertad sexual de las mujeres, y no sé cuántas majaderías por el estilo. La ministra del ramo juró y perjuró que esas rebajas de penas no se producirían, pero cuando de hecho empezaron a producirse siguió a lo suyo diciendo que eran los jueces machistas los que estaban boicoteando su maravilla de ley. Llegados a este punto, queda claro que no piensan mover ni una coma de la ley y que no se bajan del burro porque no les sale a ellas del sisilisco, y ya está.

Y ahora, una vez han empezado a salir a la calle violadores y pederastas con sus condenas reducidas, se han acordado las muchachas de que detrás de cada uno de esos delincuentes sexuales hay víctimas. Personas reales, con nombre y apellido. Y se han acordado porque éstas se han puesto a hacer ruido y a pedir protección, acojonadas de la vida.

Pues bien, ayer salió la portavoz del Ministerio anunciando la "solución" al problema. Porque de cambiar algo de la ley para qué vamos a hablar. Les van a poner a los violadores unas pulseritas con GPS para tenerlos localizados y asegurarse así de que no se acercan a sus víctimas. Este sistema ya está siendo utilizado desde hace tiempo contra delincuentes condenados por violencia de género. Pero claro, no han caído las señoras en que en violencia de género hay una víctima concreta, que es la pareja a la que el individuo ha agredido, mientras que en el caso de delincuentes sexuales de nada sirve que le pongas una pulserita al señor para que no se acerque a quien ya ha agredido, puesto que le dejas completamente libre para agredir a cualquier otra mujer, o en el caso de pederastas, a cualquier otro niño.

Y ésta es la solución de nuestras amigas del Ministerio de Igualdad. Ponerles una bonita pulsera de colores a estos señores y que campen a sus anchas por esos mundo de Dios violando a cualquiera con quien se crucen, con la sola condición de que no la hayan violado anteriormente.

Genial. Ya hemos arreglado el problema. Magia potagia, le pones una pulsera y es como si no existiera.

Pa mear y no echar gota.

martes, 10 de enero de 2023

Si la cuenta no te sale la magia potagia vale

Últimamente mi muso es Juan Soto Ivars, como a la vista está. Me inspira el tío, no lo puedo negar. Si mi anterior post se basaba en un artículo suyo sobre un tema que yo desconocía hasta que lo leí y sentí la necesidad de escribir sobre ello, ahora es distinto. Ahora se trata de un asunto en cuyo análisis ambos coincidimos plenamente y que él argumenta tan bien que voy a intentar hacer una exégesis de su teoría. 

De todas formas os paso el enlace porque creo que merece la pena leerlo:

https://www.elconfidencial.com/cultura/2023-01-07/violencia-de-genero-pensamiento-magico_3553345/

El tema es la violencia de género. Como sabéis en diciembre se dispararon los casos de forma alarmante y por supuesto la alerta social ha sido importante. Si el ritmo de muertes que se produjo en ese mes, creo que fueron 11, se reprodujera a lo largo del año tendríamos unas cifras casi quintuplicadas en total. Algo que sería inasumible socialmente.

Naturalmente los políticos intentan justificar lo ocurrido, hablan de que faltan recursos, de que no es bastante lo que se está haciendo. La oposición por su parte se pregunta para qué sirve un Ministerio que no sólo no soluciona los problemas sino que éstos se agravan. Unos y otros se echan mierda mutuamente como si no hubiera un mañana. Y aquí es donde entra la teoría de Soto Ivars.

Él compara todo esto con el pensamiento mágico en las tribus antiguas. Como se desconocía el funcionamiento de la lluvia, la meteorología y todo eso, donde la ciencia no llega llega la magia. Los gurús de la tribu dicen que para que llueva hay que matar X becerros, cuantos más mejor, porque eso es lo que provoca la lluvia. Se ponen a matar becerros a cascoporro y a cantar que llueva que llueva la virgen de la cueva. Que llueve? Bien, ha funcionado, eso demuestra que llevamos razón. Que no llueve? Es que no se han matado suficientes becerros, hay que matar más.

Pues esto de la violencia de género viene a ser muy parecido. Como no controlamos las cifras y las cuentas unos meses salen a favor y otros en contra y nadie parece saber por qué, vamos a matar más becerros, o sea, vamos a poner más pasta, nos hemos quedado cortos evidentemente.

Que haya causas que se escapan al control becerril no se le pasa por la cabeza a nadie, como ocurre con todo pensamiento mágico. Podría ser que la lluvia sucediera por otras causas distintas al sacrificio de becerros? Por ejemplo, por borrascas que van y que vienen por la atmósfera, por poner un suponer. Noooooooo, herejeeeeeee! Es que hemos matado pocos becerros. Más becerrooooooooos!!!

Pues esto igual. Parece que hay un fenómeno que escapa a nuestro control y que persiste a pesar de las medidas que se toman para intentar solucionarlo, y no sólo es que persiste, sino que a veces se dispara en plan metralleta. Pero claro, cómo vamos a pensar que pudiera o pudiese haber causas detrás de ese fenómeno que sean distintas a la monocausa que nosotros hemos adjudicado en nuestro diagnóstico? Si hemos decidido que cada vez que un hombre mata a una mujer la causa primera y última es el machismo, y ahí no hay más tutía, cómo vamos a poner otro tipo de remedios para otras posibles causas? Herejíaaaaaaa!

La posibilidad de que ese tipo de crímenes sea multifactorial, que cada uno de ellos sea diferente de los demás y que no se puedan explicar en función de un único patrón no cabe en el pensamiento mágico que hemos inventado para este fenómeno. Esas mujeres mueren por el mero hecho de ser mujeres, ése es el dogma. Ahí no hay más que hablar. Argumentar que en muchos de esos crímenes se mezclan multitud de móviles complejos que podrían ayudarnos a entender por qué ocurren es casi objeto de delito. Y así es como la sociedad termina recurriendo a la magia para explicar un fenómeno recurrente que es incapaz de controlar.

Porque amigos, la realidad es que nunca podremos controlar por completo las idas de olla de la gente. Nunca viviremos en una sociedad en la que no haya asesinatos, violaciones, pederastia. Las personalidades psicopáticas van a estar siempre ahí. Lo que sí que sería bueno es dejar de recurrir a la magia para explicar las cosas e intentar ir al fondo de la cuestión. Si en el mes de diciembre han muerto muchas más mujeres que en otros meses quizás habría que ir a por las diferencias con respecto a otros meses. Por ejemplo, podría tener algo que ver el hecho de que en estas fiestas el alcohol circula a raudales? Eso implicaría tener que reconocer que el alcohol podría ser un factor importante a tener en cuenta. Y si lo fuera? Y si pudiera ser interesante estudiar los efectos del alcohol en las personas propensas a la ira y poco tolerantes a la frustración?

Y si resulta que las cifras también nos dieran un importante aumento de la violencia en general,  no sólo contra las mujeres, en fechas en las que el consumo alcohólico se dispara? No sería interesante abordar el tema también desde ese punto de vista? Cuidado, señores, que el alcohol no sólo es malo para conducir! Que se te puede ir la olla de muchas otras maneras!

Bueno, pues no. Porque como la causa única, exclusiva y oficial de esas muertes es el hecho de ser mujer y punto pelota, pues para qué vamos a investigar más allá? Para qué vamos a tratar de averiguar cuántos de esos asesinos estaban diagnosticados de algún tipo de enfermedad mental? Cuántos estaban en tratamiento? Cuántos habían tenido problemas previos con otras personas por incapacidad de controlar su furia? Cuántos consumían estupefacientes varios? Cuántas de esas relaciones eran tóxicas por ambas partes? 

No, estas cosas sólo nos las vamos a preguntar cuando un hombre mata a su pareja hombre, o una mujer a su pareja hombre, o una mujer a su pareja mujer. Pero si es un hombre el que acaba con su pareja mujer no nos vamos a preguntar nada de esto, porque el pensamiento mágico lo explica todo perfectamente. La mató por el mero hecho de ser mujer. Era un machista. Y el que se plantee cualquier otra cosa es un negacionista. Punto pelota.

Y así estamos, y así nos va. Que en diciembre se disparan los casos? Más becerros. Que en un mismo día se producen tres casos? Más becerros. Que pasado mañana no se produce ninguno? Coññññño, los becerros han funcionado!

Sí, amigos. Es que somos así de... becerros.