domingo, 27 de noviembre de 2016

Machismo

Esta semana se ha celebrado el Día Mundial contra la Violencia de Género.  Ya he hablado aquí varias veces de lo que opino sobre este asunto, que me parece mucho más complejo y menos simplista que lo que muestra el pensamiento único con el que constantemente nos bombardean. Yo siempre he creído que lo que se ha dado en llamar Violencia de género o Violencia machista o incluso Terrorismo machista es como una especie de cajón de sastre, de totum revolutum, en el que todo vale y todo se mezcla aunque unas cosas no tengan nada que ver con las otras.

No quiero que me tachen de negacionista porque no estoy negando en absoluto que existe un machismo evidente en buena parte de la sociedad y que hay una violencia que claramente procede de él: violaciones y abusos sexuales, tratos vejatorios a mujeres, comentarios soeces disfrazados de bromas, discriminación salarial en muchas empresas en igualdad de condiciones (esto me parece superfuerte, que siga pasando y que no se persiga a saco por las autoridades), acosos sexuales, etc. Lo que no comparto es que lo mismo se valore, como si se tratara del mismo problema, un asesinato por un tema de celos o de abandono, que un comportamiento reiterativo de violencia en el hogar contra una mujer claramente maltratada. Es que son cosas que no tienen nada que ver, que tienen causas completamente distintas y que por tanto requerirían análisis, medios y soluciones diferentes para su erradicación.

Y una vez matizado esto tengo que decir que es claro que existe un machismo, a veces soterrado, en prácticamente la totalidad de las personas. Y voy a poner un ejemplo que lo demuestra bastante contundentemente:

Cuántas personas conocéis que se planteen a la hora de tener hijos lo que hoy ya es perfectamente legal, que es poner el apellido de la madre primero? Muy pocas, hay incluso quien tiene problemas si se plantea no poner al primer hijo varón el mismo nombre del padre. Hay tíos que serían capaces de cualquier cosa si eso se discutiera. Que mi hijo no se va a llamar como su padreeeeeeeee? Comooooooooorrrrrr????? Y eso que da bastante repelús eso de llamarse igual que el padre, parece que uno no tiene personalidad ni entidad propias, que es una mera prolongación de otro, pero en fin, la gente es así.

Pero bueno, superemos el tema del nombre de pila y pasemos a los apellidos. Sinceramente, cuántos de los que me leéis, me refiero a varones, estaríais dispuestos a que vuestros hijos llevaran primero el apellido de su madre??? Y si lo estuviérais vosotros, creéis que vuestra familia lo aceptaría u os tacharían de peleles, calzonazos o tíos sin cojones? Que pensáis que opinarían en vuestro entorno?

Y vosotras, chicas, os lo habéis cuestionado alguna vez? Echar a suerte el primer apellido de los hijos con vuestras parejas, o bien elegir el que tenga más sonoridad, o el menos vulgar, o el que quede mejor con el nombre de pila... No sé, alguna habéis hablado de esto o ha sido automático poner el primer apellido del padre?

Yo tengo una prima que hace años, antes de que se aprobara esa ley, removió cielo y tierra para poner su apellido a sus hijos en primer lugar, porque su padre era el único varón de la familia y había tenido tres hijas, así que el apellido por esa rama se perdía sí o sí. Mi prima lo habló con su marido y no hubo problema y sus niños se llaman de primer apellido De Julián, y gracias a ella la estirpe se ha prolongado en el tiempo, pero creo que su propio padre no lo entendía muy bien porque mi tío no era feminista precisamente.

En fin, es una curiosidad que tengo. Solo es una impresión personal mía o hay un machismo oculto, incluso en personas que no se autoconsideran machistas, que hace implanteable esta cuestión en las parejas? Ahí lo dejo.

Importaciones culturales

Leo mucho últimamente a cantidad de gente quejándose de las importaciones culturales que nos llegan, sobre todo de los USA. Que si Halloween, que si el Black Friday, que si tal que si cual, que adónde vamos a ir a parar, que si terminaremos celebrando aquí el Día de Acción de Gracias...

Bueno... y qué? A mí personalmente es que me da igual que se importen cosas divertidas o sanas o sencillamente neutras. Algunas me gustarán más, como Halloween, que me parece una fiesta muy divertida porque me encanta disfrazarme, y otras me gustarán menos, como el Black Friday,  porque nunca he sido de ir de rebajas. Soy carnaza de mercaíllos y de tiendas de segunda mano, así que no necesito que lleguen las rebajas para comprar cosas que me molen. Pero bueno, en este mundo global consumista si hay gente que quiere aprovechar las supuestas gangas que se oferten en ese día, pues por mí genial.

Y si se importara el Día de Acción de Gracias también me apuntaría con entusiasmo porque no me parece que haya nada más sano y más justo que dedicar un día al año a dar gracias por todo lo bueno que tenemos y que los demás nos dan. Sería una importación muy bienvenida por mi parte.

A mí me preocuparía que importáramos costumbres bárbaras que supusieran retrocesos importantes en todas las conquistas sociales que hemos conseguido. Me preocuparía, por ejemplo, que de repente se pusiera de moda la ablación del clítoris. O el velo integral, incluso el de pelo solo. Me alarmaría muchísimo y sería la primera en protestar enérgicamente.

Pero qué tiene de malo importar costumbres extranjeras que no hacen daño a nadie? Hay muchas costumbres propias que aborrezco, por ejemplo, todo lo que sea maltratar animales. Los correbous, los toros embolaos, los Sanfermines, incluso las corridas. Son costumbres que no entiendo y que por supuesto no comparto. Creo que poco a poco deberían ir desapareciendo del imaginario cultural. Y no pasa nada por traer otras un poco menos dañinas y más civilizadas. Bienvenidas sean.

Este país, como casi todos, no deja de ser una amalgama de culturas. Y por el nuestro han pasado unas cuantas, bastantes. Somos hijos de una extraña mezcla entre árabe, latina, griega, visigoda, italiana, franchuta, anglosajona y en los últimos tiempos americana de los USA. Es normal, los países con más proyección internacional exportan sus productos y sus costumbres. Y también su lengua, cosa que tampoco me preocupa, por cierto.

También el español es producto de una mezcla interesante, de palabras procedentes del griego, del latín, del árabe, del francés o del inglés. Y tengo ganas de que nos lleguen hallazgos del chino, por ejemplo. O del japonés, que son lenguas que me encantan. No tenemos una lengua de origen único como alguna gente parece creer. Es un compendio, se ha ido enriqueciendo poco a poco adaptando vocablos de otras lenguas con las que se ha interrelacionado. Por tanto, cuál es el problema de usar palabras procedentes del inglés, si hoy por hoy es la lengua más potente para la comunicación en este mundo globalizado?

No pasa nada. Hace un montón de años que decimos "váter" adaptado de su "water-close". Y habrá términos que triunfen y otros que no. Yo nunca he oído a nadie decir "Se me ha estropeado el smartphone", por mucho que el marketing intente introducir el término con calzador. Todo el mundo sigue diciendo "Vaya mierda de móvil"!

Y qué pasa si dentro de mil años (en caso de que el mundo siga existiendo, cosa que dudo) el español de entonces no se parece en casi nada al español de hoy porque ha incorporado un montón de términos nuevos y dejado en desuso casi todos los antiguos? Pues será que la lengua ha evolucionado así. Una lengua viva está en constante transformación, no está nunca quieta. Se nutre permanentemente de aportaciones de todo tipo. Por ejemplo, nunca sabremos cómo se habría dicho Smartphone en latín, porque es una lengua muerta. Como el español es una lengua viva sabemos que se llama "móvil". Pero solo en el español de España, porque en América Latina han preferido llamarlo "celular".

No seamos catetos, cerriles y chauvinistas y demos la bienvenida a todos los cambios que aporten cosas buenas, o al menos no malas. Incluso aunque vengan de los odiados USA, incluso aunque vengan de los odiados USA de Trump. Mientras no importemos su Ku-Klux-Klan o su Asociación Nacional del Rifle podemos estar tranquilos.

Qué tiene de malo disfrazarse en Halloween y pedir caramelos por las casas o darse un tute de compras una semana al año que en su origen se llama Black Friday y que aquí se llamará fijo algo así como blafraide? Y qué tendría de malo, en lugar de ir por ahí atando antorchas en los cuernos de unos pobres animales para putearlos persiguiéndolos por las calles de un pueblo, dedicar un día al año a dar las gracias por todo lo que la vida nos haya podido dar? Por qué coño somos tan asquerosamente paletos?

viernes, 25 de noviembre de 2016

La usuaria

Una usuaria escribe una carta a la biblioteca protestando por el ruido que hacemos mi compañera y yo. Transcribo la carta, aun a riesgo de que la usuaria me pueda denunciar por no haberle pedido los derechos de autor:


Les mando este correo porque estoy bastante insatisfecha con el trato que se le da a la sala de las revistas, sobre todo por parte del personal que ahí trabaja.



Vengo varios días a estudiar a esta sala, supuesta por ser más tranquila y de menos tránsito que el resto, y no hay un día que no me encuentre un panorama propio de la calle. La mayoría de los días las dos mujeres que deben estar pendiente de la sala molestan más que ayudan a mantener un ambiente en calma, con sus conversaciones matutinas y las visitas que les hacen algunos de sus compañeros/as. Hoy en concreto, tanto ellas dos como un hombre calvo y una mujer rubia se han tirado charlando a voz propia, sin intentar susurrar siquiera, ¡20 minutos!



Y eso no es todo. Algunos días me he encontrado música sonando en la sala, no sé si proveniente del mostrador o de otra persona, pero ninguna de las dos han hecho nada por silenciarlo. Por no decir que raro es el día que la puerta que comunica con los servicios no está cerrada y se va toda la calefacción.



Del hombre mayor que hay a veces no tengo queja, es el único que hace su trabajo en condiciones, e incluso de mi parte le pueden felicitar.



Creo que una biblioteca de ámbito universitario no puede ofrecer un trato tan pobre y que las personas que venimos a estudiar a la sala lo recibamos. Somos personas adultas que no venimos a pasar el rato (la mayoría) y en muchos casos nos estamos jugando exámenes, oposiciones, etc.



En definitiva, creo que esta sala es maravillosa si se le diera el uso que merece, no es un patio de recreo y si bien es cierto que no tienen que trabajar como si esto fuera un funeral, si tienen muchas ganas de conversar pueden salirse afuera, como nos recomiendan otros trabajadores de la misma cuando estamos haciendo ruido y con mucha razón.



Siento el mensaje tan largo, pero llevo estudiando en esta sala desde principios de septiembre y creo que he esperado demasiado tiempo para saber lo que ocurre con cotidianidad y lo que es un hecho aislado.



Gracias de antemano por su atención. Un cordial saludo.

Conste que entono un serio mea culpa. Es cierto,  lleva gran parte de razón. A menudo nos olvidamos de que estamos en una biblioteca. Y yo, que soy una persona silenciosa, poco amiga del ruido, que hasta me escondo en el último vagón del tren para huir de la atronadora muchedumbre, tengo que entenderlo por huevos.

Bien es verdad también que si yo fuera un usuario de la biblioteca que buscara silencio por encima de todo jamás me sentaría cerca de los mostradores de los bibliotecarios, que son lugares donde el silencio absoluto es imposible. Es donde van los proveedores, los conserjes, los de mantenimiento, los de limpieza, suena constantemente el teléfono y hay que responder forzosamente a los usuarios que preguntan o a los compañeros... Es un constante ir y venir de gente con la que hay que hablar sí o sí. O bien se aísla al personal acústicamente con una mampara o una cristalera o bien el usuario asume que cerca de los mostradores el silencio total es imposible. Hay sitios en la biblioteca mucho más apropiados para estudiar tranquilamente.

Con todo y con eso asumo nuestra culpa. Efectivamente nos juntamos a primera hora y charlamos en los mostradores y cuando van llegando los usuarios casi ni los vemos durante los primeros minutos, y seguimos de cháchara un rato más sin darnos cuenta de que podemos estar molestando. Vale, nostra culpa. De todas formas la cartita de marras tampoco era necesaria; habría bastado con que se acercara al mostrador para decirnos que la estábamos molestando o simplemente emitir un sencillo shhhhhhhhhhhhhh, que es lo que normalmente se hace en estos casos. Se nota bastante que pretende hacer pupa.

Pero bueno, lo que realmente me interesa de esta misiva es el concepto de "bibliotecario" que tiene la usuaria. Ella no necesita ningún servicio que le podamos prestar los bibliotecarios puesto que solo usa la biblioteca como lugar de estudio. Luego para ella el bibliotecario perfecto, al que le gustaría felicitar incluso, es un señor que llega a su puesto de trabajo, se planta los cascos y en siete horas no hace absolutamente nada más. Es decir, quiere un ciego, un mudo o mejor aún, un muerto como bibliotecario.

Ella no necesita material, y si lo necesita da por supuesto que llega a las estanterías solo, sin proceso de ningún tipo. Personas que nos pasamos la jornada laboral completa trabajando, seleccionando material, recibiéndolo, registrándolo, catalogándolo, colocándolo en las estanterías y atendiendo al público, no le parecemos buenos profesionales porque molestamos. En cambio el compañero que no hace absolutamente nadaaaaaaaa en sus siete horas de jornada, salvo estar de cuerpo presente, y a veces ni eso, le parece el bibliotecario perfecto. Si le pusieran un maniquí en el mostrador estaría encantada.

Y es muy triste, de verdad. Hay muchos usuarios que creen que los bibliotecarios, y esta chica lo menciona así, somos cuidadores, al estilo de los que en las salas de los museos vigilan que la gente se comporte y no haga barbaridades. Para ellos solo estamos ahí para mandar callar y por supuesto para callar nosotros mismos.

Ya he hablado aquí varias veces largo y tendido de mi compañero, pero lo que más me ha dolido de esta carta es que un tipo caracterizado por virtudes tales como la vagancia máxima, la falta absoluta de higiene personal hasta un punto rayano en la cerdez, la racanería más enfermiza y el autismo laboral más implacable..., que esa joyita sea considerada un modelo profesional.

Cómo me gustaría decirle a esa usuaria y a muchos otros que piensan como ella que, además de atender al teléfono y a los usuarios que vienen a consultarnos y a los compañeros que vienen al mostrador por distintos motivos, nos pasamos la jornada haciendo posible que todo ese material esté a disposición de todo el mundo, perfectamente registrado, catalogado y controlado, lo que supone un trabajo ingente que no podría hacer cualquier muerto al que se sacara de la tumba y se colocara en el mostrador para hacer bulto. Que es un trabajo especializado, que no es como descubrir la radiactividad pero que requiere preparación y concentración y que ser bibliotecario no consiste en guardar silencio absoluto durante siete horas al día, aunque ese silencio pueda ser una virtud interesante a tener en cuenta.

En fin, inevitable hacer autocrítica. Somos bibliotecarios y o nos aíslan físicamente de los usuarios (lo cual no estaría mal) o tenemos que evitar al máximo los ruidos y realizar nuestro trabajo lo más silenciosamente posible. Ahí lleva toda la razón.

Pero ya el mero hecho de que haya alabado las virtudes profesionales de una persona conocida por todos los compañeros por su falta de interés en el trabajo, por su profunda inoperancia, por su falta de compañerismo y por los indescriptibles hedores que se desprenden de su cuerpo,  le quita toda la razón que en otros aspectos pudiera haber tenido.

Yo creo que lo menos que la autora de esa carta se merecería sería pasar una jornada entera estudiando junto a este señor. Lo más cerquita posible. Y luego ya hablaríamos.

lunes, 21 de noviembre de 2016

Recetario raruno

Os acordáis de mi contestadísima receta de bocata de ensalada de espaghettis? Bueno, pues hoy he estado leyendo una de aberraciones completamente verídicas que se están comercializando por ahí que van a poner pelipúntico a más de uno y más de dos. Ahí van:

1. Paella con chorizo. Controvertido invento del famoso chef británico Jamie Oliver.

2. Cupcakes de sangría. O sea, magdalenas de sangría. No comment.

3. Aceitunas rellenas de naranja. De venta en Alemania. Toma Merkel!

4. Mermelada de chorizo. Fabricada en Reino Unido. Viva el Brexit!

5. Manchego whopper. Hamburguesa con queso manchego y chorizo, de venta en Nicaragua.

6. Tortilla de papas con ketchup y mantequilla. Las papas de bolsa con sabor a parmesano y anchoas.

7. Sopa de patatas bravas. Comercializada en Reino Unido. Y que viva el Brexit!

8. Gofre de chorizo. Bocatto di cardinale. Idem del Reino Unido. Idem del Brexit.

9. Sandwich de paella. Con arroz y pollo. Y que siga viviendo el Brexit!

Pa que me digan a mí pervertía!

domingo, 20 de noviembre de 2016

Carta blanca... a mi hermano

Hay una sección en El País Semanal que se llama "Carta blanca". Ya la he mencionado alguna vez en el blog por una carta muy bonita de la escritora Marta Sanz a una vieja amiga que se había distanciado de ella por haberla incluído como personaje en una de sus novelas.

Esta sección ha hecho que últimamente me plantee si hay alguna carta de ese tipo que a mí me gustaría escribir a alguien, una carta en la que decir cosas que nunca se dijeron pero que quedan pendientes.

Y naturalmente no tardé en encontrar a la persona a la que yo escribiría esa carta blanca: mi hermano. Va por tanto para él.

Querido Antonio:

Cuánto tiempo sin vernos y cuántas cosas que decirte. He hablado mucho contigo desde que te fuiste, pero siempre por dentro, con esa voz interior que nunca llega a nadie y que sirve básicamente de mero desahogo.

Al principio te hablaba enfadada, estaba muy cabreada contigo por habernos dejado de esa manera. No entendía que escapar fuera algo tan importante como para olvidarte de lo que dejabas atrás y del daño tan grande que hacías. No te perdonaba lo que le hiciste a mamá, que ya nunca más volvió a ser la misma y que te siguió al poco tiempo. Pero tampoco lo que nos hiciste a nosotras, que aunque éramos jóvenes y pudimos levantar cabeza y llenar nuestras vidas con otras cosas, nos quedamos bastante tocadillas por algo que nos afectó profundamente en una etapa en la que no estábamos preparadas para algo así. Éramos demasiado jóvenes para enfrentarnos a la muerte, y mucho menos a la muerte de nuestro hermano, y mucho menos a ese tipo de muerte.

Pero ya una vez pasado todo eso y olvidado el rencor que durante mucho tiempo sentí hacia ti, hoy quiero decirte otras cosas. Hoy quiero hablarte desde el presente y restregarte por las narices, sí, con toda la mala leche, lo que te has perdido por tener tanta prisa, por no saber esperar. Ya, ya sé que entonces no eras capaz de pensar en el futuro porque ese futuro solo era para ti un inmenso agujero negro. Pero ese futuro está ya aquí. Y ayyyyyy... te lo has perdido, hermano!

Recuerdo cuando me contaste que te gustaban los chicos. Creo que fui la primera de la familia a la que se lo dijiste. Fue una noche de verano paseando por el barrio, o tal vez es una ensoñación y ya se ha quedado para siempre así ese momento. Sé que me impactó porque no me lo esperaba; no me habías parecido nunca amanerado y había un montón de amigas siempre saliendo y entrando de tu habitación. Pensaba que con algunas de ellas tenías algo, nunca se me ocurrió que podías ser el típico amigo gay maravilloso al que todas adoran.

Al poco tiempo empezamos a recorrer los antros de ambiente de la ciudad. Años 80, cutrerismo máximo. Yo te animé a conocer a gente como tú, y además te acompañé en esas incursiones para que no te sintieras solo y extraño en ese mundo. Recuerdo la sordidez de aquellos lugares escondidos en los que había que llamar a un timbre para entrar y donde todo el mundo buscaba sexo y nada más, y si alguien buscaba otra cosa lo disimulaba bastante bien. Recuerdo el Amadeus, el Etcétera, el Interrogación... y a nosotros dos en la barra tomando copas y mirando y dejándonos ver.  De vez en cuando te dabas una vuelta por ahí y desaparecías y yo te esperaba allí, charlando con otra gente o simplemente mirando, al final me hice amiga de todos los camareros. Volvías al cabo del rato o quedábamos en alguna otra parte, y a veces venías de la mano con alguien que yo veía claro que no te gustaba pero que al menos te hacía sentir como que podías llevar una vida normal, tener una pareja... esas cosas que entonces parecían tan imposibles.

Era tan triste y tan sórdido todo! Y qué poco te gustaba! No creas que no recuerdo también aquella época en la que yo rompí con mi novio y empezamos a salir juntos por la noche, yo en plan destroyer, living la vida loca; y aquel día en el que me confesaste cómo envidiabas la naturalidad con la que yo ligaba, conocía a un chaval, bailaba con él, me morreaba delante de todo el mundo y luego nos íbamos, y a nadie le extrañaba, y unos iban y otros venían. Y tú querías eso para ti, y no los guetos ocultos en los que la gente se miraba y luego se encerraba en cuartos oscuros para hacer lo que yo tan tranquilamente podía hacer a plena luz.

Qué pena, hermano, lo que te has perdido! Te lo he dicho mil veces en silencio, pero hoy te lo quiero decir aquí públicamente porque quiero que todo el mundo sepa cómo lo siento. Porque hoy, hermano, tendrías todo eso que tú querías.

Podrías pasear de la mano con tus novios, podrías besarte en plena calle, podrías ir a programas de televisión y declararte públicamente, podrías ir al First date a tener una cita con el chico de tus sueños, podrías incluso casarte por todo lo alto, y yo podría hasta tener sobrinitos hechos por ti. O adoptados, da lo mismo. Los querríamos igual y serían igual de tuyos y de nuestros. Todo eso podría ser si no te hubiera dado la prisa esa que te dio y no te hubieras largado de esa manera. Claro que entonces quién nos lo iba a decir!

Sabes lo que me entra ahora por el cuerpo cada vez que veo a una pareja gay besándose en la calle o en un concierto? O en la biblioteca! Todo el mundo ha salido del armario!!!!!!! Cantantes, actores, funcionarios, abogados, jueces, pintores, albañiles, fontaneros, diplomáticos, políticos, incluso políticos del PP, te lo jurooooooooo!!!!! Salen en las revistas, presentan a sus novios, sus bodas llenan portadas,  tienen hijos y los sacan en el Hola, se divorcian y se vuelven a casar... igual que todos los demás!!!!!!! Y te lo has perdidoooooooo!!!

Estás en alguna parte y puedes verlo? No, no lo creo. Me haría mucha ilusión pero no lo creo. Simplemente te fuiste cansado y desengañado, y ya no te enteraste de que el mundo podía ser también un lugar cálido y amable para ti. También mamá se fue sin saberlo, la pobre. Cómo le habría gustado verte feliz, viviendo como una persona normal.

Hasta yo misma durante años oculté a la gente tu condición de homosexual. Me parecía como una traición sacarte del armario después de muerto. Era como estar ensuciando tu memoria. Para qué decirle a la gente algo que no necesitaba saber? Y me callaba, y sufría en silencio cuando en alguna reunión alguien decía despectivamente "Cucha el mariconazo ese, qué asqueroso"! O muchas veces no me callaba; saltaba y me comía vivo al espantajo que lo dijera, y me enfrentaba, pero nunca decía que tú, mi hermano, eras uno de esos "asquerosos maricones". No quería manchar tu memoria, ya ves, también era una cobarde.

Como si no me sintiera orgullosa de ti como me siento. Porque fuiste de los primeros en intentarlo, aunque no te saliera bien. Y ahora te reivindico con nombre y apellidos, porque quiero que todo el mundo lo sepa, porque no me da vergüenza y a ti hoy tampoco te la daría. Porque hoy pasearías con orgullo tu condición, sin miedo y sin tapujos. Porque aunque tú te rindieras yo no me he rendido, y sigo aquí dando por culo y guerreando por las cosas en las que creo. Y una de esas cosas es que tú tenías todo el derecho del mundo a ser como yo, a vivir como yo, a tener las mismas cosas que tenía yo. Y mira por dónde al final lo hemos conseguido.

Pero para ti hemos llegado tarde porque todo esto tú... te lo has perdido. Qué pena!