Para mí este escritor ha sido un gran descubrimiento; nunca había leído nada suyo y tengo que decir que me ha subyugado por completo. Tanto es así que me he dedicado a devorar todos los libros suyos que he encontrado en la biblioteca. A mí ese estilo narrativo me encanta; sí es verdad que a veces puede resultar un poco plomizo, pero en general consigue atraparte y meterte en esa atmósfera de época decadente que tan bien recrea.
Me ha gustado sobre todo cómo profundiza en la naturaleza humana, en los sitios más recónditos. Cómo penetra en el subconsciente de los personajes y adivina sus motivaciones más ocultas y sus pulsiones, que a veces casi desconocen ellos mismos. Es el caso de la mujer del protagonista, que ni siquiera es consciente de sus debilidades cuando le pide escribir ese diario en el que será totalmente sincera con él y le contará todo lo que piense. O el del amigo, que esconde detrás de esa apariencia amistosa una envidia y un sentimiento de injusticia vital a los que no puede sustraerse. No sé, es muy interesante ver cómo el narrador, que a la vez es el protagonista, adivina todos esos dobleces.
Al haber leído varios libros de Marai he descubierto que tiene cierta fijación por el tema "trío" amoroso. Hay otro libro que escribió unos cuantos años antes, "Divorcio en Buda", que además de una estructura muy parecida, estilo monólogo dialogado, prácticamente toca el mismo tema. Es muy muy parecido a "El último encuentro".
Otro tema interesante es la particular visión de la mujer que se nota en toda su obra. No sé cómo fue la vida de este hombre, tengo entendido que vivió felizmente casado con la misma señora un montón de años, pero desde luego lo que muestra en su literatura es una imagen de la mujer como causante de todos los males, permanente fuente de conflictos, y a menudo la causa última de las ruinas del hombre. Es un tema bastante recurrente.
En fin, creo que no es una opinión exclusiva de Marai; me da la sensación de que muchos estarían de acuerdo con él en este punto.
Pienso que en la novela las respuestas son lo de menos y que lo verdaderamente importante es preguntarnos sobre el sentido de la vida, sobre nuestras motivaciones, sobre las miserias del alma humana... en fin, sobre los temas que se plantean. Sin embargo el protagonista, después de tanta disquisición y tanta profundidad, hace un ejercicio totalmente inútil, porque no consigue perdonar. A todo lo más que llega es a desfogarse soltándole al amigo todo lo que piensa, pero realmente para qué le sirve. Dejó a su mujer vivir y morir sola, él ha sido un desgraciado toda su vida, y su final será la soledad como lo fue el de ella.
En fin, parafraseando al famoso programa radiofónico nocturno, es un puro y duro "hablar por hablar".
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