Tras el bochornoso espectáculo que nuestros representantes políticos dieron ayer en el Parlamento en el debate sobre la derogación de la Prisión Permanente Revisable, me siento en la obligación por un lado de manifestar alto y claro mi desprecio hacia la clase política actual en general, indigna y sinvergüenza hasta la náusea, y por el otro de poner negro sobre blanco el estado de la cuestión.
Para los que aún tengan dudas al respecto (creo que un escaso 20% de la población) la Prisión Permanente Revisable (PPR) no es sinónimo de Cadena perpetua, por más que algunos liantes se empeñen en equipararlas. La misma condición de "revisable" la convierte en algo totalmente diferente. Es perpetua únicamente si al ser revisada se determina que la persona no está rehabilitada.
Por lo mismo, tampoco es una pena incompatible con el principio constitucional de "reinserción". Precisamente lo que se evalúa en las revisiones es si la persona está o no en condiciones de ser reinsertada, es decir, si puede volver a la sociedad con ciertas garantías de que no volverá a repetir el delito por el que fue condenada. Es una pena, por cierto presente en casi todos los países de nuestro entorno, que se reduce a un número muy pequeño de casos de especial gravedad. Yo veo concretamente dos muy claros que son un peligro evidente para la sociedad: violadores reincidentes y pedererastas crónicos.
No quiero decir con esto que no sean reinsertables; por supuesto su estancia en la prisión tiene que ir encaminada a que vuelvan a la sociedad rehabilitados. Pero cuando no se consigue este fin... qué hacemos? Los soltamos y nos encomendamos a la Virgen de Lourdes para que no nos toque cruzarnos con ellos?
Hago esta pregunta especialmente a aquéllos que dudan de la conveniencia, incluso de la legitimidad, de esta pena. Qué haríais con ellos? Os habéis parado a pensar que uno de esos violadores que ya han cumplido su pena pero siguen teniendo el mismo impulso al que no se pueden resistir se cruce con vosotras o con vuestras hijas o mujeres?
La reinserción, queridos amigos, no es un derecho del preso; es el objetivo al que debe ir encaminada la pena de prisión. Ésta es la confusión que parece tener mucha gente. Y ninguna manera mejor para favorecer la reinserción y para estimular al recluso a rehabilitarse que evaluarlo cada X tiempo.
Muchos dicen que España es uno de los países con el código penal más duro del mundo democrático y seguramente es verdad. Pero es que no se trata de que alguien cumpla 30 o 40 años de cárcel, se trata de que quien no esté preparado para vivir en sociedad no lo haga, y quien sí lo esté no tiene por qué tirarse 40 años en la cárcel. Por qué? No es cuestión de que las penas sean más largas; es cuestión de que tengan un sentido práctico.
Por otro lado los que piensan que la PPR es una pena con visos de venganza... en fin. Evidentemente la pena de prisión es la forma que ha encontrado la sociedad civilizada para sustituir a la venganza, pero es claro que las víctimas de crímenes precisan una reparación porque si no se sienten reparadas en su pérdida probablemente y con toda lógica se tomarían la justicia por su mano. Por supuesto que hay un componente punitivo, es un castigo que la sociedad exige a las personas que han cometido un delito, pero no es una venganza.
Ayer varios padres de víctimas de delitos especialmente duros asistieron al pleno en el que se debatía este asunto. A los que han criticado su presencia allí yo les preguntaría si no les parece lógico, razonable y hasta obligado que en un pleno sobre Memoria histórica asistan víctimas del franquismo, o pensionistas a un pleno sobre pensiones, o colectivos feministas a un pleno sobre el aborto, por ejemplo.
Esas personas tenían todo el derecho del mundo a estar allí, con sus más de dos millones de firmas, una de las cuales por cierto es la mía. Y por mucho que unos y otros intenten manipular este asunto, como tantos otros, ellos decidieron libremente su asistencia porque defienden algo que creen que es justo, y lo creen ellos y muchas más personas.
Los que no estuvieron a la altura de las circunstancias y una vez más nos hicieron avergonzarnos a muchos, fueron los representantes políticos, que podían haber defendido sus argumentos perfectamente sin tener que aludir constantemente a ellos y a sus desgracias, y mucho menos sin insultarles, como hizo con una poca vergüenza impresionante el portavoz del PSOE, para espanto de muchos de los diputados socialistas asistentes y para muchos de sus votantes. Algunos de ellos han pedido perdón y han manifestado no sentirse representados en sus palabras pero la persona que dijo esas palabras sigue en su cargo y hasta ahora no se ha disculpado, que yo sepa.
La PPR es un clamor popular, además totalmente transversal. Aunque los partidos llamados de izquierdas (que yo ya no sé ni lo que son) se manifiesten en contra, buena parte de sus votantes están a favor. Resulta curioso, cuando menos, el poquito caso que les hacen en este asunto y lo importante que les parece en cambio el parecer de los ciudadanos en otros asuntos. Si lo de las pensiones es un clamor popular y el argumento es que el gobierno no puede hacer oídos sordos al pueblo... con la PPR qué pasa? En esto no hay que escuchar al pueblo? En esto la opinión de la gente nos importa una mierda? La gente sólo tiene opiniones sanas y razonables cuando se trata de pensiones, feminismo y causas afines que nos molan, o la gente debe ser escuchada en todas las causas?
De verdad, vergüenza de políticos. Los de la vieja política, los de la nueva... todos. Qué asquito dan, por favor!
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