jueves, 6 de abril de 2017

Volviéndome to loca

Sí, bueno, ya sé que estoy un poco cansina con el tema perras, pero a ver, ahora mismo son mi principal preocupación y ocupan buena parte de mis pensamientos diarios, por no decir todos. Y lo bueno que tiene esto es que no es obligatorio leerlo, al que no le guste el tema yo ya he avisado de lo que va, que se dé media vuelta y se salga.

De todas formas he podido comprobar estos días que hay gente que pasa por aquí que se nota que sabe de etología perruna y yo necesito urgentemente ayuda, consuelo y comprensión. Y hasta un poco de conmiseración y caridad cristiana.

Lo estoy pasando regulín con lo de la socialización de las nenas. Y en gran parte es porque es muy complicado al no ser una sola, lo cual hace que las dificultades se multipliquen por 25. No es lo mismo educar en solitario a tener que hacerlo en modo grupal, o si no que se lo pregunten a los maestros. Y en el tema canino me parece que todavía es peor porque los animales parecen requerir atención exclusiva muchas veces. Para mí esto es como ser madre soltera primeriza, encima de mellizos o de gemelos.Así más o menos estoy.

Salir con ellas de paseo es un poema. Sí, es verdad que ya suben y bajan bien las escaleras, pero una vez llegamos a la calle empieza la fiesta.

Los primeros días usé una correa mútiple que sirve para llevar a varios perros porque era más cómodo para mí al quedarme una mano libre, pero enseguida me di cuenta de que era un sindiós total. Las nenas van cada una a su bola. Bimba se ve que ha sido perra de familia y que ha salido antes de paseo. Es educada y no tira mucho de la correa. Va todo el rato mirando a ver si yo voy al lado y es muy obediente. Pasear sola con ella sería una delicia seguro. Pero la otra es una loca perola, que en lugar de llamarse Lola ni Martínez debería de llamarse la Loca Martínez, porque está como una chota. Esa no pasea, esa sale de caza. Camina sin ton ni son ni dirección fija, ella va según huela o vea algo que se mueva, ya sea paloma, perro, mosca, papel volando o musaraña. Donde ve movimiento pallá que va ella pegando tirones de la correa como una posesa.

Naturalmente he tenido que optar por las correas separadas porque me estaba dislocando a la otra pobre, que es mucho más tranquila. Y ahora voy con una en cada mano, con las dificultades adicionales que os podéis imaginar, la primera que la que se está volviendo loca soy yo.

Me estoy volviendo yo tan chalada como ella porque no sé ni lo que hago, es una bipolaridad absoluta. Paseo con un brazo relajado y el otro en constante tensión, con la mitad del cuerpo tranquila y la otra pegando tirones. Procuro llevar a la rebelde sin causa con la derecha porque con la izquierda no tengo yo fuerza para tanto meneo.

Y ya no te cruces con otros perros porque ahí viene el lío del montepío. Yo sé cuál es el procedimiento si vas con un solo perrillo pero cómo voy a calmar a una leona si estoy agarrando a la otra con la otra mano y además también se pone nerviosa cuando nos cruzamos con perros? A cuál calmo, a cuál miro, me agacho o no me agacho? Y si me agacho qué hago?  Echarme a llorar? Porque lo que no puedo es soltar a una para reducir y controlar a la otra.

Loca pero loca loca loca loca loca loca.

(Inciso: habrá quien diga "pos sácalas por separado". Sí, claro, yo no tengo otra cosa que hacer al cabo del día que pasear perras individualmente, atención personalizada. Si alguien lo ha pensado le contesto: yo tengo el tiempo que tengo, no tengo más. Y con ese tiempo no me puedo permitir educación exclusiva para cada una, o vamos en comandita el trío lalalá o no hay ná que hacer).

Prosigo:

Luego viene el momento cerveza. Los cirios que me montan cuando me siento en un bar, lavirrrrgen! Imposible. No se están quietas ni un minuto, todo el rato quieren subirse encima de mí, venga a saltar y a lloriquear. Y como se acerque otro perro ya la tenemos liá. Tremendo pollo.

Alguien me hizo notar que era un grave error intentar sentarme a tomar algo si ellas no están acostumbradas a estar tranquilamente quietas en la calle. No puedo pretender que se comporten bien si no tienen costumbre de estar en bares. Es como los niños, si los sacas de higos a pepinos lo más probable es que te armen un pollo en un restaurante; pero si los llevas todas las semanas y los has educado para que se comporten bien sabrán hacerlo.

Totaaaaaaaaaal! Que he decidido que del paseo de una hora diaria voy a dedicar un cuarto de hora a hacer prácticas de "Cerveza con perras". Y ahí que me tenéis estoicamente sentada en una terraza con mi birra, intentando mantenerme relajada y sonriente mientras procuro que no se me suba ninguna, que no se me irriten, que no lloren, que no ladren, que no se abalancen a por los otros perros que pasan, que no se líen con las correas... En fin, os podéis hacer una idea de cómo me sienta a mí esa cerveza todos los días. Con cada una atada a un brazo de la silla y to bizca mirando con cada ojo a la perra correspondiente. Y dando manotazos para quitármelas de encima. Un día intenté hablar a la vez con mi hijo por teléfono y al final habían hecho un nudo marinero en la silla que tuvieron que ayudarme entre siete a deshacerlo.

Estoy loca loca loca pero muuuuuy loca.

Con lo bien que se portan en mi casa los fines de semana cuando me siento en la terraza con ellas! Se tumban al sol, se levantan tranquilamente, van para un lado y para otro, se vuelven a tumbar a mis pies, se meten en la casa, vuelven a salir... y yo ni me entero de que hay perras.

Y me digo: por quéeeeeeeeee? Por qué no pueden hacer igual en la calle?

Ya, ya lo sé. Hay tres factores que lo cambian todo en casa:

1. No están atadas.

2. No hay otros perros.

3. Es su hábitat cotidiano.

La calle no; en la calle hay enemigos perrunos por todas partes, y además están sujetas de la correa. Lo único que puedo conseguir es que el hábitat callejero les resulte más familiar sacándolas cada día y tomándome esa cerveza infernal con ellas.

En fin, un poema de verdad. Estoy como si me hubieran pegado siete palizas a garrotazo limpio. Es un agotamiento físico pero también mental, porque la mitad de las noches me despierto de madrugada y me pongo a dar vueltas a ideas peregrinas que se me ocurren sobre educación canina y me paso la noche en vela pensando en ellas, en cómo podría hacer esto o lo otro... Y en mi cabeza todo es perfecto y sale muy bien, pero cuando llega el momento de enfrentarme a la realidad y ponerlo en práctica  todo es un desastre y me vuelvo turulata.

Estos días de atrás que además ha hecho muchísimo aire era de verdad pa verme. Con una perra enganchá a cada mano, el pelo volando sin poder apartármelo de la cara, sin ver un carajo, el vestido que con el aire se me subía y tampoco me lo podía bajar, y hoy encima de un tirón de la Lola se me ha bajado también el escote y me he quedado con el sujetador al aire... Solo me faltaba que se me hubiera caído el moquillo. Diossss, ha habido un momento en el que no sé cómo no me he tirado al suelo y me he echado a llorar.

Siento daros la brasa pero es que necesito desahogarme un poco. De verdad no os doy mucha mucha mucha penilla?

4 comentarios:

  1. Pues sí que me has dado un poco de pena, sí...porque vas a tener que sacar tiempo de donde sea para pasearlas por separado hasta que Lola aprenda a no tirar de la correa, lo que se llama andar al pie. Y eso con las dos juntas es imposible.
    Básicamente, se consigue de la siguiente manera: en un parque u otro sitio espacioso, perra sentada a tu izquierda (¿por cierto, ya has conseguido que se sienteeee?), comienza a caminar despacio adelantando primero tu PIE IZQUIERDO. En cuanto tire de la correa, te paras. NO DIGAS NADA, NO TIRES DE LA CORREA HACIA TI, NO HAGAS NADA MÁS QUE PARARTE. Cuando la perra se detenga a su vez, la elogias mucho y vuelves a emprender el camino, y así las veces que haga falta.
    con 10 minutillos de nada, tres veces al día, en un par de semanas puedes hacer que camine a tu lado sin tirar.
    En la siguiente fase tienes que acostumbrarla a seguir tus cambios de dirección. desde la misma posición de antes, empieza a caminar, y si tira de la correa, te detienes. cuando ella se pare, giras y comienzas a andar en dirección opuesta. Es importante que nunca tires tú de la correa, porque se tiene que acostumbrar a seguir tus movimientos y no los tirones. Elógiala mucho cuando camine a tu lado sin tirar de la correa.
    Con el tiempo, lo conseguirás seguro. ¡Ánimo!. Y que sepas que dice mucho de ti desvivirte tanto por esos animalillos.

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    1. Uffff, sabía que a poco que preguntara alguien me diría que el final es sacarlas una por una.

      En fin, he imprimido tus instrucciones pra llevarlas en el bolso y ahora aprovechando que engo vacaciones de Semana Santa y dispongo de más tiempo voy a dedicarme en cuerpo y alma a mis nenas con dedicación personalizada exclusiva.

      Además voy a aprovechar estos días para esterilizarlas y como me imagino que no van a estar para mucho jolgorio creo que es el momento ideal para intentar convertirlas en muchachas de pro.

      Sí, ya se sientan pero con un poco de ayuda mía.

      Oye, muchas gracias por tus consejos. No sé si seré capaz de hacerlo yo sola pero se ve que sabes de esto y para mí toda ayuda es poca.

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  2. Me encanta leer tus avances. Por mí no pares de escribir sobre ellas.
    Para controlar a Lola Martínez, hay collares o arneses especiales
    Hay uno que conozco que en cuanto tira, un mecanismo hace que su morro se baje al pecho, y así no se ve capaz de seguir tirando. No es etología eso, pero al menos deja de tirar y quizás con el tiempo acabe acostumbrándose a salir sin tirar.

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    1. Gracias por la idea, Tú, pero de momento voy a intentarlo según el sistema "Alicia". Si veo que en estas vacaciones no consigo avances ya me plantearé otros métodos.

      No te preocupes, seguiré escribiendo sobre ellas. Me temo que esto va para largo.

      Hasta el día que yo consiga que estas muchachas salgan de paseo tranquilamente y se huelan los culos amorosamente con los otros perros me parece que me queda un buen trecho.

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