domingo, 16 de abril de 2017

Nenas versus nenes: balance final

- Mamáaaaaaa, mira éstaaaaaaaa!

Mi hijo llamándome a gritos porque Bimba le ladra.

Así toda la Semana Santa. Éste ha sido mi planazo, amigos. Una guerra sin cuartel entre los nenes y las nenas, de la que no he querido dejar constancia escrita hasta no haber terminado del todo por aquello de que el desenlace nunca se sabe hasta que no se ha puesto definitivamente el punto final.

Sabéis que estaba ilusionadísima estas vacaciones con mi primera experiencia de convivencia familiar desde que las nenas llegaron a casa. He trabajado arduamente para ello intentando adiestrarlas para que fueran unas chicas de pro y mis niños al llegar hicieran buenas migas con ellas y se enamoraran todos mutuamente a primera vista.  Pobre ilusa!

También había hecho coincidir este primer encuentro con la cirugía de esterilización de las perrillas, ya que podría dedicarles más tiempo al estar de vacaciones y presuponía yo que con la convalescencia estarían más tranquilas y receptivas a los cariñitos de mi prole. Sí sí sí, receptivas, pobre desgraciá!

Craso error el mío, entre miles de crasos errores. Me he pasado todas las vacaciones en una especie de montaña rusa emocional, de carrusel bipolar. A ratos supercontenta con mis pequeños grandes avances de adiestramiento, a ratos hundida en la más absoluta miseria por mis fracasos. De la esperanza a la desesperanza más absoluta, de la hipermotivación a la desmotivación total.

Desesperada, desmotivada, insegura, destrozada de los nervios, tensa, deprimida... y de repente feliz, ilusionada, fuerte, poderosa, determinada a conseguirlo, segurísima de mí misma... Un subeybaja, unos vaivenes emocionales, un sindiós... que así estoy ahora mismo cuando todo ha terminado y cada mochuelo ha vuelto a su olivo, como si me hubieran dado siete palizas a bastonazos.

Cada avance significaba 15 pasos atrás. Cada momento de felicidad, cada victoria, un montón de derrotas posteriores. He reído, he llorado, he sufrido, me he cabreado, he flotado en una nube, he bajado a los infiernos... por todos los estados de ánimo he pasado. Para que luego digan que para sentirse viva hay que hincharse a viajar o tirarse en parapente.

Intentaré contarlo por partes, puesto que había varios planes y estrategias de actuación y los resultados han sido muy dispares:

1. Clases prácticas de "Asentamiento canino en bareto".

Se trataba de conseguir que las nenas pudieran estar más o menos sociables en un entorno hostelero tipical spanish, terracita de verano monda y lironda, nada del otro mundo. En esto a ratos he triunfado, a ratos me ha ido como el culo.

Hubo un momento mágico en el que incluso conseguí, con mucho esfuerzo, eso sí, que Lola estuviera sentada y relativamente tranquila, sin tirar de la correa, con una paloma a menos de un metro caminando tranquilamente. Al principio se la quería comer viva, pero después de un tratamiento intensivo de tirones y toques... siiiiiiiiiií, se quedó quieta y la paloma hasta se permitió cierto chuleo en sus narices.

Esto tuvo que ser durísimo para una depredadora nata como ella, por eso ese día me sentí muuuuuuy orgullosa de ella y de mí, por haberlo trabajado juntas. Pero vamos, tardé muy poco en venirme abajo de nuevo, no me acuerdo por qué exactamente.

A día de hoy he conseguido que se queden más o menos quietas un cuarto de hora en un bar, pasen perros, palomas, ranas, ratas, gatos o musarañas. Las mantengo separadas, eso sí, porque si Lola ataca Bimba se contagia, y ella no tiene esa naturaleza depredadora, así que es mejor tener a cada una a un lado de mi silla y controlarlas por separado.

Por supuesto les dedico mi atención exclusiva, aún no he probado a sentarme con alguien, charlar y pasar de ellas. Probablemente cuando lo haga me llevaré otro chasco.

2. Proyecto "Celos de Bimba".

Esto es lo que está siendo más duro, y además todos los demás progresos solo consiguen exacerbar el instinto dependiente y posesivo de Bimba.

Cualquier cosa que yo haga con Lola es un problema. No soporta que la mire, ni que la toque, ni siquiera que le riña. No soporta que le preste la menor atención. Ponerle la correa a Lola delante de Bimba es un imposible porque se sube encima, llora, ladra... el final ha sido atarla a la mesa para poder hacerlo tranquilamente.

Si salimos de paseo las tres juntas Bimba está totalmente pendiente de si yo miro a Lola, toco a Lola, riño a Lola, le hablo a Lola, le doy un premio a Lola. Y Lola mientras pasa de Bimba y de mí y está solo pendiente de olisquear el suelo, cazar palomas y comerse to lo que pilla. Es una relación tan desigual que una piensa que al final solo puede derivar en desastre.  Esto mismo en una relación de pareja terminaría saliendo en la sección de sucesos de los telediarios fijo.

3. Proyecto "Tirones de Lola".

 Aquí he fracasado radicalmente, al menos de momento. Intenté seguir los consejos de la amiga Alicia en el blog pero Lola pasa total, colaboración cero.

He probado tus consejos, Alicia, con toda la paciencia del mundo. He probado también a ponerle la correa con nudo corredizo, tipo Borja Capponi, a ver si sintiéndose más apretada dejaba de tironear. Nada, se ahoga, tose, jadea... pero tira igual, como si no pudiera hacer otra cosa, como si le fuera la vida en ello.

Lo último que he probado ha sido marearla, la técnica de llevarla en distintas direcciones cuando tire de la correa. Pero al final termino yo como un pato mareao, no sé ni para dónde voy, y ella tan fresca, por supuesto sigue tironeando tan pancha y le importa un huevo no poder casi respirar por ahorcamiento.

En este proyecto concretamente estoy a punto de rendirme porque no creo que sea capaz. Solo me consuela saber que existen artilugios varios, como el que me recomendó la amiga Yo, que por lo visto disuaden de tirar de la correa con más efectividad que mis técnicas. Ya me he tirado al barro y estoy mirando en Internet el artefacto más efectivo. Entre otras cosas porque es que se va a ahorcar y a ella le da igual, es una perra suicida. Entre morir ahorcada y no tirar de la correa prefiere morir, está claro.

4. Plan estratégico "Ladridos no".

Bimba es una perra asustadiza, vive acojonada, supongo que por eso está tan aferrada a mí y tiene esa dependencia y esos celos de todo lo que se me acerque. Sospecho que ha sido una perra maltratada porque si no es inexplicable su comportamiento. Tiene desde el primer día unos ataques de ansiedad tremendos cuando me separo de ella, es realmente angustioso. Nunca he soportado a los tíos celosos y posesivos, y ahora va y me toca una perra así, manda huevos!

La forma de Bimba de manifestar que está acojonada es expresarse a ladrido pelao. Ladra constantemente cuando  llega alguien que no conoce, y por supuesto estos días ha cantado la Traviata al aparecer mis hijos por casa.

Es curioso, porque todo lo que he aprendido viendo los programas del "Malaspulgas" de Borja Cappone ha resultado de puta madre. Cuando yo estoy presente controlo perfectamente los ladridos de Bimba. La sujeto con la correa, le doy toquecitos, le pego tirones... y vale, perfecto, no ladra.

Pero luego yo me voy y alguno de los niños entra en su espacio y se vuelve to loca. Puede ladrar una hora seguida tranquilamente, y todo el día si se pone. Y claro, yo no puedo estar ahí todo el tiempo en plan segurata, también necesito moverme.

Los niños no querían saber nada de ella, la consideraban una perra antipática, asocial y coñazo. A ellos les gusta Lola, que es divertida, juguetona y pizpireta. Y lo entiendo, una perra que no para de ladrarte y gruñirte todo el rato es un puto incordio. Quién coño quiere tratar con un bicho así? Mi hijo el mayor incluso me dijo que la llevara de vuelta a la perrera y que no se me ocurriera ir nunca a su casa con ella. Esto me hundió en la miseria más absoluta porque me moría de pena por ella.

Mi depresión iba en aumento. Mi hijo el pequeño me gritaba esa frase con la que empieza este post:

- Mamaaaaaaaá, mira éstaaaaaaaa!!

Como cuando de chicos se hostiaban vivos entre ellos, y cuando alguno salía perjudicado me llamaba a grito pelao para poner orden.

El mayor, que es mucho más animalero, lo intentó con Bimba de varias maneras, incluso con sobornos, pero tuvo escaso éxito. Sí, ella agarraba su chuche y se la llevaba... pero luego le gruñía y le ladraba igual.

Duele decirlo porque no es mi solución preferida pero él ha sido más expeditivo por su cuenta. En uno de los ataques de Bimba agarró un Pronto enrollado que yo tengo para asustarlas en situaciones extremas y le arreó en el lomo. Mano de santo, no ha vuelto a ladrar en su presencia, y ahora hasta le lame la mano y le encanta estar con él. El Pronto, siempre lo he dicho, es una revista superpráctica, con una relación calidad-precio incomparable. Ahora con una utilidad más que añadir a las muchas que ya tenía.

Los designios del señor son inescrutables. Un prontazo en el lomo vendría a ser el equivalente perruno al cachete en el culo a los niños de toda la vida de Dios! Por cierto, del que yo soy totalmente partidaria. Un toque mágico y definitivo. De hecho Bimba desde entonces ha cambiado por completo su actitud y creo que algo parecido al amor está surgiendo entre ellos.

5.  Estudio analítico "Quién domina a quién".

Durante un tiempo creí que Lola era la perra dominante; estaba convencida. Después, durante estas vacaciones llegué a creer que no, que era Bimba, tal era la forma en la que se abalanzaba hacia Lola cuando se me acercaba. Ahora he cambiado de opinión y ya definitivamente sé que aquí la que parte el bacalao es la Lolilla.

Os cuento: un día nos encontramos con un vecino que llevaba un hueso de jamón en la mano, para tirarlo supongo. Las nenas se liaron a chupar la pata como locas (recordad que solo les doy de comer pienso puro y duro, así que os podéis imaginar el entusiasmo). Tenía toda la pinta de ser pata negra, hasta a mí me daban ganas de pegarle un lametón. Pero en un momento dado hubo un rifirrafe entre ellas, Lola sacó los dientes y Bimba se acojonó viva y se retiró detrás de mí, y ya mientras yo charlaba con el vecino se quedó Lola toda la pata para ella. Y vive dios que sacó provecho. No paró de chupetear y de arrancar cachos de lo que quedaba de jamón. Qué vicio la hijaputa, hossstia! Y qué envidia! Quién fuera perro!

Después de eso ya he tenido pocas dudas. Con los nenes en casa Bimba se pasa la vida o ladrando de puro acojone o escondida debajo de mi silla o a mis pies en el sofá. Es imposible que una perra con tanto miedo sea dominante sobre una cazadora vivalavirgen como Lola. Definitivamente aquí la que parte el bacalao es doña Dolores Martínez de Todos los Santos.

Lo que pasa es que como es tan pasota y tan chulilla tampoco la domina mucho. Como que la deja vivir. La Lolilla no es pendenciera, le gusta cazar, pero luego yo juraría que es una verdadera bon vivant, una sibarita, no está por los malos rollos, le gusta disfrutar.

Por ejemplo, yo les pongo la comida a las dos en el mismo cuenco y nunca se han peleado por comer. Se acercan al unísono y cada cual se lleva su botín a un rincón y allí se lo come. Es verdad que comen cada una por su lado pero no tienen problema en coger del mismo recipiente. Ni siquiera se pelean por ser la primera en acercarse, van juntas siempre. Por eso aunque he leído que es mejor ponerles de comer por separado, como he visto que eso no es problema para ellas y que incluso comparten gustosamente el pienso, no pienso (pese a la redundancia) separarlas.

Bueno, amigos, y éste es el balance final de estas vacaciones en las que he currado, sufrido, reído, llorado y me he  agotado mucho más que en ninguna semana laboral que sea capaz de recordar. Ahora necesitaría otra semana por lo menos para recuperarme de este estrés, esta tensión, y este currelo que me he pegado, encima por amor al arte.

Ya véis que el resultado es difícil de calificar. Ni he triunfado por completo, ni tampoco he fracasado total como he llegado a pensar en los momentos más duros. Ha sido mi semana de pasión, mi via crucis particular, pero tampoco he salido tan mal parada.

Joer, que mi Lolilla se ha sentado en un bar con una paloma chuleándole al lado; y que mi Bimba ya no le ladra a mi Juanillo y hasta le lame la mano y creo que han empezado a gustarse; y que me puedo tomar una cerveza en un bar con ellas juntas sin que toda la gente termine mirándonos y queriéndonos asesinar.

Tampoco ha estado tan mal, no?

No es perfecto, mas se acerca a lo que yo... simplemente soñé.

Ps. Ahora lo que me preocupa es cómo van a llevar la vuelta a la rutina, después de haber estado todos estos días con la casa llena de gente y con lo que les ha costado acostumbrarse... ahora otra vez solas el 75% del tiempo. No sé, igual se han quedado descansando.

2 comentarios:

  1. Tu situación es bastante atípica y complicada. Las parrillas están y empezaron solas su andadura contigo, y es normal que si han visto ajetreo cambien su comportamiento. De otra parte, vuelta a empezar. Otra vez son las amas del entorno y dentro de poco o de mucho vuelta a empezar. Es complicado para ellas y para ti. No creo que sea tema de posesión lo de una de tus perras... es invasión de su terreno. Deberías plantearte reuniones sociales en tu casa semanalmente, con el fin de crear hábitos sociales en pro de cuando vayan tus hijos. De otra parte también sería aconsejable comprar un bozal para cuando ladran, es más, a la que es más impertinente se lo pongas para salir y al día siguiente sin bozal, pero en el bolso... es mano de Santo. Ánimo que lo conseguirás!

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    1. Gracias Pilar. Lo del bozal me parece muy buena idea. De hecho también estoy pensando en hacerme con un bozal de adiestramiento para evitar los tirones.

      Me preocupa mucho que Lola tire tanto de la correa al pasear sobre todo porque pasea estresada totalmente y también nos estresa a Bimba y a mí. De resultas cuando nos encontramos con otros perrillos les ladran y se ponen atacás. Cuando salgo sola con Bimba ella va supertranquila y se relaciona bien con los otros perrillos. Por eso es fundamental controlar los tirones.

      Y los ladridos pues creo que aplicaré el mismo sistema.

      Soy consciente de que mi situación es bastante complicada porque cuando no es por una es por otra, pero siempre tengo algún conflicto que resolver. Al final o tiro la toalla o me hago una experta.

      Muchas gracias por vuestros consejos, no os imagináis lo que me ayudan y me reconfortan.

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