Leo el último artículo de Javier Cercas, que va sobre la violencia verbal en Internet, sobre todo en las redes sociales, ese odio que parece que lo impregna y lo guarrea todo.
Copio el enlace y un fragmento del artículo:
http://elpaissemanal.elpais.com/columna/javier-cercas-el-gran-basural/
Desde
que existe Internet –no digamos las llamadas redes sociales– basta con
apretar un botón para enfrentarse a toda la basura del mundo: uno puede
ver a defensores de los animales deseándole la muerte a un niño de ocho
años, enfermo de cáncer, porque ha dicho que le gustaría ser torero; uno
puede ver a un patriota de izquierdas riéndose a mandíbula batiente de
una mujer (Irene Villa) a la que ETA le cortó de niña dos piernas y tres
dedos en un atentado terrorista; uno puede ver a patriotas de derechas
tratando de aniquilar la carrera del director de cine que quizá con más
ahínco ha defendido la tradición del cine español (Fernando Trueba)
porque se le ocurrió decir que no se ha sentido español ni cinco
minutos. Y así hasta el infinito. O casi. Es extraordinario: a los niños
les prohibimos el porno, pero no esta porquería. Aunque lo que a mí de
verdad me intriga es lo otro: ¿cómo va a cambiar el mundo esta
inundación de vileza permanente, gratuita y al alcance de todos? ¿Este
basural ilimitado va a contaminar la vida o, por el contrario, va a ser
una válvula de escape de la abyección humana, más o menos como lo es el
fútbol, o como dicen que lo es?
Ya he comentado algunas veces que tengo un amplio historial de participación en foros de discusión y que he sido abundantemente insultada, maldecida y vilipendiada en todos ellos, y que mi actitud ante todo ello es simplemente hacerme la pirámide y descojonarme del exaltado en cuestión, lo cual consigue cabrear todavía más a la gente y ponerla mucho más frenética y violenta. Me da igual, nunca me han afectado las barbaridades que me dicen porque ni conozco a esa gente ni me importa un pimiento la opinión que puedan tener sobre mí.
Lo cierto y verdad es que leyendo el artículo de Cercas me pregunto si es tan cierto que Internet es un inmenso basural o más bien es un amplificador de basura. Porque no creo yo que haya tanta mierda en la red. Hombre, haberla hayla, qué duda cabe, pero no en tanta cantidad como creemos; lo que pasa es que nos pasamos la vida repitiendo una y otra vez esa basura, ya digo, amplificándola, multiplicándola...Si un imbécil escribe un tuit deseándole la muerte a un niño torero con cáncer, es eso, un imbécil que ha cagado su truño del día. Pero si durante semanas e incluso meses en todas partes se habla permanentemente del tuit del indeseable la sensación es que son miles de tuits. Y eso si además no se le pone una demanda y ya tenemos tema para rato durante meses y meses, que si el escrito de la fiscalía, que si los abogados, que si la acusación particular...
Si no les hiciéramos el caso que les hacemos y los periódicos, las radios y las teles no se dedicaran a repetir hasta la saciedad todas las chorradas que se le ocurren al tarado de turno no tendríamos esa sensación de enorme vertedero de mierda que da la red.
Y probablemente el mundo no es ahora peor que antes. Estos gilipollas han existido de toda la vida, los de los chistes de mal gusto o los brutos que amparados en la coartada de una causa noble (el animalismo, por ejemplo) sueltan barbaridades. Pero claro, antes las soltaban en su casa a la hora de comer o como mucho en la barra del bar y solo les escuchaban siete gatos que se limitaban a pensar para sí "menudo imbécil" y punto. Y ahora lo cuelgan en twitter o en facebook y ya se encargan los "indignados" de hacerle publicidad al mensaje y de que todo el mundo se entere de su existencia y lo lea.
Hace unos días supe del escándalo que se había montado por las votaciones finales del concurso Got talent. Yo no lo he seguido y no puedo opinar pero por lo visto las votaciones finales para decidir el ganador del concurso estaban abiertas al público, y una panda de trolls de Forocoches, que al parecer debe de estar lleno de subnormales, decidieron votar masivamente para que ganara el más manta de los finalistas y no el favorito del jurado y de la mayoría del público. Por lo visto lo hicieron para joder a Evaristo Mejide, no tendrían otra cosa más interesante que hacer los mastuerzos.
Y digo yo, de quién es la culpa? Quién fue el primer imbécil que se le ocurrió que fuera la gente desde sus casas la que decidiera quién gana los concursos? O quién va a ser el representante de Eurovisión. Quién fue la lumbrera que ideó este sistema "democrático" de elección? Porque eso del público es un concepto muy amplio en el que tienen cabida desde la gente más normal que vota realmente al que cree que lo ha hecho mejor hasta el que vota a Rosa de España porque le parece muy simpática y campechana o el que vota para joder a Evaristo Mejide porque le cae como el culo. Y cientos de personas que votan por razones igualmente peregrinas. Para mí está claro que el culpable de esos despropósitos es el que le da a la gente la posibilidad de decidir y no pone los mecanismos preventivos para evitar desbarres.
En fin, que sí, que Internet es el refugio perfecto para todos los pirados, resentidos y capullos que andan por el mundo, y que dicho sea de paso, siempre han andado. Lo que pasa es que ahora tienen un altavoz mucho más potente y entre todos colaboramos para que sus vómitos se reproduzcan y se hagan famosos en el mundo. Si nadie repitiera sus chorradas y no se les hiciera ni puto caso terminarían cansándose y los demás consumiríamos mucha menos porquería virtual. Seguro.
Yo con esto de los trols (¿trolls, troles, trolles...?) siempre me acuerdo de cuando le preguntaron a los que por allí andaban: "¿A quién queréis que dejemos libre, a Jesús de Galilea (que parece que no se había metido con nadie) o al cabrón de Barrabás (asesino y ladrón convicto y confeso)?"
ResponderEliminarY la gente dijo: "¡Suelta al cabrón de Barrabás, que el otro es un soso!"
Pero seguro que antes hubo otros que provocaron decisiones de esas democráticas, lo que pasa es que no me las han contado.
En la actualidad se basa en eso la especulación financiera. Un grupo de trolls deciden apostar por cargarse la economía de un país y así llevarse los restos por piezas y lo consiguen.