lunes, 10 de octubre de 2016

Sororidad: Mujeres, hombres y viceversa (otra vez)

No soy mujer de muchas amigas. En realidad he tenido muy pocas amigas en mi vida. No lo atribuyo a la mala suerte en absoluto. Estoy segura de que tiene que ver con mi forma de pensar y de actuar. Del mismo modo que tampoco creo que las tías que van dando siempre con tíos impresentables que las putean sistemáticamente sea por cuestión de mala suerte, sino que ellas tienen mucho que ver. Pues lo mío con las amigas es igual. Vamos, como se suele decir: no eres tú, soy yo.

Soy yo probablemente, porque en general tiendo a empatizar poco con las tías, y me llevo mucho mejor con los tíos. Por eso creo que mis mejores amigos han sido siempre tíos, los que mejor me han entendido y más me han apoyado cuando lo he necesitado.

Carezco por completo de esa cualidad que tan de moda han puesto las feministas en los últimos tiempos: la "sororidad". Para quien no conozca el palabro, se trata de una especie de "hermandad"  universal que uniría a todas las mujeres del mundo, que sistemáticamente deben defenderse unas a otras hagan lo que hagan, y que da lugar a majaderías bastante frecuentes del estilo:

"Si el mundo estuviera gobernado por mujeres otro gallo cantaría."

o

"Los tíos son unos cabrones; vivan las mujeres, que valemos un huevo!"

Y cosas así que a mí cuando se dicen (muy frecuentemente en reuniones de tías, por cierto) me dan bastante vergüenza ajena. Ya he comentado este asunto varias veces por aquí, creo.

Yo no creo que los valores femeninos sean necesariamente mejores que los masculinos. No tengo demasiado claro que, por ejemplo, la capacidad de renuncia personal tradicional de la mujer sea un valor positivo que mejoraría el futuro de la humanidad. Igual la humanidad habría desaparecido como tal con tanta renuncia personal y tan poco apego a la vida propia.

Yo he criado hijos de ambos sexos y he tenido la posibilidad de comprobar cómo funcionan en la infancia los niños y las niñas. E independientemente de que mi hija ha sido una niña modélica, he podido observar la forma de relacionarse de las chicas con sus amigas y de los chicos con sus amigos, y sin duda ninguna me quedo con la de ellos.

Es verdad que son mucho más brutos y básicos. Y que si puede ser todo lo arreglan a hostia limpia. Pero hay que meterse en historias de niñas para ver en toda su complejidad cómo puede llegar a funcionar la maldad femenina, incluso en la más tierna infancia. Las niñas apuntan  maneras desde muy chiquitas.

Cuando un grupo de niñas decide aislar a otra por lo que sea, envidia, recelos, da igual... el nivel de crueldad al que pueden llegar es muchísimo mayor que el de los niños. Mucho más sofisticado, dónde va a parar. Y requiere unas dosis de perversidad increíbles. Son taimadas, y propensas a tirar la piedra y esconder la mano; como acosadoras pueden ser verdaderamente letales, no hay más que ver los casos espeluznantes que salen en la prensa sobre acoso en las redes sociales. Como vayan a por una niña no tienen piedad ni compasión, van a muerte.

Los tíos en cambio, no es que sean menos crueles; es que carecen de esa sofisticación. Lo hacen a las bravas y normalmente se les pilla rápido porque se mueven por instintos primarios y suelen tirar de la fuerza bruta o de la violencia verbal más básica para agredir. Pueden hacer mucho daño también, sin lugar a dudas, pero es un daño menos fino, menos sutil, menos gota a gota, no sé si me explico.

(Breve inciso, para el que se le pueda ir la pinza con lo que digo: no estoy justificando la violencia física en absoluto; estoy diciendo que además de esa violencia totalmente condenable hay otras violencias más ocultas y menos visibles de las que muy poca gente habla y de las que no se publican estadísticas, pero que también están ahí.)

En mi experiencia personal en historias chungas entre parejas (fueraparte las historias truculentas que salen en la prensa) he visto tanta maldad en tías como en tíos. En distintos grados y en muy diversas formas. Evidentemente la violencia física y verbal es mucho más patrimonio masculino pero en violencia  psicológica... ahí ganamos las mujeres por goleada.

Sí, es cierto, lo he confesado varias veces en este blog: tengo un punto misógino importante. Y además se me nota bastante. Por eso no me extraña que siempre haya tenido mucha mejor relación con los tíos que con las tías. Y este blog es buena prueba de ello, el 80% de los que me leen asiduamente son tíos, y ya de los que intervienen e interactúan conmigo no hablemos. Casi el 100%, si exceptuamos a una muchacha que aparece por aquí de vez en cuando que responde al nombre de YO.

Y por eso cuando estos días de atrás me encontré con un artículo sobre la susodicha "sororidad" y empecé a leer sobre lo del hermanamiento universal de las mujeres frente al patriarcado (tal que así), pues volví a darme cuenta una vez más de por qué yo nunca voy a sentirme totalmente integrada entre mis congéneres y siempre me sentiré entre ellas un poco bicho raro. En realidad soy yo la que las veo a ellas como bichos raros, como si estuviera observando unos especímenes dignos de estudio por sus rarezas, un poco como las ven también los tíos.

Es posible que yo en el fondo sea un tío encerrado en un cuerpo de mujer, o por lo menos un híbrido, porque algunas cosillas de tía sí que tengo, las cosas como son. Aunque no las suficientes como para sentir ni sororidad ni hermanamiento universal ni nada que se le parezca remotamente.

Igual aún estoy a tiempo de cambiar de sexo. Claro que entonces a lo mejor tendría que identificarme al cien por cien con las cosas de los tíos y pasarme la vida brindando al grito de majaderías como: "Las tías son unas cabronas y los tíos somos la hossssstia" o "si pariéramos nosotros otro gallo cantaría". Y la verdad, también paso.

9 comentarios:

  1. Es un placer leerte. Valiente, sincera, independiente, personal, propia, inteligente, irónica. .., aprendo y me hago mejor leyéndote.

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  2. ¡Amén, hermana! (que no "sor"). Me identifico totalmente, y ni yo lo hubiera expresado mejor.
    Y conste que sólo comento esta entrada para joderte la estadística de comentarios de tías en tu blog, haciendo gala de mi proverbial perversidad femenina...

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    1. Hummmmmmm... no sé no sé. A ver, cómo puedo saber que eres una tía de verdad y no un tío disfrazao de tía?

      Ya sé, una prueba infalible!! Dime cuatro variedades distintas del color azul que ningún tío es capaz de distinguir.

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    2. Y si no pudiera enumerártelas... ¿no podría ser también una tía, pero una tía daltónica?.

      Por cierto, que tengo un bolso en color azul huevo de pato que es una auténtica monería.

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    3. Bueno, aceptaré azul huevo de pato como animal de compañía. Voy a hacer un acto de fe sin precedentes y voy a creer que hay una tía que lee este blog y que además interactúa.

      Si hay quien cree en la Santísima Trinidad por qué no voy a creer yo en esto?

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  3. Buena entrada. Entiendo petfectamente lo que quieres decir. Y aportaré que en edades infantiles es más fácil defenderse de los ataques físicos y verbales de los de sal gruesa, que de discriminaciones más psicológicas, más propio de ellas. De ahí que sean más peligrosos los casos de acoso escolar dirigido a ellas. "No hay nada más cruel que un niño", decía un profesor mío. Tiene toda la razón, porque no se es consciente del daño que inflinges de una manera tan injusta y de la falta de nobleza, de principios y de todo. No hay nada más penoso, deshonroso, mezquino, rastrero y cobarde que atacar a alguien estando en superioridad numérica, el modus operandi por autonomasia del acoso escolar.

    Y qué opinas de los chicos que se hacen más amigos de las chicas?

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    1. Que son gays.

      Salvo algún despistadillo, que también los hay.

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  4. Hola :D

    Pues debo decir que yo también tengo un punto misógino. En realidad, tenemos tú y yo tanto en común, que a veces pienso en si no serás una segunda personalidad ignota en y por mí. Aunque mi falta de empatía con las mujeres creo que se debe más bien a que las percibo como seres mucho más delicados y susceptibles que los hombres. Por ejemplo: con un hombre no me da miedo meter la pata, porque sé que lo peor que podría pasar es que se ría o que pase de mí; con una tía, veo mucho más probable que aparezcan llantos, gritos, insultos (light, eso sí, que en ese campo los tíos suelen ser más bestias) e incluso la marginación por influencia directa suya dentro del grupo social, en ciertos casos. Vamos... Que les tengo PÁNICO. A ti no; en ocasiones te he puesto a prueba, y me has sorprendido gratamente.

    Debo decir que odio a muerte a Alicia. Me sentía feliz sabiéndome la única lectora del blog, y viene Alicia no sólo a estropearte las estadísticas, sino también a estallar la burbuja de mi ego. ¿Has visto cómo no paran, lo taimadas y astutas que son? Si es que son un peligro.

    Por cierto, mi mejor amigo sólo se ve con tías. Casualmente, su único amigo varón es gay. Pero, por más que le pregunto, dice que no lo es. Puede que, entonces, sea un despistado. Pero aquí me surge la duda: ¿qué es eso de ser un despistado? :/

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    1. Pos un despistado es uno que no se entera mucho precisamente de todo eso que tú muy sabiamente señalas: gritos, llantos, insultos, algún que otro escupitajo... en fin.

      Si solo se trata con tías mejor que se haga gay y se mimetice con ellas al máximo. Si no que Dios le coja confesao.

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