Hoy he empezado fatal el día. He sacado a pasear a la Bimba y he aprovechado para tirar unos cuantos cascos de vidrio que tenía guardados. Iba perdida en hondas reflexiones y... maldición! En lugar de tirar los cascos en el contenedor de vidrio los he tirado a los de orgánica!!!! Hosssstia, me cago en el copón!!!!
O sea, que con disciplina espartana tengo en casa toda la basura perfectamente repartida para echar cada cosa en su contenedor correspondiente, y ahora voy, me despisto y la tiro en el sitio equivocado. Con gusto me hubiera metido dentro del contenedor para sacar los cuatro cascos de los cojones y echarlos en su sitio. En lugar de eso, me he ido rumiando todo el camino sobre mi mala cabeza y las consecuencias de no estar en lo que hay que estar.
Lo cierto es que cuando cometí la ecotropelía iba pensando en un sueño que había tenido.
Os cuento:
Iba a un concierto con mi tía Pilar (hola tita, para que veas que te tengo presente en mis sueños). Íbamos a Rabanales en el tren, y yo iba comiendo de mi táper, y cuando llegamos le dije a mi tía que se fuera adelantando a coger sitio mientras yo iba al lavabo a limpiarlo y de paso a mear.
Bueno, pues llego a los lavabos y estoy limpiando el táper cuando llega una tía y se pone a mirarme. Al final en lugar de un solo táper resulta que tengo un montón. No doy abasto y el concierto está a punto de empezar. Cuando por fin acabo me entro a mear y venga a bajarme capas de leggins (en invierno llevo siempre doble capa de medias o de leggins, pero en el sueño llevaba por lo menos 20). Y la tía que estaba mirándome empujando la puerta para entrar.
- Está ocupaoooooo!
- Ay perdón perdón!
Pero nada, la tía sigue empujando.
Y yo con una mano aguantando la puerta, con la otra los leggins y las bragas, intentando mear sin sentarme en la taza y sin ponerme perdida. Y la tía empujando.
- Que está ocupaooooooooo!
- Ay perdón perdón!
Cuando por fin consigo subirme todo el embalaje salgo del baño, me encuentro mis táperes en el lavabo y al lado cuatro cebollas. Sí, lo sé, tengo una cabeza muy loca. Ya me diréis qué hacen cuatro cebollas en un lavabo junto a mis táperes. Vale, estoy como una puta cabra.
Y nada, en ese momento me he despertado superangustiada, mientras estaba intentando meter las cebollas en los táperes, que claro, no me cabían. (Lo siento, tita, te dejé tirada en el concierto)
Bueno, el caso es que iba paseando a la Bimba y reflexionando sobre el sueño. Está claro que mi conciencia ecológica era la protagonista. Como sabéis yo siempre llevo mi comida en mi táper de cristal porque no me gusta usar envases desechables. Mi principal propósito en el mundo es pasar por él dejando la menor cantidad de desperdicios posibles. Pero claro, en la práctica eso no es cómodo, requiere cierto esfuerzo. Es verdad lo que me pasaba en el sueño. Muchas veces, después de comer, me pongo a lavar mi táper y entra alguien en los lavabos y se queda mirando como preguntándose qué hago lavando en un baño público. Me entran ganas de volverme y gritar: "Pues no ves que estoy lavando mi táper porque no quiero ir por la vida creando porquería como seguramente haces tú????"
Sería mil veces más cómodo terminar de comer y tirar a la basura un envase de plástico. Sobre todo no tendría que pasar por colocar el bolso en el otro lavabo, el abrigo, los guantes, la bufanda y todo lo que en invierno llevo encima, que parezco un esquimal, y ponerme a frotar y luego a secar. Pero mi compromiso medioambiental me lo impide.
Eso es como las copas menstruales. Es mucho más sencillo salir y si te tienes que cambiar de tampax o de compresa tirarlo a a la papelera y ponerte otro limpio. Pero claro, yo descubrí la copa menstrual y los pollos que liaba cada vez que tenía que cambiarme la copa en la calle eran para verlos. No entraré en detalles porque es bastante asqueroso. Sólo diré que el día que me quité el útero y los ovarios fui la mujer más feliz del mundo sólo de pensar en no tener que pasar nunca más por aquello.
En fin, que iba pensando en todas estas cosas y en el sentido ecológico de mi sueño, y de repente voy y echo los cuatro cascos al puto contenedor orgánico!!!! Me cago en to mi nasiooooooón! Menos mal que eran sólo botellines, que si llegan a ser botellas de litro soy capaz de meterme de verdad en el contenedor.
Pero es que luego, para terminar de rematar la faena, cuando la Bimba por fin caga (que la hijaputa está estreñida y se tira dos horas de paseo hasta que se decide), le recojo la mierda y... no os lo perdáis!!!! Estaba tan cabreada y abstraída por lo de los cascos de vidrio que... he estado a punto de echar la mierda al de envases e inertes en lugar de a la orgánica!!!! Vamos, que ya estaba con la mano dentro. Menos mal que en un momento de lucidez me he dado cuenta y he sacado la mano rápido, como si me hubiera dado un calambre. Llego a tirar los truños de la Bimba en el contenedor de envases y directamente me tiro delante de un camión.
En fin, como dice mi hija, problemas del primer mundo. Si tuviera que pensar en cómo llevarme un cacho pan a la boca cada día probablemente no tendría estos conflictos vitales.