- Niñooooooooos, mañana nos vamos todos al Primark a comprarnos ropa.
- Wawwwwwww, planazo!!!!! Y eso?
- Ea, porque nos hace falta, porque yo tengo un bono de regalo y porque deberíamos ir actualizando nuestro armario. Y porque una vez al año no hace daño.
- Pero mamá, podriamos ir hoy, que es el Black Friday y está todo mucho más barato.
- Paso de americanadas. Nosotros vamos a hacer algo mucho más español, el sábado sabadete.
Sábado morning, 12 de la mañana. Entramos triunfalmente en el Primark.
- Bueno, dispersémonos, que cada cual se busque la vida. Sincronicemos nuestros relojes, dentro de media hora nos vemos en la cola. No hay tiempo para probarse, nos probamos por encima de la ropa o en casa. Y solo cosas de necesidad, nada de lujerismos y caprichitos. Una dos y tres, yaaaaaaa!
Empiezo a dar vueltas como una mona, tropezándome con mogollón de gente, mirando para un lado y para otro, más mareá que una chiva en un baile y sin ver nada que me guste. Vaya mierda de ropa que hay esta temporada! Al final después de mucho tropezón, mucho pisotón y mucho "ay perdone", viendo que se me pasa la media hora y que no he consumido nada de nada, tiro de básicos: unos vaqueros (8 leuros, bendito low cost), una camiseta interior, unas medias y un sujetador) y corro para la cola, donde me encuentro con to mi patulea. Cargaditos los tres hasta las cejas; donde yo no he visto nada ellos lo han visto todo.
- Espero que todo sea de extrema necesidad. Lo que yo no vea claro lo echo para atrás en la caja.
- Vale, ma. Lo mío todo eran cosas necesarias.
- Bueno, ya veremos.
En la cola mi hija y yo nos enseñamos nuestras cosas.
- Mira, me he pillado este sujetador. Mola, eh?
- Mamá, eso es un sujetador push up. Tú no necesitas eso para nada.
- Qué es push up?
- Pos que sirve para rellenar las tetas y para levantarlas, y tus tetas son de agua y no necesitan ni más relleno ni levantarse más. Dónde te las quieres poner, por encima de la cabeza?
- Hummmmm! Pos a mí me gusta. Y las tetas nunca está de más levantarlas un poco más.
- Pero mamá, si ya las tienes casi en el pescuezo, qué coño vas a levantar más?
- Bueno, pos yo me lo llevo, y si no me gusta cómo se me queda te lo paso.
En la caja nos tiramos así como otra media hora porque la cajera no da abasto a sacar cosas. Yo más mosqueá que un pavo en Nochebuena.
- Pero qué pasa, que os habéis traído to el Primark? Mira que como sea muy caro echo la mitad patrás.
- 206, señora.
- Ah, bueno! Hasta ahí llego.
Lo bueno del low cost es que por 200 euros puedes comprar una tienda entera.
(Breve inciso político-reivindicativo: Y que nadie me venga con lo de la explotación infantil en países tercermundistas porque eso mismo lo hacen los grandes diseñadores y encima por 200 euros lo más que te venden es una laca de uñas, con muchísima suerte. Que la explotación infantil no la ha inventado el Primark, que Amancio Ortega lleva años forrándose a costa de lo mismo y su Inditex se estudia en las facultades de empresariales como la empresa más modélica del mundo. Punto y final.)
En el coche de camino a casa mi hija de repente espeta visiblemente molesta:
- Bueno, no me miréis así, joder. Que todo lo que me he comprado lo necesitaba. Quitando las botas, que las he cogido porque valían solo 10 euros, lo demás me hacía falta. Y los pijamas, en lugar de comprármelos conjuntados, que son más caros, me he cogido por un lado las camisetas y por el otro los pantalones, que sale más barato.
- Pero si nadie te está mirando.
- Sí, que he escuchao a los niños en la caja: "Hossssstia la Julia, qué pasote"
- Los niños son gilipollas, tú ni caso.
- Además, que cuando cobre te devuelvo el dinero.
- Qué coño me vas a devolver ni devolver. Yo he dicho que hoy la juerga corre a cuenta de mamá y eso vale para todos. Y además, de qué y de cuándo una familia entera se viste por 200 euros? Hay quien con eso no se compra ni unos calzoncillos. Venga ya!
Llegamos a casa y nos dispersamos ipso facto para probarnos nuestras compras. Cada uno se mete en su cuarto y vamos de uno a otro lado preguntándonos. Yo lo primero que me pruebo es mi sujetador push up. Me planto por encima una camiseta ajustada, recoloco cuidadosamente las tetas y voy a preguntarle a mi hija. La verdad es que parecen descomunales.
- Que te parece?
- Mamá, ya te lo dije. Eso es muy exagerao pa ti, que tú tienes ya bastantes tetas. A mí no me gusta.
- Bueno, voy a preguntar a los niños. Necesito un punto de vista masculino.
Voy al cuarto de los niños.
- Qué os parece?
- Estás muy guapa, mamá.
- Cómo que muy guapaaaaaaaa, imbécil? MAMÁ, TÚ ERES UNA MADREEEEEE!!!!
- Y qué pasa por que yo sea una madre?
- Que las madres no llevan esas tetas!!!!!
- Que a mí me da igual lo que a ti te parezca que tienen que llevar las madres. Yo lo que quiero saber es si se ve mu exagerao o no.
- Mamá, si fueras otra tía estaría bien. Pero es que eres una MADREEEEEE!
- Y dale con la madre de los cojones! Que si se queda mono, joeeeeer!
- Mamá, no le hagas ni caso al subnormal este, que te queda muy bien.
- No te queda bien!! Y parece que vas pidiendo guerra con tantas tetas.
- Y tú cuando vas vestío de viceverso no vas pidiendo guerra?
- Pero tú eres mi madreeeeeeeeeeeeeeeeee!
- Bueno, pos a partir de ahora voy a ser tu madre pero una madre con unas tetas impresionantes. Y punto pelota.
- Pos entonces no preguntes.
- Pos pregunto porque me da la gana. Y ya no voy contigo más al Primark!
- Pos bueno!
- Pos vale!
- Pos ya está!
- Niñato!
Ps. Esto, aunque no lo parezca, pretendía ser un alegato contra el consumismo. Pero al final creo que ha quedado otra cosa, no?
sábado, 28 de noviembre de 2015
Manolo y yo (Otra vez)
- Manolo, que nooooo!
- Guauuuuuu guauuuuuu!
- Que te he dicho que nooooooo, que te pones mu pessssao!
- Guauuuuuuuuu!
- Mira, Manolo, que no es que no quiera, que tú lo sabes, joder, que es que no puedo!
- Uuuuuuuuuuhhhhhhh!
- Manolo, joder, que es por tu bien, que no te voy a dar nada, que me dejes tranquila.
- Uuuuuuuuuuuuuhhhhh!
- Qué pesao, por diosssssss! Que te estoy diciendo que no, coñññññño! Déjame ya, piñazo de perro, hosssstia!
- Uuuuuuuuuuuhhhh!
- Manolo, joer, que has vomitao dos veces hoy, que estás to empachao, que no te doy na, coño!
- Uuuuuuuuuuuuuuhhhh!
- Coño con el puto perro!
- Auuuuuuuhhhhhhhh!
- Noooooooono, cariño, no llores tú que me muero yo de pena. Que no estoy enfadá contigo, de verdad. Que es que si te doy algo te vas a poner malito. Anda, ven, ay mi niño, qué chiquito que es y lo que yo lo quiero. Muackssss muackkks!
- Guau guau guau guau!
- Que nooooo, hosssstia! Que eres muuuuuu pessssssao! Que te vayas ya, que no te voy a dar na, fueraaaaaaa!
- Uuuuuuuuuuuuuuuh!
- Manolo, que me dejes, que me estás hundiendo la moral! Joer, que no puedoooooo! Qué perro más torpe, no se entera de ná, coññño!
- Ejem, ejem! Mamá, qué haces?
- Que qué hago de qué?
- Estás hablando con el Manolo.
- Sí, bueno, y qué? Qué pasa si hablo con el Manolo?
- Mamá, es un perro. No es una persona, no te entiende.
- Y qué? Tú supuestamente eres una persona y tampoco me entiendes, y también hablo contigo. Te estoy hablando, no?
- Mamá, es un perro. Tienes que asimilarlo.
- Guauuuuuuu guauuuuuuuu!
- Menos perro que tú seguro que es. Él por lo menos recoge su mantita, que lo que es tú todavía estoy esperando que recojas tu cuarto desde que te lo dije el mes pasao. Anda que el que ha ido a hablar de perros!
- Vale mamá, pero que sepas que pareces talmente una loca hablando con el perro.
- Bueno, y qué? Que te da vergüenza o algo tener una madre pirá o qué?
- No, no, mamá, si es solo pa que lo sepas.
- Bueno, pos ya me he enterao. Estoy como una cabra suiza, qué passssssa? Manolooooooooo, ven acá pacaaaaaaaaáa, que te voy a dar una cositaaaaaaaa!
- Guau guau guau guau!
- Loca ni loca! Mierrrrrrda niño! Toma Manolillo, un cachito tortilla papas de las que te gustan a ti, poco hecha y con el huevecillo caldoso. Ay lo que lo quiere su mamaaaaaaá, que me lo comooooooo! Cosa más guapa de perro, hosssstia! Lo más bonito del mundooooooooo!
Loca ni loca! Será el niño hijoputa?
- Guauuuuuu guauuuuuu!
- Que te he dicho que nooooooo, que te pones mu pessssao!
- Guauuuuuuuuu!
- Mira, Manolo, que no es que no quiera, que tú lo sabes, joder, que es que no puedo!
- Uuuuuuuuuuhhhhhhh!
- Manolo, joder, que es por tu bien, que no te voy a dar nada, que me dejes tranquila.
- Uuuuuuuuuuuuuhhhhh!
- Qué pesao, por diosssssss! Que te estoy diciendo que no, coñññññño! Déjame ya, piñazo de perro, hosssstia!
- Uuuuuuuuuuuhhhh!
- Manolo, joer, que has vomitao dos veces hoy, que estás to empachao, que no te doy na, coño!
- Uuuuuuuuuuuuuuhhhh!
- Coño con el puto perro!
- Auuuuuuuhhhhhhhh!
- Noooooooono, cariño, no llores tú que me muero yo de pena. Que no estoy enfadá contigo, de verdad. Que es que si te doy algo te vas a poner malito. Anda, ven, ay mi niño, qué chiquito que es y lo que yo lo quiero. Muackssss muackkks!
- Guau guau guau guau!
- Que nooooo, hosssstia! Que eres muuuuuu pessssssao! Que te vayas ya, que no te voy a dar na, fueraaaaaaa!
- Uuuuuuuuuuuuuuuh!
- Manolo, que me dejes, que me estás hundiendo la moral! Joer, que no puedoooooo! Qué perro más torpe, no se entera de ná, coññño!
- Ejem, ejem! Mamá, qué haces?
- Que qué hago de qué?
- Estás hablando con el Manolo.
- Sí, bueno, y qué? Qué pasa si hablo con el Manolo?
- Mamá, es un perro. No es una persona, no te entiende.
- Y qué? Tú supuestamente eres una persona y tampoco me entiendes, y también hablo contigo. Te estoy hablando, no?
- Mamá, es un perro. Tienes que asimilarlo.
- Guauuuuuuu guauuuuuuuu!
- Menos perro que tú seguro que es. Él por lo menos recoge su mantita, que lo que es tú todavía estoy esperando que recojas tu cuarto desde que te lo dije el mes pasao. Anda que el que ha ido a hablar de perros!
- Vale mamá, pero que sepas que pareces talmente una loca hablando con el perro.
- Bueno, y qué? Que te da vergüenza o algo tener una madre pirá o qué?
- No, no, mamá, si es solo pa que lo sepas.
- Bueno, pos ya me he enterao. Estoy como una cabra suiza, qué passssssa? Manolooooooooo, ven acá pacaaaaaaaaáa, que te voy a dar una cositaaaaaaaa!
- Guau guau guau guau!
- Loca ni loca! Mierrrrrrda niño! Toma Manolillo, un cachito tortilla papas de las que te gustan a ti, poco hecha y con el huevecillo caldoso. Ay lo que lo quiere su mamaaaaaaá, que me lo comooooooo! Cosa más guapa de perro, hosssstia! Lo más bonito del mundooooooooo!
Loca ni loca! Será el niño hijoputa?
viernes, 27 de noviembre de 2015
El rompecosas
No sé si en todas las familias hay un rompecosas oficial; en mi familia originaria no recuerdo que nadie se dedicara sistemáticamente a romper cosas; tengo la impresión de que todos rompíamos algo de vez en cuando pero que nadie tenía la exclusiva.
Pues bien, en mi casa sí hay un rompecosas oficial y ese es mi hijo pequeño. Os acordáis del plato roto con el que me corté el dedo que al final se me ha quedado hecho una alcayata porque me cargué el tendón? Pues por supuesto ese plato lo había roto él, como no podía ser de otra manera.
Cada vez que ese niño entra en una habitación ya sabemos todos automáticamente que de un momento a otro se va a escuchar un sonido atronador de algo que habrá caído al suelo o que habrá estallado en mil pedazos. Y no falla.
Ayer, por ejemplo. Cuando llegué a casa toda la entrada estaba tomada por los carpinteros que estaban arreglando (por fiiiiiiiiinnnnn) la puerta del cuarto de mi hija, que por supuesto también rompió el rompecosas, aunque esta vez fue a petición mía porque la niña se había quedado encerrada dentro. Pues bien, los muchachos tenían allí toda la parafernalia laboral suya, sus herramientas y todo eso, ocupando la entrada de la casa, así que me costó Dios y ayuda meter mi bici y colocarla de un modo que pudiéramos pasar por alguna parte.
La apoyé en la pared contraria a la que ellos usaban para poner sus cosas, de modo que en el medio quedara un pequeño pasillito por el que una persona de envergadura normal podía pasar perfectamente. Bueno, pues todos fuimos llegando y pasando con cuidado, de la cocina al salón y del salón a la cocina, y no sucedió nada. Hasta que llegó él, claro.
Conste que yo lo sabía, que en cuanto llegara algo iba a pasar fijo. Y no me equivocaba. Todo ocurrió en cuestión de segundos: fue entrar por la puerta, yo pensar en que algo iba a tirar y oír al instante siguiente el estruendo de la bici cayendo al suelo. La bici y todo lo que la cesta de la bici contenía, que eran bastantes cosas: una bomba para inflar ruedas, un paraguas, una botellita de agua… en fin, todo.
De momento mi hijo mayor saltó de inmediato:
“Lo sabía, lo sabía, sabía que en cuanto este capullo entrara por la puerta iba a tirar algo. Es que lo sabíaaaaaaa!”.
“Bueno, vale, lo sabíamos todos. No hagamos leña del árbol caído”.
Y no es que a él le importe mucho. Vamos, que no le preocupa demasiado la opinión que tengamos de él. Si yo soy una asocial, él es lo siguiente. Te puedes tirar todo un día diciéndole que quite su ropa sucia del bidet, que no es su armarito particular, que él no te escucha ni le incomoda ni siquiera que le estés dando la vara. El tío pasa olímpicamente de todo y de todos.
Cuando vio la bici en el suelo no os creáis que se achantó lo más mínimo. Noooooooooo! Se limitó a mirarla despectivamente, pasar por encima y seguir su camino hacia dondequiera que fuese. Pensáis que la levantó del suelo? Ni pensarlo. Agacharse él para recoger algo que haya tirado? Una mierrrrrda! La levantó su padre cuando vio que no podía pasar; por supuesto el manillar se había dado la vuelta, y el guardabarros, que ya lo tenía un poco jodido, se había vuelto a descolocar, de resultas de lo cual va la bici armando una escandalera por la calle que pa qué, porque las varas van rozando la rueda y eso parece talmente una carraca.
En fin, de la misma manera que lo de mi dedo, destrozado a consecuencia de un plato que él había roto, le dio exactamente igual, no creáis que lo de la bici le ha preocupado tampoco mucho. Yo creo que incluso secretamente se siente un poco orgulloso de su capacidad destructiva, que efectivamente es muy difícil de superar. No sé si habrá algún record Guinnes de destructividad doméstica pero si lo hay él lo supera seguro. Y desde luego tiene mérito que un solo chaval de 17 años en su corta vida haya podido romper tantísimas cosas como si hubiera arrasado mi casa todo un ejército de bárbaros o el mismísimo Atila el de los hunos.
Todos, absolutamente todos los desperfectos que hay en mi casa, que son bastantes, y que necesitarían al menos dos años seguidos de costosas reparaciones, han sido causados por el rompecosas. Desconchones en las paredes, cristales rotos, azulejos y losetas partidos, sillas cojas o directamente desguazadas, sofás hundidos, rayones en las mesas, vajilla y utensilios varios de cocina quemados, abollados, descascarillados o hechos trizas… en fin, todo un auténtico artista de la destrucción masiva.
Mucha gente me dice: “tía, deberías arreglar las cosas de tu casa que están mal”. Y de hecho ahora me he metido a arreglar unas cuantas. Pero conste que lo hago para reconstruir en la medida de mis posibilidades algunas de las que considero de extrema necesidad, pero en la seguridad absoluta de que me estoy gastando un dinero tonto, porque en cualquier momento él las volverá a destrozar con su acostumbrada infalibilidad. Es probablemente el gasto más gilipollesco que he hecho en mi vida. En realidad debería esperar a que sea grande y se vaya de casa para echarlo todo abajo y volverlo a construir prácticamente desde cero, porque no creo que tenga ningún otro arreglo. Y entonces cambiar todo el mobiliario y comprar una vajilla nueva y todo el menaje del hogar. En definitiva, para empezar una nueva vida en la que las cosas tengan una durabilidad más o menos normal. No te digo que sean eternas, no, solo que se rompan en un plazo razonable.
Pero teniendo en cuenta lo que tarda la gente hoy en día en irse de su casa veo muy poco probable que yo llegue a ver la mía alguna vez en unas condiciones de habitabilidad medianamente satisfactorias. Fijo que me moriré mucho antes. Es más, cuando me muera, si le dejan acercarse a mí lo bastante, estoy segura de que mi ataud no llegará entero a su destino definitivo. En fin, menos trabajo para los gusanos.
jueves, 26 de noviembre de 2015
Pitufa Gruñona (Capítulo 20.000)
Nunca entenderé a las señoras que salen a andar por la mañana temprano.
Sí, ya sé que he tocado este tema antes aquí, pero es que cada día estoy más alucinada con el asunto este. Esta mañana me he encontrado a dos señoras que además no paraban de cascar, con su chandal puesto, con un frío que pelaba, que iba yo en la bici forrada como un astronauta, y las dos tías ahí, tan frescas, pegando la hebra y caminando como si no tuvieran otra cosa mejor que hacer.
No las entiendo, no las puedo entender. Con lo agustito que se está en la cama a esa hora, sobre todo en invierno, que da una dinero por no tener que levantarse y vestirse de mamarracha para salir a la calle . Y las señoras estas lo hacen VOLUNTARIAMENTEEEEEE! Joder, sin que nadie las obligue! Sin que les pague nadie por hacerlo! Anda que si no tuviera yo que ganarme la vida me iba a levantar tan temprano, por los cojones!
Señoras, por favor, pero qué hacen? Por qué no se quedan ustedes en sus camitas tan ricamente mientras el mundo entero se levanta para ir a trabajar por esa maldición divina que un buen día nos echaron que nos obliga a ganarnos el pan con el sudor de nuestra frente. Y ustedes que son libres, que no tienen que hacerlo, van y se levantan para… andar!! Para andaaaaarrr!! Por el amor de Dios, aun en el supuesto caso de que no puedan ustedes dormir, que tengan un insomnio galopante, que estén hartas de pegar vueltas en la cama… Y ese sueñecito tan rico mañanero que entra muchas veces después de una noche toledana? Han pensado que ese bendito sueño reparador les podría sobrevenir a las 8 de la mañana y que podrían dormir tan calentitas y tan agustísimo hasta las 12 por lo menos?
En fin, sé que es hablar por hablar porque ellas no me escuchan. Y hoy para colmo he estado a punto de llevarme por delante a una de estas señoras andarinas. Había yo girado para subir a la estación y la señora esta, en lugar de ir rápido como sus congéneres, iba pisando huevos y yo con la bici detrás pisando otros huevos para no atropellarla porque no quería adelantarla malamente, y de repente va y se vuelve y me suelta tal que así:
- Es que no hay sitio en el carril bici pa que tengas que ir por la acera?
A lo que yo he contestado visiblemente irritada:
- Señora, tengo que tirar por aquí para subir a la estación. No querrá usted que me quede en el carril bici a vivir para siempre solo porque usted ha salido a andar a esta hora.
Y me he quedado con la gana de añadir: So bruja!
Total, que la tía me ha fulminado con la mirada, y yo a ella igual. Si las miradas mataran ahora mismo estaríamos las dos muertas.
Y luego encima voy y me monto en el tren y se me sientan justo detrás cuatro tíos ya granaítos que no han parado de cascar en todo el camino. Qué pesadilla!!!! Y eso que ya he desistido de refugiarme en el último vagón, que era el mío de toda la vida, porque hay una panda de hijosdeputa veinteañeros con las caras empedrás de espinillas que quedan allí todas las mañanas para montar unos jolgorios mañaneros que me matan. No me explico si se van a inflar de gritar y de armar jaleo por qué coño quedan en el último vagón. Qué pasa, que si quedan en el primero se va a perder alguno?
En fin, mi problemática de siempre. Ya en vista de que se lo han tomado por costumbre y siempre se reúnen en MI VAGÓN he tenido que cambiar mis hábitos y refugiarme en el penúltimo vagón, que es un vagón poco emblemático para quedar con nadie y no creo que haya gente que se junte ahí. Pues bueno, resulta que hoy se han reunido los cuatro tíos estos con una cháchara tan insoportable que casi me revienta la cabeza. Después de lo de la vieja justo lo que me faltaba.Y yo con los ojos cerrados intentando no escucharlos, habría dado la vida por unos tapones para los oídos. Para más delito cuando se ha parado el tren las puertas se han atascado y no se abrían y las cuatro momias estas con un cachondeo que te cagas, y yo encerrada allí con ellos!!!!!! Y cada vez más espantada porque había confiado en que por lo menos al llegar se iban a bajar rápido y me habría quedado un par de minutos sola en bendito silencio en el tren, hasta que subiera el conductor. Y una mierda, Inma!
Vamos, que entre la andarina y éstos me han vuelto a dar la mañana. Por qué, Dios mío, por qué las señoras mayores salen a andar a la hora en la que yo voy a trabajar? Por qué no se levantan media hora más tarde, si ellas no tienen que fichar en ninguna parte? Y por qué la gente habla tanto y desde tan temprano? No saben lo maravilloso que puede llegar a ser el silencio? No han probado nunca a viajar calladitos, con los ojitos cerrados, relajados, dejándose llevar por el leve traqueteo del tren? Fijo que no han probado nunca ese placer; si lo hubieran hecho no me putearían de esta manera, y yo no tendría que ir por la vida de Pitufa Gruñona como no tengo más remedio que ir. Ayyyyyyyy Diossssssss, por qué me estás poniendo siempre pruebas de estas para torturarme? Tan malísima fui en mi vida anterior? Tuve que ser muy bruja y muy arpía para tener que soportar ahora esto. Otra explicación no tiene.
lunes, 23 de noviembre de 2015
Micropenes, mujeres, hombres y viceversa
- Nenaaaaaaas, os tengo que contar! Os acordáis del tío del otro día?
- El cachas con el que te dejamos cuando nos fuimos?
- Siiiiiiiiiiiiiiiiiiií! Qué fuerte, tíaaaaaaaaa!
- La hossstia, no?
- Qué hossssstia ni qué hosssstia? Micropene totaaaaaaal!
- Pero qué diceeeeeessss???? Si estaba bueníiiiiiiiiiiiiiiiiiiisimo!!!!!
- Micropene no, lo siguiente.
- Pero a ver, qué entendemos por micropene? Porque todo esto es muy relativo.
- Micropene es micropene, tía, no hay más vuelta de hoja.
- Te refieres a como si fuera un clítoris grande?
- No, me refiero a un clítoris tirando a normal.
- Hosssstia, nooooooo! Pero si estaba el tío como un tren!!!!
- Pos fíjate!
- Bueno, y qué pasó? Te enteraste de algo?
- De na de na. Menos mal que luego me hizo un trabajillo oral bastante bueno, que ahí se portó el chaval, y se arregló la cosa.
- Ay qué cosilla me da, tía. El pobre lo tiene que pasar fatal. Las caras que pondrán las tías, que somos mu hijaputas cuando nos ponemos. Tiene que tener un complejazo que no veas.
- Complejazo eseeee? Complejazo nosotras, que nos montamos una película por na! Que por una teta más grande que la otra ya no dormimos.
- Pos yo qué quieres que te diga? Que tengo dos hijos, y aunque a mí me parece que van los dos bien despachaos por lo que vi de chicos y por lo que veo de vez en cuando, se me abren las carnes solo de pensar que tuvieran un micropene y las tías se chotearan de ellos. A mí en estas cosas me sale la vena de madre y pienso en el pobre chaval.
Esto último lo digo yo, y se me echan mis dos amigas encima, la que se tiró al micropene y la otra. Casualmente las dos trabajan en el negocio de la hostelería.
- Tú lo que eres es una gilipollas de mucho cuidao! Tú te crees que nosotras estamos siendo crueles e irrespetuosas porque estamos hablando así del tío del micropene? Pos tendrías que escuchar lo que escuchamos nosotras todos los días cuando se juntan ellos y se ponen a hablar de tías!
- No será pa tanto.
- Que no será pa tantoooooooo? Que si a Fulanita cómo le huele el coño, que si Periquita qué asco que tiene pelos hasta en los pezones, que si la otra que es una guarra de mucho cuidao, que si la chupa de pura pena. Y sabes lo peor? Que hablan de tías que van por el bar, a las que nosotras conocemos, y les da exactamente iguaaaaaal! Que más de una vez te dan ganas de coger a la tía cuando llega por allí y pegarle un zamarreo y decirle "tía, es que ni te acerques al hijoputa ese, que no tienes ni puta idea de cómo te pone".
- Joder, me quedo a cuadros!
- Y no los viejos, que de esos te lo puedes esperar todo. No, chavales jóvenes, que ni se te pasa por la cabeza que puedan ser tan cabrones. Yo es que no follo con uno de esos ni aunque me dieran dinero, por mu bueno que esté.
- Joder, pos yo pensaba que los tiempos habían cambiado un poquillo.
- Sí, claro. Tú aquí problematizá total porque estamos choteándonos un rato del micropene pero nosotras hemos sido hiperrespetuosas. En ningún momento le hemos dicho ni guarro ni puto ni cabrón ni nada de lo que ellos sí dicen cuando se ponen a hablar de las tías con las que se acuestan. Y encima tú las conoces. Y luego te piden otra cerveza y te dan ganas de estampársela en la cabeza. O coger un Kalashnikov y liarte a tiros con to la panda cerdos.
- Madre mía, qué mundo más asqueroso!
- Anda, que os metéis en una biblioteca y no os enteráis de na.
- Pos yo es que creo que, visto lo visto, nunca más me voy a acostar con nadie. Con un mudo en todo caso.
- Es igual. Saben el lenguaje de los signos y van a decir las mismas guarradas.
- Qué assssco, Diosssssss!
- Pos eso es lo que hay. Anda, que estás tú más en Babia!
- Pozí. Ejem... Y cuánto dices que medía el micropene?
- El cachas con el que te dejamos cuando nos fuimos?
- Siiiiiiiiiiiiiiiiiiií! Qué fuerte, tíaaaaaaaaa!
- La hossstia, no?
- Qué hossssstia ni qué hosssstia? Micropene totaaaaaaal!
- Pero qué diceeeeeessss???? Si estaba bueníiiiiiiiiiiiiiiiiiiisimo!!!!!
- Micropene no, lo siguiente.
- Pero a ver, qué entendemos por micropene? Porque todo esto es muy relativo.
- Micropene es micropene, tía, no hay más vuelta de hoja.
- Te refieres a como si fuera un clítoris grande?
- No, me refiero a un clítoris tirando a normal.
- Hosssstia, nooooooo! Pero si estaba el tío como un tren!!!!
- Pos fíjate!
- Bueno, y qué pasó? Te enteraste de algo?
- De na de na. Menos mal que luego me hizo un trabajillo oral bastante bueno, que ahí se portó el chaval, y se arregló la cosa.
- Ay qué cosilla me da, tía. El pobre lo tiene que pasar fatal. Las caras que pondrán las tías, que somos mu hijaputas cuando nos ponemos. Tiene que tener un complejazo que no veas.
- Complejazo eseeee? Complejazo nosotras, que nos montamos una película por na! Que por una teta más grande que la otra ya no dormimos.
- Pos yo qué quieres que te diga? Que tengo dos hijos, y aunque a mí me parece que van los dos bien despachaos por lo que vi de chicos y por lo que veo de vez en cuando, se me abren las carnes solo de pensar que tuvieran un micropene y las tías se chotearan de ellos. A mí en estas cosas me sale la vena de madre y pienso en el pobre chaval.
Esto último lo digo yo, y se me echan mis dos amigas encima, la que se tiró al micropene y la otra. Casualmente las dos trabajan en el negocio de la hostelería.
- Tú lo que eres es una gilipollas de mucho cuidao! Tú te crees que nosotras estamos siendo crueles e irrespetuosas porque estamos hablando así del tío del micropene? Pos tendrías que escuchar lo que escuchamos nosotras todos los días cuando se juntan ellos y se ponen a hablar de tías!
- No será pa tanto.
- Que no será pa tantoooooooo? Que si a Fulanita cómo le huele el coño, que si Periquita qué asco que tiene pelos hasta en los pezones, que si la otra que es una guarra de mucho cuidao, que si la chupa de pura pena. Y sabes lo peor? Que hablan de tías que van por el bar, a las que nosotras conocemos, y les da exactamente iguaaaaaal! Que más de una vez te dan ganas de coger a la tía cuando llega por allí y pegarle un zamarreo y decirle "tía, es que ni te acerques al hijoputa ese, que no tienes ni puta idea de cómo te pone".
- Joder, me quedo a cuadros!
- Y no los viejos, que de esos te lo puedes esperar todo. No, chavales jóvenes, que ni se te pasa por la cabeza que puedan ser tan cabrones. Yo es que no follo con uno de esos ni aunque me dieran dinero, por mu bueno que esté.
- Joder, pos yo pensaba que los tiempos habían cambiado un poquillo.
- Sí, claro. Tú aquí problematizá total porque estamos choteándonos un rato del micropene pero nosotras hemos sido hiperrespetuosas. En ningún momento le hemos dicho ni guarro ni puto ni cabrón ni nada de lo que ellos sí dicen cuando se ponen a hablar de las tías con las que se acuestan. Y encima tú las conoces. Y luego te piden otra cerveza y te dan ganas de estampársela en la cabeza. O coger un Kalashnikov y liarte a tiros con to la panda cerdos.
- Madre mía, qué mundo más asqueroso!
- Anda, que os metéis en una biblioteca y no os enteráis de na.
- Pos yo es que creo que, visto lo visto, nunca más me voy a acostar con nadie. Con un mudo en todo caso.
- Es igual. Saben el lenguaje de los signos y van a decir las mismas guarradas.
- Qué assssco, Diosssssss!
- Pos eso es lo que hay. Anda, que estás tú más en Babia!
- Pozí. Ejem... Y cuánto dices que medía el micropene?
Se acabó el cortejo
- Qué tal tu romance?
- Uffff, pues no sé. Este ya ha entrado en modo sexo.
- Hosssstiasss, noooo, qué horrorrr! Con lo bien que iba!
- Pos ya va embalao.
- Qué pena, se acabó el cortejo.
- Lo he estado alargando lo máximo posible pero ya se ha lanzao y no hay marcha atrás.
Esta conversación la tengo con una amiga que se ha echado un novio, un señor casado casadísimo que está todo flipadito por ella y que le ha estado haciendo los últimos meses un trabajo de cortejo que roza lo magistral, lo profesional incluso. Con una elegancia y un savoir faire dignos de un maestro. El tío ha estado del diez, mi amiga ha sido la envidia más cochina de todo el grupo de amigas... menuda suerte. Íbamos todas arañando el parqué con los colmillos. Sin pausa pero sin prisas, ahí haciéndole unos regalos de oreja que derretirían a una foca polar. Ya digo, magistral. Peeeeero... todo tiene su fin, y ahora el muchacho ya se ha echado al barro y quiere condumio cárnico.
- Me ha dicho de buscarnos un sitio tranquilito y tal para ya sabes. Quiere que la próxima vez quedemos directamente en un hotel, así a pelo, aquí te pillo aquí te mato. Sin pildorita previa ni nada.
- Uffffff, se acabó lo bueno. Se acabaron las risas, los regalos de oreja, los bailes, las miradas profundas, las cenas románticas, los días de vino y rosas, en definitiva, todo lo que a las tías nos moja las bragas... Pasamos al porno. Ahora toca follar y felar hasta reventar.
- Bueno, él dice que no, que es para poder estar tranquilitos y eso.
- Venga ya. Tú sabes que al segundo lengüetazo estás en pelotas mirando pa Pamplona. Parece mentira, tía, qué tonta eres.
- No, si ya. Qué te crees, que no lo sé? Pero es que ya sabes, los tíos cuando entran en modo sexo ya van a piñón fijo.
- Pos de aquí a cuatro días estás aburrida como una ostra, como si te hubieras echado un novio formal o, peor, un marido. Ese ya cuando os veáis se abalanza de momento, justo después de decirte "buenas", y eso si te lo dice. Vamos, poco más o menos como si fueras su señora.
- Ya. Jo, tía, qué rollo. Estaba yo tan contenta. Fíjate si tendrá ya la fijación que estábamos el otro día guasapeando así en modo calentito, una cosa erotiquilla y tal y va y me suelta de sopetón, pero así por las bravas: "Tú eres de las que se traga la leche?"
- Noooooooooooooooooooooooo! Tu novioooooooooo????? El eleganteeeeeee? El sensibleeeeeee? El romántico empedernidooooooo? El Cary Grant de todos los novioooooosssss???
- Ayyyyyy, sí. Te lo juro, tía. Me quedé de piedra pómez total. Y el coño ni te cuento. Fue el anticlímax total.
- Pero bueno. Tiene alguna explicación por el contexto y tal?
- Pero qué contexto ni qué pollas? En qué clase de contexto te cabe a ti en la cabeza que alguien te pueda preguntar eso así, de esa manera? No "Oye, tú tienes por costumbre..."? Ni "Oye, tú alguna vez te has..."? No, tía, me lo soltó tal que así: "TÚ-E-RES-DE-LAS-QUE...?"
- Jo, qué besssstia! Y tú qué le dijiste?
- Pos yo sacudí la cabeza, me restregué los ojos, decidí que ni él lo había dicho ni yo lo había leído, corrí un tupido velo, rebobiné y me instalé mentalmente en el pasado, justo antes de que lo soltara.
- Uffffff, menos mal.
- Pero qué va. Al cabo de un rato me lo volvió a preguntar.
- Jodeeeeer, y qué le dijiste?
- Que no.
- Me temo que vas a tener que hablar con él. O hablas o de aquí a dos semanas esto está finiquitado. Por lo menos explícale que tú el cortejo no lo perdonas. Que lo de follar, mamar y todo eso está de puta madre pero que el regalito de oreja y el tonteo y toda la parafernalia mojabragas es marca de la casa. Porque para llegar y topar te buscas otro marido, no una historia chula clandestina.
- Ya. Jo, pero qué terrible momento ese en el que les tienes que explicar a los tíos las cosas.
- Pero es que es lo que hay. Ellos no son como nosotras, no son intuitivos, son básicos. Y le dices de paso que deje de hacerte preguntitas como la de "Tú eres de las que...". Háblale de los sudores fríos y las heladas vaginales que nos entran a las tías cuando nos sueltan cosas así.
- Tch, qué lástima! Con lo bien que iba todo! Estábamos tan compenetrados! Me entendía tan bien, éramos como almas gemelas. El sexo al final es una puta jodienda. Cuando el sexo entra por la puerta el amor sale por la ventana.
- Pozí.
- Uffff, pues no sé. Este ya ha entrado en modo sexo.
- Hosssstiasss, noooo, qué horrorrr! Con lo bien que iba!
- Pos ya va embalao.
- Qué pena, se acabó el cortejo.
- Lo he estado alargando lo máximo posible pero ya se ha lanzao y no hay marcha atrás.
Esta conversación la tengo con una amiga que se ha echado un novio, un señor casado casadísimo que está todo flipadito por ella y que le ha estado haciendo los últimos meses un trabajo de cortejo que roza lo magistral, lo profesional incluso. Con una elegancia y un savoir faire dignos de un maestro. El tío ha estado del diez, mi amiga ha sido la envidia más cochina de todo el grupo de amigas... menuda suerte. Íbamos todas arañando el parqué con los colmillos. Sin pausa pero sin prisas, ahí haciéndole unos regalos de oreja que derretirían a una foca polar. Ya digo, magistral. Peeeeero... todo tiene su fin, y ahora el muchacho ya se ha echado al barro y quiere condumio cárnico.
- Me ha dicho de buscarnos un sitio tranquilito y tal para ya sabes. Quiere que la próxima vez quedemos directamente en un hotel, así a pelo, aquí te pillo aquí te mato. Sin pildorita previa ni nada.
- Uffffff, se acabó lo bueno. Se acabaron las risas, los regalos de oreja, los bailes, las miradas profundas, las cenas románticas, los días de vino y rosas, en definitiva, todo lo que a las tías nos moja las bragas... Pasamos al porno. Ahora toca follar y felar hasta reventar.
- Bueno, él dice que no, que es para poder estar tranquilitos y eso.
- Venga ya. Tú sabes que al segundo lengüetazo estás en pelotas mirando pa Pamplona. Parece mentira, tía, qué tonta eres.
- No, si ya. Qué te crees, que no lo sé? Pero es que ya sabes, los tíos cuando entran en modo sexo ya van a piñón fijo.
- Pos de aquí a cuatro días estás aburrida como una ostra, como si te hubieras echado un novio formal o, peor, un marido. Ese ya cuando os veáis se abalanza de momento, justo después de decirte "buenas", y eso si te lo dice. Vamos, poco más o menos como si fueras su señora.
- Ya. Jo, tía, qué rollo. Estaba yo tan contenta. Fíjate si tendrá ya la fijación que estábamos el otro día guasapeando así en modo calentito, una cosa erotiquilla y tal y va y me suelta de sopetón, pero así por las bravas: "Tú eres de las que se traga la leche?"
- Noooooooooooooooooooooooo! Tu novioooooooooo????? El eleganteeeeeee? El sensibleeeeeee? El romántico empedernidooooooo? El Cary Grant de todos los novioooooosssss???
- Ayyyyyy, sí. Te lo juro, tía. Me quedé de piedra pómez total. Y el coño ni te cuento. Fue el anticlímax total.
- Pero bueno. Tiene alguna explicación por el contexto y tal?
- Pero qué contexto ni qué pollas? En qué clase de contexto te cabe a ti en la cabeza que alguien te pueda preguntar eso así, de esa manera? No "Oye, tú tienes por costumbre..."? Ni "Oye, tú alguna vez te has..."? No, tía, me lo soltó tal que así: "TÚ-E-RES-DE-LAS-QUE...?"
- Jo, qué besssstia! Y tú qué le dijiste?
- Pos yo sacudí la cabeza, me restregué los ojos, decidí que ni él lo había dicho ni yo lo había leído, corrí un tupido velo, rebobiné y me instalé mentalmente en el pasado, justo antes de que lo soltara.
- Uffffff, menos mal.
- Pero qué va. Al cabo de un rato me lo volvió a preguntar.
- Jodeeeeer, y qué le dijiste?
- Que no.
- Me temo que vas a tener que hablar con él. O hablas o de aquí a dos semanas esto está finiquitado. Por lo menos explícale que tú el cortejo no lo perdonas. Que lo de follar, mamar y todo eso está de puta madre pero que el regalito de oreja y el tonteo y toda la parafernalia mojabragas es marca de la casa. Porque para llegar y topar te buscas otro marido, no una historia chula clandestina.
- Ya. Jo, pero qué terrible momento ese en el que les tienes que explicar a los tíos las cosas.
- Pero es que es lo que hay. Ellos no son como nosotras, no son intuitivos, son básicos. Y le dices de paso que deje de hacerte preguntitas como la de "Tú eres de las que...". Háblale de los sudores fríos y las heladas vaginales que nos entran a las tías cuando nos sueltan cosas así.
- Tch, qué lástima! Con lo bien que iba todo! Estábamos tan compenetrados! Me entendía tan bien, éramos como almas gemelas. El sexo al final es una puta jodienda. Cuando el sexo entra por la puerta el amor sale por la ventana.
- Pozí.
jueves, 19 de noviembre de 2015
Carta abierta a mi menopausia
Querida menopausia:
De verdad que no es por meterte prisa ni por ser un incordio pero necesito que vengas a la mayor brevedad posible.
Ya, ya sé que vendrás cuando tengas que venir pero no me parece justo que a casi todas mis amigas les hayas venido a ver a una edad prudencial y a mí me estés haciendo esperar de esta manera. A miiiiiiiiiiií, que soy la que más te necesita y la que más te echa en falta.
Además que llevo desde los 11 años con la regla. Yo creo que ya he tenido tiempo de echar óvulos por siete tubos. YA ESTÁ BIEN, COÑÑÑÑO!!!! VEN DE UNA PUÑETERA VEEEEEEEEZ, HOSSSSTIA!
Uyyyyys, perdona, querida. He sufrido un leve desvarío, no te lo tomes a mal. Es que si supieras las ganas que tengo de verte aparecer un día de estos por la puerta lo comprenderías. No me importan los soponcios, los sudores fríos, la descalcificación ósea, incluso no me importa perder estas hechuras divinas con las que la naturaleza me ha obsequiado. Ya me las apañaré e intentaré mantenerlas lo mejor posible dentro de mis posibilidades. Y lo que tenga que caer, que caiga. Todo eso es pecata minuta al lado de esos cochinos miomas que no dejan de crecer ni dejarán hasta que tú NO HAGAS EL PUTO FAVOR DE APARECER DE UNA VEEEEEEEEEZ!!!!
Perdona de nuevo, se me ha vuelto a ir la pinza. Verás, querida menopi, si me permites que te llame así, mientras tú estás entretenida por ahí visitando gente que no quiere verte ni en pintura y que reza para que tardes lo máximo posible, yo estoy aquí ávida por notar tus primeros síntomas, desesperada por sentir un leve sofoco. Tengo los abanicos preparados, un spray con agua fresquita de la nevera para rociarme… lo tengo todo. Todo menos LA MALDITA MENOPAUSIAAAAAAA!
Ejem, disculpa, querida, y no te tomes a mal estos arranques de mal humor. Pero es que hoy me ha venido otra vez la regla, justamente esa visita que no deseo, y una vez más me he quedado sentada esperándote a ti. Y mientras, me voy enterando de la cantidad de gente a la que fuiste a ver un poco pasados los 40, a los 45 como muy tardar, y me pregunto: POR QUÉ NO A MÍIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIÍ? QUÉ HE HECHO YO PARA MERECER UNA REGLA INTERMINABLEEEEEE? HASTA CUÁNDO TENDRÉ QUE DESANGRARME VIVA ESPERANDO A ESTA HIJA DE LA GRAN PUTAAAAAAA QUE PASA DE MÍIIIIIIIIIII?
Bueno, en fin, no me gustaría que tomaras en cuenta estos avenates de locura que de vez en cuando me dan. Yo quiero ser buena y decírtelo respetuosamente, tranquilita, sin levantar la voz, porque sé que tú quieres venir, lo que pasa es que estarás muy ocupada visitando a otras personas que también te necesitan y no has tenido tiempo todavía de pasar por mi casa, pero por eso te lo recuerdo con esta carta que no pretende en absoluto agobiarte ni meterte prisas pero CABRONAAAAAAAA, A QUÉ ESTÁS ESPERANDO PARA VENIIIIIIIIIIIIR? A QUE AL FINAL ME TENGA QUE METER EN EL QUIRÓFANO A QUITARME LOS PUTOS MIOMAS??????
Ejem ejem…
Atentamente recibe mis más cordiales saludos
Inma
Ps. GUARRAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!!!!!!!!
Por un deo así me veo
- Por favor, por favor, ampúteme el dedo. De verdad, no lo necesito para nada. Es un dedo absurdo, muy probablemente en la evolución de nuestra especie tienda a desaparecer. Las siguientes generaciones ya no lo tendrán fijo. No conozco a nadie que lo use para nada, solo sirve para tener una uña más que pintar, y en mi caso para putearme.
- Pero mujer, cómo voy a amputarte el dedo? Lo único que hay que hacer es esperar que la infección desaparezca y blablabla blablabla...
- Pero para qué vamos a esperar más? Yo soy amiga de soluciones expeditivas. Este dedo asqueroso que no sirve para nada ha hecho que lleve más de dos semanas tomando antibióticos superfuertes y dejándome las defensas hechas un cristo. De resultas de lo cual me ha salido un herpes labial resistente a todas las pomadas y he pillado un resfriado de narices que probablemente derivará en gripe, pulmonía o algo peor. Y todo por ese dedo que usted sin ningún motivo razonable se niega a amputarme.
Esta conversación la tengo con la traumatóloga 18 días después del fatídico instante en el que metí el dichoso dedo meñique de la mano izquierda en la basura intentando desprenderme del envoltorio de plástico de una compresa que se me había pegado a la mano y cortándome con un plato de porcelana roto que mi hijo el rompeplatos había destrozado el día anterior. Como este hecho ya lo glosé en su momento en el post titulado "Día de perros", al que os remito, no me extenderé más en ello. Os paso el enlace por si no lo habéis leído:
http://arfondoalaizquierda.blogspot.com.es/2015/10/dia-de-perros.html
Si yo aquel día llego a saber lo que el dichoso dedo me iba a dar por culo, en lugar de curármelo a prisa y corriendo como hice, me lo habría cortado entero allí mismo. A Dios pongo por testigo.
En fin, después de eso vino, como digo, una infección de caballo, dos semanas de antibióticos, el mencionado herpes y lo que te rondaré morena. Y ya por fin cuando la piel estaba más o menos curada y la enfermera me dice que parece que se ha debido de quedar dentro algo porque la inflamación no baja y que vaya al dermatólogo a que me abra y me lo saque... voy toda feliz y asustada al mismo tiempo, algo nerviosilla por tener que pasar por el trance quirúrgico, que por pequeño que sea siempre impone, y va y me dice el buen señor que él no se atreve a abrir eso hasta que no lo vea un traumatólogo y le confirme que la infección no ha afectado al hueso ni a los ligamentos ni al tendón ni blablabla blablabla.
Y ahí aún fui capaz de contener esa furtiva lágrima que amenazaba con escapárseme, pero cuando al día siguiente me vi ante la traumatóloga y me dijo que definitivamente se me había roto el tendón y ya para siempre el dedo se quedaría deforme, estilo capitán Garfio, y que probablemente no pasaría nada pero que si veía que no iba a mejor sino que empeoraba saliera corriendo para Urgencias porque eso significaría que la infección no había remitido, entonces ya sí, ya la lágrima salió, y además no solo ella sino muy bien acompañada por un largo séquito de hermanas, y todo mi ser se rebeló: Noooooooooooooo!
Y el espíritu de Camilo Sesto se apoderó de mí. "Ya no puedo maaaaaaaaás, ya no puedo maaaaaaaaaaaás, siempre se repite la misma historiaaaaaaaa. Ya no puedo maaaaaaaaaaás, ya no puedo maaaaaaaaaaaaaaaás, estoy harta de rodar como una noriaaaaaaaaaa".
Y fue cuando le dije a la amable dama que me pedía paciencia y presencia de ánimo:
- Por favor, por favor, ampúteme el dedo. De verdad, no lo necesito para nada. Es un dedo absurdo, muy probablemente en la evolución de nuestra especie tienda a desaparecer. Las siguientes generaciones probablemente ya no lo tendrán fijo. No conozco a nadie que lo use para nada, solo sirve para tener una uña más que pintar, y en mi caso para putearme.
Debo añadir que con escaso éxito, puesto que no he conseguido aún que nadie se preste a amputarme el dedo en un acto de generosidad, de piedad, de amor y de compasión hacia mí sin igual. Todo el mundo alega razones absurdas del tipo "Cómo te vas a cortar un dedo por una simple infección?"
Nadie me entiende. Estoy sola en esto. Al final está claro que me lo tendré que amputar yo.
- Pero mujer, cómo voy a amputarte el dedo? Lo único que hay que hacer es esperar que la infección desaparezca y blablabla blablabla...
- Pero para qué vamos a esperar más? Yo soy amiga de soluciones expeditivas. Este dedo asqueroso que no sirve para nada ha hecho que lleve más de dos semanas tomando antibióticos superfuertes y dejándome las defensas hechas un cristo. De resultas de lo cual me ha salido un herpes labial resistente a todas las pomadas y he pillado un resfriado de narices que probablemente derivará en gripe, pulmonía o algo peor. Y todo por ese dedo que usted sin ningún motivo razonable se niega a amputarme.
Esta conversación la tengo con la traumatóloga 18 días después del fatídico instante en el que metí el dichoso dedo meñique de la mano izquierda en la basura intentando desprenderme del envoltorio de plástico de una compresa que se me había pegado a la mano y cortándome con un plato de porcelana roto que mi hijo el rompeplatos había destrozado el día anterior. Como este hecho ya lo glosé en su momento en el post titulado "Día de perros", al que os remito, no me extenderé más en ello. Os paso el enlace por si no lo habéis leído:
http://arfondoalaizquierda.blogspot.com.es/2015/10/dia-de-perros.html
Si yo aquel día llego a saber lo que el dichoso dedo me iba a dar por culo, en lugar de curármelo a prisa y corriendo como hice, me lo habría cortado entero allí mismo. A Dios pongo por testigo.
En fin, después de eso vino, como digo, una infección de caballo, dos semanas de antibióticos, el mencionado herpes y lo que te rondaré morena. Y ya por fin cuando la piel estaba más o menos curada y la enfermera me dice que parece que se ha debido de quedar dentro algo porque la inflamación no baja y que vaya al dermatólogo a que me abra y me lo saque... voy toda feliz y asustada al mismo tiempo, algo nerviosilla por tener que pasar por el trance quirúrgico, que por pequeño que sea siempre impone, y va y me dice el buen señor que él no se atreve a abrir eso hasta que no lo vea un traumatólogo y le confirme que la infección no ha afectado al hueso ni a los ligamentos ni al tendón ni blablabla blablabla.
Y ahí aún fui capaz de contener esa furtiva lágrima que amenazaba con escapárseme, pero cuando al día siguiente me vi ante la traumatóloga y me dijo que definitivamente se me había roto el tendón y ya para siempre el dedo se quedaría deforme, estilo capitán Garfio, y que probablemente no pasaría nada pero que si veía que no iba a mejor sino que empeoraba saliera corriendo para Urgencias porque eso significaría que la infección no había remitido, entonces ya sí, ya la lágrima salió, y además no solo ella sino muy bien acompañada por un largo séquito de hermanas, y todo mi ser se rebeló: Noooooooooooooo!
Y el espíritu de Camilo Sesto se apoderó de mí. "Ya no puedo maaaaaaaaás, ya no puedo maaaaaaaaaaaás, siempre se repite la misma historiaaaaaaaa. Ya no puedo maaaaaaaaaaás, ya no puedo maaaaaaaaaaaaaaaás, estoy harta de rodar como una noriaaaaaaaaaa".
Y fue cuando le dije a la amable dama que me pedía paciencia y presencia de ánimo:
- Por favor, por favor, ampúteme el dedo. De verdad, no lo necesito para nada. Es un dedo absurdo, muy probablemente en la evolución de nuestra especie tienda a desaparecer. Las siguientes generaciones probablemente ya no lo tendrán fijo. No conozco a nadie que lo use para nada, solo sirve para tener una uña más que pintar, y en mi caso para putearme.
Debo añadir que con escaso éxito, puesto que no he conseguido aún que nadie se preste a amputarme el dedo en un acto de generosidad, de piedad, de amor y de compasión hacia mí sin igual. Todo el mundo alega razones absurdas del tipo "Cómo te vas a cortar un dedo por una simple infección?"
Nadie me entiende. Estoy sola en esto. Al final está claro que me lo tendré que amputar yo.
sábado, 14 de noviembre de 2015
Arde París
El Estado Islámico, Isis, Daesh, llámese X... ataca de nuevo. Hoy le ha tocado a París. Ciento y pico muertos, el pico gordo. Y ya estamos: horror, espanto, lamentos, indignación, lágrimas, altares con velas y flores... Ea, ya nos han tocado las pelotas. Y nos entra el canguelo a todos.
Ahora? Ahora nos cagamos? Estos tíos, los del Daesh, llevan más de dos años cargándose a miles y miles de personas en sus países. Si, en esos países en los que mueren a diario por cientos pero que cuando salen en el Telediario es cuando aprovechamos para levantarnos a lavar los platos.
"200 muertos y más de 2000 heridos en un mercado de Cabricia".
"800 muertos y más de 10.000 heridos en una mezquita de Pollicia".
Cabricia? Pollicia? Y eso dónde está? Y eso existe? Y allí hay gente? Uyyyyyys, voy a recoger la mesa a ver si me da tiempo antes de que empiece el Zapeando.
Hoy, amor, igual que ayer como siempre, el diario no hablaba de ti, el diario no hablaba de mí, el diario no hablaba de ti ni de mí.
Y es verdad. El diario no hablaba de nosotros cuando hablaban de los muertos de Cabricia y de Pollicia. Pero hoy el diario sí hablaba de ti y de mí. Porque tú y yo hemos estado en París. Quién no ha estado en Paris alguna vez? Por lo menos en los tiempos en los que fuimos ricos y estábamos por todas partes.
Y claro, hoy sí están hablando de nosotros. De nosotros, que nos sentamos en esas mismas terrazas donde ayer los chiflados del Daesh se cargaron a un montón de parisinos y no parisinos. Y que fuimos a los mismos pubs y a los mismos clubs. Hoy nos están tocando las pelotas directamente a nosotros. Han venido a jugar a casa y su juego no nos gusta.
Que se cargan a centenares de sirios, encima musulmanes como ellos? Pos vale, pos bueno. Que se cargan en Iraq a otros tropecientos mil que estaban rezando en la mezquita? Pos vale, a fin de cuentas son todos unos fanáticos, que se maten entre ellos.
Aaaaaamigo, pero nos duele donde nos duele. Nos duele cuando miles y miles de sirios huyen despavoridos de esa gentuza y quieren venir a nuestra casa a protegerse y a tener una vida. Entonces sí, entonces reaccionamos y nos damos cuenta de que tenemos un gran problema. Dónde los vamos a meter? Qué hacemos con ellos? De qué van a vivir?
Y reaccionamos cuando las bombas y los kalashnikoses nos los meten en nuestros restaurantes, nuestros trenes y nuestros estadios de fútbol. Jo, pero cómo se atreven a venir aquí a incordiarnos esos salvajes?
Somos así, así de brutos y así de gilipollas. Hasta que no se acercan a nosotros hacemos como que no están, que no los vemos, jugamos al avestruz y punto.
Pues yo llevo años montándome en el tren a Rabanales y pensando lo fácil que lo tendrían. Y no quiero dar ideas pero Córdoba fue la capital de Al-Andalus y a ellos Al-Andalus les gusta un montón. Y hace mucho tiempo que tengo muuuuuucho miedo de esta panda de descerebrados y que me pregunto por qué nadie ha hecho aún nada, no ya por los sirios ni por los iraquíes ni por los afganos ni por ningún moro, sino por nosotros, porque está claro que vienen para acá, que aquello no les basta, que somos los siguientes.
A qué estamos esperando para tomarnos verdaderamente en serio esto del Daesh? A que se inmolen en el 5, que es el bus que cogemos para ir a casa? A que entren en el insti de nuestros hijos cargados de explosivos? A que en el bar de abajo de casa aparezcan con sus metralletas? A que un buen día se carguen nuestra Mezquita con todo lo que haya dentro? A qué?
Y ya sé, ya habrá algún listillo que diga: pero qué quieres que hagamos?
Pues no sé, si lo supiera ya lo habría propuesto en alguna parte. Pero para eso están los políticos, los militares, los estrategas, la gente que sabe, no? Les pagamos para que piensen cómo acabar con los malos, para que tomen decisiones, para que sean precavidos y prevean los peligros que nos acechan, para que nos protejan de la locura de esta gente. Lo menos que se les puede pedir es resultados. O que hagan algo, algo, lo que sea. Algo aparte de mirar, echarse las manos a la cabeza, expresar sus más sentidas condolencias y llevar flores a los muertos.
Algo, coño! Que ya están aquí!Llevan años aquí.
Ahora? Ahora nos cagamos? Estos tíos, los del Daesh, llevan más de dos años cargándose a miles y miles de personas en sus países. Si, en esos países en los que mueren a diario por cientos pero que cuando salen en el Telediario es cuando aprovechamos para levantarnos a lavar los platos.
"200 muertos y más de 2000 heridos en un mercado de Cabricia".
"800 muertos y más de 10.000 heridos en una mezquita de Pollicia".
Cabricia? Pollicia? Y eso dónde está? Y eso existe? Y allí hay gente? Uyyyyyys, voy a recoger la mesa a ver si me da tiempo antes de que empiece el Zapeando.
Hoy, amor, igual que ayer como siempre, el diario no hablaba de ti, el diario no hablaba de mí, el diario no hablaba de ti ni de mí.
Y es verdad. El diario no hablaba de nosotros cuando hablaban de los muertos de Cabricia y de Pollicia. Pero hoy el diario sí hablaba de ti y de mí. Porque tú y yo hemos estado en París. Quién no ha estado en Paris alguna vez? Por lo menos en los tiempos en los que fuimos ricos y estábamos por todas partes.
Y claro, hoy sí están hablando de nosotros. De nosotros, que nos sentamos en esas mismas terrazas donde ayer los chiflados del Daesh se cargaron a un montón de parisinos y no parisinos. Y que fuimos a los mismos pubs y a los mismos clubs. Hoy nos están tocando las pelotas directamente a nosotros. Han venido a jugar a casa y su juego no nos gusta.
Que se cargan a centenares de sirios, encima musulmanes como ellos? Pos vale, pos bueno. Que se cargan en Iraq a otros tropecientos mil que estaban rezando en la mezquita? Pos vale, a fin de cuentas son todos unos fanáticos, que se maten entre ellos.
Aaaaaamigo, pero nos duele donde nos duele. Nos duele cuando miles y miles de sirios huyen despavoridos de esa gentuza y quieren venir a nuestra casa a protegerse y a tener una vida. Entonces sí, entonces reaccionamos y nos damos cuenta de que tenemos un gran problema. Dónde los vamos a meter? Qué hacemos con ellos? De qué van a vivir?
Y reaccionamos cuando las bombas y los kalashnikoses nos los meten en nuestros restaurantes, nuestros trenes y nuestros estadios de fútbol. Jo, pero cómo se atreven a venir aquí a incordiarnos esos salvajes?
Somos así, así de brutos y así de gilipollas. Hasta que no se acercan a nosotros hacemos como que no están, que no los vemos, jugamos al avestruz y punto.
Pues yo llevo años montándome en el tren a Rabanales y pensando lo fácil que lo tendrían. Y no quiero dar ideas pero Córdoba fue la capital de Al-Andalus y a ellos Al-Andalus les gusta un montón. Y hace mucho tiempo que tengo muuuuuucho miedo de esta panda de descerebrados y que me pregunto por qué nadie ha hecho aún nada, no ya por los sirios ni por los iraquíes ni por los afganos ni por ningún moro, sino por nosotros, porque está claro que vienen para acá, que aquello no les basta, que somos los siguientes.
A qué estamos esperando para tomarnos verdaderamente en serio esto del Daesh? A que se inmolen en el 5, que es el bus que cogemos para ir a casa? A que entren en el insti de nuestros hijos cargados de explosivos? A que en el bar de abajo de casa aparezcan con sus metralletas? A que un buen día se carguen nuestra Mezquita con todo lo que haya dentro? A qué?
Y ya sé, ya habrá algún listillo que diga: pero qué quieres que hagamos?
Pues no sé, si lo supiera ya lo habría propuesto en alguna parte. Pero para eso están los políticos, los militares, los estrategas, la gente que sabe, no? Les pagamos para que piensen cómo acabar con los malos, para que tomen decisiones, para que sean precavidos y prevean los peligros que nos acechan, para que nos protejan de la locura de esta gente. Lo menos que se les puede pedir es resultados. O que hagan algo, algo, lo que sea. Algo aparte de mirar, echarse las manos a la cabeza, expresar sus más sentidas condolencias y llevar flores a los muertos.
Algo, coño! Que ya están aquí!Llevan años aquí.
jueves, 12 de noviembre de 2015
En el gine
Gine: bueno, ve desnudándote.
Yo: vale.
Mi hermana: ah, llevas pantaloncitos por debajo del vestido.
Yo: como siempre, en la bici no hay más remedio. Aunque la verdad, no sé para qué, porque los tíos no lo saben y miran igual.
Ayudante del gine: Jajajajajajaja!
Yo: Es que es así. Tú te pones los pantaloncitos para que no se vea nada y a ellos les da igual. Los tíos son así, les puede la imaginación. De todas formas aunque no llevara los pantaloncitos qué se creerán que van a ver? Las bragas todo lo más. No me lo explico, sinceramente.
(Ya, ya sé que he hablado antes de esto por aquí, pero es que esta conversación tiene lugar en el gine, por si no os habéis dado cuenta, un señor al que le pagan por mirar coños y tocar tetas).
Ayudante y gine: juas juas juas juas!
Yo: Más de una vez alguno que venía de frente con el coche ha estado a punto de estrellarse, con los ojos to desorbitaos, y yo pensando: "pero so desgraciao, qué quieres ver, criatura? Que te vas a matar y encima no vas a ver na, habrá muerte más tonta?"
Gine y ayudante. Juassssssss!
Yo: pero bueno, si tan importante es para ellos lo de mirar, por qué no se meten a ginecólogos, que se dedican todo el día a lo mismo y encima cobran?
Ya a todo esto el gine to desparramao.
Pero sobreponiéndose el buen hombre mete su aparatito en mi vagina y empieza a moverlo para un lado y para otro.
Midiendo miomas, so guarros!!!!
Y como no es la primera vez que tenemos una charla de éstas en la consulta, como siempre me quedo con las ganas de preguntarle:
Qué se siente cobrando un buen pastizal a un montón de tías por mirar lo que el 99% de los tíos está loco por mirar (algunos incluso dispuestos a estrellarse contra una farola)?
Le miran sus amigos con envidia?
Le preguntan por los coños de sus clientas cuando están de copas?
Qué siente él sabiéndose el hombre más envidiado del mundo, incluso más que George Cloony?
Le quedan todavía ganas de mirar coños extraprofesionalmente?
Si una ciclista con falda se cruzara en su camino también se le desorbitarían los ojos buscando sus bragas?
Le pone esa famosa escena de la falda de Marilyn levántandose en los respiradores del metro de Nueva York?
Y lo fundamental: le pone algo a este hombre?
Y si le pone: qué coño será?
Y nunca mejor dicho.
Yo: vale.
Mi hermana: ah, llevas pantaloncitos por debajo del vestido.
Yo: como siempre, en la bici no hay más remedio. Aunque la verdad, no sé para qué, porque los tíos no lo saben y miran igual.
Ayudante del gine: Jajajajajajaja!
Yo: Es que es así. Tú te pones los pantaloncitos para que no se vea nada y a ellos les da igual. Los tíos son así, les puede la imaginación. De todas formas aunque no llevara los pantaloncitos qué se creerán que van a ver? Las bragas todo lo más. No me lo explico, sinceramente.
(Ya, ya sé que he hablado antes de esto por aquí, pero es que esta conversación tiene lugar en el gine, por si no os habéis dado cuenta, un señor al que le pagan por mirar coños y tocar tetas).
Ayudante y gine: juas juas juas juas!
Yo: Más de una vez alguno que venía de frente con el coche ha estado a punto de estrellarse, con los ojos to desorbitaos, y yo pensando: "pero so desgraciao, qué quieres ver, criatura? Que te vas a matar y encima no vas a ver na, habrá muerte más tonta?"
Gine y ayudante. Juassssssss!
Yo: pero bueno, si tan importante es para ellos lo de mirar, por qué no se meten a ginecólogos, que se dedican todo el día a lo mismo y encima cobran?
Ya a todo esto el gine to desparramao.
Pero sobreponiéndose el buen hombre mete su aparatito en mi vagina y empieza a moverlo para un lado y para otro.
Midiendo miomas, so guarros!!!!
Y como no es la primera vez que tenemos una charla de éstas en la consulta, como siempre me quedo con las ganas de preguntarle:
Qué se siente cobrando un buen pastizal a un montón de tías por mirar lo que el 99% de los tíos está loco por mirar (algunos incluso dispuestos a estrellarse contra una farola)?
Le miran sus amigos con envidia?
Le preguntan por los coños de sus clientas cuando están de copas?
Qué siente él sabiéndose el hombre más envidiado del mundo, incluso más que George Cloony?
Le quedan todavía ganas de mirar coños extraprofesionalmente?
Si una ciclista con falda se cruzara en su camino también se le desorbitarían los ojos buscando sus bragas?
Le pone esa famosa escena de la falda de Marilyn levántandose en los respiradores del metro de Nueva York?
Y lo fundamental: le pone algo a este hombre?
Y si le pone: qué coño será?
Y nunca mejor dicho.
Los renglones torcidos de Dios
La gente anda torcido. Puede que muchos no os hayáis dado cuenta pero yo lo tengo más que comprobado. Yo y todos los ciclistas que deambulamos por la ciudad y que tenemos que enfrentarnos a diario al errático y oscilante caminar de los viandantes.
Vale, que no es legal ir en bici por la acera, y yo de hecho por las calles medianamente transitables nunca lo hago, pero en las grandes avenidas o las calles con mucho tránsito de vehículos paso de jugármela pedaleando por la calzada, qué quieres que te diga. La historia está plagada de ciclistas muertos arrollados por coches, camiones y autobuses pero pocos podrán recordar el caso de algún peatón muerto atropellado por una bici. Por tanto, aunque lo prohíba la ley, casi siempre dictada por mentes bastante torpes e incapacitadas para la vida práctica, la lógica y las matemáticas aconsejan ir por el lugar menos peligroso para todo el mundo.
Pues eso, amigos, que la gente anda torcido. Pero muy muuuuuuuy torcido. Tú vas por la acera y ves a lo lejos a un peatón y automáticamente vas corrigiendo tu dirección para sobrepasarle por el lado que queda libre. Pero de repente, sin motivo ni razón, ese peatón comienza a desviar su trayectoria y termina torciéndose hacia uno u otro lado, generalmente el lado por el que tú pensabas adelantarle.
Pongamos que se trata de una señora de estas que madrugan por las mañanas para andar. Y no puedes evitar gritar interiormente:
- Pero señora, por diosssss, qué haceeeee? Por qué se tuerce de esa manera, si iba usted perfectamente derechaaaaaaa! Está usted borracha o queeeeeeé???
La pregunta en realidad es: está todo el mundo borracho? Hay muchos más alcohólicos en el mundo de lo que las estadísticas aseguran? Por qué la gente no es capaz de caminar derecha por la calle? A qué vienen esos vaivenes inexplicables en personas aparentemente sanas y sobrias?
Y es científicamente comprobable: cuanto más derecho está andando alguien más posibilidades hay de que realice un súbito e inesperado cambio de trayectoria cuando estás en plena maniobra de adelantamiento.
Esta mañana sin ir más lejos, una muchacha iba caminando mientras hablaba por el móvil y yo a larga distancia hice mis cálculos mentales sobre las posibilidades de adelantarla por la derecha o por la izquierda y finalmente decidí efectuar mi maniobra por la izquierda porque la noté ligeramente inclinada hacia la derecha. Bueno, pues no. Justo cuando estaba a punto de pasarla, la tía va y corrige su trayectoria justo hacia donde yo estaba, con lo cual tuve que pegar un frenazo de la hostia. Y la colega, viendo mi faz pálida y demudada, se queda mirándome con cara de pasmarote como si no pudiera imaginarse de dónde coño había salido yo.
- Pues salgo de detrás de ti, bonita. Que no vas sola por la calle, que hay otra gente que también tiene derecho a la vida!! No puedes ir ocupando toda la acera yendo ora pacá ora pallá sin ton ni son sembrando el desconcierto y el terror entre el resto de viandantes y ciudadanos en general.
Y yo me pregunto: si todos los demás, autobuses, coches, ciclistas, tenemos la obligación de indicar cuando vamos a torcer hacia un lado o simplemente cuando vamos a adelantar por qué no existe esa misma obligación para los peatones, que con esa propensión al andar oscilante e irracional pueden provocar desde sus propios atropellos a peligrosísimos accidentes en cadena.
Es verdaderamente milagroso que todavía no me haya llevado a nadie por delante, y con pena tengo que decir que los más peligrosos son las señoras que salen a andar por las mañanas y la gente que va caminando con los cascos o los auriculares puestos y que no se entera de nada. Bueno, esos como van en su mundo y de forma voluntaria han anulado su capacidad auditiva para captar los peligros que pueden acechar, es que ni se enteran si les pitas para que se echen a un lado. Ellos para qué? Pudiendo ir tranquilamente por el medio de la acera tarareando alegres cancioncillas para qué se van a molestar en pensar en el pobre ciclista o corredor que van a paso de tortuga tras ellos esperando que por inspiración divina en un momento dado decidan volverse para comprobar que llevan toda una desesperada procesión detrás.
En definitiva, el mundo está lleno de gente que va totalmente a su bola, que encima está fatal de la cabeza y que, para colmo de males, es incapaz de caminar derecha por una acera sin desviarse caprichosamente por mor de vete tú a saber qué extraños impulsos, muy probablemente psicopáticos.
Y las pocas personas racionales que aún quedamos tenemos que hacer todo tipo de equilibrios y malabarismos para no ir por ahí atropellando gente que no pone nada de su parte para no ser atropellada. Y algunos se lo merecerían, tal es la cara de agilipollamiento que llevan. Y luego hay quien se extraña de mi espíritu de Pitufa Gruñona. Con una responsabilidad tan grande como esa, la de ir salvando vidas por ahí, además gratuitamente, cómo queréis que encima esté de buen humor y no proteste? Que una no es de piedra!
viernes, 6 de noviembre de 2015
El ocho
No sé si alguien por aquí tendrá algún tipo de relación supersticiosa con los números; si la tiene estoy segura de que comprenderá perfectamente este post. Quien nunca haya experimentado una paranoia numérica puede que se quede a cuadros con lo que voy a contar. En fin, yo me voy a limitar a relatar los hechos y ya que cada cual decida si estoy como una chota o tengo razones para sentir cierta aprensión hacia el número 8.
El 8 forma parte de mi vida desde hace mucho tiempo. Tengo acontecimientos importantes que celebrar o lamentar ocurridos durante los años 80 todos los días terminados en 8 del mes 8º, que es agosto.
- Empecé a salir con mi marido el 28-8-82, una fecha preciosa, capicúa además, que figura en nuestras alianzas y que celebro y celebraré cada año mientras viva porque esa relación ha durado más de 30 años, y continúa aunque ahora de otra manera, y entre otras muchas cosas, me ha dado lo que más quiero en el mundo, que son mis hijos. Fijaos si ese aniversario es una fecha importante para mí. Además como nunca nos hemos casado siempre hemos celebrado nuestra unión ese día.
- Mi hermano murió el 18-8-87. La peor muerte de mi vida, la primera, la más dolorosa, la más dura, la más terrible, la más incomprensible, la más traumática. Ya he hablado de ella alguna vez en este blog y no es plan de volver a hacerlo ahora.
- Dos años después, el 8-8-89 (Uysssss, por poco hice un completo) vino mi hija al mundo a aliviarnos en parte de la tremenda pena que la muerte de mi hermano había dejado en la familia.
Como veis cada día terminado en 8 del mes 8 tiene una importancia clave. Mi primer amor, mi primera muerte, mi primer hijo. Dos de ellas son cosas positivas, la otra es el acontecimiento más trágico de mi vida. No sé si todos pero algunos podréis entender ese "respeto" que yo le tenía al número. Por un lado es mi número de la suerte y me encanta para los juegos de azar, pero por otro le tengo ese temor del que hablaba al principio. No me gusta agosto, no me gusta moverme de mi casa ni que se mueva nadie que yo quiera. Ya, lo llevo claro, es fecha de desplazamientos masivos y no está en mi mano evitarlos, pero sí es verdad que todos en casa procuran no viajar el 8, el 18 o el 28 si pueden elegir otro día, porque saben que me produce verdadero pánico.
En fin, hasta aquí habrá quien lo entienda y habrá quien no y piense que es simplemente un cúmulo de casualidades que yo he convertido en objeto de superstición. Pero ahora viene lo más fuerte.
Un día me puse a pensar en las muertes de los miembros de mi familia. Como no sabía cuántos años había sobrevivido mi padre a mi madre me puse a contar y resultó que eran... claro, 8. Pero ya mi estupor se convirtió en puro terror cuando descubrí que también mi madre había sobrevivido a mi hermano... 8 años. Aciago día aquél en el que me puse a echar cuentas. Mi hermano murió en 1987, mi madre lo siguió en 1995 y mi padre se fue en 2003. De 8 en 8 años había ido perdiendo a todos los miembros de mi familia. No os da un poco de yuyu?
No os podéis hacer una idea de la consternación que sentí, del estado de pánico que me invadió. No sé si son casualidades o hay algo más pero el mero hecho de percatarme de esa circunstancia me hizo sentir un terror infinito. Porque claro, eso tenía sus implicaciones. Este descubrimiento lo hice aproximadamente a mediados de la primera década del siglo, pero si esa sucesión de fechas tenía un significado quería decir que la próxima muerte sería... en 2011. Ya solo quedábamos mi hermana y yo, podía tocarle a cualquiera de las dos. O aún peor, el maleficio podía haberse extendido y afectar a los nuevos miembros de la familia, a nuestros hijos.
En fin, para abreviar, pasé todos esos años esperando llena de temor que llegara la fecha fatídica. El fin de año de 2010 asumí que tenía por delante un annus horribilis en el que no dormiría tranquila un solo día. Lo único que podía hacer era cerrar los ojos, esperar el golpe y rezar para que el maleficio, si lo hubiere, no se cumpliera, que hubiera caducado (no sé si las maldiciones tienen fecha de caducidad, pero yo a eso me agarré) o prescrito o que la persona que lo había provocado se lo hubiese llevado con ella.
Ese año nuestra visita anual al ginécologo (siempre vamos las dos juntas, por aquello de amortiguar el golpe, si llega) fue especialmente dura, estaba convencida de que habría malas noticias seguro. No las hubo. El mes de agosto pensé: "Ya está, aquí va a ser, en el mes 8, todo cuadra". Y me encogí como un perrillo maltratado esperando el golpe y recé y recé al Dios en el que no creo, a mi madre, a mi hermano, a mi padre, para que no permitieran que pasara nada más. Y así estuve ya todo el tiempo hasta el último día del 2011, hasta la última uva, hasta la última campanada, hasta que entró el 2012 y yo lo recibí con la alegría más grande con la que nadie jamás ha recibido un nuevo año.
Que por qué cuento esto ahora? Pues porque me ha dado por ahí, porque estos días he vuelto a pensar en ello y sobre todo porque el año que entra, el 2016, va a ser otro año difícil para mí. No, este nuevo maleficio no tiene nada que ver con el 8 pero sí con otra cifra que me aterroriza igualmente. Naturalmente ahora no puedo hablar de ello, de los maleficios no se habla hasta que no han pasado. Me tiraré todo el año rezando como ya recé en el 2011, si para agosto no ha pasado nada ese mes me volveré a encoger, me minimizaré para pasar lo más desapercibida posible para el destino y que no se acuerde de mí y esperaré pacientemente a que llegue el 2017 sin que haya sucedido nada que tenga que lamentar, y si es así, celebraré la entrada de ese nuevo año con la misma alegría y el mismo alivio que sentí cuando llegó el 2012.
Y de esta historia hasta aquí puedo contar. Supongo que muchos pensaréis que estoy completamente pirada, pero seguro que alguno se habrá planteado que tal vez no tiene muy claro cómo hubiera reaccionado ante la misma sucesión de hechos, casuales o no, que yo viví.
Ojalá en 2017 pueda hablaros a toro pasado de ese otro maleficio que ahora me acojona con el mismo relax con el que ahora he contado mi historia de amor-odio con el 8. Cruzo los dedos.
El 8 forma parte de mi vida desde hace mucho tiempo. Tengo acontecimientos importantes que celebrar o lamentar ocurridos durante los años 80 todos los días terminados en 8 del mes 8º, que es agosto.
- Empecé a salir con mi marido el 28-8-82, una fecha preciosa, capicúa además, que figura en nuestras alianzas y que celebro y celebraré cada año mientras viva porque esa relación ha durado más de 30 años, y continúa aunque ahora de otra manera, y entre otras muchas cosas, me ha dado lo que más quiero en el mundo, que son mis hijos. Fijaos si ese aniversario es una fecha importante para mí. Además como nunca nos hemos casado siempre hemos celebrado nuestra unión ese día.
- Mi hermano murió el 18-8-87. La peor muerte de mi vida, la primera, la más dolorosa, la más dura, la más terrible, la más incomprensible, la más traumática. Ya he hablado de ella alguna vez en este blog y no es plan de volver a hacerlo ahora.
- Dos años después, el 8-8-89 (Uysssss, por poco hice un completo) vino mi hija al mundo a aliviarnos en parte de la tremenda pena que la muerte de mi hermano había dejado en la familia.
Como veis cada día terminado en 8 del mes 8 tiene una importancia clave. Mi primer amor, mi primera muerte, mi primer hijo. Dos de ellas son cosas positivas, la otra es el acontecimiento más trágico de mi vida. No sé si todos pero algunos podréis entender ese "respeto" que yo le tenía al número. Por un lado es mi número de la suerte y me encanta para los juegos de azar, pero por otro le tengo ese temor del que hablaba al principio. No me gusta agosto, no me gusta moverme de mi casa ni que se mueva nadie que yo quiera. Ya, lo llevo claro, es fecha de desplazamientos masivos y no está en mi mano evitarlos, pero sí es verdad que todos en casa procuran no viajar el 8, el 18 o el 28 si pueden elegir otro día, porque saben que me produce verdadero pánico.
En fin, hasta aquí habrá quien lo entienda y habrá quien no y piense que es simplemente un cúmulo de casualidades que yo he convertido en objeto de superstición. Pero ahora viene lo más fuerte.
Un día me puse a pensar en las muertes de los miembros de mi familia. Como no sabía cuántos años había sobrevivido mi padre a mi madre me puse a contar y resultó que eran... claro, 8. Pero ya mi estupor se convirtió en puro terror cuando descubrí que también mi madre había sobrevivido a mi hermano... 8 años. Aciago día aquél en el que me puse a echar cuentas. Mi hermano murió en 1987, mi madre lo siguió en 1995 y mi padre se fue en 2003. De 8 en 8 años había ido perdiendo a todos los miembros de mi familia. No os da un poco de yuyu?
No os podéis hacer una idea de la consternación que sentí, del estado de pánico que me invadió. No sé si son casualidades o hay algo más pero el mero hecho de percatarme de esa circunstancia me hizo sentir un terror infinito. Porque claro, eso tenía sus implicaciones. Este descubrimiento lo hice aproximadamente a mediados de la primera década del siglo, pero si esa sucesión de fechas tenía un significado quería decir que la próxima muerte sería... en 2011. Ya solo quedábamos mi hermana y yo, podía tocarle a cualquiera de las dos. O aún peor, el maleficio podía haberse extendido y afectar a los nuevos miembros de la familia, a nuestros hijos.
En fin, para abreviar, pasé todos esos años esperando llena de temor que llegara la fecha fatídica. El fin de año de 2010 asumí que tenía por delante un annus horribilis en el que no dormiría tranquila un solo día. Lo único que podía hacer era cerrar los ojos, esperar el golpe y rezar para que el maleficio, si lo hubiere, no se cumpliera, que hubiera caducado (no sé si las maldiciones tienen fecha de caducidad, pero yo a eso me agarré) o prescrito o que la persona que lo había provocado se lo hubiese llevado con ella.
Ese año nuestra visita anual al ginécologo (siempre vamos las dos juntas, por aquello de amortiguar el golpe, si llega) fue especialmente dura, estaba convencida de que habría malas noticias seguro. No las hubo. El mes de agosto pensé: "Ya está, aquí va a ser, en el mes 8, todo cuadra". Y me encogí como un perrillo maltratado esperando el golpe y recé y recé al Dios en el que no creo, a mi madre, a mi hermano, a mi padre, para que no permitieran que pasara nada más. Y así estuve ya todo el tiempo hasta el último día del 2011, hasta la última uva, hasta la última campanada, hasta que entró el 2012 y yo lo recibí con la alegría más grande con la que nadie jamás ha recibido un nuevo año.
Que por qué cuento esto ahora? Pues porque me ha dado por ahí, porque estos días he vuelto a pensar en ello y sobre todo porque el año que entra, el 2016, va a ser otro año difícil para mí. No, este nuevo maleficio no tiene nada que ver con el 8 pero sí con otra cifra que me aterroriza igualmente. Naturalmente ahora no puedo hablar de ello, de los maleficios no se habla hasta que no han pasado. Me tiraré todo el año rezando como ya recé en el 2011, si para agosto no ha pasado nada ese mes me volveré a encoger, me minimizaré para pasar lo más desapercibida posible para el destino y que no se acuerde de mí y esperaré pacientemente a que llegue el 2017 sin que haya sucedido nada que tenga que lamentar, y si es así, celebraré la entrada de ese nuevo año con la misma alegría y el mismo alivio que sentí cuando llegó el 2012.
Y de esta historia hasta aquí puedo contar. Supongo que muchos pensaréis que estoy completamente pirada, pero seguro que alguno se habrá planteado que tal vez no tiene muy claro cómo hubiera reaccionado ante la misma sucesión de hechos, casuales o no, que yo viví.
Ojalá en 2017 pueda hablaros a toro pasado de ese otro maleficio que ahora me acojona con el mismo relax con el que ahora he contado mi historia de amor-odio con el 8. Cruzo los dedos.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)