jueves, 13 de agosto de 2015

Hoy lo vi (El sueño de otra noche de verano)

Hoy vi a un antiguo novio de hace un montón de años. Lo vi en un sueño, como el propio nombre de este post indica. Estaba mucho más guapo y mucho más alto de lo que yo lo recuerdo y de lo que en realidad era; la verdad es que estaba imponente.

En el sueño yo estaba en mi casa (aunque no se parecía nada a mi casa). Una señora estaba inventariando mis posesiones, no sé para qué. Llevaba un cuaderno en la mano e iba anotando cosas. En esto que llegamos al cuarto de baño y veo que en la taza hay un truño flotando.

Hosssstia, otra vez éstos no han tirado de la cadena.

Ejem... tiro disimuladamente de la cadena para hacer desaparecer el truño en cuestión, y ese agua que empieza a subir y a subir con truño incluído. Yo toda horrorizada, la señora apuntando cosas en su cuaderno y yo un ojo en el cuaderno de la señora y otro en el zurullo elevándose y amenazando con desparramarse por el suelo. Total, que grito. Y la señora levanta la vista del bloc de notas y me mira.

"El agua se sale" digo yo, eufemísticamente. Porque está claro que lo que me preocupa que se salga no es el agua.

"Tranquila", dice ella. Y suelta el bloc, se arremanga la camisa y me pide un destornillador.

"Ah, pero es usted fontanera?"

"No, pero tengo conocimientos".

Salgo corriendo a por mi exigua caja de herramientas, doquiera que esté, y cuando vuelvo con las manos vacías porque no la he encontrado la señora yace en el suelo del baño desfallecida. Se ha desmayado, probablemente por el tamaño descomunal de la cosa flotante.

Entonces miro el truño, cada vez más cerca de la superficie de la taza, casi al borde, aunque milagrosamente aún dentro, y presa de la impotencia me echo a llorar. Pero en ese momento una voz grave e impresionantemente viril me dice desde la puerta del baño:

"Tranquila, no pasa nada".

Miro y es él. Está superguapo y muy alto. Con un movimiento sutil pero enérgico al mismo tiempo me aparta y se dirige a la taza. Levanta la cosa esa de atrás y toca algo por dentro que hace que el agua comience a descender con mojón incluído.

Nos miramos mientras el truño se hunde y mi corazón se eleva. La señora sigue desfallecida en el suelo del baño pero yo salto por encima de su cuerpo y me acerco a mi salvador. Y entonces siento un golpe de amor.

Sabéis lo que es un golpe de amor?  Los que lo hayáis sentido alguna vez seguro que sí. Es como un golpe de calor, pero en amor. Es algo súbito, impactante, mágico, imposible de ignorar. Y tan fuerte lo siento que se lo digo:

"Acabo de sentir un golpe de amor por ti superfuerte"

Y él contesta:

"Llevo años esperando oírte decir algo así".

Total, que nos vamos a la calle y paseamos durante horas prácticamente sin hablar, sólo cogidos de la mano y mirándonos, como en las pelis. Yo lo miro y lo veo tan guapo que no tengo palabras. De vez en cuando paramos para darnos un beso largo y profundo.

Si alguien se pregunta qué fue de la señora fontanera no tengo ni idea. Pasamos de ella como de la mierda (y nunca mejor dicho). Nos daba igual porque los golpes de amor son así, que todo te importa un carajo salvo el amor en cuestión.

"Dónde vamos?", me pregunta él.

"A mi habitación".

Y alli nos dirigimos. Pero cuando llegamos resulta que está llena de árboles de Navidad y de adornos típicos navideños.

"Qué raro, si estamos en agosto"

"Sí, es muy raro. Voy a preguntar".

Salimos y en un largo pasillo que por supuesto en mi casa no existe me encuentro a mi hija con unas amigas.

"Hay un montón de árboles y adornos de Navidad en mi cuarto".

"Sí, los he puesto yo. Es que estoy haciendo un curso de decoración de interiores y una de las prácticas es poner adornos navideños en nuestra casa en verano".

Y dice mi exnovio: "Ah, pues queda muy chulo".

Entonces nos vamos para el cuarto y entramos, y en ese ambiente entre navideño y agosteño nos besamos con claras intenciones de pasar a mayores.

En ese momento algo me despierta. Un golpe, un portazo, tal vez alguno de mis hijos que se ha estrellado la cabeza contra el suelo... Da igual, no me importa, intento volver a mi sueño. Todavía siento los efectos del golpe de amor y quiero volver a mi sueño.

Pero no lo consigo. Por más que lo intento no puedo. El ruido me ha desconcentrado, qué coño será.

Y mi exnovio ya no es ni tan guapo ni tan alto. Ha perdido esos cinco centímetros que tanto le favorecían, y tampoco tiene esa sonrisa maravillosa que mostraba cuando consiguió mandar el truño de mi baño al otro barrio.

Ya no siento que viene a salvarme, y aunque tengo la sensación de que el golpe de amor sigue ahí, en alguna parte, también sé que se me está yendo, que se escapa. Por favor, por favor, no te vayas. Sueño, vuelve; golpe de amor, vuelve. Pero no, no vuelven.

Y de repente me siento muy triste. Me he vuelto a desenamorar. Una vez más tendré que salvarme yo sola.


domingo, 26 de julio de 2015

Una historia de amor diferente

Hoy me han contado una historia que ha conseguido emocionarme, y como me ha parecido preciosa he pensado que debía compartirla con cualquiera que pase por aquí y tenga a bien leerla.

El padre de una amiga mía, viudo el hombre, padece una especie de demencia senil que no es Alzheimer pero se le parece. El señor tiene casi 90 años, y lo que pasa por su cabeza es un enigma difícil de explicar. Hay días que reconoce a sus hijos y otros días que no, días en los que tiene un discurso más o menos coherente y otros en los que disparata constantemente. Como casi todas las demencias.

En fin, cuando le diagnosticaron esta enfermedad sus hijos no vieron más salida que ingresarlo en una residencia pero a él le dijeron que aquello era un hospital y que estaría allí hasta que se recuperara, y la historia coló. Al principio no le gustaba y les decía todo el tiempo que cuándo lo iban a sacar de allí y llevarlo a su casa, pero en los últimos tiempos ha surgido una novedad: el señor se ha enamorado.

La agraciada es otra abuelilla con Alzheimer que lógicamente tampoco se entera de casi nada. Por lo visto la mujer apenas come pero él se sienta a su lado en el comedor y la anima. Y el caso es que, según las cuidadoras, lo ha conseguido. Puede que la señora no se entere muy bien de que tiene un pretendiente pero el caso es que ha empezado a comer bastante mejor.

Os podéis imaginar la sorpresa que se llevaron sus hijos el día que fueron a visitarlo y el señor les dijo: "tengo una amiga que me gusta". Desde entonces no deja de hablar de ella, en todas las visitas, sin que ellos le pregunten, más tarde o más temprano termina contándoles cosas de ella. Es su monotema. Además les ha dejado muy claro que no es una aventura sin importancia y que no busca en ella lo que buscaba cuando era joven, sino que es algo serio.

Cuentan las cuidadoras que son muy graciosos. A ella le gusta mucho ver la tele y aunque a él no le gusta, se sienta a su lado y mientras ella la mira él le coge la mano.

Mi amiga a veces lo pasa mal porque su padre confunde a la señora con su mujer muerta. Un día le dijo señalándola: "por qué no le has dado un beso a tu madre?". Pero bueno, las más de las veces sí sabe quién es.

Ahora se han peleado. En la última visita el señor dijo:

- Esta relación se ha terminado.

- Por qué, papá?

- Por incumplimiento.

- Qué incumplimiento, papá?

- Incumplimiento.

Y ya no dio más explicaciones.

Es difícil imaginar qué clase de incumplimiento ha cometido la señora. Al parecer desde hace unos días no está allí porque la han ingresado en el hospital. Igual él no lo sabe y piensa que ella le ha fallado. Lo mismo da por sentado que tienen una cita todos los días y como ella últimamente no aparece cree que le ha dado plantón y está enfadado.

Sea lo que sea lo que se le pase por la cabeza es lo más bonito que he escuchado en mucho tiempo. Que a los 90 años y con la cabeza más pallá que pacá las personas sean capaces de enamorarse, de ilusionarse y de sufrir por amor es de ese tipo de cosas por las que una sigue creyendo en el ser humano. Que dentro de la nebulosa mental en la que viven los dos protagonistas de esta historia hayan ido a encontrarse en algún punto de semilucidez que haya hecho posible esa complicidad es casi un milagro de la vida.

Espero que cuando la señora vuelva del hospital el padre de mi amiga la perdone por el fatal "incumplimiento" y retomen la relación. Me partiría el corazón que se olvidara de ella y volviera a dejar de comer porque ya nadie la cuidara. Sería maravilloso que esa mujer siguiera comiendo hasta el último día de su vida y que su admirador le siguiera cogiendo la mano mientras ella mira la pantalla de la televisión.


miércoles, 22 de julio de 2015

Terapia de familia

- Mamaaaaaaaaaá, que éste me está pegandooooooooo! Y yo no le he hecho naaaaaaaaaaaaaa! Correeeeeeeee!

- Mamáaaaaaaaaá, es mentiraaaaaaaa! Ha sido él, que me ha quitado el mandooooooooooo!

- Mamaaaaaaaaaaá, por Diossss, haz algo, que se van a mataaaaaaaaaaaaar!

- Guauuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu!

- Manolo, cállateeeeeeeeeee!

Hossssstia, ya estamos! Tengo que intervenir.

- Muy bien, todo el mundo aquí yaaaaaaaa!

- Mamaaaaaaá, mírame la espalda, me ha dejao to la mano señalá!

- Mamaaaaaaá, qué mentirosooooooooo! Pero si casi no le he tocaooooo!

- Bueno yaaaaaaaaaaa!

- Guauuuuu!

- Manolo, cállateeeeeeeeeee!

Un segundo de silencio.

- Ya está bien, vamos a hablar. Esto no puede seguir así. O aquí nos ponemos de acuerdo y conseguimos convivir como personas civilizadas o vamos a terminar saliendo en los periódicos.

Mi hija interviene.

- A ver si es verdad, porque esto es insoportable.

- Lo primero es un trato respetuoso de todos con todos. No quiero violencia verbal, y mucho menos física. Vamos a hablar normal como las personas normales. Vale?

- Vale, pero que yo no...

- Nada de peros. Vale?

Asentimiento general.

- Guauuuuuuuu!

- Cállate, Manolo!

- Muy bien. Como veo que hay un montón de quejas por todas las partes creo que deberíamos coger un papel y hacer cada uno un listado de las cosas que nos molestan de los otros para ponerlas en común e intentar modificar los comportamientos que dificulten la convivencia. Qué os parece?

- Mamá, déjate de papeles. Todo lo que sea escribir a estos dos semianalfabetos les viene largo. Mejor vamos a hablar.

Asentimiento general.

- Guauuuuuuuuuuu!

- Bueno, vale. Vamos a verbalizar nuestras quejas.

- Yo no puedo más. Tienen el baño asqueroso, el bidet lleno de ropa, se meten en mi cuarto y lo llenan de cosas, no lavan sus cacharros, no recogen su ropa...

- Vale, el desorden y la guarrería. Podemos empezar por ahí. Qué tenéis que decir?

- Mamá, es él. Yo tengo mis cosas recogidas, es él el que lo va dejando todo por ahí, y claro, yo lo hago igual porque pa qué voy a recoger yo si....

- Mentirosoooooooooo! Mamá, entra a nuestro cuarto. Yo lo tengo todo recogido y es su parte del armario la que está hecha una porquería. Y yo paso de recoger mi parte porque....

- Mentiraaaaaaaaa! Mamá, yo recojo todo lo mío pero cuando le toca a él pone sus cosas encima de las mías y no puedo...

- Eso es mentiraaaaaaa! Mamá, ven al cuarto y lo verás. Su parte está que no se puede ni mirar, es que da asco y...

- Eso, vamos al cuarto y lo vemos!

Suspiro profundamente.

- Yo no pienso entrar a vuestro cuarto. No quiero que me dé un infarto. Vamos a hablar aquí y punto.

Interviene mi hija con su sentido común habitual.

- Mamá, vamos al cuarto. Si la primera cosa que vamos a resolver no somos capaces de afrontarla apaga y vámonos.

- Es que yo sé que si entro al cuarto me voy a poner fatal y ya no voy a poder hablar ni nada.

- Mamá, vamos al cuarto y lo afrontamos todos juntos. Venga, sé valiente. Tú puedes.

- Ay, madre, no sé si seré capaz. Bueno, venga, vamos y que sea lo que Dios quiera.

- Guauuuuuuuuuuuuu!

- Manolo, cállateeeeeeeeeeee!

Vamos al cuarto. Yo con los ojos cerrados, poco a poco voy abriendo uno. Con mucho miedo.

Abren el armario. Cierro los ojos otra vez espantada. Vuelvo a entreabrir uno y vuelvo a cerrarlo rápido. El armario es indescriptible.

- Lo ves? Yo tengo todo en mis cajones pero él lo echa todo al voleo y ahí hay ropa de cuando iba a preescolar y todo.

- Mamá, es que yo no sé guardar la ropa en los cajones porque si necesitas sacar algo nunca lo encuentras.

- Pues todo el mundo guarda su ropa en los cajones y no le pasa nada. Se saca con cuidado lo que hace falta sin desordenar lo demás.

- Yo no quiero cajones. No me gustan los cajones.

- Vale, tú te quedas con los cajones de éste y él que guarde su ropa en los estantes. Y la ropa que te esté chica me la apartas para que la dé. No quiero ropa en el bidet ni encima de la mesa ni por el suelo ni tirada en la cama. Todo recogido y en su sitio. Venga, asunto resuelto. Salgamos de aquí, que todavía tenemos un montón de temas que tratar.

Salimos del cuarto y volvemos al salón. Por fin consigo respirar de nuevo.

Nos sentamos. Pero mentalmente echo cuentas y falta uno.

- Dónde está tu hermano?

- Ése pasa de todo, fijo que se ha metido en el ordenador.

Yo le doy un voto de confianza:

- Qué va, hombre. Seguro que se ha quedado en el cuarto, organizando y eso. Le habrá entrado un ataque de pundonor.

- Sí, sí sí, pundonor. Mamá, eres una ingenua. Ése está en el ordenador pasando de nosotros como de la mierda, te lo digo yo.

- Bueno, eso se averigua rápido. Ve a por él, a ver qué está haciendo.

Se levanta y va a buscar a su hermano.

Vuelve.

- Qué? Estaba en su cuarto, no?

- No.

- Se ha metido en el ordenador?

- No.

- Entonces?

- Está cagando.

Silencio.

- Guauuuuu!

- Manolo, cállateeeeeeeeee!

domingo, 12 de julio de 2015

Preysler - Vargas Llosa

Sí, qué pasa, un poquito de petardeo nunca está de más, y este blog está y siempre ha estado abierto a todo tipo de temas y personajes, sin discriminaciones y sin complejos de ninguna clase. Además que a mí siempre me ha resultado fascinante la figura de Isabel Preysler y ahora, con este nuevo episodio de su vida, mi fascinación no ha hecho sino renovarse y aumentar aún más si cabe. Qué coño, a ver si no va una ni a poder marujear en su propio blog!

En mi opinión, Preysler es un personaje completamente sugestivo, una mujer apasionante desde el punto de vista psicológico, una verdadera diosa del amor, una hembra nacida para amar y para ser amada. Y tan claro creo yo que lo tiene ella que estoy completamente convencida de que siempre ha tenido un plan B, un plan C, un plan D y todos los planes alternativos posibles para que en ningún caso, pasase lo que pasase, pudiera verse en una terrible situación de indeseado lapsus de desamor.

Es más, me apostaría la cabeza sin temor a perderla a que ahora mismo, recién empezado este nuevo romance con Vargas Llosa y siendo plenamente consciente de que, por la provecta edad de él, esta relación conlleva una no muy lejana fecha de caducidad, ella tiene perfectamente localizados a los posibles sustitutos de don Mario para cuando desgraciadamente lo pierda por las inexorables leyes de la vida.

Y si Preysler siempre me ha resultado un personaje tan sugerente como atractivo, esta última historia de amor con la que nos ha obsequiado a sus numerosos seguidores ya me parece el summum de la perfección estética. La vida de esta mujer es puro arte. Qué capacidad de reinvención, de adaptación, de supervivencia mediática!

Y qué decir de ese entrañable anciano, ese tierno escribidor (como él mismo se definió cuando nos contó aquellos inolvidables amores suyos con la tía Julia), esa mente privilegiada que, llegada a los postreros días de su vida, tira la casa por la ventana, se echa la manta a la cabeza y, tan solo unas cuantas horas después de haber celebrado sus bodas de oro matrimoniales, decide abandonarlo todo y entregarse plenamente al que con toda probabilidad será el último gran amor de su vida. Madre mía, pedazo de historia!

Como todos los que me leéis habitualmente sabéis, soy una auténtica forofa de los amores clandestinos. Personalmente hubiera preferido una historia de amor secreta, una gran pasión vivida en la intimidad, con sólo dos protagonistas entregados cual adolescentes a las intensas emociones que cada uno provoca en el otro. Me parece mucho más romántico, más literario, no sé. Incluso el propio Vargas Llosa podría haber contado esos amores prohibidos de su senectud en una última gran novela. Habría sido un hermoso broche final para su vida pero también para su carrera literaria. Y con el tiempo los estudiosos y analistas de su obra habrían insinuado que tal vez podría detectarse un cierto tinte autobiográfico en esa ficción póstuma, por supuesto sin mencionar jamás el nombre de la dama, todo bajo un nebuloso halo de misterio, como si fuera el último gran enigma en la vida de un gran escritor. No me digáis que no mola.

Pues sí, esto habría sido precioso, estéticamente impecable, pero con un personaje como Preysler, de todo punto imposible. Preysler puede vivir ciertamente un amor en la clandestinidad, pero por su propia idiosincrasia de femme fatale mediática, ese amor tarde o temprano tiene que salir a la luz y al papel cuché. Porque la vida de nuestra heroína si no es narrada con todo lujo de detalles por la prensa del corazón... simplemente no es vida. Es inconcebible una experiencia secreta en la historia de esta mujer, no tendría sentido, sería una incongruencia argumental imperdonable. Todo acontecimiento clandestino en su biografía está destinado a saltar a la luz pública en un momento u otro. Y no porque ella quiera sino porque la vida la ha hecho así; es su sino, es su condición... incluso es su condena.

Os cuento mi teoría largamente meditada y estudiada; así es cómo veo yo (ya sabéis, romántica incorregible) esta apasionante historia: en realidad Vargas Llosa siempre estuvo enamorado de Preysler, desde el mismo momento en que la vio. Ella es, a decir de todos los que la conocen, una mujer de un magnetismo impresionante, y eso no pudo pasar desapercibido para un hombre sensible a los encantos femeninos como siempre confesó ser don Mario (que, reconozcámoslo sin reparos, ha sido toda la vida bastante pendón).

Conocerla tuvo que ser un impacto brutal, pero ay, mísero de él, ay infelice... ella estaba felizmente casada y por desgracia era mujer de un solo hombre (consecutivamente hablando, por supuesto). Y qué hizo ante este difícil inconveniente nuestro entusiasta enamorado? Pues muy sencillo, ideó una ingeniosa estratagema de cortejo subliminal, digna de la mejor de sus ficciones literarias: se hizo amigo íntimo del marido de su amada como coartada perfecta para tenerla cerca y poder verla con la máxima frecuencia posible. Así, oculta su pasión detrás de esos aparentemente inofensivos encuentros de parejas afines, Mario simplemente era feliz manteniendo el contacto visual con Preysler y amándola en silencio. (Si al llegar a este punto no estáis llorando a moco tendido es que no tenéis ni sentimientos ni corazón)

No sabemos si en algún momento el secreto enamorado dio algún paso, si llegó a hacer alguna intentona de acercamiento erótico o si se atrevió a insinuarle alguna vez sus sentimientos. Tal vez un día con una copilla de más, o quizás ante una mirada de ella que le pareció cargada de significado, o simplemente en un arrebato de desesperación. Lo que sí podemos adivinar es que ella lo sabía. Una mujer de su condición siempre capta instintivamente a un admirador, porque es imprescindible intuirlo para proyectar esos planes B, C, D, etc. que constituyen su propia supervivencia como diosa del amor cuché. Así pues ella siempre lo supo, detectó inmediatamente los sentimientos que había despertado en él y le dedicó sus mejores sonrisas y sus miradas más elocuentes, aunque eso sí, siempre dejando muy claro con sus gestos y con su irreprochable comportamiento, que mientras fuera una mujer casada ese amor sería imposible. Qué gran historia, por diossss!!!

Se dieron cuenta en algún momento Boyer y Patricia (la señora de Vargas Llosa) de lo que sentía el escritor? Pues Boyer probablemente debía de estar acostumbrado a detectar a su alrededor la fascinación que Isabel despertaba entre los caballeros, por lo que no le llamaría demasiado la atención ver a su amigo Mario babear profusamente mientras miraba con embeleso a su bella esposa. Patricia puede que se sintiera más incómoda, con esa incomodidad que invade a casi todas las mujeres en presencia de una de esas señoras que ejercen tan inquietante magnetismo en los hombres (que me lo digan a mí, que tengo el mismo problema. Jejeje, que es coñaaaaaa), pero no creo que se oliera el peligro para su matrimonio, por la condición de Preysler de mujer casada y enamorada de su marido. No sé por qué a la mayoría de las mujeres les preocupa mucho más ser abandonadas por otra que el hecho de que sus maridos se queden con ellas para siempre pero secretamente enamorados de esa otra. Tal vez por eso yo siempre me he sentido mucho más identificada y cómoda en el papel de "la otra" porque me gusta mucho más que me amen en secreto a que vengan conmigo del brazo a comprar el pan.

El caso es que el palo, la sorpresa, el impacto, han tenido que ser la hostia para la cornamentada Patricia. Porque podemos dar por seguro que, exceptuando el funeral de Boyer al que probablemente acudió el matrimonio junto, los siguientes encuentros de Vargas Llosa y Preysler han tenido lugar sin conocimiento de la esposa del escritor. Con toda seguridad él, completamente envalentonado, sin apenas creer la suerte de que el marido de la dama hubiera muerto, inició sus maniobras de ataque y cortejo en cuanto pasó un tiempo prudencial tras la viudez de su amada. El tiempo justo para guardar las convenciones sociales pero para no dar ocasión a ningún otro pretendiente que pudiera estar en alguno de los planes B. C o D de Preysler de que se le pudiera adelantar y quitarle la ansiada presa. No se esperan 30 años para que de repente llegue un puto advenedizo y te pille la mano por to el morro (perdón por la ordinariez pero es que me he puesto por un momento en su lugar y me he exaltado).

Así pues, Mario actuó con rapidez y precaución, sin prisa pero sin pausa. Es incluso muy probable que tanto él como otros posibles pretendientes ya hubieran empezado a maniobrar durante la larga enfermedad del difunto Boyer. Con disimulo, con aparente preocupación por la salud del enfermo, pero siempre dejando caer su rendida admiración y su veneración por la hermosa filipina.

En fin, que estas cosas puedan pasar en plena senectud es algo que me conmueve enormemente. Yo, que como sabéis soy una gran admiradora de la revista Pronto y muy particularmente de una de sus secciones más emblemáticas, "El amor no tiene edad", en la que los lectores cuentan apasionantes experiencias de amores tardíos, me rindo incondicionalmente ante el romance Vargas Llosa-Preysler. Y aunque ya he confesado que me habría encantado un amor clandestino en forma de pasión prohibida en el umbral de la muerte, reconozco que de haber sido así no hubiera podido gozar de este gran momento como espectadora, porque nunca me habría enterado. Así que demos por bueno el desarrollo de la historia y congratulémonos de que finalmente haya salido a la luz para goce y satisfacción de los forofos de las grandes historias de amor.

Lo siento por Patricia, que se ha tenido que llevar un chasco impresionante, pobre. Supongo que ninguna mujer se espera que, después de superar las bodas de oro matrimoniales, lo que presupone una larga vida en común de complicidad, compañerismo y grata convivencia, ya libre de avatares hormonales y pasionales, a su marido octogenario le entre un volunto amoroso y la abandone por otra señora. Esta mujer tiene que estar pasando indudablemente momentos muy amargos, pero... qué quieres, Patricia? Las grandes pasiones son así. Para mí mucho peor sería saber, intuir, sospechar... que mi marido se ha pasado toda la vida enamorado de otra persona, esperando esa oportunidad que al final le ha sido concedida ya casi in extremis. Lo del abandono en última instancia, piénsalo bien, Patricia, es pecata minuta. Yo es por animarte y eso.

Sin embargo para una espectadora neutral pero empedernidamente romántica como yo esa parte es precisamente lo más sugestivo: ese amor oculto durante años, un sentimiento unidireccional, apenas sin esperanzas, probablemente condenado a esos cien años de soledad que tan bien supo relatar el gran enemigo de don Mario, don Gabriel García Márquez. Me siento conmovida por ese escritor enamorado que ve pasar los años y sólo aspira a poder estar de vez en cuando cerca de su amada, en esas reuniones de pareja que tan ansiadas debían de ser por él. Ese hombre que un día ve algo de luz al final del túnel cuando al marido de ella y amigo de él le da un ictus de repente.

"Ay, Dios, habrá una oportunidad para mí?"

Imaginad sus nervios, su impaciencia casi adolescente, su sinvivir... incluso sus oraciones íntimas:

"Señor, por favor, haz que se muera antes de que yo ya esté completamente gagá y ninguna Viagra en el mundo consiga levantar el cetro de mi pasión por esta mujer."

El Señor te ha oído, Mario, y ella finalmente es tuya. Y el Hola lo inmortalizará narrándolo en vivo y en directo para que nosotros, vuestros fans, los de uno y los de otra y los de ambos conjuntamente, gocemos y nos regocijemos admirando los documentos gráficos que serán la prueba palpable a todo color de ese gran amor. Cuántos momentos memorables nos quedarán aún por presenciar!

Gracias, Mario. Gracias, Isabel. Gracias, Hola. Efectivamente, como muy sabiamente afirma mi admirado Pronto "El amor no tiene edad".

Ni yo jartura para el petardeo.

lunes, 6 de julio de 2015

OXI

 A pesar del miedo.

A pesar del corralito.

A pesar de los chantajes.

A pesar de las amenazas.

A pesar de las encuestas claramente manipuladas.

A pesar de tener a todos los grandes grupos de comunicación en contra.

A pesar de que han intentado ocultarles el informe del FMI en el que se afirmaba contundentemente que era inevitable una reestructuración de la deuda.

A pesar de todo eso y de mucho más…

Los griegos han dicho OXI.

No, no han dicho OXI. Han dicho OXIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!

Un OXI alto y claro. Un OXI con dos cojones.

Y con ello han dicho “Queremos ser europeos pero no a costa de todo, sobre todo no a costa de nuestra dignidad”.

Y a pesar de que llevan meses intentando convencernos desde todos los medios, desde toda la prensa, desde los organismos europeos, desde todas partes, de que los griegos son unos vagos, unos caraduras y unos vividores que nos quieren quitar nuestro dinero y no devolvérnoslo, yo digo:

GRIEGOS, OLE VUESTROS HUEVOS Y OLE VUESTROS COÑOS!

Porque si les hemos prestado miles de millones a los bancos y ya sabemos que nunca nos lo van a devolver, por qué coño tenemos que exigirle que nos lo devuelva a un pueblo hecho polvo, pobre, acorralado y acosado por los acreedores?

Si los bancos alemanes y los bancos españoles y los bancos europeos nunca nos van a devolver lo que nos deben, que es muchíiiiiisimo más que Grecia… a qué viene tanto interés en reclamarle hasta el último céntimo a los griegos, que además es evidente que no pueden pagarlo de ninguna de las maneras?

Queridos griegos, no sé lo que a partir de ahora va a pasar con vosotros, aunque a buen seguro los poderes fácticos europeos intentarán hacéroslo pagar para que no os vayáis de rositas después de ese OXI alto y claro. Pero a mí, a mí personalmente, me habéis devuelto la fe en la humanidad, en la dignidad de los pueblos y en la libertad por encima del miedo y los chantajes.

Gracias por vuestra valentía y por la lección que nos habéis dado a todos. Y que sepáis que en Europa somos muchos los que estamos con vosotros y los que anoche estuvimos en la plaza Syntagma celebrando vuestro OXI.

miércoles, 24 de junio de 2015

La puerta

- Mamáaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

- Queeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee?????

- Mamaaaaaaaaaaaaaaaá, ven que me he quedao encerráaaaaaaaaa!

- Dónde estáaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaassss?

- Aquíiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!

- En el bañoooooooooooooooooooooooooooooo??????

- Noooooooo, en mi cuartoooooooooooooooooooooooooooooo!!!!!!

- Voyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyyy!

Y voy.

- A ver, qué pasa?

- Que no puedo abrir la puerta. Mira a ver si tú puedes desde fuera.

- Aquí no hay picaporte.

- Pos dale con el culo.

- Dale tú por tu lado.

- Ya le he dado y nada.

- Vale, le doy, apártate.

Se aparta; allá voy: Aaaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhh!

Nada.

Ni un centímetro.

- Pos no, no cede.

- Mamá, dale más fuerte.

- Cómo que más fuerte? Quieres que me deje aquí la cadera? Voy a llamar a tu hermano, a ver si él puede. Luiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiis!

- Quéeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee?????

- Que vengaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaassssss!!!!!

- Pa quéeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee?????

- Que tu hermana se ha quedao encerraaaaaaaaaaaaaaaá!!!!!

A todo esto es la una de la madrugada. Luis hace chas y aparece a mi lado.

- Qué pasa?

- Que eches la puerta abajo.

- Mamá, estás loca, que va a hacer mucho ruído.

- Ya, pero es que no se va a quedar toda la noche ahí encerrada, no?

- Bueno, voy. Juliaaaaaa, apartaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

- Noooooooo, esperaaaaa. Y si llamamos al vecino?

- Mamá, que no son horas.

- El de arriba tiene niños chicos, ésos casi no duermen.

- Yo no voy a ir a llamarlo, si quieres ve tú.

- Luis, hombre, que es por tu hermana.

- Ni hermana ni leches, si quieres ve tú.

- Vale, pos venga, echa la puerta abajo.

Hace carrerilla y se estrella contra la puerta. Nada, cruje un poco pero se queda tal cual.

- Mamaaaaaaaá, se ha caído media pared (Julia desde dentro)

- Hossstia, a que nos cargamos la casa?  Espera, no te pongas nerviosa que te vamos a sacar de ahí. Voy a mear a ver si se me ocurre algo mientras meo.

Voy a mear pero no se me ocurre nada.

-  Mira, yo voy a llamar a algún vecino. Alguien habrá despierto.

- No, mamá, por Diosssss, qué vergüenza.

- Y qué hacemos? Esta niña no va a estar ahí toda la noche. Juliaaaaaaa, tú tranquila, que te vamos a sacar.

- Pos tú dirás, mamá.

- Mira, aunque se caiga la casa abajo... hay que tirar la puerta... Luis, procede.

Y Luis procede.

- Juliaaaaaaaaaa, apartaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

- Valeeeeeeeee, vengaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!

Luis coge carrerilla.

- Venga, dale fuerrrrrrte. Juliaaaaaaa, quítateeeeeeeee que vaaaaaaaaaaaaa!

Arremete contra la puerta, y...

Crassshhhhhhhhhhhhhh!

La puerta en su sitio, el marco incorrupto, pero...

HA CAÍDO EL PANEL DEL MEDIO!

Joder, no tenía ni idea de que las puertas tienen varias partes que están pegadas entre sí y que si empujas una parte salta ésa pero no las demás. Eso nunca pasa en las películas; en las películas salta la puerta entera.

El espectáculo es dantesco. Julia tiene colgados todos sus pañuelos, bufandas y fulares tras la puerta, pero al haber quedado abierta la parte central e indemne lo demás, la única forma de asomarse a uno u otro lado es apartando trapos.

Julia asoma la cabeza desde detrás de un fular negro.

- Mamiiiiiiiii!!!!!

- Cariño, te dije que te sacaríamos de ahí.

Las dos nos abrazamos entre bufandas y miramos a nuestro alrededor. Los restos de pared caídos, el marco intacto, todos sus complementos colgados haciendo de cortina, y...

JUAAAASSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS!!!!!

- Hosssstia, cómo mola! Le voy a hacer una foto. No sé si te das cuenta en este trágico momento pero desde el punto de vista decorativo esto es un gran hallazgo.

- Pos la verdad es que sí, ma. Queda guay.

- No creo que nadie haya inventado algo así. Lo más parecido son las cortinas de rulillos que había antes en las tiendas.

- Lo malo es que si me levanto por la noche y no me acuerdo de que tengo que salir por el hueco me puedo hostiar.

- No, porque antes tropezarás con las bufandas. Yo diría que estamos creando moda, descubriendo mundos nuevos; poco más o menos así fue como Newton descubrió la gravedad.

- Pero esto habrá que arreglarlo, no?

- De momento está bien así, queda original. Y tu intimidad queda a salvo con los fulares. Si quieres puedes colgar también un pareo.

- Mamá, te das cuenta de que se nos está cayendo la casa a pedazos?

- Sí, pero bueeeeeno... ya lo arreglaremos cuando cobre la productividad.

- Pero si te queda un año.

- De aquí a un año vete tú a saber, lo mismo me toca la lotería.

- Pero si nunca echas.

- Ya pero yo estoy confiá. No seas descreída, ten fe.

- Pos vale.

- Pos sí.

- Buenas noches, ma.

- Buenas noches, Ju. Te ha quedado la puerta muy chula.

- A que sí? Lo podríamos patentar.

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sábado, 20 de junio de 2015

Rutero marchoso

Joder, acabo de descubrir que tengo en mi blog de cine un seguidor que se llama "Rutero marchoso". Madre mía, me he puesto nerviosa y todo cuando lo he visto.

No me gustaría por nada del mundo que se enterara de que estoy hablando en este otro blog de él, no sea que lo espante, que los seguidores son muy volubles y lo mismo el muchacho quería pasar desapercibido y se me fuga pa otros lares por esta indiscreción mía. Pero es que me he impresionado muchísimo. Ahora mismo se podría decir que estoy en estado de shock.

Por curiosidad me he metido en su perfil y resulta que tiene un blog que se llama "La marcha del camionero". Qué fuerrrrrrte, un camionero auténtico en mi blog! Nunca en mi vida me pude pensar que de toda la gente que me sigue (que sabéis que sois millares) podría haber un camionero.

Dicho sea de paso me preocupa un poco, porque espero que no siga mi blog mientras conduce. No quisiera ser responsable última de algún accidente inesperado que pudiera tener "Rutero marchoso" mientras lee algunos de mis jugosos posts sobre cine.

"Rutero marchoso" ha conseguido motivarme intelectualmente como pocas personas lo han hecho jamás. Qué me sugiere su apodo? Uffff, un fornido camionero probablemente. Aunque no sabemos hasta qué punto puede ser fornido. Espero que no demasiado, no al menos hasta lo mórbido. No quisiera que su probable corpulencia llegue al punto de poner en peligro su salud.

Pero... y si "Rutero marchoso" fuera un tirillas? Por qué no? Es muy probable que existan camioneros delgados, aunque supongo que para cargar y descargar sus camiones tendrían que recurrir a algún tipo de ayuda suplementaria. Tal vez tengan un auxiliar. Igual que existen auxiliares de vuelo puede ser que haya auxiliares de camión. No sé, la verdad es que no estoy muy familiarizada con este sector; tal vez por eso estoy tan impresionada con este nuevo seguidor.

Yo a "Rutero marchoso" de todas formas me lo imagino grande, tal vez porque lo identifico con el tamaño de su camión. Aunque oye, también podría ser una camionetilla de nada, que hoy en día todo el mundo fanfarronea mucho de todo.

La verdad es que tiene puesta una foto en su perfil pero sinceramente no consigo ver nada. Igual es su camión. O igual es una foto de su señora y sus niños. He intentado arrugar los ojos al máximo para centrar la visión pero sigo sin captar lo esencial. Veo los colores muy bien pero las formas nada.

Puede que este post os parezca un poco gilipollas, pero es que tengo poca costumbre de comprobar si sube o baja mi número de seguidores, y hoy de repente, no sé por qué, he visto que en mi blog de cine los fans han aumentado en un porcentaje considerable (teniendo en cuenta que el mes pasado tenía 14 y hoy 16), y ya la impresión ha sido brutal cuando he visto el nombre de mi primer seguidor.

No quisiera que pensárais que soy una pervertida ni nada de eso por el hecho de que haya entrado en estado de shock por tener un visitante camionero... Es muy probable que esté un tanto mediatizada por la visión llena de tópicos que existe sobre esta profesión (Que conste que con la mía pasa igual; hay hasta estudios que reflejan la imagen en el cine y la literatura de las bibliotecarias, y os puedo asegurar que es francamente deplorable: superfeas, solteronas, con moño... y sobre todo, ajenas por completo al mundo de la moda. Y de los complementos ni hablemos. Con unos zapatos que sólo pueden ser calificados como HORRIPILANTES!!!!!! Es verdaderamente humillante para una profesional del gremio con auténtica pasión por el mundo de la moda y lectora habitual del Pronto).

Bueno, a lo que iba, que me he vuelto a ir por los cerros de Úbeda. Estábamos con "Rutero marchoso" (que por cierto me recuerda muchísimo a "Lindo pulgoso" por el nombre). No sé, que estoy emocionada, que es la primera vez que entro en contacto intelectual con un profesional de la carretera (otro tipo de contactos no sé si habré tenido, sin saberlo), y sólo quería deciros que me hace muchísima ilusión.

En realidad yo siempre me he sentido superidentificada con la canción esa de "Yo para ser feliz quiero un camión".  Puede que sea porque nunca lo tuve. Ni siquiera los Reyes Magos me llegaron a traer nunca una bici. En fin, no quiero aprovechar este post para ahondar en mis traumas infantiles.

Ps. Hosssstia, muerta de curiosidad me acabo de meter en el blog de "Rutero marchoso" y sale en la portada un tío supercachas echándose tremenda paja!!!! Lavirrrrgen, será él????