Bajo cargada con un montón de basura, el paraguas, la perra pegándome tirones con la correa.... Llego a los contenedores. Tiro primero al de orgánica una caja de cartón con restos de un tronquito navideño de chocolate y a continuación la bolsa correspondiente, que pesa un huevo. En esto que de la bolsa de papel en la que llevo los vidrios se me cae al suelo un bote y se rompe en pedazos. Estrés máximo, me quedan aún dos botellines de cerveza. Los tiro al contenedor de vidrio y busco el de papel para echar la bolsa, y entonces me doy cuenta de que está en la otra punta. Hossstia, maldición, he tirado por error los dos botellines al de envases e inertes, me cago en to mi nación!!!!!!!!
Y empieza mi ataque de ecoansiedad.
Me cago en to, he tirado dos botellines nada menos, dooooooos, al contenedor de plásticos. Estoy a punto de hiperventilar sólo de pensar en el tremendo daño que he hecho al medio ambiente. El tremendo daño que he hecho a la humanidad en general. Dios mío, si me viera Greta Thunberg!!
Miro a la Bimba con resentimiento. Hijaputa, ha sido por tu culpa, que estás como una puta cabra, venga a pegarme tirones con la correa. Normal que se me haya caído el bote de vidrio y me haya puesto nerviosa y ya no viera dónde tiraba los botellines. Ten perra pa esto! Venga a tragarme programas del "Encantador de perros" y luego me lleva la mía por la calle como puta por rastrojo.
Por un momento tengo que resistirme a la tentación de meterme dentro del contenedor a recuperar las botellas para tirarlas al sitio adecuado. Rechazo la idea porque mi asco a lo que pueda haber ahí dentro supera en medio punto a mi conciencia ecológica.
Me alejo consternada de la escena del crimen. Voy todo el camino rumiando mientras se me representan mentalmente esas dos botellas intrusas mezcladas con todos los envases de plástico. Casi puedo visualizar a los trabajadores de reciclaje cuando vacíen el contenedor y vean las dos putas botellas. Imagino sus miradas reprobadoras, sus miradas de "quién habrá sido el hijoputa que ha tirado esto al contenedor de plásticos?"
Por qué, señor, por qué? Por qué no tuve un poco más de cuidado, por qué no me fijé mejor en el contenedor? Qué trabajo me costaba asegurarme antes de sacar las botellas de la bolsa y arrojarlas alegremente? En qué fatídico momento se me cayó el bote de cristal al suelo y se hizo añicos y ya todo se precipitó? Cómo pude haberlo evitado? Se me viene a la cabeza la famosa sección del Pronto "¿Qué hubiera sido de mi vida si...?" Si no hubiera bajado con la puta caja del tronco de chocolate debajo del brazo intentando mantenerla cerrada para no mancharme! Si no me hubiera traído el paraguas; total, si casi no llovía! Si hubiera sujetado mejor la bolsa de papel y no se hubiera caído el puto bote!
Hay momentos en la vida totalmente decisivos, instantes en los que un determinado gesto puede desencadenar una tragedia. El famoso aleteo de una mariposa en un lugar del mundo que provoca un tsunami en las antípodas. Intento encontrar ese factor desencadenante de lo sucedido. Qué pasó? Dónde me equivoqué?
Mi paseo diario para que la Bimba haga sus cosas se convierte así en un tortuoso acto de contrición. 20 minutos de machaque mental, de dolor por mi pecado ecológico, de profundo arrepentimiento, de penitencia. Encima la perra se resiste a cagar. Hijaputa, sólo faltaba que te hubiera traído para nada! Con la que has liado!
Por fin la veo pararse, pegar sus cuatro vueltas de rigor y agacharse para evacuar. Cojo un klinex, recojo cuidadosamente los zurullos y me acerco a otros contenedores. Procuro fijarme muy bien antes de arrojar el fruto de su vientre, no sea que me vuelva a equivocar, lo tire donde no es y ya sí que no conseguiré pegar ojo en toda la noche. Respiro aliviada cuando compruebo que efectivamente la caca de mi perra ha ido a parar al contenedor orgánico, junto con un montón más de porquerías por el estilo. Donde debe estar. No como las dos putas botellas.
No, Inma, déjalo ya, deja de torturarte, sólo han sido dos botellines. Y ni siquiera eran tercios; eran quintos, eran pequeñitos. Cuánto vidrio puede haber ahí? Tanto mal no ha podido hacer al medio ambiente. Sólo espero, ay Dioooooos, que los operarios no se corten al no esperarse tan peligroso material en ese contenedor amarillo, aparentemente lleno de envases inofensivos.
Después de mucho meditar, decido perdonarme a mí misma. Mi propósito de enmienda es sincero. Lo siento mucho, no volverá a ocurrir. No volveré a cometer un error tan garrafal. Miraré cuidadosamente cada contenedor antes de dejar caer en su interior mi basura. Lo prometo, Sadeco, palabrita.
Respiro hondo. El ataque de ecoansiedad ha remitido.
Vamos a casa, Bimba.
viernes, 24 de enero de 2020
viernes, 17 de enero de 2020
El pin parental
Sabéis esas cosas sobre las que no se tiene opinión definida o incluso se pueden tener opiniones contrapuestas? Bueno, pues eso me pasa a mí con el tema del pin parental.
Para quien no sepa de qué hablo... se trata de una propuesta de Vox para permitir a los padres vetar que sus hijos participen en actividades en los centros que vayan en contra de sus valores "morales o religiosos".
Ya, ya sé que oído así de sopetón la opinión es clara, sobre todo viniendo de quien viene. Tú oyes lo del "pin parental" seguido de Vox y automáticamente piensas "vade retro, Satanás"
Pero luego vienen los matices, los claroscuros. Porque... y si fuera al revés? Y si los que estuvieran gobernando fueran los de Vox y ellos propusieran talleres en las escuelas sobre, pongamos, el aborto o la eutanasia? Talleres en los que se identificara el aborto con el asesinato de niños, por ejemplo. Me gustaría a mí que mis hijos asistieran a ese tipo de cursos? No pondría el grito en el cielo yo también?
Habrá quien diga: ya, pero es que esto es distinto, de lo que se trata es de educar en valores. Y yo siempre he sido partidaria de una educación cívica, aquella asignatura que tanta polémica tuvo en su día, Ciudadanía. Creo que es fundamental en la sociedad que desde la escuela se enseñen a los niños los principios básicos de la convivencia. Pero en una sociedad tan polarizada como la actual y con tanto radicalismo por todas las partes, dónde terminan los valores y dónde empieza el dogmatismo?
Por ejemplo, el tema del lenguaje inclusivo, es educación en valores o es dogmatismo? Emitir a los niños el mensaje de que si no desdoblas constantemente el lenguaje eres un machista o estás hablando incorrectamente qué es exactamente? Porque ése es un valor que yo no comparto, y además va en contra de las más elementales normas dictadas por el organismo oficial encargado de la lengua española, la RAE. Y si no quiero que a mis hijos se les mande ese mensaje, a mi modo de entender erróneo?
Otro de los temas más espinosos: la sexualidad. Es admisible para mí que alguien diga que la homosexualidad o la transexualidad son una aberración? En absoluto. Pero es que tampoco admito que alguien diga que la heterosexualidad es una forma poco sana de vivir la sexualidad, como afirma sin el menor empacho la nueva directora del Instituto de la Mujer, Beatriz Gimeno. Es que no admito que alguien me dicte cuál es la sexualidad correcta o más adecuada. Es que no admito que nadie se meta en mi cama ni quiero que se meta en la de mis hijos. Dejarán alguna vez los políticos de todo pelaje de intentar colarse en nuestros dormitorios?? No me gustaría entonces poder recurrir a algo parecido a ese pin parental para negarme a ningún tipo de adoctrinamiento en materia sexual? En fin, que es más complicado de lo que a simple vista parece.
Esto de analizar los variados matices de un tema complejo y no terminar de posicionarme a favor o en contra me sitúa en un "virtuoso" término medio que en estos tiempos de radicalización poca gente sabrá valorar probablemente. El otro día un tipo en Twitter me decía que yo era fijo un troll porque si no no se explicaba que con los años que llevo en la red sólo tenga 144 seguidores. Pues sí, amigo, se explica justamente por esto, porque en mi virtuoso término medio a veces despierto la adhesión incondicional de un lado, que sin embargo huye despavorido en cuanto toco algún otro tema en el que ya no estamos tan de acuerdo. Por eso hay voxeros que me hacen la ola cuando despotrico del radfem, que se convierten en mis fans más apasionados y me aplauden con fervor... los mismos que cuando toco el tema del aborto o la eutanasia dejan de seguirme de inmediato, no sin antes ponerme a parir. Y a la viceversa igual. Podemitas que quieren casarse conmigo cuando defiendo como una loba el derecho a una muerte digna o las renovables o la diversidad sexual o la república y que me lapidan indignados en cuanto pongo en tela de juicio la sacrosanta doctrina de género.
Pensándolo bien, lo que es un milagro es que todavía tenga 144 seguidores que no han salido corriendo o que haya alguien que aún siga leyendo este blog.
Para quien no sepa de qué hablo... se trata de una propuesta de Vox para permitir a los padres vetar que sus hijos participen en actividades en los centros que vayan en contra de sus valores "morales o religiosos".
Ya, ya sé que oído así de sopetón la opinión es clara, sobre todo viniendo de quien viene. Tú oyes lo del "pin parental" seguido de Vox y automáticamente piensas "vade retro, Satanás"
Pero luego vienen los matices, los claroscuros. Porque... y si fuera al revés? Y si los que estuvieran gobernando fueran los de Vox y ellos propusieran talleres en las escuelas sobre, pongamos, el aborto o la eutanasia? Talleres en los que se identificara el aborto con el asesinato de niños, por ejemplo. Me gustaría a mí que mis hijos asistieran a ese tipo de cursos? No pondría el grito en el cielo yo también?
Habrá quien diga: ya, pero es que esto es distinto, de lo que se trata es de educar en valores. Y yo siempre he sido partidaria de una educación cívica, aquella asignatura que tanta polémica tuvo en su día, Ciudadanía. Creo que es fundamental en la sociedad que desde la escuela se enseñen a los niños los principios básicos de la convivencia. Pero en una sociedad tan polarizada como la actual y con tanto radicalismo por todas las partes, dónde terminan los valores y dónde empieza el dogmatismo?
Por ejemplo, el tema del lenguaje inclusivo, es educación en valores o es dogmatismo? Emitir a los niños el mensaje de que si no desdoblas constantemente el lenguaje eres un machista o estás hablando incorrectamente qué es exactamente? Porque ése es un valor que yo no comparto, y además va en contra de las más elementales normas dictadas por el organismo oficial encargado de la lengua española, la RAE. Y si no quiero que a mis hijos se les mande ese mensaje, a mi modo de entender erróneo?
Otro de los temas más espinosos: la sexualidad. Es admisible para mí que alguien diga que la homosexualidad o la transexualidad son una aberración? En absoluto. Pero es que tampoco admito que alguien diga que la heterosexualidad es una forma poco sana de vivir la sexualidad, como afirma sin el menor empacho la nueva directora del Instituto de la Mujer, Beatriz Gimeno. Es que no admito que alguien me dicte cuál es la sexualidad correcta o más adecuada. Es que no admito que nadie se meta en mi cama ni quiero que se meta en la de mis hijos. Dejarán alguna vez los políticos de todo pelaje de intentar colarse en nuestros dormitorios?? No me gustaría entonces poder recurrir a algo parecido a ese pin parental para negarme a ningún tipo de adoctrinamiento en materia sexual? En fin, que es más complicado de lo que a simple vista parece.
Esto de analizar los variados matices de un tema complejo y no terminar de posicionarme a favor o en contra me sitúa en un "virtuoso" término medio que en estos tiempos de radicalización poca gente sabrá valorar probablemente. El otro día un tipo en Twitter me decía que yo era fijo un troll porque si no no se explicaba que con los años que llevo en la red sólo tenga 144 seguidores. Pues sí, amigo, se explica justamente por esto, porque en mi virtuoso término medio a veces despierto la adhesión incondicional de un lado, que sin embargo huye despavorido en cuanto toco algún otro tema en el que ya no estamos tan de acuerdo. Por eso hay voxeros que me hacen la ola cuando despotrico del radfem, que se convierten en mis fans más apasionados y me aplauden con fervor... los mismos que cuando toco el tema del aborto o la eutanasia dejan de seguirme de inmediato, no sin antes ponerme a parir. Y a la viceversa igual. Podemitas que quieren casarse conmigo cuando defiendo como una loba el derecho a una muerte digna o las renovables o la diversidad sexual o la república y que me lapidan indignados en cuanto pongo en tela de juicio la sacrosanta doctrina de género.
Pensándolo bien, lo que es un milagro es que todavía tenga 144 seguidores que no han salido corriendo o que haya alguien que aún siga leyendo este blog.
jueves, 16 de enero de 2020
Pensiones y progreso
La única medida que ha tomado el flamante nuevo Consejo de Ministros en su sesión inaugural ha sido la subida de las pensiones un 0'9 %, en relación a la subida del IPC.
Nada que objetar. Era una reclamación del colectivo de pensionistas y además un compromiso electoral del PSOE, así que no se le puede reprochar nada desde el punto de vista político.
Lo que yo quiero es hacer una reflexión sobre la idoneidad de la medida desde el punto de vista económico y social. Ahí va mi cuestionamiento: de verdad la subida de todas las pensiones en un 0'9 % es una medida progresista y justa? Es decir, subirle en igual proporción la pensión a una señora que cobra 2.000 euros y a otra que cobra 600 no es en la práctica aumentar la brecha social entre una y otra?
Ya he dicho en otras ocasiones que soy bastante escéptica sobre la sostenibilidad del sistema de pensiones tal y como está concebido actualmente. No digo que no pueda haber pensiones en el futuro; digo que muy probablemente serán de mucha menor cuantía que las actuales y que tendrán que ser financiadas de otra forma, por una simple cuestión demográfica. Pero bueno, éste es un melón que ningún partido se atreve a abrir. Sólo un Pacto de Estado entre todas las fuerzas políticas en el que se estableciera el no uso de las pensiones como arma arrojadiza haría posible que se llegara a acuerdos realistas al respecto.
Como de momento, con el actual panorama frentista, esto no se ve muy probable a corto o medio plazo, los políticos se limitan a tomar este tipo de decisiones de limitado alcance. Este año, señores pensionistas, les vamos a subir sus pensiones conforme al IPC; el que viene ya veremos.
Pues bien, personalmente esta medida me parece totalmente contraria a la línea ideológica que se le supone a este Gobierno "de izquierdas". Aumentar la diferencia entre las pensiones más altas y las menores no es precisamente la idea que yo tengo de "progresismo".
Ya sé que las personas que cobran pensiones altas han cotizado a lo largo de su vida laboral en mucha mayor cuantía que las que cobran pensiones bajas, muchas de las cuales ni siquiera han cotizado, pues se trata de pensiones no contributivas. Por lo tanto las enormes diferencias entre unas y otras tienen una explicación lógica. Pero desde una ideología progresista a mi modo de ver es inadmisible que esa distancia, en lugar de irse acortando en la búsqueda de una cantidad digna para todas las pensiones, vaya en aumento con estas subidas porcentuales de trazo grueso.
Y quien dice subidas porcentuales dice otro tipo de beneficios asociados a la condición de pensionista. Privilegios tales como la gratuidad de los medicamentos o los bonos especiales para transportes. Creo que con las tecnologías actuales es posible establecer cálculos personalizados de las necesidades de cada individuo para ajustar esos beneficios a la situación económica real. No entiendo la razón por la que una persona que cobra una pensión de más de 2.000 euros tiene la posibilidad de acceder gratis a los medicamentos a causa de su edad, mientras que otra más joven que cobra un salario de 1.000 o menos aún por un contrato a tiempo parcial se los tiene que costear de su bolsillo.
Hace poco estuve escuchando al sociólogo Ignacio Varela, recién llegado a la condición de pensionista, que opinaba sobre este asunto. Decía que en conciencia él no podía hacer uso de esos privilegios por haber cumplido la edad reglamentaria, ya que consideraba que era una persona con los medios suficientes para financiarse sus tratamientos médicos o sus medios de transporte. Que pensaba que ese dinero que el erario público se ahorraba con él debía utilizarse para ayudar a personas que realmente lo necesitaran. Me parece una actitud verdaderamente progresista, además de generosa. Obviamente si hiciera uso de esos beneficios tendría una mayor capacidad de ahorro pero entiende que hay muchas otras personas que precisarían esas ayudas más que él para vivir dignamente, por lo que gustosamente renuncia a ellas.
Su postura me parece elogiable pero no creo que sea el individuo a título particular el que tiene que tomar este tipo de decisiones en función de su mayor o menor conciencia social, sino que para eso están los políticos, para distribuir justamente la riqueza mediante un reparto equitativo de los recursos.
Por ello sería de esperar que este nuevo Gobierno, supuestamente progresista, se planteara tomar medidas realmente tendentes a conseguir ese fin de justicia social en lugar de recurrir al socorrido método de satisfacer las reivindicaciones de los pensionistas o de otros colectivos para tenerlos contentos y calladitos, sin tener en cuenta si sus peticiones realmente se corresponden o no con esos fines.
Nada que objetar. Era una reclamación del colectivo de pensionistas y además un compromiso electoral del PSOE, así que no se le puede reprochar nada desde el punto de vista político.
Lo que yo quiero es hacer una reflexión sobre la idoneidad de la medida desde el punto de vista económico y social. Ahí va mi cuestionamiento: de verdad la subida de todas las pensiones en un 0'9 % es una medida progresista y justa? Es decir, subirle en igual proporción la pensión a una señora que cobra 2.000 euros y a otra que cobra 600 no es en la práctica aumentar la brecha social entre una y otra?
Ya he dicho en otras ocasiones que soy bastante escéptica sobre la sostenibilidad del sistema de pensiones tal y como está concebido actualmente. No digo que no pueda haber pensiones en el futuro; digo que muy probablemente serán de mucha menor cuantía que las actuales y que tendrán que ser financiadas de otra forma, por una simple cuestión demográfica. Pero bueno, éste es un melón que ningún partido se atreve a abrir. Sólo un Pacto de Estado entre todas las fuerzas políticas en el que se estableciera el no uso de las pensiones como arma arrojadiza haría posible que se llegara a acuerdos realistas al respecto.
Como de momento, con el actual panorama frentista, esto no se ve muy probable a corto o medio plazo, los políticos se limitan a tomar este tipo de decisiones de limitado alcance. Este año, señores pensionistas, les vamos a subir sus pensiones conforme al IPC; el que viene ya veremos.
Pues bien, personalmente esta medida me parece totalmente contraria a la línea ideológica que se le supone a este Gobierno "de izquierdas". Aumentar la diferencia entre las pensiones más altas y las menores no es precisamente la idea que yo tengo de "progresismo".
Ya sé que las personas que cobran pensiones altas han cotizado a lo largo de su vida laboral en mucha mayor cuantía que las que cobran pensiones bajas, muchas de las cuales ni siquiera han cotizado, pues se trata de pensiones no contributivas. Por lo tanto las enormes diferencias entre unas y otras tienen una explicación lógica. Pero desde una ideología progresista a mi modo de ver es inadmisible que esa distancia, en lugar de irse acortando en la búsqueda de una cantidad digna para todas las pensiones, vaya en aumento con estas subidas porcentuales de trazo grueso.
Y quien dice subidas porcentuales dice otro tipo de beneficios asociados a la condición de pensionista. Privilegios tales como la gratuidad de los medicamentos o los bonos especiales para transportes. Creo que con las tecnologías actuales es posible establecer cálculos personalizados de las necesidades de cada individuo para ajustar esos beneficios a la situación económica real. No entiendo la razón por la que una persona que cobra una pensión de más de 2.000 euros tiene la posibilidad de acceder gratis a los medicamentos a causa de su edad, mientras que otra más joven que cobra un salario de 1.000 o menos aún por un contrato a tiempo parcial se los tiene que costear de su bolsillo.
Hace poco estuve escuchando al sociólogo Ignacio Varela, recién llegado a la condición de pensionista, que opinaba sobre este asunto. Decía que en conciencia él no podía hacer uso de esos privilegios por haber cumplido la edad reglamentaria, ya que consideraba que era una persona con los medios suficientes para financiarse sus tratamientos médicos o sus medios de transporte. Que pensaba que ese dinero que el erario público se ahorraba con él debía utilizarse para ayudar a personas que realmente lo necesitaran. Me parece una actitud verdaderamente progresista, además de generosa. Obviamente si hiciera uso de esos beneficios tendría una mayor capacidad de ahorro pero entiende que hay muchas otras personas que precisarían esas ayudas más que él para vivir dignamente, por lo que gustosamente renuncia a ellas.
Su postura me parece elogiable pero no creo que sea el individuo a título particular el que tiene que tomar este tipo de decisiones en función de su mayor o menor conciencia social, sino que para eso están los políticos, para distribuir justamente la riqueza mediante un reparto equitativo de los recursos.
Por ello sería de esperar que este nuevo Gobierno, supuestamente progresista, se planteara tomar medidas realmente tendentes a conseguir ese fin de justicia social en lugar de recurrir al socorrido método de satisfacer las reivindicaciones de los pensionistas o de otros colectivos para tenerlos contentos y calladitos, sin tener en cuenta si sus peticiones realmente se corresponden o no con esos fines.
martes, 14 de enero de 2020
Instituto de la Mujer
No, amigos, tranquilos, no voy a hacer ningún comentario sobre la formación del Gobierno de coalición, ni sobre los vicepresidentes, ni sobre los tropecientos ministros, ni tampoco sobre la polémica designación de la ex Ministra de Justicia Dolores Delgado como nueva Fiscal General del Estado. Poco se puede decir de todo esto que no se haya dicho ya, y seguro que a estas alturas todos tenéis vuestra propia opinión formada, visto lo visto.
Bueno, sólo haré una pequeña apreciación que no puedo evitar: Oleeee la separación de poderes y la independencia de la Fiscalía!!
Ea, ya está. Es que si no lo digo reviento.
Hoy, más que opinar sobre la actualidad, prefiero limitarme a informar. Voy a recoger aquí unos cuantos párrafos entresacados de artículos escritos por la nueva directora del Instituto de la Mujer, la activista y diputada de Unidas Podemos Beatriz Gimeno. Amos allá:
“La heterosexualidad no es la manera natural de vivir la sexualidad, sino que es una herramienta política y social con una función muy concreta que las feministas denunciaron hace décadas: subordinar las mujeres a los hombres".
“Es la heterosexualidad la que, verdaderamente, se clava en las vidas y en los cuerpos de las mujeres. Situarse en el espacio físico del lesbianismo puede resultar liberador en tanto que se asume una posición de outsider respecto de la heterosexualidad, en tanto que el cuerpo se siente más libre y respira, en tanto que una puede observar(se) desde fuera, y hacerse más consciente de los mecanismos de opresión que operan sobre nosotras.”
"Relaciones compensadas entre hombre y mujer, serían aquellas en que igual que el hombre penetra a la mujer, la mujer debería penetrar al hombre con un dildo. Eso sería lo justo."
“El feminismo lucha con denuedo para limitar los daños que la heterosexualidad provoca en las mujeres. Olvidar que en la mayor parte de los periodos históricos las mujeres, si hubieran podido elegir, hubieran escogido no mantener relaciones sexuales con los hombres, no vivir con ellos, no relacionarse con ellos, es olvidar algo fundamental en la historia de las mujeres (y de los hombres)”
Podría copiar muchos más fragmentos pero para qué, todos los que he encontrado son poco más o menos por el estilo, y vienen a decir lo mismo una y otra vez con distintas palabras. Aunque estén sacados de contexto repite la idea tantas veces que es imposible no entender su discurso. Que cada cual saque sus propias conclusiones.
Finalmente sólo decir, para quien no lo sepa, que soy una ferviente y entusiasta partidaria de toda la vida de la igualdad de derechos de los homosexuales y demás miembros de lo que hoy en día se conoce como colectivo LGTBI. Por si a alguien le cabe algún tipo de duda.
Bueno, sólo haré una pequeña apreciación que no puedo evitar: Oleeee la separación de poderes y la independencia de la Fiscalía!!
Ea, ya está. Es que si no lo digo reviento.
Hoy, más que opinar sobre la actualidad, prefiero limitarme a informar. Voy a recoger aquí unos cuantos párrafos entresacados de artículos escritos por la nueva directora del Instituto de la Mujer, la activista y diputada de Unidas Podemos Beatriz Gimeno. Amos allá:
“La heterosexualidad no es la manera natural de vivir la sexualidad, sino que es una herramienta política y social con una función muy concreta que las feministas denunciaron hace décadas: subordinar las mujeres a los hombres".
“Es la heterosexualidad la que, verdaderamente, se clava en las vidas y en los cuerpos de las mujeres. Situarse en el espacio físico del lesbianismo puede resultar liberador en tanto que se asume una posición de outsider respecto de la heterosexualidad, en tanto que el cuerpo se siente más libre y respira, en tanto que una puede observar(se) desde fuera, y hacerse más consciente de los mecanismos de opresión que operan sobre nosotras.”
"Relaciones compensadas entre hombre y mujer, serían aquellas en que igual que el hombre penetra a la mujer, la mujer debería penetrar al hombre con un dildo. Eso sería lo justo."
“El feminismo lucha con denuedo para limitar los daños que la heterosexualidad provoca en las mujeres. Olvidar que en la mayor parte de los periodos históricos las mujeres, si hubieran podido elegir, hubieran escogido no mantener relaciones sexuales con los hombres, no vivir con ellos, no relacionarse con ellos, es olvidar algo fundamental en la historia de las mujeres (y de los hombres)”
Podría copiar muchos más fragmentos pero para qué, todos los que he encontrado son poco más o menos por el estilo, y vienen a decir lo mismo una y otra vez con distintas palabras. Aunque estén sacados de contexto repite la idea tantas veces que es imposible no entender su discurso. Que cada cual saque sus propias conclusiones.
Finalmente sólo decir, para quien no lo sepa, que soy una ferviente y entusiasta partidaria de toda la vida de la igualdad de derechos de los homosexuales y demás miembros de lo que hoy en día se conoce como colectivo LGTBI. Por si a alguien le cabe algún tipo de duda.
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