sábado, 25 de marzo de 2017

Éramos mujeres jóvenes, by Marta Sanz

Estoy leyendo un ensayo muy interesante de la escritora Marta Sanz sobre la sexualidad de las mujeres de nuestra generación, las que ahora están entre los 45 y los 55. Cómo nos iniciamos en el sexo, la información que teníamos, los primeros besos, los juegos masturbatorios, los primeros amores, lo que nos gusta y lo que no, la eterna dicotomía clítoris-vagina, etc. En fin, un libro muy interesante para nosotras pero también para los hombres que se relacionan o pretenden relacionarse con nosotras. Lo recomiendo encarecidamente.

Marta reúne a un grupo de mujeres en torno a esas edades y les hace una serie de preguntas a partir de las cuales articula su ensayo. Es fácil identificarse con muchas de las experiencias que cuentan, reconocer situaciones vividas en carne propia o ajena, y sentirse parte de una generación que ha compartido vivencias, entorno cultural, creencias... Sin ir más lejos en un comentario del post que escribí sobre los besos he colgado algunos testimonios de este libro:

"Tenía unos 13 años. Una amiga y yo habíamos quedado con unos chicos mayores (16 o 17 años) para beber unas litronas y fumar. Poco después de empezar a beber uno de ellos se me acercó, me besó y me metió la lengua hasta el esternón. Me dio un asco tremendo".

Otro testimonio: "Que yo recuerde fue en el pueblo de una amiga, un beso con lengua que en aquel momento me pareció repugnante".

La propia autora: "Yo también recuerdo mi primer beso de lengua con auténtica aversión".

A pesar de ser un ensayo la estructura y la forma de escribir de Marta lo hacen muy ameno, y siempre te puedes saltar las partes en las que se pone espesa. Tengamos en cuenta que esta mujer es especialista en Lingüística y ha coqueteado peligrosamente con la Semiótica, y toda esa gente está un poco pallá, peor que los filósofos mil veces. Cuando se pone a hablar en modo Chomsky o Eco es mejor saltar la página, salvo que vayas también de su rollito o quieras flagelarte un poco. Pero salvo esos pequeños deslices es una tía muy entretenida.

Lo único que me chirría un poco de todos los planteamientos que hace es su clara apuesta por la pareja monógama de larga duración, casi como la mejor opción para las mujeres. Marta es una de esas tías que se siente muy orgullosa de llevar toda la vida con el mismo hombre y que pregona a los cuatro vientos todas las ventajas de ese estado, casi con un poco de ánimo de convertir a su religión a todo el que quiera escucharla.

Es algo que me ha llamado mucho la atención viniendo de una tía que me parece muy inteligente. Intentar convencer a tus lectores de que lo que hay en una relación que ha pasado de los 15 años es amor, entendiendo el amor como amor y no como cariño, afecto, complicidad y cosas así... es, como poco, bastante pueril.

Sanz se muestra clara defensora de la vida en pareja en detrimento de la vida en soledad. En su opinión todo el mundo en el fondo ansía vivir  en pareja, porque, según ella, somos como los pájaros, y los pájaros siempre buscan pareja.

A ver, sin ánimo de deconstruir su paradisíaca teoría de la pareja estable monógama de por vida... chica, yo he vivido ambas situaciones. He vivido durante muuuuchos años en pareja y luego he vivido sola. Y mi vida en pareja era una buena vida porque me he llevado siempre bien con mi marido y porque afortunadamente nos ha ido bien en general, sin grandes problemas. Y te digo yo a ti que no volvería a vivir en pareja después de haber probado lo que es vivir sola. Y me pega a mí que no soy la única que ha salido de una relación larga larguísima y no está dispuesta a repetir.

Yo no conozco a nadie que te hable con un mínimo de sinceridad que califique una relación de larga duración como "amor". La gente con la que tengo suficiente confianza para hablar de estos temas (amigas muy íntimas, amantes, etc.) ni siquiera intenta camuflarlo. Ese tipo de relaciones se basan en otras cosas que poco tienen que ver con lo que fueron cuando fueron amor. Con el tiempo se han convertido en relaciones de cariño, afecto, casi hermandad, comodidad (es verdad que compartir gastos y problemas es cómodo y práctico), sentido común (para qué cambiar si estamos bien?), economía doméstica (otra vez los gastos a  medias y la catástrofe económica que supone una separación),  todo ello aderezado con un poco de miedo al cambio, y sobre todo a la soledad... en fin, la propia Marta reconoce que le da pánico vivir sin pareja.

Pero nada de eso para mí es amor ni se parece lo más mínimo; será lo que sea pero no es amor. Y de esto se da la gente cuenta rápido cuando vive en pareja de esta manera acomodaticia y confortable y de repente todo su cuerpo y su vida se revoluciona cuando siente algo por otra persona. Entonces todo el mundo se da cuenta de sopetón de que una cosa es una cosa y la otra es otra muy distinta.

Yo no conozco a nadie que lleve años con su pareja y esté deseando volver a su casa para verla. O llamarle o que le llame solo para oír su voz. Es más, conozco a mucha gente a la que a ratos, bastantes ratos, le sobra el otro. No digamos ya si tiene tendencia a acaparar y dejar poco espacio personal. Nada que ver con la sensación de estar enamorado, vive diosssss! Pero nada nada de nada.

Yo comparto con Marta la teoría de que a todos nos gusta amar y ser amados. A mí me gusta mucho más estar enamorada que no estarlo, dónde va a parar, si hasta el cutis rejuvenece unos cuantos años! Siempre he dicho que si fuera posible estar siempre enamorada yo me apunto ya. Pero eso es materialmente imposible en una relación de larga duración en la que a todo lo más que aspira la gente es a no aburrirse demasiado con la pareja.

A estas alturas y a estas edades es difícil engañar a los demás intentando camuflar una relación de este tipo como "amor". El amor de pareja casi siempre desaparece pasados unos años, a veces más a veces menos. El sexo es de baja o bajísima intensidad (cuando es, porque con frecuencia ni es) y a menudo forzado para uno de los dos miembros de la pareja, y casi siempre apetece más estar rodeados de otra gente que solos, aunque la otra gente sea familia, hijos, amigos o vecinos. Solo en parejas muy muy muy compenetradas (casi siempre sin hijos) se da eso de preferir estar solos que en compañía de otros. Por lo general todos los demás prefieren fines de semana grupales o en familia. Nada que ver con el AMOR cuando es AMOR, que te sobra todo el mundo. Incluso hay parejas que cuando los hijos se van de casa sienten un horror vacui tremendo. Hosssstia, que nos quedamos solooooooooos!!!!! Y ahora qué??????

Ya digo, a mí me gusta estar enamorada pero no me gusta lo de vivir en pareja, y en ese aspecto la clara preferencia de Marta, que por lo que se lee entre líneas en su libro mucho me temo que tiene una relación convencional de las de muchos años con su marido, me parece un poco cutre. Me ha parecido a ratos una mujer muy aferrada a lo que tiene y bastante incapaz de plantearse otras posibilidades como válidas para ella. Y no solo por cómo se refiere a su propia experiencia sino más bien por cómo la compara, siempre en detrimento de las demás, con otros modelos de vida de mujeres divorciadas o solteras.

Marta, llevar años sin enamorarte y haberte resignado a vivir una confortable relación de cariño y afecto para toda la vida está muy bien, y no seré yo la que minusvalore ese tipo de relaciones que me parecen estupendas y que están muy bien para mucha gente que no aspira a nada más, pero de ahí a convertirlas en el summum de lo maravilloso... hombre, va un trecho.

A toda la gente que lea esto y que lleve un montón de años con su pareja... en serio nunca os habéis planteado cómo sería vuestra vida con otra persona que os haya gustado? Ya sé que vivir solos no, eso es impensable, porque la soledad le asusta muchísimo a la gente, pero... con otra persona nunca lo habéis pensado? Con esa persona que tanto te gusta cómo es, cómo te mira, cómo te habla... Venga ya!

No hay nadie (o por lo menos, para no pontificar,  hay muy poca gente) que en más de 15 años de relación no se haya enamoriscado un poco de alguna otra persona. Yo por lo menos no lo conozco. A poco de sincerarse todo el mundo te confiesa algún desliz, si no físico al menos sí mental. Que yo también tengo corifeas, Marta, y en noches de copas y sin necesidad de encuestas la gente te cuenta muchos secretillos.

Que en última instancia decidas quedarte con lo que tienes porque te ofrezca mayor seguridad y más garantías de durabilidad (o porque la otra parte no te haya hecho ni caso, que también puede ser), me parece genial, y de hecho creo que es una buena decisión si te asustan la soledad y los cambios, y también la pobreza, pero vamos, de ahí a ensalzarlo como lo más de lo más...

Hombre Marta, prueba a enamorarte y volver a sentir cosquillas, y luego me cuentas. Prueba a sentir otra vez lo que sentías cuando pensabas en tu marido y tenías que echar las bragas a la lavadora, y luego me cuentas. No hay color.

12 comentarios:

  1. Hablas de los besos y hablas de tus besos, hablas del amor y hablas de tu amor, pero jamás hablas de los besos y del amor. Tus besos son tus besos y tu amor es tu amor. Hablamos de nuestra experiencia y la consideramos única, universal y generalizada. Para mucha gente, entre la que me incluyo, el enamoramiento es una experiencia infinitamente menor que el amor sostenido, pese a sus limitaciones o dejaciones en el tiempo. A estas alturas de vida, pretender sostener que el enamoramiento es amor es tan vulgar, bastardo y pueril como mantener que el paladar es igual que cuando éramos jóvenes. Tu amor por los cánido en nada influye en el tiempo, pues Manolo no es y era igual para ti que cuando lo tuviste al principio, pero cuando Manolo te faltó al final de sus días es infinitamente más doloroso que si te hubiese faltado al principio de vuestros días. Si por algo te caracterizas es por tu maravillosa sinceridad y por tu omnipresente infantilidad. No cambies nunca, pero no pretendas dogmatizar sobre ámbitos y aspectos que se escapan de tu capacidad afectiva y, especialmente, de comprensión. Tú al amor eres exactamente igual que al cine.

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    1. Martínez, tan poco se parece el enamoramiento de los primeros tiempos al amor como se parece el amor al cariño cómplice de los tiempos postreros. Ninguna de las tres cosas se parecen en nada, salvo en que todo el mundo llama a las tres amor.

      Cuando yo hablo de amor no hablo solo de mi propia experiencia, ni mucho menos. Hablo de 51 años de observación, de confidencias, de reflexiones... Como ya digo en mi post yo también tengo mis corifeas, esas amigas o no tan amigas que te cuentan sus historias en momentos de relax o de expansión etílica o de simple desahogo. También he comentado otras veces que soy una tía a la que mucha gente le cuenta cosas muy íntimas, no sé por qué. Tal vez porque a menudo estoy en el sitio adecuado en el momento adecuado.

      Marta Sanz hace encuestas en su entorno para averiguar cosas íntimas de las mujeres, pero yo sin hacer encuestas he sabido muchas cosas íntimas de muchas mujeres. Muchas más de las que cuento en este blog.

      Hace poco una persona me dijo que yo inspiraba a la gente a hablar. Como que doy la sensación de que puedo entenderlo todo. No era una amiga mía ni nada, sino alguien que me conocía de hace tiempo y ese día me lo dijo.

      Me dijo también algo que me extrañó mucho porque mi impresión sobre mí misma era todo lo contrario. Me dijo que yo era de las pocas personas que saben escuchar y entender lo que escuchan. Y no, no era un tío ni pretendía ligar conmigo. Era una chica y me dijo que siempre había tenido esa sensación conmigo.

      Y puede que por eso a mí mucha gente me cuenta cosas que a veces no le contaría ni a su mejor amigo. Ni a su marido ni a sus amantes.

      Martínez, cuando hablo del amor te aseguro que no hablo solo de mí. Aunque me encanta que me consideres una ingenua. Qué más quisiera yo!

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  2. Mezclas peras con manzanas, mi ingenua y pueril amiga.
    Acaso crees que a la tal Marta no le gustaría estar enamorada, o mejor dicho, sentir esas sensaciones? A quién no le gusta?
    Pero a quién no le gusta sentirse querido por alguien que comparte osas más cotidianas que el deseo pero igualmente importantes, como un proyecto de vida en común?
    A todos nos gustan las mariposas en el estómago, pero hay quien prefiere menos sobresaltos y la seguridad de una relación duradera. Cada cual que defina el amor, su forma de vivirlo

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    1. La cuestión está en que no se trata de lo que prefieras o no. Yo soy la primera que creo que cuando las cosas funcionan y van bien en una pareja deben de seguir juntos hasta el fin. Lo que ya no me cuela es que a eso le llamen amor (amor de pareja, me refiero). Eso es amor como de hermanos o de amigos o de compañeros de piso o de todo eso junto si quieres pero no tiene nada que ver con el amor de pareja. A ver cómo lo explico: yo aplaudo a la gente que toma la decisión de seguir toda la vida con la misma pareja, me parece una decisión práctica e inteligente, pero que eso no es amor.

      Ayer Martínez me comparaba el amor de pareja con el amor a los perros. Es que eso se cae por su propio peso. E amor perruno o el amor a los hijos o a la familia o a los amigos no requieren del componente erótico y pasional que pide el amor de pareja. Y tampoco de la exclusividad, se pueden tener cinco hijos o cinco perros y quererlos a todos igual. Supuestamente el amor de pareja es exclusivo.

      A eso es a lo que me refiero cuando digo que no puede durar toda la vida, ni la parte pasional ni la exclusiva, por lo cual con el tiempo termina convirtiéndose en ese tipo de amor fraternal, perruno o amistoso pero no parejil. Y la gente que me parece ingenua es la que cree que puede conseguir algo así o intentar convencer a los demás de que lo ha conseguido. No existe.

      Lo más gracioso es que la gente, como Martínez, se toma estos asuntos como algo personal. El proceso natural de una relación, que termina en un cariño fraterno casi siempre en el que el deseo es algo muy muy muy secundario, si es que existe, no lo asumen. Ni aceptan que alguien les diga: vale, pero si o tuyo es muy chulo, pero que no es amor amor de lo que se entiende como amor.

      Pos le dices eso a la gente y se lo toma fatal... Pero si es que es un proceso natural, es como envejecer, es como morirse, es como negar que te están saliendo arrugas o que has perdido tono muscular. Es absurdo negar las evidencias.

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    2. Bueno, dos cosas: una que de alguna manera te quejas del ''proselitismo'' de la opción ''emparejada feliz'' de Marta pero acabas haciendo algo parecido con tu postura, no te quedas en la crítica, sino que das pendulazo. Y otra que sí, que es evidente que la pareja deviene en amistad, pero con un matiz importante, no es como la del perro o los hijos. Hay un algo muy rotundo que lo diferencia. Algo que no es pasión pero que no es amistad y que les pertenece a ellos dos.

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  3. Tu sentido y definición del amor es simplemente incorrecta. Si yo no pudiera tener relaciones con mi pareja por los motivos que fuera significaría que nuestro amor inmediatamente ya no se puede denominar amor? Es lo más absurdo que he leído. Restringes el amor y lo constriñes. El amor no es algo inamovible y fijo, como dices evoluciona y no por ello deja ser amor, y es mucho más que lo que cuentas. Pero como sé que no vas a cambiar tu concepto de amor pues qué más da. Yo amo amor mi mujer mucho más que antes cuando estábamos todo el día enganchados y mi amor es amor y no otra cosa

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    1. Bueno, Martínez, puedes llamarlo como te plazca. Para mí cuando el amor se ha convertido en compañerismo y cariño fraternal ya no es amor propiamente.

      Si tú no pudieras tener relaciones con tu pareja por algún motivo pero siguieras queriendo mantenerlas el amor persistiría. Pero si no las tienes porque ya no te apetece o te apetece solo de higos a pepinos, entonces es que se ha pasado a esa otra fase en la que ya eso no es amor.

      Pero bueno, claro que es solo mi punto de vista. Faltaría más! Tú puedes seguir pensando que lo tuyo es amor hasta el tuétano. Lo que pasa es que a mí nunca me convencerá nadie de que después de un montón de años de relación lo que siente es amor. Es más, cuantos más aspavientos hace la gente y más se cogen de la manita y todo eso, más convencida estoy de lo contrario.

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  4. Que mal te ha tenido que ir en tu vida amorosa sexual....al menos es lo que presiento. De otro modo no pensarias de esta forma.

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  5. Conforme contigo Pilar. La visión de Inma es muy, pero que muy primaria. Pero en esto del amor, ¿quién sabe? Que cada cual piense lo que quiera. El planteamiento de Inma va contra el proceso natural de la vida y, por tanto, especialmente vinculado a la pérdida de impulso y fuera sexual. Algo verdaderamente infantil. Es como si yo pudiera tener los excesos alimenticios y de bebida de antaño, sin tener en cuenta el paso del tiempo. El paso del tiempo no altera el amor, altera meros procesos. Algunos los hace mejore y otras peores, no siempre, tal vez distintos. Muchos de ellos con más calidad. Puede que cuando no exista verdaderamente amor es cuando todo es fácil y físico. Cuando éste último disminuye es cuando comprobamos si el amor está por encima de aspectos ... Y yo qué sé.

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    1. Jajajajajaja, bueno Pilar, si te consuela un poco que me haya ido requetemal no te quitaré esa ilusión.

      En todo caso creo que todos sabemos a estas alturas lo que es el sexo conyugal, si no por propia experiencia por lo que te cuentan las amigas o por lo que lees. No sé si sabéis que existen informes y estadísticas sobre el uso del sexo en el matrimonio y me parece a mí que apoyan bastante más mis teorías que las vuestras.

      No sé cómo le habrá ido a Sabina en el tema amoroso pero él lo cuenta mucho mejor que yo: no quiero comer manzanas dos veces por semana sin ganas de comer. Y eso en el caso de que se coman esas dos veces y no una por semana o una al mes, que por lo que dicen las estadísticas es lo más frecuente.

      De todas formas os recomiendo el libro de Marta. A pesar de que no estoy de acuerdo en algunos de sus planteamientos es muy interesante. Martínez, creo que a ti te puede gustar mucho.

      Y Pilar, chica, ya te digo, todo lo que te consuele pensar sobre mí, tú no te cortes, que a mí siempre me ha gustado hacer feliz a la gente.

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  6. http://www.elperiodico.com/es/noticias/opinion/no-apetece-follar-pasa-algo-por-lucia-etxebarria-5921330?utm_source=elplural.com&utm_medium=widget&utm_campaign=widget-elplural.com

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    1. Completamente de acuerdo con Lucía. El sexo está muuuuuuuuy sobrevalorado en esta sociedad.

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