Pues sí, amigos, por primera vez en mi vida tengo que decir que... me gusta mi pelo.
No es que me disloque ni que piense que sea el pelo más bonito del mundo ni que debería de hacer un anuncio de Loreal. Pero me gusta, me parece bien, he llegado a una entente cordiale con él. Y ha costado, eh? 51 años nada menos.
Para que entendáis lo mío con mi pelo os tengo que contar nuestra historia. Este post podría titularse perfectamente "Historia de mi pelo", Como ya escribí la de mis tetas o la de mis ojos, por ejemplo. Pero bueno, he preferido titularlo "Me gusta mi pelo", porque creo que resume mejor de lo que va la cosa y por lo que me ha costado poder decir una cosa así.
Lo cierto y verdad es que no es solo mi pelo; va a ser que últimamente me gusto toda yo. Es la primera vez en mi vida, quede constancia. Hay que ver, a mis años, quién lo iba a decir!
La verdad es que no me ha convencido nunca del todo mi cuerpo, lo he maltratado un montón, nunca estaba lo bastante satisfecha, cuando no era una cosa era otra. Y el caso es que era un cuerpo objetivamente bonito, siempre he sido delgada y esbelta, pero no sé, no estaba yo contenta, siempre me veía algo malo. Y sin embargo ahora, oye, ahora me miro al espejo y me digo: "japuta, qué buena estás!"
Será que he bajado mis expectativas y ya no soy tan exigente pero es verdad que me miro y me gusto. Cuando era jovencilla pesaba 47 kilos y no me gustaba nada y ahora peso 57 y me encanto. Será que antes quería tener cuerpo de top model y ahora me conformo con tener un cuerpo presentable y punto.
Y de la cara pa qué vamos a hablar. Mi cara era lo peor!!!!! No me ha gustado nunca en la vida. Siempre he renegado, nunca me he llegado a familiarizar con ella, y eso que es mía y que la veía todos los días. No quería fotos ni muerta. Unos labios supergordos, pero solo el de abajo, el de arriba finito. Y los ojos marrones, qué clase de color es ése? Yo habría querido unos ojos azules o verdes o color miel, pero marroneeeeesssss???? Y si le añades que soy miope de nacimiento y que nunca los he llegado a abrir del todo porque si los abro mucho no veo... pos apaga y vámonos. Y de la nariz qué te cuento?... Ufffff! Esa pedazo de nariiiiiiz en esa cara tan rara, ahí en el medio, con un afán de protagonismo que te cagas! Y encima tengo alergia y siempre está colorada de tanto sonarme los mocos. Un asco totaaaaaal!!!!!
Bueno, pues ahora resulta que también ha empezado a gustarme mi cara. Y me hago como 555 selfies todos los días. De frente, de lado, de perfil, desde arriba, desde abajo, de cerca, de lejos.... Y me gusta mi cara! A los 51 años. Cómo te comes también esto???
Pero bueno, vamos a lo del pelo, que era de lo que iba este post.
Lo mío con mi pelo es muuuuuuuy fuerrrrrrrte.
Amoaver... mi pelo es finito, pobretico y marrón también, como los ojos. No castaño, como la gente dice, o rubio como dicen algunas de mis amigas, que no tienen ni puta idea de lo que es un pelo rubio... No, mi pelo es marrón de toda la vida. Amarrón, en argot de barrio.
De pequeña sí que era un poco rubito. Pero luego se puso marrón y punto. Y si nos ponemos crueles de verdad... es color de pelo de rata. Y la verdad es esa, por mucho que duela. Es una de esas herencias estupendas que me dejó mi ma, que tenía el mismo pelo la pobre.
Para que os hagáis una idea de lo pobretico y lo lacio que era mi pelo os cuento una anécdota: para mi comunión mi madre quería que me hiciera tirabuzones. Me llevó a la peluquería el día de antes y me hicieron un moldeador... de cinco horas!!!!!!! Cinco horas quemándome el pelo para rizarlo y poder hacer los tirabuzones de los cojones!!!!!
Y sí, el pelo se rizó. Y sí, me acosté con el pelo rizado. Y al día siguiente me levanté con el pelo como una tabla rasa. Ni un rizo de mierda!!!!!!!! Otra vez a la peluquería de urgencias. Nuevo moldeador y nuevos tirabuzones. A la media hora de salir de casa no tenía ni un tirabuzón y mi pelo era otra vez tabla rasa. En todas las fotos de la comunión el pelo liiiiiiiiso. Madre mía, y pensar que la gente hoy en día se tira horas con la plancha para alisarse el pelo o se gastan un pastizal en un alisado japonés, y que el mío venía así de nacimiento!!!!! Qué pena, diosssssssss!!!!!!
Para más inri llegó la adolescencia y resultó que mi pelo era además de liso... graso. Toma ya, no le faltaba un detalle!!!!! Y aquí viene lo peor de la historia: la ignorancia, los mitos, las leyendas... Cuánto tiempo perdido!
El principal mito era que el pelo no se podía lavar de ninguna manera más de tres veces como muchíiiiiiiiisimo a la semana. Que si no te quedabas calva. Y ahí me tienes a mí, 15 años en flor, alargando todo lo que podía el momento de lavarme el pelo. En casi todas mis fotos de adolescente y de joven estoy con el pelo recogido. Menos mal que inventaron el moño y la cola de caballo. El pelo suelto era impensable porque entre poco, fino, lacio, marrón y encima graso... pa qué me iba yo a soltar esa mierda?
Y alguno pensará: y por qué no te lo dejabas cortito, hijademivida? Pos mira, te cuento, lector curiosillo: por un trauma infantil. Porque mi madre, como teníamos el pelo tan frágil y tan finito, víctima de la ignorancia de aquellos tiempos y de esos mitos absurdos de los que hablaba al principio, pensaba que cuanto más nos lo cortara más fuerte nos crecería (la genética para ella era una paparrucha, no tenía nada que ver en la mierda pelo que teníamos). Así que nos lo cortaba todo el tiempo y me pasé toda la infancia con el pelo cortito a lo nene, que ahora miro las fotos y me encanta, pero entonces no, entonces yo envidiaba todos los pelos largos que veía. Yo solo quería una cosa en la vida: tener un melenón. Ir a la piscina y meterme debajo del agua y ver mis pelos flotar a mi alrededor. Envidiaba a todas las chicas cuyas cabelleras revoloteaban bajo el agua cual algas flotantes. A mi alrededor nunca flotaba nada, era supertriste.
Lo que hacía mucho era ponerme trapos en la cabeza, a modo de pelo, para hacer como que tenía melena. Yo era una niña de jugar mucho sola (como ahora de mayor), y cogía la talega del pan y me la ataba a la cabeza y me dedicaba a menear mi talega para un lado y para otro, tal que si fuera un melenón de la hostia. Me encantabaaaaaa! Me podía tirar horas delante del espejo moviendo mi melena postiza. Qué feliz era con mi talega del pan en la cabeza!!!!!!
Desde aquí os lo digo, padres del mundo: no traumaticéis a vuestras hijas. Dejadles el pelo largo, por favor! Da igual que sea un pelo lacio, marrón, fino,como sea... Que no va a salir más fuerte ni más rizado ni más bonito por que se lo cortéis todo el tiempo. Va a ser siempre igual porque la criatura lleva vuestros genes, amigos, y la habéis hecho así. No le hagáis la putada que me hizo a mí mi madre, la pobre dentro de su ignorancia peluqueril.
Bueno, pues a lo que iba. Toda la vida aguantando al máximo para no lavarme la cabeza. Siempre con el pelo recogido, veeeeeenga cola de caballo, veeeeenga moño. Tooooooda la vidaaaaaa!
Hasta que llegó la titi Toñi (titi, mira que te quiero pero qué gran putada), que había sido peluquera en su juventud y me dio el gran consejo: "Para acabar con la grasa lo mejor son los polvos de talco. Tú te echas polvos de talco y eso es como un lavado en seco. Y puedes aguantar toda la semana sin lavarte el pelo, que como lo laves mucho sabes que te quedas calva, no?"
Polvos de talco. El gran truco de la titi Toñi. Venga polvos de talco en la cabeza!!!!!! Venga polvos y venga polvos y venga polvos! Y no de los que estáis pensando, so guarros. Mi cabeza era un contenedor de talco.
Y era verdad que chupaban la grasa, pero aquello no era pelo, era pura pasta de talco. Mi pelillo, que aunque liso y fino, al menos era suavecito y brillante, se convirtió en una mata espesa de polvos ásperos y asquerosos. Raro es que los piojos no anidaran ahí y convirtieran mi cabeza en su paraíso. Pero es que hasta a ellos les debía de dar repelús lo que yo tenía ahí montado.
Total, que a los pocos meses me cansé del talco y le dije a la titi que me rendía. Y entonces me dio otro "buen consejo": el tinte. El tinte reseca el pelo. Te lo pintas y la grasa desaparece. Y ahí empieza otra etapa negrísima, paradójicamente, en la historia de mi pelo: mi etapa de rubia.
Diossssss, qué etapa más funesta! Qué gran error estético! Qué despropósito! Menos mal que por aquella época me hice pocas fotos, pero las pocas que me hice son demoledoras. Jodeeeeer, en todas las fotos de mis viajes a Bruselas y a París estoy rubiaaaaaaa! Qué espantooooo! No creo haber estado más horrorosa en todos los días de mi vida. NO SE PUEDE ESTAR MAS FEAAAAAA!!!!!!!
Pero a ver, esos viajes están ahí. Y qué hago? Borrarlos de mi vida? Pero qué feaaaaaa, Dioooosssss!!!!
Y luego un buen día me rendí del todo. Me cansé de recetas mágicas, me cansé de tintes asquerosos y me lo corté a lo nene, como cuando era chica. Le terminé dando la razón a mi madre, no tenía remedio. Y eso no solo significaba volver a mis fobias infantiles... es que a mí realmente no me gusta el pelo corto en las mujeres. Esa es la verdad.
A ver, hasta los 45 a lo mejor, porque queda chulo y si eres guapa estás muy guapa. Y las niñas también (yo, de hecho, estaba muy graciosa de pequeña con mi pelito corto aunque entonces no lo viera así porque yo lo que quería era tener un melenón largo). Pero lo digo como lo pienso: a partir de los 45 si te cortas el pelo a lo tío... es un look bollo. Y eso es así. Ni guapa ni fea ni na, es un look bollo. Con todo el respeto del mundo para las bollos. Por favor, que nadie se ofenda, que está to el mundo con la espada en alto para todo.
Y claro, yo no quería parecer bollo porque no lo era y encima inducía a error. Y para suavizar la cosa lo que hice fue... hincharme a comprar diademas, pañuelos, pinzas, pasadores... y toda clase de abalorios de "chica". Como diciendo: "Oiga usté, que yo llevo el pelo corto pero que no soy bollo!"
Ozú mi arma, no he comprado más aditamentos capilares en todos los días de mi vida. De hecho los conservo casi todos por si alguna vez me vuelve a dar la neura de cortarme el pelo. Si algunas necesitáis adornos pal pelo, tengo un arsenal. Lo presto y lo regalo.
Y ahora resulta que llego a la cincuentena y leyendo el Pronto (mi revista favorita, como ya sabéis) me entero de varias cosas que si hubiera sabido antes habrían cambiado esta triste historia por completo. A saber:
1. Que el pelo graso hay que lavarlo tantas veces como haga falta. Y si encarta varias veces al día, pos se lava y no le pasa nada. Dermatológicamente testado.
2. Que te quedas calva si el pelo está sucio, no si lo lavas mucho. Vamos, que he estado echando papeletas pa quedarme Matamoros toda la vida.
3. Que hay muchos tipos de pelos bonitos. Que no hace falta que sea negro, rizado y espeso. Que un pelo liso y fino también puede ser bonito. Y que lo que yo tengo y he tenido toda la vida es un tipo de pelo nórdico, aunque en lugar de rubio algo más marrón (o amarrón). Pero que no era feo y solo necesitaba cuidarlo un poco y no machacármerlo a base de permanentes, moldeadores, polvos de talco, tintes y mierdas.
Y eso es lo que ha pasado!!!!!! Resulta, que ahora, amigos, he descubierto que lavándolo todos los días y cepillándolo concienzudamente... mi pelo es bonito!!!!!!!! No es que sea un gran pelazo, no es para anunciar champús, la verdad. Pero mola. El gran secreto era solamente lavarlo y cepillarlo!!!!!!!! Solo necesitaba lo que todo en la vida: cariño, cuidado y mimos. Y si encima le hubiera echado dinero igual hasta podía haber hecho anuncios de champú.
Y bueno, sí, es marrón, pero al menos es mi color natural. Porque ahí sí he tenido suerte, heredada de mi ma, también. No tengo canas. Tengo 51 años y no tengo canas!!!!! Mi hermana tampoco, está claro que es herencia. No tenemos que teñirnos el pelo si no queremos (y no queremos).
Bueno, pues eso, que me gusta mi pelo.
Si, he tardado 51 años. Pero más vale tarde que nunca, no?
Ps. Por cierto, buena parte de este cambio mío de actitud con respecto a mi pelo es obra de mi amiga del alma Encarna, mi ángel de la guarda estético, mi principal asesora en materia de belleza, que un buen día me dijo tal que así: "Tú tienes el mismo pelo que la Preysler, te vayas tú a creer que la Preysler tiene mejor pelo que tú. Lo que pasa es que ella lleva toda la vida cuidándoselo y gastándose un pastón en él mientras que tú te lo has estado machacando y no sabes ni peinarte". Fue una gran revelación, mi pelo era igual que el de la Preysler!!!!!!!!!! Una revelación que cambió mi vida. Ay Encanna, qué grande eres!
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