Hace poco escribí en este blog una carta blanca a mi hermano muerto, y descubrí una cosa importante: que además de como desfogue ese tipo de epístolas sirven para que la gente te conozca mucho mejor y, sobre todo, para reivindicar a las personas que han desaparecido pero que de algún modo permanecen en ti, traerlas a tu vida actual y presentarlas en sociedad, que es una forma de no dejarlas morir del todo. Vamos, que a través de mí, mi hermano volvió a la vida para mucha gente que no lo conocía.
Y hoy quiero hacer lo mismo con mi madre, otra persona fundamental en mi vida, quizás la que más, porque sin ella, obviamente, yo no estaría aquí.
Hablo mucho con mi madre (mi ma, como yo la llamo). Tengo un pedazo de retrato suyo en el salón de casa, presidiéndolo, un cuadro que por cierto hizo para mí alguien muy especial; fue un gran gesto de amor y si esa persona alguna vez lee esto me gustaría decirle que ni se imagina cómo se lo agradezco y lo que ha significado para mí. Uno de los mejores regalos que me han hecho en la vida, sin duda.
Bueno, pues eso, que hablo muchísimo con mi ma, siempre mirando su retrato presidencial. Cada vez que tengo algún problema o que me pasa algo bueno, fantástico, maravilloso, me siento en el sofá y brindo con mi ma y me hincho de hablar. Es íntimo, es personal, y nunca se me había ocurrido hacer partícipe a nadie de esas charlas madre-hija.
Pero lo que yo quiero ahora es que mi madre siga viva no solo en mi memoria y en mi vida sino que todo el mundo que me conoce sepa de ella y así revivirla, resucitarla durante unos momentos para todo el que me lea. Por eso ahí va esta carta abierta a mi hacedora, a la principal responsable de que yo hoy esté aquí, para que 21 años después de su muerte otras personas conozcan lo maravillosa que fue pero también muchas otras cosas de su vida. Va por ti, ma:
Hola ma, qué guapa te veo, sigues igual de guapa. Lo bueno de morir joven es que nunca serás vieja. A veces cuando pienso en una posible muerte precoz mía me consuelo con eso. Nadie nunca se imaginará viejas a Marilyn, a Amy Winehouse o a ti. Siempre vas a ser para todos los que te conocimos joven y guapa, eso es lo que te has llevao palante.
Estoy muy bien, ma. Te gustaría mucho cómo es mi vida ahora. La pena que tengo es que cuando te fuiste estabas acojonada pensando que dejabas un pedazo de desastre como yo en este mundo y sin saber si conseguiría salir adelante o me quedaría en el camino. Pintas muy buenas no tenía por aquel entonces, la verdad, iba cuesta abajo y sin frenos.
Pero habrías flipado, ma, si me hubieras visto solo unos meses después. Porque no solo conseguí salir adelante sino que casi vengué tu amarga vida y aquí estoy hoy agradeciéndote todo lo que has hecho por mí y rindiéndote este pequeño homenaje, que ojalá pudiera leer el mundo entero. Porque te lo mereces y porque creo que es injusto que ese mundo entero no sepa nada de ti.
La vida no te trató bien, y lo peor es que te fuiste pensando que iba a seguir la cosa igual. Pero no, ma. Las cosas cambiaron. Ojalá existiera otra vida y tú pudieras verlo. Te encantaría ver hoy a tus hijas y a tus nietos, a los que llegaste a conocer y a los que no. Qué orgullosa estarías de todos! Cómo fardarías por ahí de tu familia!
Increíble pero cierto, ma. Al final conseguí un trabajo estable y bueno, y gano bien, no me quejo. Y mi casa te encantaría; era la casa de tus sueños, ma. Cómo te hubiera gustado venir aquí y estar con tus nietos, bajar a la piscina con ellos, reñirles, verlos disfrutar...
Tengo esta casa gracias a ti. Gracias a que un día te empeñaste en comprarte un piso (a pesar de papá) porque querías dejarles algo a tus hijas cuando te fueras. Bueno, pues que sepas que con lo que me dejaste compré esto y que utilicé tu herencia muy bien. Fue un dinero muy bien gastado, ma, porque de él han venido muchas cosas buenas, y todo gracias a ti.
Otra cosa: el amor. Poca suerte tuviste. No quiero hablar mal de papá en este post ni en general en este blog, pero la verdad es que no fue el hombre que tú hubieras necesitado. No te hizo feliz, no tenía detalles, no te hablaba, no te comprendía, no te acompañó en los momentos difíciles de la vida... no fue bueno para ti.
Sé que siempre soñaste con que apareciera un verdadero amor en tu vida. Pero nunca apareció, y si lo hizo no eran tiempos como para plantearse rupturas ni locuras de amor. Qué pena, ma!!!!!! Porque fijo que si hubieras vivido en estos tiempos habría mil tíos locos por una pedazo de mujer como tú. Tíos como los que tú merecías.
Pero entonces el matrimonio era para siempre jamás, y había pocas salidas. Y mira que te pedimos mil veces que lo hicieras, que te separaras, que tenías derecho a ser feliz... pero tú nunca fuiste capaz de hacerlo. Y así te pasaste toda la vida con alguien que no te supo entender ni querer ni consolar cuando perdiste a tu hijo, cuando tuviste tu cáncer, cuando pasaste por todas las cosas horribles que tuviste que pasar.
Por todo eso daría años de mi vida por que tú pudieras ver de qué manera te estoy vengando, o estoy compensando yo todo lo que tú no pudiste hacer.
Vale que he heredado algunas cosas chungas. Tus tetas, por ejemplo, por no decir directamente tu cáncer. Pero sabes qué? Que resultó que me salvaste la vida. Sí, ma, porque si tú no hubieras muerto de cáncer de mama ni yo ni la Mari a los 30 años nos hubiéramos hecho mamografías. Sería impensable. Y por eso yo me salvé. Tú me diste la vida una vez y me la volviste a dar 33 años después. Porque solo por ti yo estoy viva. Porque mi cáncer era chungo tela, y venía con una mala leche del copón. Pero gracias a mis revisiones periódicas yo estoy viva. Tu muerte, ma, me dio a mí la vida. Otra cosa más por la que quererte, adorarte y desear que todo el mundo sepa de ti.
Y muchas más cosas, ma. No te lo creerías, tal era mi lamentable estado cuando te fuiste. En plena anorexia (y tú eras la única que sabía lo que me estaba pasando). Qué pena te daba irte y dejarme así! Me lo decías muchas veces: "la que más pena me da eres tú porque sé que me necesitas más que nadie". Lo sabías, sabías que no estaba bien y te fuiste con esa tristeza tremenda.
Bueno, pues que sepas que fue irte tú y ponerme fuerte, ponerme a comer como una cerda. En un mes cogí 5 kilos. Y entendí que mi vida tenía que cambiar radical, que yo tenía que sobrevivir por ti. Y a los tres meses me quedé embarazada de mi Juanillo, que lleva tu nombre porque fue tu regalo. Porque me volvió la regla, ma. Porque volví a la vida. Porque tú al morirte me traspasaste toda tu energía vital y yo a partir de ahí me hice la persona que tú hubieras querido que fuera. La que soy hoy.
Y si vieras lo preciosa que está nuestra Julia, y lo inteligente que es, pedazo de tía! Y el Juanillo, que es nuestro niño, el que tú me regalaste! Y ya del Luisito ni te cuento lo orgullosa que estarías, porque es un crack! Y de mis sobris igual te digo, qué lindas son las dos y que orgullosa está mi hermana de ellas!
Ma, ya sé que la vida te trató como una puta mierda. Que no te dio casi nada bueno, y que te fuiste pensando que solo te había dado lo peor. Pero noooooooo, tendrías que vernos ahora. Ojalá pudieras.
Y también te quiero decir otra cosa, ma. Recuerdo que una vez, cuando un amigo mío se tiró una noche entera cantándote boleros y tangos y todo lo que tú le pedías... fuiste la mujer más feliz del mundo. Y luego me dijiste que nunca nadie te había cantado, que era la primera vez en tu vida que alguien te dedicaba canciones. Y me sentí tan feliz de haber conseguido que antes de morirte alguien cantara para ti, solo para ti!
Porque ma, ahí te he vengado bien vengada. A mí sí me han querido como tú hubieras querido que te quisieran. Ese retrato que preside el salón lo pintó alguien que me amó, y lo pintó por mí para ti. Esa persona que te cantó toda una noche lo hizo por mí para ti. Y cada persona que me ha querido (y ese es otro triunfo de la vida para ti y para mí, que he tenido muchísima suerte en el amor, toda la que tú no tuviste aunque te lo merecías mucho más que yo) te ha querido a ti a través de mi...
Al final, ma, aunque sea después de muerta, que sepas que te han querido, que te han cantado, que te han pintado, que te han escrito poemas, que todo el que me ha amado a mí te ha amado a ti también. Y que a través de mí tú y tu hijo muerto estáis vivos. Y mientras yo siga en este mundo nunca moriréis.
Gracias, querida. No tengo palabras. Muchas gracias.
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