jueves, 8 de septiembre de 2016

Don Erre que Erre (2ª parte)

Me dice mi amigo del post anterior, ya sabéis, el de las aguerridas caminatas a 48 grados, que ha leído mi post y que le parezco muy superficial (en el sentido de que me quedo en la superficie de nuestra charla). Ah, por cierto, también me dice que sigue siendo fan mío (de momento), a pesar de nuestras discrepancias, que todo hay que reconocerlo. Veremos a ver después de que lea este post.

En fin, por lo visto se ve que mi superficialidad hace que no termine de captar en toda su profundidad ese NO NO NO Y NO del amigo Pedro Sánchez. No he debido de ahondar lo bastante en el asunto, y no será porque no lo ha repetido veces el hombre.

De todas formas es curioso porque hace unos meses, antes de empezar a cuestionar lo de los noes al cuadrado de Sánchez, mis análisis políticos le parecían a mi amigo superinteresantes y profundos y yo una tía con las ideas muy claras, con una gran personalidad y muy asertiva; ahora en cambio, desde que me puse a cuestionar cosas he pasado a ser superficial y, ah, se me olvidaba, supermanipulable. Soy una tía a la que se puede manipular con alarmante facilidad; un par de ideas, y voilà...  manipulada.

Es increíble cómo cambia la percepción de la gente sobre ti cuando simplemente disientes. Mientras todo lo que dices va con sus ideas eres lista, eres crítica, argumentas genial, eres la polla, pero si de repente sueltas una opinión que ya no mola pasas a ser automáticamente superficial, básica, simplona, ramplona, vacua, de ideología ligerita, y por supuesto de derechas.

Lo que más gracia me hace es que tengo otra amiga muy pepera muy pepera que dejó de leerme hace años porque decía (y dice) que soy muy sectaria, muy roja muy roja y que pasaba de leerme por eso. Bueno, igual ahora que me he vuelto facha de sopetón me empieza a leer otra vez, jajajaja!

Yo creo que en este país pasa una cosa, aparte de lo que comenté ayer sobre que el 80% de los españoles piensa que los que votan al contrario son subnormales. Y lo que pasa es que todo el mundo se limita a leer y a escuchar los medios con los que coincide ideológicamente pero jamás se molesta en ver qué dicen los contrarios. Conozco a peperos que se cortarían la mano antes de pinchar en el mando la Sexta o de escuchar la Ser o de leer Público. Y por supuesto conozco a socialistas y a podemitas que jamás leerían el ABC ni escucharían la COPE, y poner 13 TV les daría urticaria inmediata. De resultas de lo cual solo escuchan siempre lo que quieren escuchar, solo leen lo que coincide casi al 100% con sus ideas y morirían antes de leer, ver o escuchar ninguna otra cosa. Pero eso sí, la sectaria y la superficial soy yo, que lo leo, lo escucho y lo veo todo.

Pues bueno, después de toda nuestra charla-debate, mi amigo el caminante de los 48 grados (que por cierto hay quien me ha comentado en privado si lo hace por raterismo o por espíritu suicida o por amor a los deportes de riesgo o porque está como una puta cabra), me dice que mi superficialidad se basa en que soy brillante dialécticamente, soy muy buena debatiendo, pero todo a base de argumentos vacuos y de premisas falsas. Ya digo que esto es solo desde que empecé a cuestionar a Sánchez; antes tenía unos argumentos de puta madre. Y dice mi amigo que mi fuerte poder de convicción por mis cualidades dialécticas me convierten en una persona muy peligrosa, porque puedo hacer mucho daño.

Lo prometo, palabrita del niño Jesús. Que soy... peligrosa no, lo siguiente. Lo cual no deja de ser paradójico y divertido a la vez, porque teniendo en cuenta que soy tan fácilmente manipulable desde que no pienso como él, eso me convertiría en la manipulada manipuladora. A mí me manipulan primero y luego yo con mi extraordinaria capacidad de manipulación, voy y manipulo a to quisqui que se acerque a mi blog. La cosa tiene su intríngulis, eh? Es verdaderamente compleja. Bien pensado, parece algo salido de una mente retorcida de la CIA o del CNI o del Mossad o de la KGB o de alguno de esos servicios de inteligencia que siempre están ideando maldades para comerle la cabeza a la gente.

En fin, lo que deduzco de esta peligrosidad mía es que en todos estos años he debido de convertir a un montón de gente a la causa izquierdista con mi famoso y cacareado poder de persuasión y con mi inapelable dialéctica. Igual que ahora os puedo convertir a todos en forofos naranjitos a poco que me leáis con una mijilla de atención. Es que.... oye, no lo puedo evitar, es hablar y la gente quedarse con la boca abierta y decir: oooooooooohhh!! O bien "Hossstia, huyamos de aquí, que esta arpía nos puede convencer pa que votemos a quien no queremos! Socorrooooooo!!"

La verdad es que me he quedado con las ganas de saber si realmente tengo yo ese poderío verbal. Hay por aquí alguien a quien haya convencido de algo alguna vez?? Me refiero a algo de lo que no estuviera convencido antes, claro. Hombre, para mí sería un gran motivo de "orgullo y satisfacción" saber que la gente entra aquí pensando una cosa y sale pensando justo la contraria porque yo los he convencido; lo que pasa es que, sinceramente, tengo serias dudas al respecto.

Yo lo que creo más bien es que aquí no entra a leerme nada más que el que piensa como yo y que los demás salen despavoridos de momento (siguiendo esa costumbre nacional de la que hablaba antes de padecer terribles picores cuando hay que enfrentarse a opiniones contrarias). O bien huyen en cuanto les llevo la contraria la primera vez. O salen por pies en cuanto leen algo que creen que podría decir perfectamente alguien de la cadena de radio contraria o del periódico enemigo. No soy demasiado optimista sobre que me lea mucha gente adversa, la verdad. Si hasta mi propia amiga pepera dejó de leerme, aunque le mandaba religiosamente noticia de todos mis posts!!

Querido amigo casi de Bilbao que gozas caminando a 48 grados por nuestra bella ciudad, despreocúpate de tus temores. Mi blog es visitado por un público bastante reducido, y mucho me temo que cada vez será más reducido. Dado que ya no soy profunda y que mis análisis carecen de hondura y que estoy de un superficial que tira patrás, puedes estar tranquilo. Una verdadera suerte que mi increíble poder de convicción no llegue a casi nadie. Dios aprieta pero no ahoga. Ha puesto en este mundo a una tía de dialéctica asombrosa y peligrosísima como yo, pero lo ha compensado haciendo que cada vez que alguien intente pinchar mi blog para leerlo le dé una descarga eléctrica. Lo comío por lo servío.

De verdad, corazón, te lo prometo, si en las próximas convocatorias electorales la gente deja de votar misteriosamente al PSOE, no es por mi culpa. Palabrita del niño Jesús.

2 comentarios:

  1. Desde hace un tiempo observé que en los diálogos empezaba a disfrutar más de tratar de entender por qué la otra persona piensa así que de vender mi postura. Sin embargo no observo que la gente lo haga con frecuencia, rehuyen de la objetividad. Por otra parte hablar con gente con la que estás de acuerdo en todo punto por punto es demasiado aburrido, ciertas diferencias tratadas con algo de impetú (pero siempre dentro de un talante amistoso) creo que pueden llegar a deparar una conversación más agradecida.

    Bueno, dialécticamente eres difícil de batir, y como tal por poder, seguro que serías capaz de sacar adelante incluso unos argumentos vacuos y unas premisas falsas. ¿O no? ;) Jajajaja.

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    1. Completamente de acuerdo en que estar de acuerdo es un puto rollo, jajajaja.

      Por cierto, hablando de argumentos vacuos y premisas falsas, he aquí los argumentos vacuos y las premisas falsas de José Juan Toharia de las que te hablaba antes en el otro post.

      Que cada cual decida lo vacuos que son sus argumentos o lo falsas que son sus premisas, en todo caso son los mismos que los míos:

      "... gestionar el país con 137 diputados implica estar permanentemente a la intemperie, constantemente a merced de lo que se sea capaz de conseguir de los demás (o, a poco que estos logren ponerse de acuerdo entre sí, de lo que le consientan). Lo entendió —y lo explicó— bien Rivera en el debate de investidura. Pero medio Parlamento ha demonizado esta alternativa: sugerirla o defenderla, equivale para muchos (incluso en la bancada socialista) a traición y entreguismo al PP. Solo el NO se tiene por actitud digna y responsable. No lo es. Es ventajista, pues los costes de esa grandilocuente supuesta dignidad corren exclusivamente a cargo de los ciudadanos. Cuando, como ahora, hay cuatro minorías en liza, si ninguna consigue los apoyos precisos para el propio proyecto (o no logra sumarlos para un proyecto compartido), lo honestamente procedente es permitir que la minoría mayoritaria trate de aplicar el suyo, sabiendo que, por fuerza, habrá de hacerlo negociando y bajo la estricta y permanente vigilancia del resto. Que de eso va, en realidad, la política, no de crear callejones sin salida."

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