lunes, 24 de septiembre de 2018

El sueño de una tórrida noche de veroño

Este sueño lo tuve justamente la noche del sábado, la del Equinoccio de otoño que daba paso a la nueva estación.

Os cuento:

Albert Rivera se entera de que he estado defendiendo con entusiasmo por el Twitter unas cuantas de sus propuestas (Gestación subrogada, regulación de la prostitución, etc.) y se pone en contacto conmigo.

Estamos en una terraza sentados con otras personas. El diálogo es más o menos el siguiente:

- Tienes que venirte con nosotros. Necesitamos gente como tú, con las ideas claras y con don de palabra. Tú eres exactamente el tipo de persona que buscamos.

- No, no, yo paso. Nunca he militado en ningún partido y no voy a empezar ahora. Soy un verso suelto de toda la vida de Dios y me gusta ir por libre.

- Bueno, pues si no quieres entrar en el partido puedes ir por libre como a ti te gusta. Vas en las listas por independiente y no pasa nada.

- Que no, que  no. Que si voy en las listas ya tengo que estar siempre de acuerdo y no puedo decir nada en contra. Y yo si estoy de acuerdo con algo bien pero si no paso de tener que mirarme el argumentario del partido pa ver qué dice de esto o de aquello. Y luego la jeta que hay que echarle cuando te preguntan los periodistas y donde dije digo digo diego, que pa ser político hay que tener la cara de cemento armado. Y luego te sacan la maldita hemeroteca y te quieres morir. Que no, ni pensarlo. Yo tendré de to la vida muy poca vergüenza pero a esos extremos no llego.

Rivera me mira contrito y un tanto defraudado.

Me hace una última propuesta:

- Bueno, pero no estarías dispuesta a colaborar con nosotros en la sombra, a modo de asesora o algo así? Tú puedes medir el pulso de la calle y aconsejarnos. Te pagaríamos un sueldo y podrías dedicarte a tiempo completo. Es una pena que una persona con tu talento lo desperdicie trabajando en una biblioteca, con lo que podrías ayudar a cambiar las cosas.... y blablablabla....

-Albert, que no. No quiero dinero ni quiero nada. Yo estoy contenta con mi trabajo y con mi sueldo y no pienso cambiar de vida. Si tú quieres mi opinión sobre algo me llamas o me escribes y yo te la digo, o si quieres saber qué se dice en la calle o en las redes sobre un tema lo mismo. Pero a título personal y sin dinero de por medio porque si estoy a sueldo eso me comprometería y ya te he dicho que no quiero.

Total, el pobre Rivera ya se rinde por completo, se da cuenta de que no hay nada que hacer.

Cuando creo que ya me va a dejar tranquila se saca un sobrecito del bolsillo:

- Te admiro, Inma. Me pareces una persona honrada y con valores, con principios inamovibles y con integridad moral y eso es digno de admiración. Me hubiera gustado que colaboraras con nosotros pero ya que lo tienes tan claro quiero hacerte entrega de este obsequio.

- No, por favooooor, no quiero nada, de verdad.

Miro horrorizada el sobre, preguntándome qué clase de "regalito" me ofrece para untarme y entonces saca un pañuelito de papel. lo abre, y dentro hay....

Boquerones en vinagre!!!!!!!! Un puñao de boquerones en vinagreeeeee!!!!!

Palabrita.

Señor, por queeeeeeeeé?

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