lunes, 1 de octubre de 2018

El gobierno bonito... y olé!

Hace ahora 4 meses aproximadamente escribí un post titulado "El seductor" en el que daba mi benévolo voto de confianza al gobierno de Pedro Sánchez recién salido de la moción de censura a Mariano Rajoy. Copio el enlace por si alguien no lo leyó:

https://arfondoalaizquierda.blogspot.com/2018/06/el-seductor.html

Vale, pues ahora corro rauda y veloz a retirar esa confianza definitivamente. Fui una ingenua, lo reconozco, y me dejé embaucar como una pardilla. De verdad, no es hacer leña del árbol caído porque de hecho ni ha caído ni creo que caiga. Como bien dice la ministra Celaá, este gobierno es de granito, como la propia cara de su presidente, y estoy segura de que va a aguantar carretas y carretones y todo lo que le echen. Fijo.

No hace falta a estas alturas que venga yo a contaros la sucesión de cagadas y despropósitos de Sánchez y sus ministros.  En el argumentario del Gobierno y del Partido Socialista se habla de acoso. Concretamente de una operación orquestada de acoso y derribo al gobierno. Vamos, más o menos el mismo argumentario que usaba el PP  cuando día sí día también saltaba un escándalo pepero. En eso son primos hermanos PP y PSOE.

No, no pretendo comparar los pequeños pecadillos veniales de estos ministros con la corrupción profunda y sistemática del PP.  Hablo de ministros y altos cargos del PP que fueron obligados en su día  a dimitir por faltas muy similares a las de los actuales. El ministro Soria, por ejemplo, que dimitió por mentir y negar que tuviera una sociedad offshore de la que decía no tener conocimiento porque era una sociedad familiar. Como debería dimitir ahora la ministra Delgado por mentir acerca de su relación con el comisario cloaquero por antonomasia, José Villarejo, al que en un principio negó conocer, para después ir desdiciéndose poco a poco hasta que en las grabaciones del susodicho se revela un grado de confianza y compadreo entre ambos muy difícil de compatibilizar con una relación casual de hola y adiós como la que ella dice mantener. De comentar el contenido soez de esas conversaciones me voy a abstener porque me parece mucho más impresentable la mentira como tal.

Y no nos acordamos ya de Cifuentes, que sufrió el acoso de medios y oposición durante casi dos meses por un máster muy parecido al de la ministra Montón? Al final es cierto que no dimitió por haber mentido con respecto al máster sino por la filtración a la prensa del famoso vídeo en el que se la veía robando unas cremas en un centro comercial.

En fin, Soria y Cifuentes fueron acosados por los mismos que ahora se quejan del acoso mediático que pretende acabar con el gobierno. El propio Sánchez, que ahora se muestra escandalizado por la persecución, fue implacable con ellos. Exigió desde las primeras noticias las dimisiones de Soria, y después la de Cifuentes. Y juraba y perjuraba que él jamás admitiría en sus filas ese tipo de gentuza. Recordemos las palabras clave que ahora tienen en la picota al Ministro de Universidad e Investigación, Pedro Duque:

"Si alguien crea una sociedad con el fin de pagar la mitad de impuestos que le corresponden esa persona al día siguiente sale de mi Ejecutiva".

Fin de la cita.

Si este tío no hubiera sido tan bocazas en su día, si no hubiera ido dando lecciones de ética pública a diestra y siniestra exigiendo cabezas a cascoporro tal vez ahora tendría menos problemas, porque hay en este momento en su gobierno dos ministros que incumplen seriamente el propio listón moral que él había puesto a los demás. El pobre Pedro Duque se tiene que estar preguntando cómo coño se dejó embaucar para meterse en este follón sin comerlo ni beberlo.

Aparte de todo esto, podríamos contabililizar las constantes rectificaciones, contradicciones y cagadas del gobierno. Por citar algunas de las más notorias: la venta/no-venta de bombas a Arabia Saudí, las devoluciones en caliente de inmigrantes a Marruecos después del paripé del recibimiento jubiloso al Aquarius, la prometida publicación de las listas de amnistiados fiscales, la reconversión del Valle de los Caídos después de la exhumación de los restos de Franco...

Bueeeeeeno... este episodio de la exhumación merece capítulo aparte. Aquí la cagada llega al cúlmen del surrealismo más cómico, es una historia que sólo se le podría haber ocurrido a un genio como Berlanga, que si viviera podría hacerse de oro con todo este sindiós. Según las últimas informaciones la familia del dictador pretende enterrar sus restos en la mismísima Catedral de la Almudena, en pleno centro de Madrid!!!!!! Toma yaaaaa!!!!! No queríais café? Pues ahí van 10 tazas!! Completamente demencial.

En fin, la respuesta a la supuesta campaña siniestra de acoso y derribo por parte de la derecha mediática no se ha hecho esperar: se han tirado al monte del victimismo. Las campañas de victimismo suelen ser muy prácticas y funcionan bastante bien con los votantes. Consiguen captar muchas simpatías entre los afines.  De hecho es la misma estratagema que está usando el PP con los suyos.  El desalojo del gobierno y el acoso a Casado por lo del máster lo usan los peperos con sus huestes, como Sánchez echa mano del acoso a sus ministros y a él mismo. PP Y PSOE son tal para cual en este aspecto, se valen de las mismas técnicas de persuasión, y además se las saben todas. Son ya muchos años engatusando al personal.

Podemos y Ciudadanos frente a esta estrategia victimista no tienen nada que hacer. El votante de izquierdas se volcará en el PSOE para  "apoyar" a Sánchez frente al acoso de la derecha y el votante de derechas se volcará en el PP para apoyar a Casado frente al acoso de los medios de izquierdas. Los adeptos al bipartidismo pueden estar tranquilos; con este método de persuasión está garantizado.

Otra reacción interesante a la vez que sorprendente ha sido la repentina preocupación del gobierno por poner límites a la libertad de expresión. Salió hace unos días la ministra Carmen Calvo hablando de la necesidad de establecer esos límites. Curioso, mientras salían día sí y día también escándalos del PP a nadie le preocupaba la libertad de expresión ni poner límites a la prensa, y ahora sin embargo urge hacer algo para "evitar que los medios de la derecha ataquen a destajo a un gobierno progresista que sólo pretende solucionar los problemas de los ciudadanos".

En fin, a lo largo de estos meses Sánchez me ha convencido con creces de algo que yo ya tenía bastante claro de antes aunque tras la moción quise darle la oportunidad de demostrar lo contrario. Nunca ha dejado de ser el encantador de serpientes que siempre vi en él, el tipo alto y apuesto de voz aterciopelada que seduce al personal con un discurso vacuo aparentemente amable y conciliador tras el que sólo se esconde una ambición personal sin límites. Y si alguna duda hubiera tenido, la entrevista que le hizo hace unos días Ana Pastor en la que llegó a repetir más de 20 veces la frase "Yo soy el presidente del gobierno" habría sido definitivamente reveladora. Era como si necesitara pellizcarse constantemente para creerlo, para comprobar que no estaba soñando. "Ana, yo soy el presidente del gobierno"; "Verá, Ana, es que yo soy el presidente del gobierno"; "No puedo decir eso porque yo soy el presidente del gobierno"; "Comprenderá usted, Ana, que yo como presidente del gobierno que soy...."

Imposible cagarla más en 100 días. Imposibles más bandazos, más contradicciones, más mentiras, más rectificaciones, más chapuzas, más despropósitos. Imposible desdecirse y cagarse más en todo lo dicho cuando pontificaba desde la oposición. Imposible más cinismo.

Y aun a sabiendas de que esa campaña de victimismo ya ha calado en mucha gente, incluso en algunos de los que leáis esto, no puedo evitar lamentarme de que una estrategia tan vieja y tan burda siga dando tan buenos resultados y que de verdad la gente siempre termine matando al mensajero en lugar de escandalizarse del mensaje. Lo peor no es la mierda de políticos que tenemos, lo peor son sus hooligans. Lo peor es que esos políticos son lo que nos merecemos.

En fin, es lo que hay. Berlanga y Gila hoy se hincharían sacándole punta a todo esto.

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