La ministra Magdalena Valerio dice que le han colado un gol por toda la escuadra porque, así como quien no quiere la cosa y sin darse cuenta, su Ministerio autorizó la creación de un sindicato de "trabajadoras sexuales". Teniendo en cuenta que tanto el Gobierno megafeminista de Sánchez como el propio PSOE sostienen una postura abolicionista con respecto a la prostitución está claro que no ha sido un gol, sino un golazo como la copa un pino.
Personalmente en este asunto me quedo con la postura de Ada Colau, sin que sirva de precedente porque mi feeling con esta mujer es prácticamente nulo, pero mira, en esto estoy totalmente de acuerdo con ella. Me parece absolutamente hipócrita un
gobierno que tolera y mira para otro lado cuando se trata de
las empresas y las grandes cadenas de clubs de alterne, que no tienen
ningún problema en asociarse para defender y proteger sus intereses
multimillonarios, mientras pone el grito en el cielo por que las trabajadoras se organicen y se sindiquen para defender y proteger los suyos. Nadie mejor que ellas puede saber lo que quieren y lo que necesitan, y menos que nadie un gobierno paternalista que ni siquiera se ha molestado en preguntarles.
La prostitución no acabará nunca mientras exista demanda, por más que lo deseen las
pseudofeministas del nuevo puritanismo, aparte de que muchas personas que se dedican a ella no tienen la posibilidad de un trabajo alternativo. Ahora bien,
la manera de acabar con el proxenetismo explotador es precisamente
regularizarla, controlarla y no forzar a las personas a la
clandestinidad. De esta manera sólo se conseguirá lo del dicho: la
zorra pobre al portal, la zorra rica al rosal, y
los nuevos biempensantes satisfechos creyendo que han hecho una buena
acción.
Nuestra Constitución recoge el derecho a la sindicación de los trabajadores, el
derecho a constituir asociaciones, y
la igualdad de todos los españoles ante la ley. De todos es sabido que la prostitución es un gran negocio que atrae a muchas mafias de delincuentes pero es a este entorno al que se tiene que enfrentar la
Justicia, no a las trabajadoras del sexo,
que tienen o deberían de tener todo el derecho a sindicarse y defenderse de la explotación de
que son objeto.
.
Y cuando los abolicionistas alegan que este trabajo mina la libertad y la dignidad de quienes se dedican a él que se dejen de pegos y de hipocresías. En este
país se cuentan por decenas de miles los trabajos en los que se explota, se recortan los
derechos civiles y laborales y se menosprecia la dignidad de los
trabajadores: Y NO PASA NADA. Al revés, en ocasiones incluso se alienta esa explotación a través
de la legislación. Así que menos golpes de pecho y menos moralinas, que esta gente necesita soluciones a sus problemas, no sermones.
He dicho.
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