Últimamente hay varias personas que me han hecho notar la extrañeza que les producen algunas de mis rarezas y manías más emblemáticas.
Siempre he dado por sentado que todo el mundo, o al menos la mayoría de la gente, tiene algún tipo de manía y por eso no le daba la menor importancia a las mías, pero ya digo que empiezo a plantearme que tal vez mi anormalidad, de la que siempre he hecho gala con orgullo, sea especialmente anormal e incluso preocupante.
En fin, que he decidido hacer una recopilación de mis rarezas más características y contarlas en el blog para que el que quiera opine acerca de ellas. De algunas ya he hablado en alguna otra ocasión y casi todas son conocidas por mis amigos, vamos, que ninguna es secreta secreta del todo.
Allá voy. Hoy quiero confesaaaaaaaaar:
MI TRAPO DE DORMIR
Esta manía la conocéis muchos. Yo siempre duermo con un trapo de dormir. En realidad no es solo de dormir, me gusta llevarlo todo el rato conmigo, por lo menos cuando estoy en casa. Lo toco constantemente pero sobre todo lo necesito para dormir porque si no lo tengo en la mano no puedo pegar ojo.
Mi trapo de dormir siempre ha sido un trapo con un tacto especial. Mi costumbre es sostenerlo entre el pulgar y el corazón y sobarlo hasta dejarlo hecho un trapajo. Normalmente lo saco de camisetas especialmente gustositas al tacto. Siempre que encuentro una cuando está muy vieja la parto en trozos y los guardo para cuando se me gaste el trapo viejo.
Si me despierto por la noche y veo que no lo tengo en la mano soy capaz de montar el cirio padre para encontrarlo. De esto es testigo mi ex, que al pobre lo despertaba cada dos por tres zarandeándolo por si mi trapo estaba debajo de él. Por eso muchas veces cuando se despertaba él y encontraba el trapo en su sitio me lo metía en la mano.
En fin, en los últimos tiempos he encontrado una solución mucho mejor para no perder el trapo, que es dormir con él puesto. Vamos, con la prenda en cuestión, por muy vieja que esté. En lugar de partirla en trocitos como hacía antes ahora la llevo siempre puesta y así puedo tocarla sin que se me pierda.
Mi trapo actual es una camisetilla de tirantes sueltecita negra; es de los mejores trapos que he tenido nunca, tiene un tacto superagradable. Ya tiene varios agujeros pero espero que me dure un montón de años.
Más de una vez he pensado no quitármela nunca y traérmela a trabajar debajo de la ropa pero me parece que ya sería pasarse. Además para la calle tengo otro vicio del que hablaré un poco más adelante.
MIS CALCETINES DESPAREJADOS
Esta es una manía relativamente reciente que inicié por esa capacidad que todos sabéis que tienen los calcetines de desaparecer de uno en uno. Al parecer es una cosa que no solo pasa en mi casa sino que mucha gente me ha contado que también le pasa.
Bueno, pues yo al principio despotricaba como todo el mundo y me cagaba en to la nación de la lavadora. Pero con el tiempo descubrí que es mucho más divertido llevar los calcetines cada uno de un color; le da vidilla a los pies. Y yo intento combinar tonos que no se maten pero incluso las combinaciones raras quedan chulas: rojo y rosa, verde y azul… Hoy por ejemplo llevo uno azul y otro rosa.
De todas maneras lo desparejado a mí siempre me ha gustado. Soy aficionada también a ponerme de vez en cuando los pendientes desparejados, los pasadores y en general todo lo que va en pareja.
Y cuando me pinto las uñas me gusta hacerlo de varios colores, como mínimo dos, y a ser posible diferentes de una mano a la otra o de un pie al otro.
MIS PALILLOS CHINOS
Esta rareza me viene de hace años y la comparto con mi hija; no creo que le importe que lo diga porque nunca lo hemos llevado en secreto.
Yo empecé a hacerlo cuando descubrí el sushi y me di cuenta de que era mucho más divertido comer con palillos que con tenedores.
Al principio me costaba mucho porque era torpona en el manejo de los palillos pero en cuanto le cogí el truco pillé un vicio que no veas, y empecé a comer los espaguetis enrollándolos en los palillos, y de ahí pasé a hacerlo con todo lo demás, legumbres incluídas, aunque reconozco que agarrar los garbanzos con los palos es bastante complicado. Pero como digo es un vicio y cuanto más cueste el alimento en cuestión más me gusta. Además lo encuentro muy glamouroso.
Mi hija se enganchó al verme a mí y también le tomó afición, y ahora compartimos los palillos que hay en casa; el resto de la familia usa las herramientas tradicionales.
MEZCLAR GELES, CHAMPÚS, CREMAS Y JABONES
Pues sí, tengo varios jabones y los uso indistintamente y a menudo los combino en la ducha. Y con los champús hago igual, uso dos, primero me echo uno y cuando me enjuago el pelo me echo el otro.
Las cremas corporales, que yo las uso para la cara también y para todo, las mezclo también, hago unos mejunjes muy interesantes, y a poder ser les echo también un poquito de protección solar pantalla total, y siempre añado aceite de oliva, para completar la hidratación.
Creo que en lugar de gastar un pastizal en comprar cremas con ingredientes varios en cantidades mínimas, los ingredientes que quiera se los puede añadir una misma en cantidades industriales.
Y lo mismo en geles y champús. Si dicen que la cerveza es buena para el pelo por qué no añadírsela a tu champú? O el vinagre, que deja un brillito muy chulo. O el aceite de oliva o de argán en la crema suavizante. En fin, no esperar a que saquen el producto industrialmente ni pagar un ojo de la cara por él al fabricante sino montárselo en plan casero y en las cantidades que a cada cual le venga bien.
MIS ETIQUETAS DE CERVEZA
Es el equivalente cuando estoy en la calle a mi trapo de dormir. Por eso es una de mis manías más conocidas.
Esto me viene de cuando dejé de fumar, que empecé a arrancar las etiquetas de las cervezas y a liarlas y sobarlas hasta dejarlas hechas un gurruño de difícil identificación.
Con el tiempo dejé de sentir ansiedad por el tabaco pero ya me había enganchado a este otro vicio, mucho menos peligroso que el anterior, prácticamente inofensivo. Pero vamos, que cuando no tengo etiqueta de la cerveza para enrollar puedo incluso matar.
La buena noticia es que a unas malas la puedo sustituir por cualquier otro papelillo: etiquetas de refrescos, servilletas de papel, billetes de bus, incluso klínex.
MI CANIBALISMO
Bueno, yo creo que esto lo comparto con muchísima gente, por lo menos con todos los que nos hemos comido las uñas y los padrastros alguna vez.
Yo ya casi no me los muerdo directamente; me costó muchísimo quitarme el vicio de pequeña; reconozco que el tabaco me ayudó un montón, porque es muy difícil fumar y comerte las uñas al mismo tiempo aunque cuando se tiene mucho vicio es perfectamente posible. Doy fe.
Con el tiempo no me arranco las uñas y los padrastros a mordiscos sino que me los quito con las otras uñas, a tirones, y luego ya sí me los como y los vuelvo a incorporar a mi cuerpo, aunque de otra manera, en forma de alimento.
De resultas de este vicio ya van varias veces que se me han infectado los padrastros y he tenido que ir a que me saquen la pus de manera punzante y dolorosa. Cuando me pasa eso me autoflagelo duramente y me prometo a mí misma dejar de hacerlo. Pero es inútil, siempre vuelvo, es superior a mí.
El autocanibalismo es un vicio muy extendido pero que no deja de ser bastante asqueroso cuando lo cuentas, aunque reconozco que es mogollón de gozoso. Por eso es muy difícil dejarlo. A mí comerme mis uñas me encanta, y los padrastros igual. Las cutículas también me las como después de arrancármelas con el quitacutículas.
Bueno, y lo más asqueroso. Ya puesta a confesar lo reconoceré: también me arranco de vez en cuando trozos de pellejo del pie y me los como. Limpitos, por supuesto, que una será asquerosa en cuanto a costumbres pero muy escamondá.
En fin, y de momento esto es todo de lo que me acuerdo ahora mismo. Seguro que si me pongo a pensar tengo algunas manías más.
No pasa nada, conforme las vaya recordando prometo que las iré incorporando a este post y os avisaré para que lo releáis y podáis criticarme a gusto.
Comerse los mocos también cuenta como autocanibalismo. Pero, curiosamente, nadie lo reconoce.
ResponderEliminarA mí eso me parece una ordinariez.
ResponderEliminarComo comerse las pelotillas de los pies.
O como criar pelusa en el ombligo.
Yo creo q en esto de las manías hay clases.
Pero sería bonito q en este post, por asquerosos q fueran, se confesaran vicios indecentes como los míos
EliminarFijo q hay por aquí gente igual o más viciosa y maniática q yo. Hasta rozando lo coprofílico. Pos coño, no os corteis y confesad
Cuantas veces te duchas al día. Desde mi punto de vista una no es suficiente.
ResponderEliminarPor supuesto que no, querido Martínez.
EliminarYo me ducho dos veces al día y las que haga falta cuando sea menester.
Lo del trapo de dormir es algo que hacía mi hijo, cuando era pequeño, con el forro de mi bata de estar en casa. Si yo estaba, se acunaba sobre mí y lo frotaba entre los dedos. Si yo no estaba, pedía la bata de papá y repetía el ritual.
ResponderEliminarEse forro era parecido al tejido de las medias o pantis.
Cuando venía alguien de visita a casa con medias puestas él se escondía por debajo de las sillas hasta que llegaba a la altura de sus piernas y se ponía a sobarlas con fruición y delicadeza.
Ahora creo que ya no tiene esa "manía".
Lo de los calcetines lo practico yo también, aunque en mi caso es más fácil, porque no tengo gran variedad de colores, con lo cual no es complicado. Pero me daría igual. Eso de buscar los pares para doblarlos juntos me parece una pérdida de tiempo inútil.
De tus demás manías no "padezco" ninguna. Lo del autocanibalismo, lo único que me gustaría comerme de mi mismo está fuera de mi alcance.
El resto de mis manías tienen más que ver con los demás que conmigo.
Por ejemplo, me gusta eso que hacen algunas personas cuando te dan un beso en la cara de aspirar fuerte por la naríz como si quisieran oler tu esencia...
Y otras muchas rarezas más...
Es curioso lo de objetos a modo de elementos de seguridad, tranquilidad o vínculo de cualquier tipo. Pero yo no lo hubiese pensado de ti. Por el contrario transmites seguridad y ser una persona a la que todas esas cosas podrían resultarle ridículas. Pero curiosamente no es así. Quién sabe en qué lugar y el motivo que generó a lo largo de tu vida esa necesidad. Poco importa, pero eso te hace más delicada y posiblemente entrañable. Un abrazo.
ResponderEliminarBueno, Martínez, si lo dices por mi trapo de dormir yo no lo toco para sentirme tranquila ni nada de eso. Lo toco porque es muuuuy gustosito al tacto y yo soy viciosa de tocar.
EliminarPero no le tengo ningún tipo de apego sentimental. De hecho cuando un trapo ya está muy gastado lo sustitutyo por otro de tacto similar y me quedo tan pancha.
La cuestión es llevarme la contraria, sea como sea. Eres absolutamente incorregible. Cuídate mucho.
ResponderEliminarQue yo te llevo la contrariaaaaaaa?? Yoooooooooo???? Eso es una majadería, yo nunca te he llevado la contraria!! Cría cuervos!!
EliminarJajajaja, es coña! Claro que la cuestión es llevar la contraria. Hay algo más divertido que discutir y polemizar, aunque sea por gilipolleces?
Sin duda y más en un blog tan especial, divertido y sincero como éste. Por cierto, los comentarios que dejamos en post antiguos se ve que no los contestas, ¿verdad?
ResponderEliminarAlgún comentario en particular que quieras que te conteste?
EliminarPor lo general contesto a casi todo, salvo que haya poco que contestar o no tenga nada que añadir a lo dicho.
Estas diciendo claramente que mis comentarios son obviables? Desde luego te dejo un instante y me humillas sin piedad. Si no fuera por lo mucho que te aprecio. ..
ResponderEliminarLo de llevar los calcetines desparejados (si se nota) mola. Es moderno.
ResponderEliminar¿Trapo de dormir? Pobre hombre. Que una mujer prefiera dormir abrazada a un trapo antes que a él debe de ser un hachazo definitivo al autoestima de todo varón... Es el subsuelo, no hay planta más abajo.
¿Dejaste de fumar al quedarte embarazada?
Mis manías... Me gusta saltar delante del espejo escuchando música. Me motiva y me sirve de descanso cuando hago ejercicio. No tengo mucho más que añadir.
Bueno, si el hacerse pajas a destiempo y en momentos poco adecuados te sirve, lo puedes añadir a tu antología.
Jajajaja, yo también bailo saltando delante del espejo. De hecho es mi deporte favorito. Y hago gimnasia al ritmo de la música también delante del espejo. Es un ejercicio estupendo y mentalmente muy sano porque además te das cuenta in situ de lo cachas que estás, jajajaja.
EliminarLo del trapo no es para tanto, hombre. Yo no duermo abrazada a mi trapo; duermo con él puesto, que es peor, jajajaja. Qué quieres que te diga? Dormir con un tío puesto es mucho más incómodo.
Y lo de la pregunta de fumar qué tiene que ver con lo de las manías? es una obsesión tuya o algo?
Bueno, si tienes curiosidad, no, nunca he dejado de fumar en los embarazos. En los dos primeros reduje bastante el número de cigarros pero en el último estaba muy nerviosa y la verdad es que fumaba un montón. Tenía un cargo de conciencia increíble. De hecho estaba loca por parir para dejar de meterle mierda al pobre chiquillo, pero es que no era capaz de dejarlo. Fue el único de mis hijos al que no le di el pecho, y fue justo por eso.
Menos mal, pensaba que era el único al que le gustaba 'moverse' delante del espejo al son de la música. Y observar la atractiva repercusión que obtienes del ejercicio sube mucho la moral.
ResponderEliminarNo, por nada en particular. Como he oído que uno de los principales incentivos para dejarlo, era el embarazo y como tú lo has estado tres veces, deduje (erróneamente por lo que veo) que en alguno de esos tres lo hiciste.
Menos mal, pensaba que era el único al que le gustaba 'moverse' delante del espejo al son de la música. Y observar la atractiva repercusión que obtienes del ejercicio sube mucho la moral.
ResponderEliminarNo, por nada en particular. Como he oído que uno de los principales incentivos para dejarlo, era el embarazo y como tú lo has estado tres veces, deduje (erróneamente por lo que veo) que en alguno de esos tres lo hiciste.