Pues sí, queridos amigos, hoy he vuelto a tener uno de esos sueños inquietantes que a veces me asaltan y que siento la necesidad imperiosa de relataros, para compartir mi angustia y mi desazón. El sueño de hoy era de naturaleza intermitente, puesto que constaba de dos partes claramente diferenciadas que iban turnándose en mi subconsciente de forma totalmente caprichosa.
Por un lado venía el Consejero de Educación de la Generalitat de Cataluña a hacerme una consulta. Por qué a mí? Ah, pues no sé. El caso es que, como sabéis, el Tribunal Supremo ha ratificado la sentencia del Superior de Cataluña según la cual se determina como obligatorio que haya un 25% de clases en castellano en las aulas de la Comunidad. Pues bien, al Consejero no le salían las cuentas y no sabía cómo distribuir las clases, así que vino a preguntarme a mí.
Claro, yo inmediatamente pienso que lo que me parece mejor y más justo es que sean los padres los que decidan cuál es la lengua que prefieren que sus hijos tengan como predominante, aunque por supuesto también aprendan la otra, por lo que propongo que haya dos opciones: una del 75% de clases en castellano y otra de 75% de clases en catalán. El consejero me dice que vale, pero que sea yo la que establezca los horarios. Y así me he pasado toda la noche sudando la gota gorda intentando cuadrar las clases en castellano y en catalán de cada grupo, y esto sin tener que aumentar la plantilla, que es la primera condición que me puso el Consejero.
Supongo que por el agobio tan grande que tenía elucubrando sobre este difícil asunto, mi mente se evadía de vez en cuando con otro problema, que es la otra parte de mi sueño. Como no podía ser menos Telecinco tenía que estar de por medio. Resulta que Belén Esteban y Raquel Bollo se habían peleado y no querían verse las caras ni muertas. Como las dos presentan el mismo programa me llaman los directivos de Telecinco para resolver el problema. Teniendo en cuanta que los pasillos de la cadena son superlargos pero no hay salidas traseras, es decir, que a la ida o a la vuelta inevitablemente te tropiezas con los que salen o entran, la cuestión estaba en diseñar unos horarios que impidieran el indeseado encuentro entre las dos divas. Se trataba de impedir que se cruzaran ni en la peluquería ni en maquillaje ni en los servicios ni en el aparcamiento ni en ninguna parte, pero que pudieran acudir a trabajar diariamente las dos para comentar la actualidad palpitante del Sálvame.
En fin, que toda la noche me la he pasado organizando horarios, a ratos de las clases en catalán y castellano, y de repente el consejero desaparecía y me veía intentando conciliar los horarios de Telecinco para que Belén Esteban no se tropezara en los pasillos con la Bollo. Os podéis imaginar la nochecita. Claro, ahora estoy hecha polvo y no doy pie con bola, porque ya mi dosis de pensar, organizar y tomar decisiones complejas de este día la tengo más que agotada.
El sueño ha terminado con un señor que venía y me invitaba a ser la pregonera de la Bienal de Zaragoza, que ignoro qué cosa pueda ser, pero el hombre estaba superinteresado en que el pregón lo leyera yo, no me preguntéis por qué.
Bueno, ya os dejo, no sin antes informaros a los interesados en mis aventuras ferroviarias, que sé que sois muchos, de que los dos desaprensivos del tren que habían invadido el último vagón, después de dos semanas desaparecidos en las que llegué a pensar que todo había sido un mal sueño, han vuelto esta mañana. Después de la nochecita que me he pasado. No hay derecho.
La resolución de la crisis en Telecinco no tiene demasiado misterio. Todo pasa por contratar a un maromo rubio y musculoso cuyo pene no tuviera nada que envidiar al de Viggo Mortensen. Así en los servicios mientras una se peina, se baña o lo que sea, la otra, aunque esté en el retrete de al lado, tiene otro sitio a dónde lanzarse fervientemente que no sea la yugular de su homóloga.
ResponderEliminarQuerido Roman, me parece muy buena idea, pero me temo que desde que desperté ha dejado de importarme un pimiento si estas dos se matan, se moñean o se comen a besos.
ResponderEliminarLo bueno de los sueños es que, por mucho que te agobien mientras estás dentro de ellos, en cuanto vuelves a la realidad pasas totalmente de ellos.
Y francamente, si encontrara un maromo como el que dices antes me lo quedo yo para uso personal que sacrificarlo para solucionar los contenciosos de estas dos petardas. Diiiiigo!
Bueno, solo era por dar una idea... Me puse por un momento en tu piel, en la situación... y es algo que se me había ocurrido muy de repente, de hecho fue instantáneo. ¡Eureka! Y no me lo he pensado dos veces a la hora de escribir.
ResponderEliminarYo no sueño casi, entre que duermo poco y tengo un sueño tan profundo que tan solo un taladro en la oreja quizás a lo mejor podría perturbarlo...
Eras madre de tres hijos, si no recuerdo mal, ¿no? ¿Y con el padre qué pasa entonces? ;-(
¡Pobrecito!
Total, pa que sueñes las mamarrachadas que yo sueño, casi mejor que duermas en blanco.
ResponderEliminarYo muchas veces pienso: con la de cosas tan interesantes que hay para soñar cómo es posible que yo tenga esta mierda de sueños? En fin, la vida es así.
El papá de mis hijos bien, gracias. Muy guapo y muy sanote que está. Te manda recuerdos.