Resulta que me invita la hija de una prima a su boda. Aunque normalmente ni me lo pienso y digo que no desde el principio esta vez la cosa es un poco distinta y decido hacer una excepción. Aparte de que le tengo mucho cariño a la chiquilla, la verdad es que somos una familia no demasiado grande y últimamente no nos vemos más que en situaciones trágicas y luctuosas, en hospitales, tanatorios y cementerios, y en el último evento nos prometimos los unos a los otros un encuentro algo más lúdico, así que cuando recibí la invitación pensé que era una buena ocasión para resarcirnos de tanto drama y pasar un buen rato todos juntos sin tener que sorbernos los mocos todo el tiempo. Total, que dije que sí. Y ahí empezaron mis tribulaciones.
El tema vestuario lo resolví rápidamente tirando de fondo de armario. No del mío, que en cuestión de festejos es más bien escasito, sino del de mi hija, que a base de darse de hostias con la gente en las rebajas se ha hecho con una buena colección de modelazos low cost para ocasiones especiales. Así que después de probarme unos cuantos, echarme algunas fotillos y hacer una sencilla encuesta entre mis allegados, resolví fácilmente cuál ponerme. Asunto finiquitado. Pero ahora llegamos a lo verdaderamente espinoso: el regalo.
De entrada a mí lo de regalar dinero me da no sé qué. No me ha gustado nunca, me parece antiestético, superfeo; es el regalo más frío e impersonal que existe, parece una transacción comercial. Qué queréis, soy una romántica, una especie en extinción. Aún recuerdo cuando, allá por el pleistoceno, se casaban los amigos y nos juntábamos unos cuantos para regalarles la tele o alguna cosa que pudieran necesitar. En fin, eran otros tiempos. De todas formas, aunque al principio me resistía y estuve pensando en otro tipo de regalo algo más elaborado, al final me rendí porque todo el mundo me decía lo mismo: no le des más vueltas, todos los novios lo que quieren es pasta. Bueno, vale, sucumbo a los usos y costumbres de estos tiempos decadentes. Pero ahora viene la gran pregunta: cuánto?
En principio mi economía actual podría definirse básicamente como "de subsistencia". Tengo un buen sueldo, sí, pero por avatares y circunstancias que no vienen al caso (y aunque vinieran tampoco las voy a contar) la cuestión es que estoy a dos velas, y con un mes de mayo por delante y tres hijos que comen como limas, beben como esponjas, se visten y destrozan la ropa, y encima dos de ellos se gradúan el mes que viene (o al menos van a hacer como que se gradúan). Cágate, lorito: feria de mayo, trajes de graduación, fiestas de graduación, esa manita tendida todo el día: "mamá, necesito que me compres... mamá, me das para...?" Una pesadilla que sólo os podéis imaginar los que estáis en las mismas y sepáis lo que es ese horror.
Total, a lo que voy, que me enrollo más que una persiana. Que decido que 100 euros es mi tope, que era poco más o menos lo que pensaba gastarme en un regalo y que eso es lo que les voy a dar. No obstante, dada mi falta de experiencia en estos asuntos, como de costumbre vuelvo a hacer una encuesta a mi alrededor.
Le pregunto primero a una amiga que sé que es asidua a eventos sociales. Cuánto se paga en estas cosas? Me contesta:
- Pues yo tengo una boda también la semana que viene, y como somos tres les daré 400.
- 400????? Pero tía, qué pasada, yo eso no puedo ni loca.
- Pues alucina. Hace dos semanas fui a otra y les dimos 600.
- Comooooooorrrr? 600 hace dos semanas y ahora 400????? Pero bueno, de dónde sacas la pasta, cómo puedes permitirte ese nivelazo?
Se lo pregunto porque además me consta que su economía no es tampoco muy boyante, vamos, que no es precisamente millonaria.
- Pues tirando de ahorros, tía.
Hosssstia, tirar de ahorros para asistir a eventos sociales. Qué fuerrrrrte!
Yo los pocos ahorros que tengo, que son una ridiculez, los guardo para alguna necesidad importante, para algún imprevisto que no pueda solventar de otra manera, pero para una bodaaaaaaaa???? Me quedo a cuadros, ojiplática, pelipúntica y carnegallinácea, todo a la vez.
Como esta respuesta no me vale en absoluto, sigo preguntando por ahí. Otra amiga me cuenta que estuvo en una boda el mes pasado.
- Yo les di más porque les debía un favor y aproveché, pero vamos, lo normal es 150 euros por persona.
Jodeeeer. Por persona!!!!! Pero entonces una familia más o menos normal, de cuatro o cinco personas, con un sueldecito normal, si va a un evento de éstos tiene que dejarse la mitad del sueldo del mes!!! Sinceramente no tenía ni idea de que la cosa había llegado a ese punto de locura; me parece un disparate, algo completamente demencial. Habrá hasta quien se quede sin comer, lavirrrgen! Menos mal que no se me ha ocurrido ir acompañada, que al principio lo dudé. A Dios gracias no se apuntó nadie más; si no ahora mismo me vería en la tesitura de tener que excusarme para no ir. Es que no podría pagar eso ni loca.
Se supone que estamos en crisis, que hay un montón de gente sin trabajo o con sueldos miserables, pasándolas canutas. De dónde saca la peña pasta para estas cosas? Porque yo al menos tengo trabajo, y no es un mal trabajo; está bien pagado y es fijo. Que sí, que en mi casa somos un montón, pero vamos, que supuestamente soy una "persona afortunada" que no ha sufrido muy duramente los efectos de la crisis. Por eso me quedo aún más pasmada de este nivel, al parecer generalizado.
En fin, hablo de esto con mi hija y le cuento desolada lo que me han dicho mis amigas. Se queda, al igual que yo, bastante escandalizada. Como sabe que además mi economía no pasa por su mejor momento, se da perfecta cuenta de lo agobiada que estoy. Pero si tenía alguna duda me la aclara de momento:
- Mamá, tú nunca has entrado en estas dinámicas, siempre has pasado un huevo y no vas a empezar a comerte la cabeza ahora por ese pego. Les das los cien euros que tenías pensado y punto. Y si el cubierto es más caro y con eso no lo pagas, pues mala suerte. No creo que la prima se lo tome a mal porque ella sabe perfectamente que no todo el mundo tiene las mismas posibilidades.
Posí, hija, qué razón llevas. Y qué guapa y qué lista eres, coño. Tal que si te hubiera parido yo; sangre de mi sangre, carne de mi carne y neuronas de mis neuronas.
Sabéis qué? Que si de algo me ha servido todo esto es para darme cuenta de la pedazo de hija que tengo, de la cabeza tan bien amueblada que tiene y de los buenos consejos que da. Creo que aunque sea un desastre para otras cosas, esto lo he hecho muuuuuy bien. Qué coñññño!
Posdata de una madre más ancha que larga:
Por cierto, ha sido Premio Extraordinario Fin de Carrera este año. Ahí queda eso.
Y digo yo, tu familia no lee tu blog?.
ResponderEliminarEspero que sí. Y no me cabe la menor duda de que si lo hacen me entenderán perfectamente.
ResponderEliminarLa solución:
ResponderEliminarTirando de móvil y llamando a la “chiquilla” que te invitó.
- Hola soy Inma
- Hola Inma , que tal estas.
- Mira que no voy a ir a la celebración de tu boda, por ….(motivos).
- Vaya, pues contábamos contigo.
Motivos: económicos, laborales, familiares, ideológicos ….. en fin todo aquello que se te pueda ocurrir, dada tu gran soltura léxica.
Ves, tan simple como decir NO.
De esta manera, tú no traicionas tus ideas y nadie se tiene que sentir molesto.
Bueno, Pérez, creo que ya he explicado en mi post que ése es justamente mi comportamiento habitual, vamos, que decir NO no es precisamente una novedad para mí ni me cuesta trabajo ni nada.
ResponderEliminarLa cuestión es que también he explicado con bastante claridad los motivos por los que esta vez he hecho una excepción, y esos motivos siguen en pie.
Tengo muchas ganas de juntarme con toda mi familia en ambiente festivo y no luctuoso, y sinceramente, no creo que 50 euros más que menos en un sobre sean motivo suficiente como para renunciar a ello.
Juraría que he leído dos respuestas diferentes a mi comentario.
ResponderEliminarY ya que estamos, aprecio la entrada algo retocada.
Me estoy volviendo loco?
Juraría que he leído dos respuestas diferentes a mi comentario.
ResponderEliminarY ya que estamos, aprecio la entrada algo retocada.
Me estoy volviendo loco?
Juraría que he leído dos respuestas diferentes a mi comentario.
ResponderEliminarY ya que estamos, aprecio la entrada algo retocada.
Me estoy volviendo loco?
Jajajajaja, no, no estás loco. Oye, siempre relees los posts varias veces o sólo es éste porque te ha gustado especialmente?
ResponderEliminarExcelente entrada. Tal cual lo digo, buena prueba de ello es que me lo he leído entero y he disfrutado, considero que es muy complicado hacer una escritura amena de estas dimensiones, pues es algo que no está al alcance de los escritores más prestigiosos (todos lo habremos comprobado en una multitud de ocasiones).
ResponderEliminarEs una experiencia familiar que no cuenta nada extraordinario ni inaudito, pero abordas muchas cuestiones interesantes.
Me ha 'decepcionado' comprobar que has renunciado a esa especie de espíritu romántico que dices que tienes, para caer al final en el apetecible recurso de atajar por la vía fácil, que no siempre es la más correcta ni la más adecuada. Fácil es hablar, lo sé, pero creo que siendo una persona con una imaginación e ingenio tan agudizados seguro que hubieras dado con la tecla apropiada.
Después, está claro que vivimos en una sociedad materializada al máximo, hasta unos límites de lo más denigrantes y estoy convencido de que si nos parásemos a contemplar por un momento desde el exterior lo que nos mueve en la mayoría de las ocasiones, sentiríamos vergüenza ajena de nosotros mismos por la amoralidad en la que estamos sumidos y nuestro entorno nos invita, o mejor dicho nos OBLIGA a desarrollar desde nuestros años más mozos. Creo que si son personas de cuya compañía disfrutas y el placer es mutuo, tu sola presencia y tu, con toda seguridad, agudo sentido del humor y el agrado que puedas suscitar en ellos, será el mejor lugar. La obsesión esa por el materialismo tan desmedida que tenemos no conlleva a nada bueno, máxime si son personas que padecen necesidades extremas.
Eso sí, me regalan mis amigos 100 euros por mi cumpleaños, del cual no dista demasiado, me pongo a dar palmas con las orejas, por no emplear una expresión más vulgar.
Es realmente curioso lo de algunos hijos, que suelen tener un sentido común extraordinario para algunas cosas, que se caracteriza por tender a la bondad innata. Opino que es una rareza, puesto que la violencia, la desconsideración y la insensibilidad son una constante en la juventud, que en buena parte se puede decir que es malograda.
* que no padecen necesidades extremas.
ResponderEliminarMi querido Roman, observo que tu turboverborrea no tiene nada que envidiar a la mía. Sinceramente, leyendo tu mensaje se me han tordulado los hurgalios, y los orfelunios casi que también. ; )
ResponderEliminarEn fin, puedo asegurarte que soy la persona más contraria del mundo a los convencionalismos; llevo toda una vida dedicada a saltármelos a la torera y a hacer de mi capa un sayo con todos o con casi todos ellos. Pero una cosa tengo clara en este caso: ya que he dicho sí, he dicho sí. Con todo lo que conlleva.
En realidad no era ése tampoco el mensaje de este post. El tema iba más por el desbarre al que creo que hemos llegado cuando hay quien se endeuda o echa mano de sus ahorros o lo llega a pasar realmente mal por asistir a una cosa de éstas.
Y por supuesto doy por sentado que mi prima no es el tipo de persona que esté pendiente de lo que le regalen unos u otros. Una bruja de ésas tipo "ajajá, me has dado nada más que X, pues ya me las pagarás".
Además que lo tendría muy difícil porque en mi casa somos ateos y anticeremoniales, con lo cual ni nos casamos ni hacemos comuniones ni bautizamos a los niños ni nada de nada. Y creo que mis hijos en eso han salido totalmente a mí, con lo cual vengarse de nosotros es francamente complicado, jejeje.
Ateos y anticeremoniales... Es todo una rareza que una familia en un país, tan ligado y acostumbrado por regir toda su vida por las tradiciones, algo sumamente estúpido bajo mi humilde punto de vista. La religión tampoco la soporto. He leído que Sigmund Freud dijo al respecto de ella que "no es más que una neurosis colectiva, fruto de la frustración que padecemos". No puedo estar más de acuerdo, de veras lo digo. La necesidad de algo en lo que creer, algo mágico a lo que agarrarse cuando no estás satisfecho con tu existencia "terrenal" es el origen de la creencia. ¿Una persona que es feliz, y que posee cierta fortaleza mental como para no venirse abajo a las primeras de cambio, espiritualmente hablando y no ver fantasmas en cada 'pecado' u obra impura que comete, necesita creer en un Dios mágico y todopoderoso? Claro que no.
ResponderEliminarYa, pero es que resulta que según lo que observas no es el caso. ¿No estamos, supuestamente en crisis? Jajaja, con todas las cosas que nos compramos, cada vez tengo más claro que 'la crisis' se usa únicamente como pretexto para pagar unos sueldos de miseria a un sector de la población determinado, precisamente el que más ha sido afectado por la real recesión económica, cuando los que tenían mucho siguen teniendo lo mismo o sino más. ¿No lo ves tú así?
Y respecto al matrimonio, no estoy casado, pero lo veo como una condena eterna, como un formalismo obligado al que te ves obligado a acceder para 'demostrar' que de veras quieres a una persona. Verdaderamente denigrante. Si algún día me casaré está claro que será por amor, y porque yo voy a querer hacerlo, no porque lo vea como una obligación que hay que cumplir para quedar bien de cara a la sociedad.
ResponderEliminarDisiento enérgicamente, de ti y de casi todo el mundo. Si por mí fuera aboliría de inmediato el matrimonio por amor; el único matrimonio que me parece lógico y razonable es el matrimonio por conveniencia, y entre personas de probada afinidad emocional. Siempre he abominado de esa extraña costumbre de formar familias basadas en algo tan voluble y poco seguro como es el amor. El amor es una emoción que va y viene, sujeta a un montón de contingencias y avatares, y jamás debería abordarse algo tan serio como crear una familia con una base tan poco estable.
ResponderEliminarYo apuesto sin duda por el matrimonio convenido en el que ambos cónyuges tengan claro que ese proyecto es lo primero por encima de todo, de amores, desamores, cuernos y demás ires y venires. Si no, pasa lo que pasa, que la gente a la primera de cambio se forma un lío, que si te quiero, que si ya no te quiero, y terminan divorciándose, con el cifostio que eso conlleva. Quita quita.
Y sí, estoy totalmente de acuerdo contigo y con casi toda España en que esta crisis ha sido un enorme fraude que sólo ha servido para abaratar el trabajo y el despido y para joder a los que siempre salen jodidos de estas cosas, mientras que también los de siempre se han hecho de oro y están encantados de la vida.
Bueno, esto es una democracia, relativamente hablando. Que cada cual haga lo que quiera, si se quiere complicar la vida, pues adelante. No veo razón alguna de prohibirlo. xD
ResponderEliminarIba a contestarte otro tochazo pero de repente me he acordado de que hace unos años ya escribí sobre este asunto en el blog, así que te paso el enlace porque creo que demuestro en ese post una sabia filosofía vital que puede ayudar a muchas personas que andan pelín despistadillas por la vida:
ResponderEliminarhttp://arfondoalaizquierda.blogspot.com.es/2012/09/matrimonio-por-amor-o-matrimonio-por.html
Te he constestado en la dirección a la que me remitiste.
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