Me llama mi hija toda nerviosita para contarme que ya ha terminado una entrevista de trabajo que tenía hoy. Es para trabajar en la secretaría de un centro, tareas administrativas, cuatro meses, cinco horas al día, 250 euros.
- Ay mamá, mamá, me lo darán? Nos han seleccionado a 4 de treintaytantos que lo habiamos pedido. Ojalá me lo den, me vendría genial.
Una tía licenciada en Psicopedagogía con unas notarráncanas de la hostia, Premio Extraordinario Fin de Carrera, con un Master en Psicología también con notas espectaculares… nerviosa perdida por unas prácticas de administrativa de 4 meses a 250 euros!
Y luego dicen los cerdos estos que nos estamos recuperando y que estamos saliendo de la crisis y que se está creando mogollón de empleo.
Mecagoensuputamadreyentosunación.
Ps. Como dice un mensaje que me mandaron por guasap hace poco: “Cómo le explico yo a mi hija que el modelo a seguir no es la choni que se forra en la tele sino el ingeniero que atiende en el MacDonald?”
¿De cuántas horas son las prácticas? Dando por sentado que libra los fines de semana y suponiendo que es media jornada (4 horas) es lo que se paga, pues son prácticas. No digo que no esté bien. De hecho yo estoy haciendo algo parecido. Cierto es que carezco de la brillantísima formación de tu hija, (¿tantas cosas se ha sacado y ...UN MASTER? O_o Anonadado me hallo. Pues sí que debe de ser inteligente tu hija, y luego te extrañas de cómo es posible que te dé buenos consejos. Máxime tratándose de psicología, si algún día me saco una carrera, hay muchas probabilidades de que sea de eso, me interesa mucho el campo.
ResponderEliminarUna cosa que no termino de entender, ¿cómo es posible que habiendo acabado tu hija un Master de Psicología aspire a un currito de secretaría, que por poder, lo podría hacer hasta alguien que se haya logrado sacar malamente la ESO, siendo aprobado por los profesores de manera misericordiosa?
* No digo que esté bien. [que sí, que es una puta mierda, hablando en plata] xD
ResponderEliminarMi querido Roman, voy a darte una notica que, a juzgar por tu comentario, tal vez te sorprenda: este país está lleno de ingenieros repartiendo pizzas, de médicos barriendo calles y de psicólogos archivando papeles, y no es porque aspiren a ello, corazón, sino porque es lo que hay. Te puedo asegurar que todos ellos aspiran a otra cosa pero cuando se tiene casi 30 años da mucho palo tener que pedirle a tus padres 20 euros para salir a tomarte una caña. Y por eso terminan haciendo trabajos que, efectivamente, podría hacer cualquiera con menos luces que un cayuco. Qué sorpresa, no?
ResponderEliminarYo no conozco ninguno de esos casos personales. Sé de algunos barrenderos jóvenes que se han malsacado la ESO y están muy satisfechos con su trabajo, ninguno de mis compañeros de cocina tampoco se ha graduado en Harvard. Y no veo a ninguno de mis amigos/conocidos que han optado por hacer Universidad, estar repartiendo pizzas, más que nada por el esfuerzo que están haciendo y que a mí creo que me queda lejano. Los veo decididos y rotundos de cara a alcanzar tener 'un buen puesto' en la sociedad.
ResponderEliminarMi madre dejó de darme dinero a los 17 años. Si me ha dado algo después, siempre ha sido 'dehuelva'.
No cabe duda de que la sobrecualificación es algo constante en este país, pero no tenga casos tan drásticos, que los habrá, Talia, no te lo discuto. En cuanto me entere de algún caso de esos, lo primero que voy a hacer es mencionarlo aquí, para que conste que no pretendo quitar la legitimidad a tus palabras.
Voy a ponerlo yo.
ResponderEliminarEstuve un tiempo trabajando en una empresa X en la cual, un buen día, contrataron a un chaval para hacer unas prácticas.
A este chico que había hecho una carrera de marketing lo colocaron en un almacen a ordenar cajas, cargar,descargar...Y, evidentemente, no voy a decir lo que cobraba, pero una absoluta verguenza.
Una verguenza, sobre todo, al conocer los esfuerzos que le supusieron el poder estudiar.
Desafortunadamente no es un caso aislado. Al contrario de lo que venía pasando, cuando se inflaba a más no poder, ahora es de lo más común desinflar el curriculum ya que son constantes los casos de "demasiada cualificación" para el puesto. Porque un puesto que poco o nada tiene que ver con lo tuyo es a lo que puedes acceder.
Por otra parte, es evidente que no salimos de la crisis. Lo curioso es que (dejando a un lado que podíamos no haber entrado nunca) pudiendo perfectamente salir de ella no saldremos si así seguimos. Y el empleo, obviamente, sufre las consecuencias.
No me sorprende. Yo, con vistas a doctorarme en economía en un futuro próximo si Dios quiere, he visto cómo me intentaban meter en la cabeza lo que es bueno o malo para un país. Cómo la solución óptima a un ejercicio es bajar el poder negociador de los trabajadores, todas las situaciones en las que lo conveniente es bajar el salario a los trabajadores, lo bueno de tratados como el de Lisboa, lo bueno de la liberalización...y lo que no fomentan en ningún caso es el carácter crítico. Como si de dogmas se trataran. Aquellos que osen buscar una alternativa y no seguir esta teoría única no van a ningún lado, y aquellos que ciegamente dicen que la reforma laboral aumenta la competitividad d las empresas, lo cual es buena para España y la UE...sacan un 10.
(Por fortuna también conocí a algún profesor que merecía la pena y te ayudaba a ver las cosas bajo otro enfoque).
Supongo que no ocurrirá lo mismo en la carrera de tu hija, pero partiendo de lo que he visto cada vez doy menos importancia a las notas del expediente académico.
Efectivamente, Roman, aquí tienes el caso que cuenta Daniel. y yo te puedo contar tanto el de mi hija como el de la mayoría de sus compañeros de carrera. A poco que preguntes en un bar de copas a los camareros te darás cuenta de que un gran porcentaje son gente con carrera que se está sacando unas pelas mientras encuentran o no encuentran algo mejor.
ResponderEliminarY luego están los que, hartos de coles, se van a otro país, muchos de ellos también a trabajar lavando platos o en un minijob de ésos que también se estilan por ahí con sueldos igual de miserables.
No sé los proyectos que tendrán tus amigos universitarios, Román, pero si son tan optimistas como dices se van a pegar un planchazo cuando terminen la carrera que pa qué. Muy probablemente terminarán arrepentidos de todos los años que han perdido estudiando para verse como muy probablemente se verán.
Palpitante actualidad: al final se lo han dado. Y está que no caga de pura felicidad. En fin...
ResponderEliminarEnhorabuena. Me alegro mucho por ella.
EliminarFelicidades a la ¿afortunada?
EliminarBueno, ella se siente afortunada, así que creo que puede proceder felicitarla.
EliminarPara ella es un dinerillo extra que se saca y que le va a venir bien para el verano, y además la oportunidad de aprender algo nuevo.
Para mí, en cambio, es un motivo más para hacer apología del terrorismo y para despotricar de nuestros ilustres próceres. Son dos percepciones algo diferentes de una misma realidad.
Es probable que pàrezca que a lo mejor piense como gilipollas, pero yo es que soy un tío muy optimista. Si de verdad te pones un objetivo, una meta de un ascenso determinado, lo acabarás consiguiendo más pronto que tarde.
ResponderEliminarEl empeño, la determinación, así como nuestra manera de ver las cosas, determinan nuestro futuro. Lo que no es posible es rendirse y estar quejándose, pues eso supone el fin. Estoy convencido de que si te lo propones, saldrás adelante, de la manera que sea, y podrás ir cumpliendo tus sueños.
A mí como me gusta mucho el cine y todo eso me fijo siempre en los actores. Nadie, muchas veces, lo ha tenido fácil. pero ha triunfado. Luego lo que haya hecho cuando estaba en la cima es ya otra historia.
La vida es pelea y combate, nadie dijo que esto fuera fácil. Y aquí dentro de poco tendréis un testimonio afortunado en todos los ámbitos posibles.
Pero eso no impide que a los hijos de la gran puta que están siendo reelegidos, -creo, no lo sé a ciencia cierta, pero en un país de mentes ilustres como es este, seguro- no haya inflarles un poco la cara por reírse de este modo de la gente, que vale que a lo mejor no tengan muchas luces a la hora de escoger, (lo que pasa es que la mayoría de las veces lo que te venden es humo) pero no se merecen esto.
Pero no se puede juzgar a la gente por sus convicciones políticas, por muy desacuerdo que estés hay que saber escuchar y tratar de comprender las decisiones de los demás. Lo que pasa es que muchos no tienen argumentos de peso que revaliden sus decisiones. Y es lo que muchas veces, tristemente empuja a dar la razón a testimonios reaccionarios del calibre de "El mejor argumento en contra de la democracia es una conversación de cinco minutos con el votante medio", obra de Winston Churchill.