jueves, 16 de octubre de 2014

Aventuras y desventuras de una aprendiz de chef en apuros (II)


Continúan mis aventuras culinarias a la par que sigo sacando remanente del congelador.

El otro día estuve investigando esas reservas, convenientemente acompañada y asesorada por la persona que en su día introdujo y organizó la mercancía. Ambos al unísono fuimos sacando taper por taper, olisqueando y visualizando su contenido y poniéndole bonitas etiquetas de colorines a cada envase. Por fin conseguí averiguar qué es lo que tenía en el congelador! Importante avance estratégico sobre el terreno.

Pues bien, anoche decidí descongelar un envase que ponía tal que así: "arroz", que traducido para el público no iniciado, quiere decir "esto es guarnición pal arroz". Vale, pues lo saco y le doy las instrucciones a los niños, basándome en una receta tramposilla que me había proporcionado una amiga: "niños, calentáis en la cocina el sofrito con su guarnición, y aparte, calentáis en el microondas bolsitas de arroz congelado del Mercadona, 3 minutos cada una, y luego juntáis el sofrito con el arroz, que me han dicho que da el pego y que está muy bueno. Podéis usar la sartén antiadherente, que se limpia sola".

Me llama a las 3 mi hijo el del medio y el más peor:

"Mamá, entonces cómo lo hacemos? Ya he puesto esto a calentar. El arroz lo tengo que echar en la sartén también con la cosa esta o lo echo directo al plato?".

"Noooooo, a la sartén no; lo echas en el plato, primero el arroz y luego la cosa ya calentada, y lo remueves hasta que quede todo junto".

"Ok, ma. Por cierto, he sacado un 9'5 en Economía"

"Túuuuuuuuu? Es coña, no????

"Que no, ma, te lo juro"

"Madre mía, pos eso tenemos que celebrarlo. Pedazo comilona que se merece mi niño"

15'45. Mi bici y yo entramos por la puerta de mi casa dispuestos a recargar fuerzas tras nuestro arduo Tourmalet diario, y a celebrar ese inaudito 9'5 de mi pequeño gran hombre.

"Ayyyy miniññññño. Ven acá pacá y dale un besazo a tu madre. Qué pasa, cómo estaba ese arroz?'"

Careto terrorífico de la otra parte.

" Qué arroz ni arroz! Otra vez, mamá, otra veeeeeeez te has equivocao"

" Cómo que me he equivocao? Eso era pal arroz, que lo ponía muuuuuy claramente en la etiqueta."

" Pos no, que eso era pal guiso de patatas"

" Cómo que pal guiso de patatas? Pero entonces qué habéis comío?"

" Pues arroz del Mercadona con salchichas y tomate. Como siempre"

" Pero niño, si da igual; hay un principio básico de la gastronomía según el cual todo lo que se le puede echar al estofao de patatas se le puede echar igual al arroz".

" Mamá, por favor, que canta a la legua a patatas guisás. Yo paso de comerme eso con arroz"

Joer con el niño de los cojones, qué delicaíto! Y ahora qué hago? Porque yo ya el arroz creo que lo domino más o menos, pero en el tema guiso de patatas estoy aún en pañales. Qué digo pañales? Estoy en el útero materno!

Y de repente... veo la luz! Receta a lo Falsarius! Dicho y hecho: abro una lata de champiñones, otra de calamares a la americana, y arrejunto el potingue resultante con la cosa descongelada que ponía "arroz", consistente básicamente en trozos de pollo, habicholillas verdes y algo que parece panceta.

Me inspiro en un concepto básico de la cocina tradicional: malo no puede estar, porque todo está bueno por separado. Aunque también podría ser que por separado esté bueno pero todo junto no pegue. Es igual, la vida es riesgo, y hay que tirarse al barro. Mientras mi estómago esté fuerte y aguante... la cocina creativa al poder!!

Y aquí tengo el resultado. Ópticamente resulta pelín raro y poco atrayente, las cosas como son, peeeeeero lo pruebo... y oye, tú, está hasta bueno. Lo paladeo detenidamente y distingo tres sabores básicos: champiñones, calamares a la americana y pollo estofado. Bien, mi sentido del gusto funciona a la perfección. Tendría un serio problema si los 3 sabores detectados hubiesen sido queso feta, bacalao y caviar de Beluga, pero como el mejunje sabía exactamente a lo que tenía que saber... pues ahí hay un sentido por lo menos que me funciona. Algo es algo.

Los niños me miran raro, como diciendo "la hijaputa esta se lo traga todo". Pero yo no olvido que ellos fueron capaces de comerse mi primer arroz pastoso y sin sal y yo no tuve huevos de probarlo. A partir de ahora tendré que predicar con el ejemplo comiéndome yo la primera mis "creaciones". Pa eso está una madre.

Señor, señor, cuando done mi cuerpo a la ciencia y los estudiantes de Medicina vean mi estómago lo van a flipar.

5 comentarios:

  1. Ya que te sacas de la manga la españolizada palabra "taper", al menos españolízala bien y ponle la tilde ("táper", palabra llana o grave que no acaba en vocal, n, o s). ¡Y no me digas que para ti es una palabra aguda!

    Y ya no he leído más de tu entrada, que presumo interesante e inteligente, pero también es ortográficamente minusválida, y eso me impide leer con la alegría que mi cuerpo serrano se merece.

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    1. Hortografikamente minusbalida zera tu avuela, so maztuerso.

      Ay ke ber kuanto bisiozo zuerto.

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  2. Mis abuelas, que en paz descansen, además de cuasicentenarias, fueron analfabetas. Y grandes personas, por cierto.

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    1. Qué envidia! Yo siempre quise tener una abuela cuasicentenaria y analfabeta.

      Pero fueron cuasicentenarias toda su vida o ya de viejecillas?

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  3. No seas irreverente con estas cosas. Con estas personas abuelas, quiero decir.

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