Pues sí, hoy voy a hablar del tiempo, qué passssssa. Si se habla en todos los ascensores de España, por qué iba a ser menos mi blog??? Además que estoy supercabreada; esta primavera ha sido un atentado en toda regla contra nuestras costumbres ancestrales de toda la vida de Dios, y el verano no tiene mucha mejor pinta. Ya dicen en todos los medios que vamos a pasar frío tutiplén. No hay derecho, esto es un sindios y una ordinariez.
Señores, yo amo el calor. Sí, pertenezco a ese selecto grupo de gente criada en el Sur, acostumbrada a temperaturas superiores a 40 grados en verano, que busca la sombrita, la ducha, la piscina, la manguera... Carrrrne andaluza de interior, gente preparada para sudar y sobrevivir a la caló, como le llamamos por aquí. Auténticos guerrilleros, personas curtidas en decenas de estíos a base de vientos saharianos que queman la piel; nada que ver con esta panda de meapoquitos que me rodea que en cuanto llegamos a los 25 grados ya están dando bufidos y enchufando el aire acondicionado porque no pueden ni respirar. Gentuza!
Sé que con este post estarán totalmente en desacuerdo casi todas mis amigas, embarcadas en su mayoría en pleno proceso menopáusico o premenopáusico, con sus bochornos y toda la parafernalia, y que están encantadas de la vida con este destiempo invernal que nos trae a maltraer a los amantes de la tostanera.
Esta esquizofrenia que nos invade... El bikini al lado de la manta, las sandalias junto a las botas, la crema protectora solar factor 50 en la cesta con el paraguas... Esto cree alguien que puede ser bueno para la salud física ni mental??? Yo es verdad que estoy normalmente como una cabra pero es que esto es el remate de la pera que me tiene ya totalmente desquiciá.
Ayyyyy, con qué nostalgia recuerdo ahora aquel refrán que nos parecía tan exagerado en los buenos tiempos de calor calor y verano verano : "Hasta el 40 de mayo no te quites el sayo". Ja! Hoy ya no es hasta el 40 de mayo; es que en todo el año ni se te ocurra quitarte el sayo, o lo que es lo mismo: no guardes las enagüillas, ni el brasero, ni el nórdico, ni la toquilla, ni las botas ni el paraguas ni el gorro de lana. Ni se te ocurra guardar nada porque esto ya... ni es verano ni es ná. Esto es una chapuza, un despropósito, una mierrrrrda!!!
Igual cuando me llegue la menopausia, que está ahí a la vuelta de la esquina, me cago en todo esto que estoy diciendo (eso al menos me dicen las degeneradas de mis amigas que odian el calor) pero algo me dice que antes entrará un camello por el ojo de una aguja a que yo pueda entrar en el club de las frigoríficas.
Si al menos tuviera alma de mística podría decir chorradas del tipo: "este año Dios no ha parado de llorar" y cosas así. Desde luego sería una explicación plausible porque la cosa está para llorar a porrillos y de la llantina no se libra ni dios. Pero como encima soy atea, me tengo que conformar con cabrearme y chillar: QUIERO CALOOOOOOORRRRR, HOSSSSSTIA!!! 40 GRADOS YAAAAAAA!!!!!!
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