Al Excmo. y Rvmo. Sr. Obispo de Córdoba.
Yo, Inmaculada Ruiz de Julián, nacida y bautizada en la ciudad de Córdoba y residente en la misma localidad, actuando en nombre e interés propio y hallándome en pleno uso de mi libre y espontánea voluntad MANIFIESTO:
Que, no habiendo encontrado en el Derecho Canónico procedimiento establecido para la tramitación del presente escrito, lo dirijo al Obispo diocesano por las consideraciones siguientes:
Que el canon 393 del Código de Derecho Canónico dispone que "El Obispo diocesano representa a la diócesis en todos los negocios jurídicos de la misma".
Que el canon 383.1, establece que "Al ejercer su función pastoral, el Obispo diocesano debe mostrarse solícito con todos los fieles que se le confían (...), así como con quienes se hayan apartado de la práctica de la religión".
Que en su día fui bautizada en la fe católica como consecuencia de una decisión tomada por otras personas sin que en ese momento, a causa de mi edad, mediara en modo alguno la participación de mi propia voluntad, y sin que dispusiera de libertad ni conciencia suficientes para emitir un juicio sobre mis convicciones personales.
Que tras haber meditado durante el tiempo suficiente sobre el significado de mi pertenencia a la fe Católica no hallo ningún pretexto para continuar perteneciendo a la Iglesia Católica, entrando mi voluntad en contradicción con la adscripción a esta institución.
Que la fidelidad a la propia conciencia es un derecho constitucional inalienable reconocido por la legislación mediante el artículo 16 de la Constitución Española, a la cual ninguna entidad privada o pública puede oponerse.
Que, por tanto, rechazando totalmente la fe cristiana, me considero incursa en apostasía tal y como la define el canon 751 del Código de Derecho Canónico, por lo que SOLICITO:
Primero.- Mi exclusión a todos los efectos -incluso los estadísticos-, del registro de personas bautizadas en la fe católica y el reconocimiento del acto de apostasía que por esta declaración expreso, haciendo uso del legítimo derecho a disponer libremente de las convicciones morales, éticas y religiosas.
Segundo.- La supresión de todos mis datos personales de sus registros en aplicación de la Ley Orgánica 15/1999, de 13 de diciembre, de Protección de Datos de Carácter Personal. También pongo en su conocimiento que me podría ver obligada a llevarle a usted o a los responsables parroquiales a los tribunales de justicia, en el caso de que estos datos sean empleados en cualquier sentido.
Quedando a la espera de que estas voluntades sean estrictamente respetadas, reciba un cordial saludo.
En Córdoba, a 3 de abril de 2011.
Inma Ruiz de Julián.
Bueno, pues ya puesta a manifestar voluntades, por qué no publicar en mi blog cuasi familiar otra cosa de la que hace tiempo también que tengo ganas. Esto es oficialmente mucho más complicado que lo del testamento vital pero al menos me sirve de desahogo y de reivindicación de mi derecho al pataleo. Vosotros, mi pequeño y querido grupo de seguidores, sois testigos: soy apóstata extraoficial, pero apóstata a fin de cuentas. Por fin lo he conseguido, gracias a dios.
ResponderEliminar¡Amén, hermana! jajaja
ResponderEliminarYo me sumo a la apostasia, aunque lo de meterte en pleitos con la iglesia, tendremos que consultarlo con la tetrada, si es viable, también me apunto. Y esto va en serio, jajajaja.
ResponderEliminarPos vamos aviadas, porque es más difícil hacerse y que te consideren apóstata que demostrar la virginidad de la madre de dios, y por tanto creerla... Por otro lado ¡qué disgusto pa mi madre!... Esto ¿si entra Marianin facilitará esta labor? Voy a buscar su blog...
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ResponderEliminarSiento daros un disgusto, pero aunque se os confirmara como apóstatas de palabra y de hecho, y aunque tengáis un papel firmado por el obispo, el sacramento del bautismo es espiritualmente vinculante de por vida, y eso, según tengo entendido, no lo puede cambiar ni el Papa.
ResponderEliminarMmmmmmmmmmm ¡Curiosos nombres!: Inmaculada, María Lourdes y María Cruz. ¡Lo tenéis crudito! ¡juas juas juas juas!
Con razón nos llevamos tan bien, jajaja, el espíritu divino que nos une! no había caído que así es más difícil todavía... jajaja, tradición/norma clesiasticafamiliarsesentera que le dicen...
ResponderEliminarEn este país no llevar nombre de virgen es una rareza casi comparable a la de no estar bautizado. Hay vírgenes para dar, vender y regalar. Y porque ya a los curas casi nadie les hace ni caso, que si no te digo yo a ti que arramblaban también con los nombres de nuevo cuño poligonero y se sacaban de la manga una virgen de la jessi y una virgen de la lore. Anda que iban a perder ellos la oportunidad.
ResponderEliminarNuestra señora de la Jenny, Virgen de todos los canis, se apareció en una competición de Tuning a las afueras de Las Margaritas:
ResponderEliminarSobre enormes zapatos de plataforma,
pantalón deportivo ajustado y de corto tiro,
sugiriendo más que mostrando braga,
camiseta de la Central, como Dios manda, arreglá pero informal, ensortijada y adornada,
con enormes aros de plata,
en su hombro tatuado un corazón,
con el nombre de su garzón,
y en sus brazos un churumbel,
que sonríe al pelopincho aquél
de los luces de neón, las llantas de aleación y los adornos de hojalata.
Al hacer su aparición,
dejó sin respiración a más de cien,
aunque nadie pensó que fuera santa.
Un cura que la vió, divina le pareció,
y a cuatro canis invitó a una ronda
de pastis, rayas y agua,
para que testificaran con fervor,
sobrecogimiento y admiración,
sobre tan bella visión de la muchacha del tanga.
Y así fue como con adornos y tradición,
Nuestra Señora de la Jenny se encumbró
Virgen, esposa, madre... ¡y Santa!
¡Dios, cómo se me va la pinza!
Oh my God, how my claw is gone!
Jajajaja, no había leído tu poema. Muy bueno.
ResponderEliminarVicente búscale un día y nos vamos de romería..
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