Desde pequeños aprendieron la consigna: jamás cruzar al otro lado. Era peligroso; allí habitaban monstruos de muchas cabezas, toda clase de seres deformes y malvados que les matarían, les arrancarían la piel, comerían sus órganos y los someterían a mil formas de tortura inimaginables.
A menudo sonaba una sirena en la ciudad y todos corrían a encerrarse en sus casas-madrigueras para ponerse a salvo. Al día siguiente la tierra amanecía plagada de extrañas huellas que no podían ser humanas, que sólo podían proceder del inframundo que se ocultaba al otro lado.
Hasta que un día aquel perrito, jugando, traspasó la línea y se internó en lo prohibido. Su pequeña dueña no se lo pensó dos veces y lo siguió. Pasaron las horas y no volvían.
Se convocó una asamblea de vecinos y se decidió que nadie debía acudir al rescate porque le atraparían también y quién sabe qué cosas podrían hacerle. La darían por muerta y en su memoria levantarían una estatua que les recordaría cada día la conveniencia de cumplir las normas.
Pero esa noche, amparada en la oscuridad, la madre de la niña salió sigilosamente y cruzó la frontera, dispuesta a correr la misma suerte que su hija. Con paso cauto pero firme fue sorteando la espesa vegetación de aquella selva tras la cual acechaban los otros. Por fin atisbó un punto de luz en un claro del bosque y se dispuso a espiar desde los arbustos.
Allí estaba la niña, en el centro de un enorme círculo, contemplando a su mascota retozar y refregarse en la fresca hierba, para ellos desconocida en su pequeña ciudad arenosa. Alrededor decenas de personas, tal vez cientos, contemplaban a la pequeña y al animal con una mezcla de incredulidad y pavor; nadie se atrevía a acercarse. Todos murmuraban y se apretaban unos a otros con gesto atemorizado, paralizados, pétreos.
Así fue como descubrieron que al otro lado sólo había un montón de gente tan asustada como ellos.
Oye, que nadie me acuse de plagio, que éste no es un relato original. Está basado en la película "El bosque", que vi ayer y me impresionó vivamente, hasta el punto de que me dieron ganas de escribir la historia en versión micro. Ufff, que tal y como está el mundo hay que tener un cuidado con estas cosas....
ResponderEliminarPues leí tu historia esta mañana, pero hoy el día ha sido loco loco y no me he podido centrar hasta ahora. Te iba a decir que yo había visto una película así o muy muy parecida en el cine hace ya algunos años, y que en su día me encantó, pero ya ni me acordaba del título (ya sabes tú que hay un período de mi vida que ha quedado muy, pero que muy al fondo del cajón). Buena película y buena historia
ResponderEliminarLa película es "El bosque" (The village). Es del mismo director de "El sexto sentido) pero no tiene nada que ver, es otro nivel. Por supuesto tiene su crítica correspondiente en mi blog de cine. Me gustó muchísimo, le puse un 9. Se la recomiendo a todo el mundo. Además es como muy mágica, no sé, diferente.
ResponderEliminar¡Exactamente! ¡mágico! Eso fué lo que más me gustó de la peli, el ambiente, la tensión, la emoción,el miedo... ¡vamos! ¡el coco y el tío del saco de las viejas del barrio cuando era pequeño!
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