Ayer fue un día muy especial y me gustaría contaros el porqué.
Esta semana, con motivo del Día del Libro, estamos celebrando en la biblioteca una serie de actos culturales. Pues bien, ayer tocó la presentación de un libro. Fue un acto muy bonito y emotivo, y cuando os cuente la historia entenderéis por qué fue tan especial.
Vino una autora nacida en Jaén pero afincada en Córdoba, Ana Cuevas, a presentarnos su obra "Poemas para pequeños ratones de biblioteca". Como su propio nombre indica, se trata de un poemario y va dirigido a un público infantil, aunque yo creo que puede valer igualmente para cualquiera que alguna vez haya sido niño, vamos, para todos.
Ana no es una escritora "profesional", en el sentido de que no vive de escribir. Ella misma se define como "un ama de casa a la que le gusta escribir". También ella solita se ha autoeditado este poemario, que está dedicado a dos personas: una niña llamada Pastora y una maestra llamada Ana, como nuestra autora. Ambas murieron de cáncer.
La niña era un pequeño ratoncito de biblioteca, una lectora empedernida que dejó huella en su colegio por su madurez y por su gran afición a los libros. Como ratoncilla que yo misma fui en mi niñez me he sentido totalmente identificada con esa pequeña que adoraba leer y que ya nunca podrá disfrutar de todos los libros que alguien escribió para gente como ella.
La segunda parte está dedicada a la maestra Ana, que también dejó una impronta tremenda en la escuela. Por lo que cuenta nuestra autora, era una maestra inusualmente creativa y estaba totalmente involucrada con sus alumnos. No sé si esto es o no frecuente en los colegios pero al parecer cogía a un grupo en preescolar y ya estaba con ellos hasta que pasaban a la escuela secundaria. Siempre estaba inventando actividades divertidas y originales. Por ejemplo, hay un poema dedicado a un recetario de cocina que elaboraron los niños con ayuda de su maestra. Durante la presentación me imaginaba a esos chiquillos yendo al cole cada día felices y contentos, como quien va a una fiesta. Con una profesora que es casi un hada madrina. El público que asistió al acto estaba formado mayoritariamente por alumnos de Magisterio y estaban flipando. Me gustaría pensar que algún día ellos serán unos buenos maestros, como lo fue Ana. Quizás hasta les cuenten a sus alumnos esta historia.
Como he dicho, tanto Pastora como Ana fallecieron. Ambas muertes podían haberse quedado en lo que muchas otras, dos tragedias familiares que sumen en el dolor de la pérdida a las respectivas familias. Pero no fue así porque nuestra escritora se cruzó en su camino. Ella formaba parte del AMPA de aquella escuela, y como sus otros compañeros, tanto profesores como alumnos, padres y resto del personal, se sintió muy afectada por las historias de la niña lectora y de la maestra Ana. Y ese dolor que sentía ella misma y que veía en el ambiente la inspiró para empezar a escribir poemas dedicados a las dos. Todas las informaciones que le llegaban, las anécdotas de sus vidas, ella las canalizaba hacia la creación, y así fue como poco a poco fue elaborando este poemario. Cuando lo supo, el director de la escuela le propuso un proyecto en el que los niños de cada clase, a partir de esos poemas, harían su particular homenaje a Pastora y la profesora. Y así fue, nos estuvo enseñando esos trabajos durante la presentación, en un vídeo con la canción de Silvio Rodríguez "Mi unicornio azul", y no hay palabras para describir las sensaciones del momento. Junto a estos trabajos mostraba dibujos realizados por la propia ratoncilla Pastora, también un autorretrato muy gracioso de la maestra Ana... en fin, cosas que ellas habían hecho y que aparecen como ilustraciones en el poemario.
Si a estas alturas os habéis pillado de la historia os gustará saber que en la biblioteca del colegio hay una placa dedicada a la profesora Ana, y una parte preciosa, decorada con motivos infantiles hechos por los niños, que han llamado "El rincón de Pastora". También se plantaron árboles en nombre de las dos, y la memoria de ambas está muy presente en la vida del centro.
Todo esto nos lo estuvo contando Ana, mientras nos iba leyendo y explicando sus poemas. Como habréis podido imaginar, nuestra autora es una persona muy muy especial, que desprende una calidez y una ternura de ésas que te dan muchas ganas de pegarle un achuchón. Consiguió crear un ambiente mágico y también consiguió que más de dos agotaran sus reservas de klinex. Concretamente ésta que suscribe, aunque me consta que no fui la única. La propia Ana en varias ocasiones se rompió y no pudo seguir leyendo, por lo que algunos de sus poemas los terminaron de leer los chicos. También la profesora de Literatura leyó una preciosa "Nana gitana" con reminiscencias lorquianas que, sinceramente, no tiene nada que envidiar a nuestros grandes poetas.
Yo supe de la historia de este libro hace tiempo, porque Ana es amiga de mi hija, y ella me la había contado. Luego, durante el confinamiento, cuando decidió autoeditarse unos cuantos ejemplares, le regaló uno a Julia. Y cuando lo trajo a casa y lo leí pensé que ese poemario debía estar en las estanterías de una biblioteca. Así que le pregunté si estaría dispuesta a donar algunos ejemplares y Ana se mostró encantada. Es una persona tan humilde y con tan pocas pretensiones que ni se le había pasado por la cabeza la posibilidad de que su obra pudiera leerse más allá de su círculo de familia y amigos, o de los ejemplares que había regalado a las familias de Pastora y de la maestra Ana. Así que hablé con varias compañeras bibliotecarias y aceptaron encantadas la donación, con lo cual tenemos dos ejemplares en la Universidad, en Ciencias de la Educación y en la Biblioteca General, y otro más en la Biblioteca Provincial. Nuestra poetisa no se lo podía creer. Estaba feliz como una perdiz.
Como no se podía creer tampoco cuando le propusimos la idea de hacer esta presentación. Nerviosa y emocionada vino con algunos familiares y amigos y cuando vio el aforo completo se puso más nerviosa todavía. También vinieron los hijos de la maestra Ana, que estarían superorgullosos de su madre, porque no es para menos. A pesar de los nervios y de que era su "primera vez", lo hizo genial, como si no hubiera hecho otra cosa en el mundo, y consiguió, como ya he dicho, crear ese ambiente lleno de complicidad. Nos implicó a todos en la historia, hizo que conociéramos y nos enamorásemos de las dos protagonistas de sus poemas, las volvió a inmortalizar una vez más, nos llegó al alma, y al final del acto fue muy emocionante que un chaval levantara la mano para darle las gracias por lo que nos había hecho sentir y para animarla a seguir escribiendo, a no rendirse y a regalarnos muchos más libros como éste.
Yo quería dedicarle este pequeño homenaje a ella desde mi modesto blog. Si por mí fuera habría ejemplares de este poemario en todas las librerías y en todas las bibliotecas infantiles de España. Qué digo de España? Del mundo! Sí, creo que ese mundo sería mucho mejor si en cada casa cada noche un padre o una madre le leyera a sus hijos uno de esos poemas. A los niños les suele gustar mucho la poesía porque tiene una musicalidad y un ritmo que les llama la atención. Quién no ha flipado de pequeño con Gloria Fuertes y aquellas rimas suyas tan sencillas pero tan llenas de encanto?
Por eso ya me gustaría a mí poder hacer algo para difundir este precioso libro, pero bueno, ya sabéis que tampoco es que yo sea la bloguera más leída de España. Mi única esperanza es que esto lo pueda leer alguien que conozca a alguien que conozca a otro alguien que conozca a otro alguien que edite libros. Ya sé que es una esperanza bastante peregrina, pero... qué cuesta soñar? Es gratis y además se lo pasa una muy bien.
Ana, te digo como el chaval de ayer. Sigue escribiendo, no dejes de hacerlo nunca. Estoy segura de que tarde o temprano llegarás a mucha más gente, sinceramente porque no concibo un mundo en el que Paquirrín escriba un libro y la gente lo compre mientras que tus poemas permanecen ocultos al gran público.
Muchas gracias por la maravillosa presentación que hiciste, por todas las emociones que despertaste en nosotros, y por darnos a conocer a esos dos ángeles que son la ratoncilla Pastora y su sabia profesora.
Va por ti y por ellas dos.