Probablemente os habréis enterado del escandalazo de la retransmisión de los Goya por los comentarios "machistas" que se filtraron acerca de las chicas que pasaban por la alfombra roja. Comentarios del tipo:
- Cucha, ésa está buena, eh?
- La única, porque las demás son esqueletos.
- Jo, pos la Peluso anda que no está buena también!
- Un poco putón verbenero.
- Ésa me la pido.
Claro, probablemente las mujeres que tachan esos comentarios de "machistas" nunca nunca nunca habrán hecho con sus amigas comentarios del tipo:
- El guapo pa mí, el gordito pa ti.
- Jo tía, qué fauna! No hay ni uno que valga la pena.
- Qué asco! Yo a ese no me acerco ni con un palo.
- Cuidado con ese que es mu golfo y a poco que te descuides te la mete doblá.
- Sí, hombre, con el pitufo ése voy a salir yo! Ni loca! Si le saco tres cuartas con tacones!
Naturalmente las tías no hacemos este tipo de comentarios. Las tías somos dulces, finas y muy educadas y jamás decimos groserías ni mucho menos crueldades sobre el aspecto físico de los tíos. Ni sobre sus calvas. Ni sobre sus barrigas. Ni sobre sus looks. Claro que no.
Veo en "Todo es mentira" a la televisiva abogada Montse Suárez (si os digo que es una rubia requeteoperada que luce un curioso color marrón oscuro fijo que la situais de momento) reconociendo que esos tíos efectivamente son muy machistas pero que a veces las mujeres somos mucho peores. Y como ejemplo se pone a ella misma, víctima del machismo repugnante de miles de féminas que constantemente la critican por sus multioperaciones estéticas de dudoso resultado.
Porque por supuesto decir que esta señora se ha puesto hecha una mamarracha a base de operaciones es muy muy muy machista. No como, por ejemplo, decir que Mickey Rourke o Sylvester Stallone o Kiko Matamoros son unos adefesios producto de cientos de desgraciadas cirugías. Eso ya no es machismo, eso es la pura verdad. Lo de Montse no, lo de Montse es maldad heteropatriarcal de perversas mujeres que en el fondo la envidiamos. Criticar a Michael Jackson por sus poco afortunados cambios de color sí se puede; criticar a Montse porque parece un negro zulú no, porque eso es muy machista.
A ver, amigos, que no digo yo que las mujeres no hayamos sufrido a lo largo del tiempo con especial virulencia las esclavitudes estéticas. Y que no hayamos tenido que aguantar comentarios agradables o desagradables sobre nuestro aspecto físico por parte de personas a las que no les habíamos pedido su opinión. Eso es cierto, es denunciable y es verdad. Pero no pretendamos que nosotras somos unas pobres angelitas que jamás hemos roto un plato. No, hija, no!
Llevaba razón Montse Suárez en que nosotras podemos ser tan o más crueles que los hombres en nuestras valoraciones estéticas, pero no nos equivoquemos. No es sólo contra otras mujeres; también podemos ser muy hijasdeputa con los hombres. Yo particularmente he sido toda la vida muy mala en ese aspecto, sobre todo, tengo que confesarlo, con los tíos más bien poco aficionados al agua. Que sí, que los guarros son caso aparte y hay como cierta bula para meterse con ellos, pero vamos, que yo he sido una verdadera víbora. Mala no, lo siguiente. No hace falta que os recuerde algunas de mis maldades al respecto, porque aquí no me he cortado un pelo y muchos las conocéis, y además tenéis que reconocer que las habéis compartido conmigo de buen grado.
Respecto a los comentarios de los tipos que grababan la gala de los Goya yo creo que si dejamos de dramatizarlo todo hasta el paroxismo, como es costumbre hoy en día, no dejan de ser unas frases desafortunadas entre un grupo de amigos que creían estar hablando entre ellos, y no en un foro público. Porque nadie habla en los mismos términos en un grupo de amiguetes que en un sitio donde pueden oírte miles de personas.
Y además, para más inri, tengo que reconocer que yo también pienso que la mayoría de tías que pasan por las alfombras rojas están peligrosamente cercanas al raquitismo. Y que Nathy Peluso está bastante buena con sus curvas explosivas.
Y ya en el colmo de las confesiones, tengo que deciros que yo también uso con frecuencia el término putón. Sin ánimo malicioso, sencillamente en determinados contextos es la forma más sencilla para hacerme entender.
Por ejemplo, si yo le pregunto a mi hija en un probador:
- La falda es demasiado corta. Parezco muy putón?
Bien, pues si le pregunto eso ella me va a entender mucho mejor que si le digo:
- La falda es demasiado corta. Parezco una señora de éstas que están en los polígonos prácticamente desnudas para intercambiar sexo con hombres a cambio de un beneficio económico?
Y es que oye, tú, ahí está el principio de economía del lenguaje, que hay que tenerlo en cuenta también a la hora de opinar sobre las cosas.
Lo siento mucho, la vida es así, no la he inventado yo.
Ps. Vaaaaaale, esto último es plagio.
Muy bien dicho, yo uso mucho lo de puton verbenero, con mis amigas , y no soy machista, es una expresión entre nosotras, parece que vamos a tener que medir las palabras
ResponderEliminarEl problema no es que nosotras digamos putón; el problema es que exista un oficio así de poco agradecido y que las criaturas tengan que estar muertas de frío en pleno invierno en una esquina con prácticamente un sujetador y un tanga como único reclamo para su asquerosa clientela.
EliminarCuando me enteré, pensé exactamente lo mismo, es lógica aplastante. No es que haya indagado demasiado en las reacciones, pero a grosso modo todas las que vi se limitaban a hacer leña del árbol caído y a sumarse al consabido carro del victimismo y reivindicaciones varias, tan huecas como cansinas.
ResponderEliminar¿Qué te pareció la rajada de Victoria Abril? ¿Y la triunfal llegada a Madrid de Susurritos, intérprete que me consta que estimas bastante?
Hola, Roman Paladino.
ResponderEliminarPues ahora mismo me pillas un tanto espesa. No caigo en quién puede ser Susurritos. Y tampoco caigo en la rajada de Victoria Abril. Lo que sé de ella es que es más o menos negacionista con respecto al virus, opinión que no comparto pero que creo que está en todo su derecho de defender.
Ah, no es a grosso modo sino grosso modo. La a sobra. Espero que no te importe que te corrija pero soy muy quisquillosa con estas cosillas. Con cariño.
A estas alturas ya he tomado por costumbre, no hay de que preocuparse.
ResponderEliminarJustamente estaba leyendo un artículo y pensé que te podría resultar ameno.
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