domingo, 6 de octubre de 2019

Querida Helena

Querida Helena:

Por fin solas!!! Tenía tantas cosas que decirte, sabiendo que no podía decírtelas, que es un verdadero alivio hacerlo ahora.

No podía hablar contigo de algo fundamental, de esa muerte que te rondaba. No, porque tú no querías ni oír hablar de ella. Daba igual que las cosas se pusieran realmente feas, que el puto bicho se reprodujera una y otra vez, que los médicos te dijeran que lo tuyo no tenía cura... Todo eso daba lo mismo, tú seguías inasequible al desaliento. Tú pensabas: "que no tengo cura lo dirás tú, ya veremos".

Con tu espíritu guerrillero no creíste ni una palabra de aquello. Pienso que tenías claro que tú no te ibas a morir, que era imposible, que tenía que haber algún error en ese pronóstico negro.

Cuántas veces he intentado imaginarme qué pasaba por tu cabeza! Porque claro, lo de preguntarte directamente era imposible. Tú y yo podíamos hablar de todo, de todo... menos de eso. La claridad, la sinceridad, la brutalidad incluso... podían servir para todos los temas, menos para la muerte. Bueno, menos para tu muerte.

Cómo se puede hablar de la propia muerte con menos de 30 años?  No en teoría, en plan virtual, sino de verdad. No sé, tal vez hay gente que lo consigue pero no tú, tú imposible. Porque no querías rendirte, te negabas, no aceptabas meter a la muerte en tus planes. Podías ver cosas que hubieran mosqueado a cualquiera pero tú no las veías, o si las veías hacías como que no las habías visto. Eso junto con la circunstancia favorable de que tal vez sabías poco sobre cómo va esto del cáncer hizo el resto. Pudiste seguir viviendo pensando que lo superarías hasta el último segundo.

En la familia había opiniones para todos los gustos. Si debías saber más, si debías saber menos, si era bueno o no era bueno esto o aquello...  Yo variaba de opinión unas 30 veces al día. A ratos pensaba que tal vez sería bueno para poder tomar decisiones sobre tu muerte, y para despedirte en condiciones de tus amigos y de tu familia; otros pensaba que mataría a cualquiera que te dijera algo que te hiciera sospechar mínimamente que te estabas yendo. Por supuesto, pensásemos lo que pensásemos, nadie estaba dispuesto a ser el que te lo dijera. Cómo se le dice a alguien que quiere vivir por encima de todo que se vaya despidiendo de la vida? Quién tiene valor, cojones, ovarios? Uffffff, nadie.

Al final lo que ha pasado es que te has ido sin saber que te estabas yendo. Y a lo hecho pecho, si así ha sido bien está.  Confiaste en un final feliz hasta el desgraciado final. Pese al dolor insoportable, pese a que tu cuerpo se había convertido en tu peor enemigo, pese a que no había un puto órgano que funcionara en condiciones. Mirando al frente, planeando futuros tatus, comprando en Amazon como una posesa cosas para tu artesanía... Y nosotros viéndote,  y dándote ánimos, y pensando menuda puta mierda de vida.  Callados como puertas.

Qué duro quererte tanto, verte agarrada a la vida como una lapa, negando las evidencias, y no poder llorar, ni gritar, ni maldecir. Qué duro ha sido, Helena. Y si lo ha sido para mí, que a fin de cuentas no dejaba de ser una visitante en tu habitación del hospital, cómo no habrá sido para tus padres, que estaban ahí a piñón fijo, compartiendo la terrible tarea de acompañarte en ese viaje inevitable que te esperaba, sin tú saberlo ni quererlo.

Ay, cómo me hubiera gustado poder hablar contigo de todas estas cosas! Pero cuánto me alegro de que no lo hayamos hecho! Ésta es una charla que no podíamos tener más que a posteriori. Me gustaría imaginar lo que tú contestarías. Tal vez "tita, teníais que habérmelo dicho"? No creo. Más bien te veo diciendo "gracias por no decirme nada y dejarme vivir con mis pequeñas ilusiones".

Qué duro, Helena! Todos haciendo planes que pudieran hacerte ilusión. Todos intentando regalarte pequeños instantes de felicidad. Todos!!!

Mi humilde aportación fue este tatu que está grabado en mi brazo izquierdo a modo de brazalete eterno: HELENA CON H.

De repente un día vi la luz. Hosssstia, voy a grabarme a Helena! Tengo que hacerlo yaaaaa! Antes de que se vaya, no a modo de homenaje póstumo, no por favor. Quiero que ella lo vea!

Dicho y hecho, contacté con unos tatuadores y les pedí por favor por favor por favor que me colaran porque necesitaba urgentemente un tatu muy especial. Se portaron genial, me dieron cita para la semana siguiente, lo más pronto que pudieron. Pero yo viví todo ese tiempo en un sinvivir. Entre medias los médicos empezaron a hablarnos de sedación. Ay Diosssss, no llego no llego no llego, que se me va antes de verlo!

Jodeeeeeer, Helena, no te lo puedes imaginar. Sabiendo ya como sabía que te ibas irremediablemente sí o sí, de repente la preocupación era que no te fueras sin ver tu nombre grabado en mí para siempre. Qué pego, no? Llámame egoísta, llámame tarada, llámame lo que te dé la gana... el caso es que yo ya vivía sólo para una cosa: hacerme ese tatu y salir corriendo como una loca al hospital a enseñártelo. Las horas pasaban tan lentas, y yo pidiéndote a gritos silenciosos: Helena espera, Helena espera, Helena espera! Tengo un regalo para ti, un pequeño regalito, pero déjame dártelo.

El día del tatu estaba atacá de los nervios. No veía el momento, las horas se ralentizaron ya a un nivel tortuoso. Iba tan enloquecida en la bici que estuve a punto de morir varias veces, porque no veía ni coches ni camiones ni autobuses ni nada.  También pude haber atropellado yo a alguien, porque tampoco veía a las personas. Yo sólo veía una cosa: el momento de llegar a tu habitación del hospital y ponerte el brazo delante de la cara y decirte "mira, Helena". Cuando llegué a casa pensé que por muy poco no había yo muerto antes que tú. Habría tenido gracia la cosa. Iba volando a hacerme un tatu para ti y me mato por el camino. Pero oye, la vida tiene esos giros y otros más raros.

En fin, ésa era mi pequeña aportación a tu felicidad. Por cierto, quiero que sepas que les he dado las gracias a los tatuadores y les he informado de que llegamos a tiempo. También les he mandado una foto del momento en el que nos besamos tú y yo, a la manera en la que se besan las personas que llevan una sonda nasogástrica. Eso sí,  con el tatu plastificado en primer plano.

Qué feliz fui en ese momento, Hele! No te lo puedes ni imaginar. A pesar de que mi hermana me miró como si yo estuviera muuuuuuy loca. Pero te vi la carita, te vi sonreír, te escuché decir "gracias tita", y luego cogerme la mano y acariciármela. Me la cogías tú a mí, no yo a ti. Sé que querías decirme todo con ese gesto. Lo sé, Helena, sé que en ese momento supiste lo que significas para mí. Fue un instante mágico, de conexión absoluta contigo. No lo cambio por nada en el mundo.

Tres días después te has ido.  Sin saberlo ni quererlo. Yo ya te llevo en mi piel para siempre. Cuido este tatu como oro en paño, porque es casi como cuidarte a ti, querida mía. Lo enseñé con orgullo de tía herida en el alma en el tanatorio. A pelo, me daba igual que me hubieran recomendado no hacerlo. Necesitaba llevarte bien a la vista. A pesar de que... me cago en to lo más grande, tooooodo el mundo que venía a abrazarme ponía sus manos, probablemente no del todo limpias, justo encima. Pensé que tenía que haberme tatuado tu nombre en el culo, que ése no me lo toca casi nadie.  Yo venga a apartar manos. Me daba pena porque quería abrazar a todas esas personas, pero coñññño, no me toquéis el tatu, jodeeer!

En fin, Hele, todavía nos queda mucho por hablar a ti y a mí.  Pasas a formar parte desde ya de la gente que quiero que pasó al otro lado, y tienes tía pesada para rato. Igual que hablo con mi madre todo el tiempo, ahora repartiré mis intereses, unos días hablaré con ella y otros contigo. O igual os junto, por qué no? También hablo con mi hermano de vez en cuando, os puedo juntar a los tres. Molaría, joder, menudo trío.

Que te quiero no hace falta que te lo diga. Todo el mundo anda por ahí colgando cosas preciosas tuyas en el Facebook. Fliparías, te lo juro. Tus padres y tu hermana tienen para llorar ríos viendo y leyendo todo lo que la gente dice de ti.  Hay corazones morados por todas partes. Yo ya lo veo todo en morado.

Hijaputa, te querían hasta las cucarachas. Te quería y te quiere tanta gente! Hay tanto amor en todas esas manifestaciones de tus amigos! Y tantos proyectos pensando en ti! Cómo me gustaría que pudieras verlo!

Pero bueno, ya te lo cuento yo. Tengo muchísimas cosas que contarte. Puedes echarte a temblar, ni te imaginas lo pesada que soy. Como además tengo ese punto asocial y con la gente viva hablo más bien poco, lo dejo casi todo para hablar con vosotros los muertos. La abuela Juani te puede decir lo pesadísima y lo incordio que soy.

Escúchame, y si quieres háblame. Mi madre siempre se ha negado a hablarme pero que sepas que estoy abierta a la posibilidad de escucharos. Me encantaría. Si quieres me puedes hablar en sueños. O bien en forma de esa gata que viene a visitarme en Rabanales de vez en cuando, que se parece un montón a tu Wapa. Puedes hablarme a través de ella. Pero si no quieres hablarme da igual, yo no pararé de darte por culo a ti. No te vas a librar.

Ps. Cuidaremos de tu madre, de tu padre y de Irene. Palabra de tita petarda.

2 comentarios:

  1. Que bonito cuñada, me has hecho llorar 💋💋💋 os quiero

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  2. Pues q te digo tita petarda, q su sonrisa nos va a acompañar siempre, q vamos a seguir su forma de querer vivir hasta el.infinito y más allá...💜 te queremos Helena con H.

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