lunes, 21 de octubre de 2019

Filicidios y filicidas

Noticia: una mujer asesina a su hijo de 7 años poco antes de serle retirada la custodia del menor.

De inmediato los medios, las tertulias, los lectores en general se lanzan a buscar explicaciones. Al parecer padecía una depresión, se estaba medicando, tenía miedo de perder la custodia y la casa y quedarse en la calle... pobre mujer, necesitaba ayuda y los servicios sociales no supieron dársela.

Habla el padre de la difunta criatura. Había denunciado varias veces a la mujer por maltrato. El niño le había mandado audios en los que decía tener miedo de su madre. Nadie le hizo caso, nadie tomó ninguna medida, nadie protegió a ese chiquillo de la locura materna.

Este caso me ha hecho reflexionar sobre la diferencia de trato que da la sociedad a los filicidios, que es como se llama a esto de matar a los hijos, dependiendo de que el asesino sea el padre o la madre.

En este caso no cabe para el agravio comparativo la excusa de las cifras, puesto que ambos sexos están muy a la par. Puede que incluso haya más casos de niños asesinados por sus madres que por sus padres. Tened en cuenta que aquí se contabilizan también los bebés que son arrojados al nacer a un contenedor o a cualquier otro sitio, un delito que pertenece casi exclusivamente al universo femenino.

La realidad es que cuando una mujer mata a su hijo necesitamos buscar una explicación a un hecho tan atroz, pero que cuando es un hombre el que lo hace automáticamente la sociedad sólo da una respuesta: violencia machista. El machismo lo explicaría todo cuando es un hombre el que comete alguna barbaridad a una pareja o a sus propios hijos.

Estaremos de acuerdo en que matar a los hijos es un hecho antinatural. Los padres y las madres son los encargados de proteger a su prole, de manera instintiva cualquier padre o madre intenta salvaguardar a sus hijos de todos los peligros que pudieran acecharle. El machismo en sí mismo no puede explicar este tipo de sucesos.

Ya lo he comentado en otras ocasiones: mi padre era un tipo machista, todos los hombres de su generación lo eran. Sin embargo no tenían por costumbre matar a sus mujeres y mucho menos a sus hijos. Todo lo más nos soltaban una hostia de vez en cuando o los más bestias nos arreaban un correazo. Ellas nos tiraban la zapatilla. Pero no lo hacían con ánimo de matarnos, sino más bien al revés, con el encomiable propósito de educarnos para que en la vida no nos matara el primero que llegara. Vale, no sería la mejor forma pero los pobres no daban para más.

Los padres machistas querían a sus hijos más o menos lo mismo que los padres no machistas. Y si  alguno de nuestros machistas padres tenía la desgracia de perder un hijo las pasaba tan putas como si lo perdiera un padre no machista. Se les destrozaba la vida igual. Palabrita, lo he visto de cerca y puedo dar fe.

Todo esto viene a que me sorprende mucho que casi nadie caiga en la cuenta de este trato desigual en relación al filicidio. Sesudos estudios sobre violencia de género indagan en la tremenda maldad que el heteropatriarcado ha inoculado en los varones que impulsa a algunos a atentar contra su propia sangre sólo para hacer daño a sus parejas. Sin embargo no hay ninguno que intente ahondar en la psicología de esos asesinos. Claro, si ya tenemos el socorrido machismo como causa razonable que sirva para explicarlo todo para qué nos vamos a complicar estudiando las posibles casuísticas?

Las mujeres gozamos de una mirada algo más benévola. No es que se vea socialmente bien ni mucho menos que una mujer asesine a sus hijos. Pero de alguna forma intentaremos buscar alguna justificación para ello: estaba muy mal, había sido maltratada y no quería que sus hijos sufrieran, la medicación la había vuelto loca... Cosas que por lo visto si tienes un pene entre las piernas no te pueden suceder. Porque en ese caso sencillamente todos los desmanes que cometas serán atribuídos ipso facto a que eres un puto machista.

En fin, son reflexiones que me hago cuando leo noticias de éstas. Yo constato un hecho, ya que cada cual piense lo que quiera al respecto.

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