Alucino con el escándalo y la hiperventilación que ha provocado en amplios sectores los resultados de las recientes elecciones andaluzas que han hecho entrar de sopetón y con una fuerza inusitada a Vox en el Parlamento Autonómico.
Es verdad que esa irrupción tan fuerte nos ha podido sorprender a todos, pero a poco que te paras a analizarlo te das cuenta de que lo que ha ocurrido no es demasiado distinto de lo que ocurrió con Podemos cuando de súbito entró en el Parlamento Europeo con 5 diputados.
Lo que más ayudó en aquel momento a aquella repentina irrupción fue esa prensa demonizadora que cuanto más intentaba convertir al nuevo partido en un monstruo más contribuía a ensalzarlo a ojos del indignado que estaba hasta los cojones de políticos y de política. Que es poco más o menos lo que ha pasado ahora con los voxeros.
Es mucha la gente que está un poco hasta los huevos de que tanto los políticos como sus medios afines les intenten contar una película que no tiene nada que ver con la que ellos están viviendo y que les hablen de cosas que les importan un pimiento. Cuando eres joven y estás en el paro o tienes un trabajo de mierda a tiempo parcial y te ves obligado a seguir viviendo con tus padres o a compartir piso con otros cinco pringaos como tú, cuando ni puedes plantearte un proyecto de vida solo o en pareja porque es insostenible... ver a políticos y tertulianos hablar durante horas y horas de la exhumación de un señor que murió hace 40 años, o de si al barrio de Cañero, la calle Cruz-Conde o la Avenida de Vallellano hay que cambiarles el nombre, o de si el lenguaje inclusivo (ciudadanos y ciudadanas) es muy importante para luchar contra la desigualdad... pues qué quieres? La gente cada día está más desconectada de todo ese discurso absurdo que ni le va ni le viene.
Por otra parte desde la izquierda, tanto la vieja como la nueva, se lanzan constantemente proclamas falaces que repiten como mantras y que empiezan a tocar un poco las pelotas de muchos ciudadanos. Pero en éstas aparece Vox con un discurso que pone en evidencia una serie de perogrulladas acerca de esos mensajes. Perogrulladas como éstas:
1. Decir que ante un mismo delito se debe de juzgar igual a una persona que a otra independientemente de su sexo no es ser un machista; más bien al revés es creer verdaderamente en la igualdad entre hombres y mujeres. Decir que si un hombre gay asesina a su marido su crimen debe de ser valorado y juzgado exactamente igual que si un hombre hetero asesina a su mujer no es un comentario machista, es igualitario y feminista a más no poder.
2. Decir que en un país con los índices de paro y de pobreza del nuestro la inmigración hay que regularla no es ser un xenófobo ni un racista. Es tener un mínimo de sentido común.
3. Decir que te importa una mierda si exhuman o no a Franco no significa que seas un peligroso fascista. Significa sencillamente que tienes otras preocupaciones que te interesan bastante más.
4. Decir que el sistema autonómico está mal gestionado, que ha terminado convirtiéndose en un montón de pequeños reinecitos que sólo miran por sus propios intereses pasando por alto el interés común, que la forma de financiación es una mierda con la que no está de acuerdo ninguna Autonomía, que ha dado lugar a unas desigualdades territoriales brutales (que se lo cuenten a los extremeños y sus infraestructuras ferroviarias) o decir que algunas competencias fundamentales como la educación deberían centralizarse para garantizar la igualdad de oportunidades de todos los niños, no es tampoco ser un peligroso franquista que añora los tiempos de la Una, grande y libre. Significa que crees en la igualdad, en que la unión hace la fuerza y en que el que divide vencerá.
5. Decir que la Prisión Permanente Revisable es un buen sistema para mantener bajo control a ciertos delincuentes cuya capacidad de reinserción está puesta en entredicho por sesudos informes penitenciarios de psicólogos y psiquiatras no significa que seas un degenerado partidario de la pena de muerte o de la cárcel como mecanismo de venganza. Significa sencillamente que reconoces una realidad, la de que hay personas que no pueden reinsertarse jamás y que por tanto son un peligro para la sociedad y que ésta tiene todo el derecho a protegerse de esos individuos.
6. Decir que el sistema electoral es injusto porque da un poder desproporcionado a partidos nacionalistas con una cantidad muy pequeña de votos, pero muy concentrados, y que debería arbitrarse otro sistema por el que la política nacional no estuviera sujeta a los caprichos y chantajes de esos partidos que sólo miran por el beneficio propio y nada por el interés general tampoco es ser un peligroso fascista. También es puro sentido común.
7. Decir que la presunción de inocencia es un derecho sagrado y criticar con dureza los juicios paralelos en casos especialmente mediáticos, y pedir que se respeten las decisiones judiciales tanto cuando nos gustan como cuando no, tampoco significa que estés de parte de asesinos, violadores o pederastas. Significa que crees de verdad en la independencia del poder judicial y en que los jueces tienen el derecho y la obligación de hacer su trabajo sin presiones externas ni sociales ni políticas ni mediáticas.
Creo que si saliéramos a la calle y preguntáramos a la gente su opinión sobre estas cosas habría una aplastante mayoría que estaría de acuerdo con muchas de ellas, si no con todas. Y sin embargo tienen que escuchar constantemente esos mantras insultantes que pretenden que todo el que afirma esas "perogrulladas" es un machista, un fascista o un degenerado ultranacionalista español.
Por eso, aunque a mí, como a todo el mundo, me sorprendió muchísimo el éxito de Vox en Andalucía, cada vez me extraña menos. Es más, tengo la sensación de que el fenómeno va a ir in crescendo en próximas convocatorias electorales. Probablemente el hecho de que ellos digan abiertamente todas estas cosas con las que buena parte de los votantes de otros partidos están de acuerdo les esté granjeando muchas simpatías.
A pesar de su patriotismo exacerbado, de su ideario religioso bastante rancio, de su declarada apuesta por un modelo de familia tradicional ya superado por la realidad sociológica... a pesar de todo eso mucha gente se siente identificada con buena parte de sus propuestas. Y cada vez habrá más, porque todos los cabreados e indignados de la vida que están hasta las pelotas de que les suelten a diario chorradas probablemente verán en ellos por lo menos a una gente que habla sin complejos y que dice las mismas cosas que ellos piensan pero que casi nunca se atreven a decir.
Personalmente nunca votaría a Vox, aunque tengo que reconocer que me caen mucho mejor que el PP, que piensa sobre casi todo exactamente lo mismo pero que intenta disimularlo todo lo que puede y encima es una fábrica de corruptos de campeonato. Ideológicamente estoy muy alejada de esta gente pero me revienta que intenten meterme miedo por su presencia en las instituciones, como en su día me reventaba el miedo que intentaban meterme con Podemos.
Y además me encanta que haya 5 partidos importantes a nivel nacional a los que votar. Que la gente tenga opciones entre las que elegir, con sus matices y sus peculiaridades. Fueraparte las minoritarias como Pacma o Equo o Falange, que también me encanta que estén ahí, el hecho de que haya nada menos que un pentapartidismo potente, con unas expectativas de voto muy similares, me pone.
Que cada cual vote a quien le venga en gana, pero que el panorama se amplíe al máximo para que todo el que quiera, realmente pueda votar. Y el que no quiera, pues que no vote. Libertad libertad sin ira libertad. Luego ya ellos verán cómo se ponen de acuerdo, que es su obligación.
Y del mismo modo que en su día di la bienvenida a Podemos (y hasta les voté, en qué estaría yo pensando) ahora se la doy a Vox. Y a los que los voten, que lo hagan abiertamente y sin vergüenza. Aquí lecciones de democracia de unos y de otros pocas, que ya nos vamos conociendo todos. A estas alturas de la película, venga ya!
Ah, y a los voxifóbicos... paciencia. Pos no os queda na que pasar!
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