Anda el país entero conmocionado desde el viernes cuando se hizo pública la explosiva sentencia del caso Gürtel. En estos pocos días los acontecimientos se han precipitado de un modo vertiginoso y a día de hoy estamos en vísperas de una moción de censura presentada por Pedro Sánchez con la intención de derrocar al gobierno y formar él uno nuevo con sus 84 diputados y sin contar supuestamente con nadie más.
Vamos a ir analizando paso a paso esta vorágine de noticias que nos han traído hasta aquí:
1. Sentencia Gurtel. Sale a la luz y de repente todos los partidos se enteran de la noche a la mañana de que el PP es un partido corrupto. Urge hacer algo. No puede ser que siga gobernando el mismo partido corruptísimo que ha estado gobernando tan ricamente hasta el día anterior, en el que había conseguido aprobar unos presupuestos que le garantizaban prácticamente dos años más de permanencia sin sobresaltos en el poder.
Todos se tiran de los pelos para mostrar la máxima indignación y se dan codazos unos a otros a ver quién se da más prisa en reaccionar con la mayor contundencia, no sin antes condenar enérgicamente la corrupción del partido en el gobierno.
2. Pedro Sánchez en esta carrera de autos locos reacciona el primero y se apresura a presentar una moción de censura sin ni siquiera consultar a su ejecutiva ni sondear posibles apoyos, imposibilitando así un posible adelanto electoral propuesto por el presidente del gobierno, algo que le produce pavor porque las encuestas no le son favorables y sabe que en las urnas se puede pegar un batacazo de 20 pares de cojones.
La única posibilidad de gobernar de Sánchez es un golpe de suerte como éste y no está dispuesto a desaprovecharlo.
3. Podemos se apresura a apoyar la moción de censura sin pedir contraprestación alguna. Iglesias acaba de librarse de la quema en su partido por obra y gracia del beneplácito de sus bases a la cagada del casoplón.
Tampoco él tiene muchas ganas de elecciones porque en los sondeos sale muy debilitado y además intuye que lo del superchalet le va a pasar factura. Difícil calcular quién tiene más pánico en este momento a las urnas, si él o Sánchez. Yo diría que están bastante a la par.
4. Ciudadanos está en el caso contrario. La demoscopia les sonríe, están en el momento más dulce de su corta historia y subiendo como la espuma, no tanto por sus propios méritos como por los deméritos de los contrarios, del PP por un lado y del PSOE por el otro.
Ciudadanos se apunta a la moción sólo si se usa de modo instrumental para convocar nuevas elecciones si es que el presidente Rajoy se aferra al poder y no se aviene a convocarlas él mismo.
Todos los demás partidos se indignan profundamente con Rivera y los suyos, los tachan de electoralistas y de mirar sólo por sus intereses, cosa más que evidente. Pero los acusadores dan por sentado que los ciudadanos somos gilipollas y que no nos percatamos de que si ellos no quieren elecciones es porque las encuestas no les favorecen lo más mínimo y que si estuvieran en la misma situación que Rivera chillarían también como cerdos exigiendo elecciones inmediatas.
Como apreciación personal (esto va también de emociones) diré que esto último es lo que más me cabrea de todo este asunto, la sensación terrible de que todos, absolutamente todos, nos toman por subnormales y piensan que no sabemos que cada uno de ellos sólo mira por sus intereses y ninguno por los intereses del país. Bueno, y lo que es aún peor, la sensación de que con respecto a los incondicionales de cada partido no andan muy desencaminados. Los peperos incombustibles defenderán con uñas y dientes que Rajoy es el único que piensa en lo mejor para el país, los socialistas lo mismo con Sánchez, los naranjitos igual con Rivera y los podemitas que acaban de avalar con sus votos el chalet del líder y señora irán a muerte nuevamente con ellos. Yo cada vez llevo peor esto de la cla, esa gente que repite como loros los mantras de sus líderes y que jamás cuestionan ni sus palabras ni sus actuaciones.
5. A todo esto los nacionalistas e independentistas vascos y catalanes van según el día y el pie con el que se levanten. Lo mismo una mañana te desayunas con la afirmación de que con tal de quitar a Rajoy lo que sea, como al siguiente unos dicen que no sin sus presos, otros que habrá que hablar de los presupuestos..., y así deshojando la margarita día tras día y noche tras noche.
Hay que tener en cuenta que lo tienen complicado con su público. A ver cómo justifican los catalanes el apoyo a un partido que a su vez apoya el 155 pero a ver también cómo les explican que van a dejar pasar la oportunidad de acabar con el odiado y aparentemente indestructible Rajoy. Y los PNVs cómo explican su apoyo a unos presupuestos que llevan muuuuuuucho dinero para su terruño y ahora de repente poner en riesgo la tramitación de esos presupuestos. En fin, que también lo tienen crudo.
6. La presidenta del Congreso fija la moción para el jueves y el viernes, en un intento de precipitar los acontecimientos y ponerle difícil a Sánchez la negociación de sus apoyos.
Cuanto más rápido antes se pasa el trago, antes se estrella el candidato y antes pueden volver a la normalidad y hacer como que aquí no ha pasado nada, apuntándose otro éxito y otra humillación al adversario. Sabia y maquiavélica estrategia muy pepera.
7. Rivera le dice a Sánchez que le apoya si encabeza la moción un "imparcial" sin pretensiones políticas de quedarse sentado en la poltrona una vez conquistada. Sánchez le dice que ni flores, que elecciones sí pero cuando a él le salga de las pelotas, lo que traducido al idioma universal del pánico a las urnas significa que te tires de la moto, que va a convocar elecciones tu tía la de Albacete.
Podemos sigue con su apoyo a Sánchez pero en unas sorprendentes declaraciones afirma que si no tiene éxito en la moción debería dimitir, olvidando que el mismo Iglesias había presentado unos meses antes su propia moción fallida sin dimitir, del mismo modo que antes había olvidado su austeridad de antaño y sus opiniones sobre los habitantes de chalets en la sierra. Ayyyy el olvidadizo bocachanclas de la coleta!
8. Rufián afirma en el Parlamento que quitar a Rajoy de presidente no es una opción sino una obligación. Con estas contundentes palabras viene a refrendar lo que ya estaba casi cantado, que los nacionalistas catalanes van a apoyar la moción, aunque sea con la nariz tapada y haciendo de tripas corazón. Ya intentarán cobrarse el favor más tarde.
Por su parte el PNV ya no tiene más remedio que retratarse porque el éxito de la moción ya depende única y exclusivamente de ellos. Las huestes peperas le tiran los tejos afirmando que el PNV es un partido serio que jamás se avendría a aventuras locas que podrían poner en peligro la aprobación de los presupuestos en el Senado. Ellos se dejan regalar la oreja pero siguen herméticos sin decir ni mu. La cosa está que arde.
Y a estas horas de la tarde del día 30 de mayo, vísperas de la emocionante moción de la conmoción me atrevo a hacer mi propia premonición: el PNV terminará apoyando la moción haciendo gala una vez más de sus flatulentas contradicciones, y la cosa saldrá adelante. Pedro Sánchez por fin verá cumplido su sueño largamente acariciado y frustrado de gobernar (cosa que a través de las urnas sería una quimera) y al final se verá abocado, lo quiera o no, a convocar elecciones porque con 84 diputados y sin apoyos parlamentarios se van a partir todos la cara por joderle la marrana a base de pedirle imposibles y de enfrentarlo a sus no menos flatulentas contradicciones.
Todo esto se podría haber evitado si Rajoy hubiera tenido un mínimo de dignidad y, visto lo visto, que se había abierto la caja de Pandora después de la sentencia, hubiera dimitido o hubiera adelantado las elecciones antes de la moción. O si Sánchez hubiera aceptado una moción con el apoyo de todo el parlamento para convocarlas él mismo en el plazo mínimo. Vamos, que todo esto tenía una fácil solución: las urnas, el lugar donde se deberían de dirimir siempre estas situaciones.
Se les llena mucho la boca a todos de soberanía popular y de democracia pero, llegado el momento de la verdad, con una crisis institucional de semejante envergadura, no han hecho más que mirar cada uno por sus propios intereses, con el aplauso por supuesto de sus respectivos clubs de fans, y pasando olímpicamente de lo que los ciudadanos podamos querer o no querer, algo que sólo se puede saber a través de nuestro voto. Ellos se lo guisan y ellos se lo comen y a nosotros que nos den.
Y hasta aquí ha llegado mi análisis de esta vertiginosa sucesión de emociones, conmociones, mociones y premoniciones. El viernes todos ellos en comandita, en función de sus intereses partidistas, decidirán y nosotros tendremos que aguantarnos con lo que decidan hasta el día en el que por fin no tengan más remedio que preguntarnos directamente y dejarnos hablar. Y mientras a tenernos entretenidos con sus ridículas trifulcas de colegiales y a jodernos. Eso sí, las respectivas clas a inflarse aplaudir, que el espectáculo no decaiga.
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