Esta noche he soñado con Aramís Fuster.
Estaba viendo la tele y aparecía Aramís en el nuevo programa de Cuatro "Ven a cenar conmigo", y contaba muy ufana que había salido en el desfile de un famoso diseñador en la última edición de la Mercedes-Benz Fashion Week.
Mi indignada reacción onírica no se ha hecho esperar:
QUÉ COÑO HACE ARAMÍS FUSTER EN LA MERCEDES-BENZ FASHION WEEEEEEEEEK???????
Está claro que el Procés me tiene desquiciada. Confieso que me he pasado todo el finde engolfada viendo al Ferreras sin perderme detalle (salvo un ratilllo que vino mi novio a verme y me bajé a tomarme una cerveza con él; fue mi momento de particular "desconexión" del Procés).
Me pasa como al Ferreras, que lleva tanto periodismo circulando por las venas que ni sangre se puede sacar el hombre. Pues yo igual, esto del Procés ha hecho que salga del armario esa reportera que hay encerrada en este cuerpo de bibliotecaria y me ha abducido por completo.
También Carles Puigdemont se me aparece estos días en casi todos los sueños, él y su imposible mata de pelo infernal. Y hasta he soñado alguna noche con Rajoy, aunque bastante menos, porque parece que ha escogido un perfil bajo de momento, así que al menos de eso me estoy librando. Alabado sea el Señor!
Pero volvamos a Aramís. Por qué Aramís? Qué tiene ella que ver con todo lo que está pasando?
Pues me he puesto a analizar mi sueño y lo he visto claro: Aramís es la representación gráfica del esperpento patrio y la Mercedes-Benz es la pasarela demencial a la que hemos asistido estos días con absoluta cara de pasmo. Esa representación teatral que hemos presenciado en la que todo estaba previsto de antemano: la gente en la calle papeleta en mano, los Mossos cruzados de brazos, los padres usando a los niños a modo de escudo en los colegios (por cierto, vaya padres, dónde está la fiscalía de menores?), las cargas policiales, las ansiadas imágenes de violencia que han dado la vuelta al mundo para vergüenza y oprobio del Estado español y para regocijo y satisfacción de las autoridades catalanas... En definitiva, Aramís Fuster talmente. Qué mejor imagen que la suya para constituirse en icono de ese sindiós ético y estético? Así lo ha visto mi subconsciente, en mi opinión con una lucidez asombrosa.
Y esa Sor Ada Colau, la Santa Teresa de Jesús independentista (coincido totalmente con Javier Marías en que muchas representantes del nuevo feminismo se parecen alarmantemente a las monjas de mi infancia, tanto en su aspecto físico como en sus modos de estrictas gobernantas)... Esa sor Ada, decía, al borde del orgasmo místico, toda arrobada en actitud de éxtasis, hablando de la intolerable violencia policial, con lo que le gusta a esa mujer de toda la vida estar en medio de un barullo de ésos...; pero qué me decís de nuestra inefable Albondiguilla Sáenz de Santamaría y su elocuente discurso sobre la decencia democrática? Ellaaaaaa! Sí, la de Ellooooos! Decencia democráticaaaa, cielooooosssss!!! Señor señor señooooooor, qué más nos quedará por ver y por escuchar?
Pues eso... Un esperpento, una fantochada, un sindiós.
Y todavía me extraño de que se me aparezca la Aramís en sueños?
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