Leo mucho últimamente a cantidad de gente quejándose de las importaciones culturales que nos llegan, sobre todo de los USA. Que si Halloween, que si el Black Friday, que si tal que si cual, que adónde vamos a ir a parar, que si terminaremos celebrando aquí el Día de Acción de Gracias...
Bueno... y qué? A mí personalmente es que me da igual que se importen cosas divertidas o sanas o sencillamente neutras. Algunas me gustarán más, como Halloween, que me parece una fiesta muy divertida porque me encanta disfrazarme, y otras me gustarán menos, como el Black Friday, porque nunca he sido de ir de rebajas. Soy carnaza de mercaíllos y de tiendas de segunda mano, así que no necesito que lleguen las rebajas para comprar cosas que me molen. Pero bueno, en este mundo global consumista si hay gente que quiere aprovechar las supuestas gangas que se oferten en ese día, pues por mí genial.
Y si se importara el Día de Acción de Gracias también me apuntaría con entusiasmo porque no me parece que haya nada más sano y más justo que dedicar un día al año a dar gracias por todo lo bueno que tenemos y que los demás nos dan. Sería una importación muy bienvenida por mi parte.
A mí me preocuparía que importáramos costumbres bárbaras que supusieran retrocesos importantes en todas las conquistas sociales que hemos conseguido. Me preocuparía, por ejemplo, que de repente se pusiera de moda la ablación del clítoris. O el velo integral, incluso el de pelo solo. Me alarmaría muchísimo y sería la primera en protestar enérgicamente.
Pero qué tiene de malo importar costumbres extranjeras que no hacen daño a nadie? Hay muchas costumbres propias que aborrezco, por ejemplo, todo lo que sea maltratar animales. Los correbous, los toros embolaos, los Sanfermines, incluso las corridas. Son costumbres que no entiendo y que por supuesto no comparto. Creo que poco a poco deberían ir desapareciendo del imaginario cultural. Y no pasa nada por traer otras un poco menos dañinas y más civilizadas. Bienvenidas sean.
Este país, como casi todos, no deja de ser una amalgama de culturas. Y por el nuestro han pasado unas cuantas, bastantes. Somos hijos de una extraña mezcla entre árabe, latina, griega, visigoda, italiana, franchuta, anglosajona y en los últimos tiempos americana de los USA. Es normal, los países con más proyección internacional exportan sus productos y sus costumbres. Y también su lengua, cosa que tampoco me preocupa, por cierto.
También el español es producto de una mezcla interesante, de palabras procedentes del griego, del latín, del árabe, del francés o del inglés. Y tengo ganas de que nos lleguen hallazgos del chino, por ejemplo. O del japonés, que son lenguas que me encantan. No tenemos una lengua de origen único como alguna gente parece creer. Es un compendio, se ha ido enriqueciendo poco a poco adaptando vocablos de otras lenguas con las que se ha interrelacionado. Por tanto, cuál es el problema de usar palabras procedentes del inglés, si hoy por hoy es la lengua más potente para la comunicación en este mundo globalizado?
No pasa nada. Hace un montón de años que decimos "váter" adaptado de su "water-close". Y habrá términos que triunfen y otros que no. Yo nunca he oído a nadie decir "Se me ha estropeado el smartphone", por mucho que el marketing intente introducir el término con calzador. Todo el mundo sigue diciendo "Vaya mierda de móvil"!
Y qué pasa si dentro de mil años (en caso de que el mundo siga existiendo, cosa que dudo) el español de entonces no se parece en casi nada al español de hoy porque ha incorporado un montón de términos nuevos y dejado en desuso casi todos los antiguos? Pues será que la lengua ha evolucionado así. Una lengua viva está en constante transformación, no está nunca quieta. Se nutre permanentemente de aportaciones de todo tipo. Por ejemplo, nunca sabremos cómo se habría dicho Smartphone en latín, porque es una lengua muerta. Como el español es una lengua viva sabemos que se llama "móvil". Pero solo en el español de España, porque en América Latina han preferido llamarlo "celular".
No seamos catetos, cerriles y chauvinistas y demos la bienvenida a todos los cambios que aporten cosas buenas, o al menos no malas. Incluso aunque vengan de los odiados USA, incluso aunque vengan de los odiados USA de Trump. Mientras no importemos su Ku-Klux-Klan o su Asociación Nacional del Rifle podemos estar tranquilos.
Qué tiene de malo disfrazarse en Halloween y pedir caramelos por las casas o darse un tute de compras una semana al año que en su origen se llama Black Friday y que aquí se llamará fijo algo así como blafraide? Y qué tendría de malo, en lugar de ir por ahí atando antorchas en los cuernos de unos pobres animales para putearlos persiguiéndolos por las calles de un pueblo, dedicar un día al año a dar las gracias por todo lo que la vida nos haya podido dar? Por qué coño somos tan asquerosamente paletos?
Una persona española adulta a la que le gusta Halloween, ¡qué bien!
ResponderEliminar¿Y de qué te sueles disfrazar? ¿De demonio con cuernos y tricornio? ¿De vampiresa?
Pues de todo eso y de cualquier otra cosa que se me ocurra. Eeste año iba de una mezcla entre Maléfica y la señora Monster.
EliminarNo soporto el mercadeo de niños "imponiendo" truco o trato y aún menos los petardos y que tiren huevos si no aceptas el trato. Lo de ir vestido de fantoche me da igual, pero nunca me gustaron los carnavales. Yo te veo vestida de bibliotecaria, con estilo retro, falda, gersey de cuadros, pañuelo en el pelo y gafas de pasta grandes. Creo que el viernes negro tiene su origen en la esclavitud y los viernes que se dedicaba al mercadillo de esclavos negros. Un origen muy estimable eticamente
ResponderEliminarLlevo tirando petardos desde los 10 años. Me hace disfrutar. Doy gracias a la vida por haber salido ileso este ultimo año de un peligrosisimo percance con la pirotecnia, fruto de un acto de terrible irresponsabilidad. Tengo la conviccion de que estoy destinado a vivir, y de que la vida me quiere. No encuentro otra explicacion. Me sigue gustando ese hobby porque soy consciente de que teniendo cabeza y buen criterio de uso, es una cosa que con la que disfruto y que no tiene porque ser mala.
EliminarQue a que viene esto? Na, ha salido el tema...
Román o Roman, te odio. Odio a todos los que tiran petardos y si fuera presidente del gobierno los prohibía de inmediato, salvo para profesionales y con licencia. Con lo que yo te estimaba..., has hundido mi visión de tu persona con el petardeo diabólico. Me cachis
ResponderEliminarMe apunto. Odio los petardos y a la gente que los tira.
EliminarRomán, tal vez te parezca muy gracioso pero lo de los petardos en ocasiones termina bastante trágicamente. Hace unos años justo el día de Nochebuena la perrita de una amiga mía murió atropellada por un coche porque estaba en el parque y sonó un petardo y se asustó tranto que salió corriendo desquiciada y el coche la arrolló.
Te puedes hacer una idea de la maravillosa Nochebuena que pasó mi amiga gracias al hijodeputa que puso ese petardo.