Está Twitter bastante revolucionado con el caso del asesinato de la niña Olivia a manos de su madre. Supongo que estaréis al tanto, imposible no estarlo. Es una de esas historias truculentas que de vez en cuando saltan a las noticias y que nos ponen los pelos de punta.
En resumidas cuentas, la madre asesinó a la hija porque la justicia le había concedido la custodia al padre, tras casi seis años de cruenta batalla legal y numerosas denuncias de ella por violencia de género que fueron sistemáticamente archivadas por distintas instancias judiciales. El día que asesinó a la niña era el que tenía que entregarla al padre. Previamente había comunicado al hermano sus intenciones: antes muerta.
Bueno, ya sabéis lo que son las cloacas tuiteras. Como de costumbre, las desgracias sirven tanto a unos como a otros para echar mierda sobre el enemigo. En este caso, como la ministra de Igualdad, que tan al loro está siempre para condenar enérgicamente cuando el asesino es un hombre, no se dio por enterada y no dijo ni mu, ominoso silencio, salieron miles de tuiteros del bando contrario a pedir su dimisión. El sempiterno hashtag #irenemonterodimision.
La verdad es que las diferencias de criterio con estas cosas según el agresor sea hombre o mujer son tan cantosas que puedo entender la indignación de la gente, pero en mi opinión sobran los motivos y las ocasiones para pedir la dimisión de Montero y del Gobierno en pleno como para tener que usar estas dramáticas circunstancias. Del mismo modo que me da un asco tremendo cuando Montero y sus secuaces usan los casos de hombres que asesinan a sus hijos para adoctrinar y echar toda la mierda posible a "los otros", al PP, a Vox, etc. No puedo decir, por desgracia, que exista la menor sensibilidad con estos temas por ninguna de las dos partes. Son todos buitres y las víctimas les importan un huevo. Ellos sólo ven, tanto unos como otros, la oportunidad maravillosa de arrojar porquería al adversario.
Pero en esto que, en medio de la batalla cloaquera, con todo Twitter tirando zurullos de un lado al otro, me encuentro con el vídeo de una tertulia, creo que era en el programa de Grisso, en el que un psicólogo (otro día escribiré un post sobre los "psicólogos de la tele", que es un tema sustancioso a más no poder que me tiene fascinada) define lo sucedido con la chiquilla esta como "suicidio ampliado u homicidio por compasión". Literal.
Y ahí me quedo muerta. Tócame el sisilisco!
Por lo visto para esta pobre señora la idea de que su hija pudiera vivir con el padre era tan insoportable que prefería morir. Pero... cómo iba a dejar a la chiquilla viva en esas condiciones, sin su protección materna? Total, que en un acto supremo de amor hacia su hija decide llevársela con ella al otro barrio. Con quién mejor que con mamá? Claro, si el cabrón del ex no hubiera pedido la custodia de la criatura ella no se habría visto obligada a matarla. En resumidas cuentas, ésta es la teoría del "homicidio por compasión", que enlaza con el consabido mantra del Ministerio de Igualdad de las "madres protectoras".
- A que no tienes cojones si una tía mata a su hijo de echarle la culpa al padre?
- Que no? Sujétame el cubata.
Sí, amigos, me quedo muerta. Al parecer en estos asuntos de matar a los hijos todo depende de lo que lleves entre las piernas. Si eres un tío es violencia vicaria y es un acto de odio feroz; pero si eres una tía es suicidio ampliado u homicidio por compasión, y en definitiva es un acto supremo de amor.
Alguien aquí se ha vuelto loco y creo que no soy yo.
Entre toda la bazofia tuitera consigo encontrar un enlace bastante fiable a un informe del Ministerio del Interior, con sello y todo, en el que se ven unas cifras bastante sorprendentes. Del total de parricidios llevados a cabo en los últimos años, 50, resulta que 26 han sido cometidos por madres y 24 por padres.
Obviamente las motivaciones de todos esos parricidios son diferentes, pero tanto para ellas como para ellos. No creo que todos los tíos que matan a sus hijos lo hagan para joder a la madre ni que todas las tías que hacen lo mismo lo hagan por compasión. En esos 50 casos probablemente debe de haber de todo: adicciones, enfermedades mentales, venganza contra el cónyuge, o simple maldad sin más... en fin, que cada caso será un mundo.
Por eso me resulta tan difícil entender que sistemáticamente cuando es un tío el que lo hace salten como fieras los de siempre, los de la violencia vicaria, a sentenciar, sin tener ni la más remota idea de lo que haya podido pasar. Y al revés, cuando es una tía, automáticamente haya que excusarla de algún modo, incluso si hace falta echándole la culpa al marido. Es más, preferiblemente, echándole la culpa al marido. Es queeeeeeee... si el tío no se la hubiera querido quitar; es queeeeee.... la pobre estaba muy deprimida, la separación la había dejado hecha polvo.
Oiga, un poquito de respeto, para empezar hacia las víctimas, que no merecen gradaciones ni niveles. No merecen ser de primera o de segunda división según te haya matado tu padre o tu madre. Y después un poco de respeto a la inteligencia de la gente. Vale que haya quien se trague todo lo que le echen y vaya repitiendo mantras, de uno u otro bando, como papagayos. Pero creo que somos muchos los que no comulgamos con ruedas de molino, los que sabemos que la vida es mucho más complicada que todo eso y que en cada uno de esos 50 casos tiene que haber una historia distinta. Y que hay hombres malos como hay mujeres malas; y hombres enfermos y mujeres enfermas.
Y no vale todo en nombre de según qué doctrinas. Ni tiene justificación ninguna lo que hizo José Bretón con sus hijos, o el padre de las pobres niñas de Tenerife, ni lo tiene esta señora, esta "madre protectora", esta "homicida por compasión", ni la madre de la pequeña Yaiza, que la mató porque su marido la había dejado por otra señora, y ella quería devolverle la pelota con lo que más daño le pudiera hacer.
Los que está claro que no tienen culpa de haber nacido con esos padres y esas madres son los pobres chiquillos.
Ya está bien de usar a estas criaturas unos y otros, unas y otras, para sus propios fines de mierda. Al final esos niños nunca volverán, y los únicos que tienen que vivir con eso el resto de sus vidas son los progenitores que quedan vivos y el resto de la familia. Abuelos, tíos, primos, hermanos que probablemente nunca podrán superar ese trauma. Un poquito de consideración hacia ellos, por favor.
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