viernes, 10 de septiembre de 2021

Al que le toca le toca, tengo una perra muy loca

 Yo me pregunto muchas veces por qué no puedo tener una perra normal.

1. Una perra que no se crea que es un perro. Por ejemplo, una perra que no levante la pata para mear. Porque es que además no levanta la pata exactamente como los perros, sino que hace una pequeña elevación, así como de peíto de monja. Sabéis ese leve levantamiento de nalga que hacen las señoras muy mayores para peerse, como quien no quiere la cosa? Pues así levanta la pata mi perra. Es una semielevación, un quiero y no puedo. Es posible que sea un perro encerrado en el cuerpo de una perra? No creáis que no lo he pensado, que sea una perra trans, que sienta ella esa necesidad de levantar su pata. Aunque realmente no sirva para nada, porque la realidad es que mea para abajo como todas las perras. Pero bueno, ella sabrá. 

2. Una perra que ande derecho y no se vaya cruzando de un lado al otro. Que es que un día me voy a matar tropezando con ella! Nunca he visto un perro más turulato. Parece que vive en una permanente borrachera. He visto beodos al borde del coma etílico andar mucho más derechos. Como no vayas mirándola todo el tiempo es fácil tropezar con ella, incluso pisarla. Va como pollo sin cabeza, ahora pacá ahora pallá. Es imposible ir contemplando el paisaje, pasear requiere una atención constante. En el momento en que te despistas un poco... zas, ya estás encima. Y se pone a chillar como si la estuvieras matando, con lo cual pasas una vergüenza de la hostia porque todo el mundo cree que la maltratas. Es francamente... horrible. Es todo un reto social.

3. Una perra que no se quiera comer a todas las otras perras del mundo. Y que no me tenga echá a pelear con mis vecinas. Una perra con un mínimo de sociabilidad, de amabilidad, de sororidad con sus congéneres. Tengo en el bajo a otra perra, la Caneli, que es su archienemiga. Cada vez que entro en el portal tengo que agarrar la correa lo más corta posible porque se tira para la puerta de la Caneli como una verdadera demente. Conste que la Caneli tampoco se queda corta, porque se pega unos porrazos contra la puerta que pa qué. También tiene que estar bastante loquilla, la verdad. Pero bueno, que eso tampoco me sirve de consuelo.  Que haya otras perras locas no quita que la tuya te duela.

4. Una perra que no chille como una rata cada vez que ve a un gato. Yo siempre pensé que los perros atacaban a los gatos, que los acojonaban.  Pero jamás imaginé que los perros fueran los que se jiñaran vivos.  Tú sabes lo que es ir paseando por la calle y que de repente la perra se ponga histérica a pegar saltos, que intente suicidarse con la correa, que pienses que le va a dar un infarto y se te va a quedar ahí, tal cual... y veas salir de un seto a un cachorrito de gato de no más de medio kilo, que te lo llevarías a casa a comértelo a besos, el gatito tan tranquilo..., y la perra chillando como una puta loca? Por favor, que alguien me diga que sabe de lo que hablo! 

5. Una perra con un cociente intelectual perruno suficientemente aceptable como para que mis hijos no se pasen la vida diciendo: "esta perra es de paguita". A ver, igual es que yo no sé comunicarme con ella. Pero es que no se entera de nada.  Yo no puedo decir como esa gente que te cuenta "mi perro es superlisto, anda que no sabe na!". El otro día un tipo se quedó mirándola y me dijo: "estos perros son muy listos, yo tenía una igual y sabía lo más grande". Y claro, yo qué digo? Que la mía es tonta? Tonta, rara, asocial, cagona, y encima probablemente la pobre está encerrada en un cuerpo que no le corresponde. En fin, tampoco hay que ir dando tantas explicaciones a la gente. Te callas y ya está. Es como si te sale un hijo al que le gusta leer libros de verdad, de papel, de los que no se limpia la pantalla con una toallita. Pues te callas, bajas la cabeza cuando se habla de hijos y ya está. Tampoco lo vas a exponer al escarnio.

Siento que la estoy traicionando al contar todas estas intimidades suyas. Siento que la estoy arrojando a los pies de los caballos al hacer públicas todas sus taras mentales. Pero me consuela saber que este blog en realidad lo leen cinco pringaíllos que tampoco están mucho mejor de la cabeza que mi Bimba. Puede que incluso encuentre aquí cierta empatía.  No sé, tal vez algo de sororidad perruna.

3 comentarios:

  1. Tú tienes a Bimba y nosotros a Wappa. Siempre hemos dicho que es cortita. Pero la queremos como si fuese la Eintein de los gatos.

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    1. Es que cuanto más tontitos yo creo que más se les quiere.

      Es como que los tienes que cuidar más que si fueran bichos listos.

      Un besote pa la Wappa. En su favor hay que decir que a pesar de lo tonta es muuuuuu wapa.

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