lunes, 27 de abril de 2020

Coronaviradas

Cuando llevamos ya algo así como 44 días de confinamiento siento la necesidad de compartir algunas de  mis reflexiones acerca de estos tiempos tan raros que nos ha tocado vivir.

Continúo paseando a diario por Twitter y alucinando con las batallas que el Coronavirus provoca entre las hordas de simpatizantes de los unos y los otros. Como era de prever cualquier crítica a la gestión de la pandemia es tachada automáticamente de fascista y/o antipatriótica.  La adhesión tiene que ser total o si no de cabeza al otro bando. Veo todo lo que pasa como mera observadora, con cierta fascinación, porque tengo bastante claro que si en lugar de gobernar éstos gobernaran los otros las cosas serían exactamente igual pero al revés. Los progubernamentales defenderían a muerte la gestión de los suyos, sin importarles realmente si es buena o mala, sólo porque son los suyos, y la oposición estaría poniendo igual a parir al Gobierno, convocando caceroladas o protestas y culpándole de todos los desastres, de las muertes, de los contagios de sanitarios, de las chapuzas en las compras de materiales, de los giros argumentales, de los errores de comunicación.... Como no tengo ninguna confianza en los políticos actuales, ni de un lado ni del otro, no me hago ilusiones, estoy segura de que sería así. Conmigo que no cuenten ni para ataques cruentos ni para defensas numantinas.

Flipo también con la resiliencia de la gente. La mayoría de las personas con las que hablo llevan el confinamiento bastante bien. De mí misma no me sorprende porque soy una persona casera, estoy en mi zona de confort y no echo de menos prácticamente nada. Al revés, agradezco el no tener que madrugar, que es lo que peor llevo en la vida. Como tengo costumbre de comunicarme con mi familia y amigos por mensajería y además no soy aficionada a eventos ni a desplazamientos vacacionales masivos no echaré de menos playas empetadas ni atascos en carreteras ni colas en aeropuertos ni interminables documentos gráficos ante portadas de Iglesias y catedrales. Si acaso extraño algo son los restaurantes, las terracitas...., en fin, nada que no se pueda sobrellevar dignamente sin tirarse de los pelos.  Pero conozco a mucha gente que en condiciones normales su vida es un no parar, siempre de un lado para otro, y sorprendentemente no están agobiados, incluso te dicen que el enclaustramiento les está viniendo bien. La capacidad de adaptación de esta especie supongo que explica que todavía, a estas alturas y después de haber cometido miles de gilipolleces y barbaridades, aún sigamos aquí.

Otra cosa que me llama la atención es la cantidad de gente que ve todo esto como una especie de castigo de la naturaleza por nuestra mala vida. Algo así como las plagas bíblicas esas que Dios mandaba a la gente por sus pecados.  Es increíble la de personas que piensan que hay un sentido, una relación causa-efecto detrás de esta pandemia. Yo sinceramente soy bastante escéptica al respecto. Creo que esto ha pasado porque los virus existen, están ahí, y en un mundo globalizado su expansión acelerada es inevitable. No creo en conspiraciones ni en castigos divinos, ni en la naturaleza rebelándose contra el hombre en forma de bicho invisible. La naturaleza tiene formas mejores de vengarse por medio de huracanes, inundaciones, sequías, tsunamis, terremotos, etc. Los virus están ahí desde el principio de los tiempos; lo que pasa es que nos creemos a salvo de todo y éste ha venido a recordarnos que seguimos siendo vulnerables, que no somos ni mucho menos invencibles ni tenemos superpoderes. Ha venido a darnos un baño de humildad. Somos mortales, nuestro bienestar tan duramente conquistado está sujeto con pinzas y cualquier cosa en un momento dado puede derrumbarlo todo. Es una buena lección pero no una venganza planetaria.

Otros piensan también que de esto vamos a salir mucho mejores, que vamos a cambiar nuestro modo de vida y seremos mucho más respetuosos con el medio ambiente y blablablabla... En fin, también soy escéptica con respecto a esto. Yo no creo que de esto vayamos a salir ni mejores ni peores.  Vamos a seguir siendo exactamente igual. Saldremos un poco más acojonados y durante algún tiempo tomaremos un montón de precauciones porque las cagaleras nos mantendrán físicamente alejados a unos de otros y durante una temporada igual la gente rehuye las aglomeraciones y los desplazamientos masivos ésos que tanto gustan. Pero poco más. En cuanto se nos pase un poquito el canguelo volveremos a consumir como locos todo lo que se nos ponga por delante (bueno, los que puedan), las carreteras se llenarán de coches que formarán interminables caravanas para escapar en masa a la costa cada finde, los aeropuertos estarán petados de personas con decenas de bultos en un éxodo sin fin, volveremos a ver por la tele esas imágenes dantescas de playas atestadas con la gente hacinándose una encima de otra... en fin, seremos los de siempre, y esto pasará a ser un recuerdo de un tiempo extraño que conseguimos superar.

Puede que quien saque más beneficio sean los Gobiernos de todo pelaje, que probablemente aprovecharán la coyuntura para controlarnos un poquito más y recortarnos unas cuantas de esas libertades tan arduamente conquistadas. Nos resignaremos a ser un poquito menos libres, a que nos tengan localizados constantemente y sacrificaremos nuestro derecho a la privacidad en beneficio de una causa mayor como es la Salud Pública.  Tal vez tengamos que llevar un microchip o algo así en el que nuestro historial clínico determinará dónde podemos o no ir, en qué ciudades o países seremos bien recibidos y en cuáles no nos dejarán ni asomar la nariz.

Y poco más.  No me hago muchas ilusiones. Creo que el ser humano es bastante pertinaz en sus usos y costumbres. Y del mismo modo que tenemos una capacidad de adaptación al medio prodigiosa y que nuestro instinto de supervivencia es enormemente poderoso, también nos aferramos a nuestras filias y fobias con uñas y dientes.

Todo esto pasará y el Corte Inglés y Zara volverán a abrir sus puertas, para quien aún tenga la tarjeta de crédito en disposición de seguir echando humo. Eso sí, para muchísima gente lo que de verdad quedará serán las terribles secuelas económicas, que eso sí es para echarse a temblar. Al final recordaremos el confinamiento casi como una etapa tranquila y feliz, al menos los que no hayamos perdido a ningún ser querido en la batalla.  Puede que incluso lo echemos de menos cuando tengamos que enfrentarnos a esa otra pandemia que nos acecha y que sí que devora todo lo que toca: la pobreza.

Pero eso ya si eso lo dejo para otro post.

8 comentarios:

  1. Hola Inma:
    practicamente de acuerdo con todo lo que expones y, como siempre,amena forma de exponerlo.
    Pero si me permites un salseo, no puedo evitar la tentación de preguntarte por tu novio, y qué tal lleváis la obligatoria lejanía...discúlpame la impertinencia, pero el confinamiento ha hecho aflorar la maruja cotilla que llevo dentro...

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    1. Hola Alicia, ningún inconveniente en contestarte.

      El amor en los tiempos del Coronavirus es así, amor en la lejanía. No deja de tener su encanto. Yo creo que bastante más que el amor confinado.

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  2. Yo. No estoy de acuerdo en todo unos jan creado siete millones de puestos de trabajo y otros lod han destrozado. Tenemos el peor el peor gobierno comunista ☭ de la Historia, que quiere llevarnos a Venezuela 🇻🇪 recortando libertades y derechos para subsidiarnos a todos y depender del gobierno. Ellos se enriquecen y empobrecen al pueblo. Vease Cuba 🇨🇺 Venezuela, 🇨🇳 ctc ctc. La situación es gravisima ciandp nos demos cuenta, que no habiendo tomado medidas, como en otros paises, acabaremos con mas de siete millones de parados. Peor que después de una guerra. Lástima que no nos estamos dando cuenta. Si esto no cambia, será irreparable... Lo demás el ser humano no cambia, seguiremos con los mismos egoismos y no habremos aprendido nada. Somod muy vulnerables y en cualquier momento todo se puede ir al traste, como estamos viendo. Ojala jayamos aprendido algo positivo. Rezaré porque la humanidad se vuelva con mas amor al projimo y todo nos ira mejor. Un abrazo querida sobrina

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    1. Bueno tita, yo no creo que esté Gobierno sea mucho peor que otros. Sí creo que ha cometido bastantes errores en la gestión de esta pandemia y que ni los ha reconocido ni se le espera.

      También creo que está intentando ejercer un control sobre las críticas a la gestión sobre el que debemos estar muy atentos porque aprovechar una crisis como ésta para limitar la libertad de expresión e información me parecería extremadamente peligroso. En ese aspecto alerta máxima por mi parte.

      Por lo demás, como ya he dicho, que nadie espere por mi parte ni ataques cruentos ni defensas numantinas. En su momento habrá que volver a ir a votar y ahí cada cual que dé su veredicto.

      Ya sabes que aunque no soy creyente me parece muy bien que revés todo lo que quieras. Sé que a ti te alivia y además no hace ningún mal. Y si sirve de algo bienvenido sea. Reza, come y vive. No era así??

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    2. Perdón, quise decir que reces todo lo que quieras.

      Maldito autocorrector!!

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    3. Olvidé decir que aparte del dictamen de las urnas distintos responsables del Gobierno también tendrán que responder de su gestión en el futuro ante los tribunales.

      Se contarán por decenas las querellas contra la actuación del Gobierno. Ya hay unas cuantas y no creo que sea aventurado adelantar que seguramente habrá muchas más. Será la Justicia la que tendrá que determinar las responsabilidades legales de cada cual.

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  3. Mira lo que opina el actor Oscar Martínez acerca del virus:
    https://www.google.com/amp/s/www.lanacion.com.ar/espectaculos/personajes/oscar-martinez-tengo-amigos-se-contagiaron-coronavirus-nid2356469/amp

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    1. Me parece una soberana majadería.

      Sólo conozco a una persona que haya pasado el virus y ha estado bastante mal. Cogerlo aposta es no tener ni puta idea de lo que puede hacer este bicho.

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