lunes, 13 de febrero de 2017

Enero

Enero es mi mes más peor del año. Por muchas vueltas que le dé no le veo nada bonito. Alguno dirá: los Reyes Magos. Y yo le contesto: Sí, el fin de la Navidad, y de las vacaciones de Navidad. Tócate los cojones!

No he querido hablar de este asunto hasta que no ha pasado del todo porque me resulta tan deprimente que si hablo de lo deprimente que es temo deprimirme aún más. Por eso hasta que no hemos entrado de lleno en febrero he sido incapaz de abordar el tema.

Enero es feo, es asqueroso y es oscuro. Hace un frío que pela; los días son cortísimos y negros como la pena negra; económicamente funesto: después de los gastos navideños hay que atravesar la temible cuesta; y para colmo en mi trabajo nos ponen el reloj a cero y hay que empezar a trabajar toooooodos los días tooooooodas las horas. Después del último trimestre del año, que si te has portado bien te sobran un montón de horas y todos los días te puedes chupar por lo menos una y llegar a tu casa a una hora prudente para comer... otra vez a echar la peoná completa y a almorzar casi a la hora de la cena de los países nórdicos.

Y el frío... ese frío asqueroso que se te mete en los huesos. Y eso que este año me he comprado un anorak rojo nuevo que es la hostia de calentito, es un horno portátil el hijoputa. Pero claro, sólo tapa por arriba, y te lo pones y vas tan agustito ahí metida, y ahora llegas al tren con la calefacción a tope y te tienes que poner en pelotas. Y como el trayecto dura solo cinco minutos entre que te quitas todo y te lo vuelves a poner te pasas todo el rato vistiéndote y desnudándote. Eso es vida?

Yo como voy en invierno toda encebollá me paso la vida quitándome y poniéndome cosas. Con el frío que hace por la mañana en la bici tengo que ir forrada como una esquimal: mallas polares, encima otras mallas o pantalones, y por arriba camiseta de tirantes, camiseta de manga corta, jersey polar y anorak-horno. Además guantes, bufanda y orejeras, toma ya!!!!! Con tanto trapo encima me muevo como un tentetieso de esos que se balancean para los lados. Claro, cuando salgo a mediodía llevo la cesta de la bici que parece el baúl de la Piquer. Ahí va todo lo que me sobra, que es prácticamente todo (bufanda, guantes, orejeras, mallas polares, jersey polar), y el anorak lo tengo que llevar puesto por cojones porque no cabe ya, y voy medio asá, que llego a mi casa hecha un charquito. Repito: eso es vida?

En fin, ya he hablado otras veces de mi aversión al frío y de las discusiones que mantengo con algunas de mis amigas que tienen una para mí incomprensible afición a la gelidez invernal.

Yo le diría a toda esa gente que dice que ama el frío que se fijen en los animales, que son los que más saben del mundo. Ellos no se rigen ni por chominás ni por postureos, se rigen por puro instinto de supervivencia. Y qué hacen los animales en invierno? Pues hibernar, meterse en sus madrigueras y esperar allí tan ricamente a que llegue el calorcito de la primavera.

De pequeña había en uno de mis libros de texto un poema que decía así:

Con su barba blanca y su manto rojo el señor invierno llegó con enojo.
A los conejitos en sus madrigueras encerró diciendo: no salid afuera!

Pues eso, hasta la poesía popular lo dice: no salid afuera!

Y los pájaros? Qué me decís de los pájaros? Esos sí que saben. En cuanto pegan el primer tiritón y empieza a colgarles el moquillo del pico salen pitando para zonas cálidas y no vuelven a aparecer hasta que no está bien asentado el calorcito. Quién quiere estar piando y canturreando cuando a su alrededor caen chuzos de punta? Nadie.

Otro que sabe más que Castelar: mi Manolo. Ese se tira todo el invierno liado en su mantita, hecho un rosco. Arrastra su camita hasta donde da el sol, si hay un solo rayo en el salón ahí se pone él, a disfrutar del efecto invernadero, y no se mueve salvo que me oiga abrir el frigorífico o coger su cuenco de la comida para llenárselo, que tiene un oído el cabrón que te cagas. Y en cuanto ha terminado de comer otra vez se va corriendo a esconderse debajo de su manta.

Cómo me puede decir nadie que el invierno molaaaaaaa?

Hombre, el invierno molaría un huevo si te pudieras permitir hacer como los animales: meterte en la madriguera y no pisar la calle para nada. Solo en las horas en las que el sol caliente te pegas un paseíto y te vuelves a refugiar en tu casita hasta el día siguiente. Claro, así cualquiera! Los jubilados, por ejemplo, esa especie en extinción a la que la mayoría de nosotros ya nunca perteneceremos, pueden permitirse que el invierno les guste. Aunque incomprensiblemente muchos de ellos en lugar de quedarse tan ricamente en sus camitas bajo el edredón gozando del calorín se levantan cuando aún es de noche y con todo el relente se van a la calle a andar.  Algo de todo punto incomprensible para mí. Como se suele decir, Dios le da carne a quien no tiene dientes. Esa gente está super ida de la pinza. Anda que si tuviera yo la suerte de no tener que trabajar para vivir me iba a levantar a las 7 de la mañana para morirme de frío en la puta calle! Los cojones!

En fin, y aparte del frío, qué me decís de que a las 5 ya empiece a irse el sol y todo se ponga negro? Y eso si hay suerte y el sol ha aparecido, porque por ejemplo este finde no ha asomado el pescuezo. Y cuando hay un montón de días así, que parece que estamos en el Norte, Diooosssss, qué penurria... No me extraña nada que el día más deprimente del año internacionalmente reconocido como tal sea el tercer lunes de enero. Hossstia, lunes para colmo de desgracias! Por lo visto ese día se dispara el número de suicidios en el mundo. Es que sólo de pensarlo dan ganas de morirse. Os imagináis una vida horrorosa en la que todos los días del año fueran el tercer lunes de enero? Eso sería vida?

Bueno, y de la cuesta de enero qué me contáis? Después de la paga extra de Diciembre y de esa orgía de luces, comilonas y fiestuquis... Halaaaaa, muérete de la pena. Un montón de meses ahí sin otra paga extra y sin más na de na, el sueldo pelao y mondao. Concretamente en mi caso son tres meses, porque a Dios gracias (o más bien a mi talento para las oposiciones) en marzo tengo una especie de extra porque nos pagan la Productividad, la Calidad y un montón de complementos del tirón. Pero hasta ese bendito día qué? Nada, a estirar el sueldo como un chicle, a mirar los escaparates con un lagrimón y un moquillo colgando y con la tarjeta lo más escondida posible para no tener la tentación de tocarla. Y a soñar con la Productividad. No quiero ni pensar en la depresión de los que ya no ven otra paga extra hasta el verano.

Y habrá quien me diga: bueno, en enero están las rebajas. Qué rebajas ni rebajas, si ya te lo has gastado todo en Navidad, desgraciao? Las rebajas son otra ruina porque hay quien se ha gastado hasta el último céntimo en las fiestas pero siente remordimientos si no compra nada aprovechando las rebajas.

- Cómo vamos a estar en rebajas y no me voy a comprar nada?

- Pos imbécil, porque ya te lo has comprado todo en Navidad y no necesitas más nada!

- Pero es que son las rebajas!

Y las tiendas llenas de gente arruinada pero que exprimen al máximo sus exiguos ahorros para seguir comprando más cosas, aunque no las necesiten y luego no sepan qué hacer con ellas. Enero saca lo peor del ser humano, la gente ya arrastrá hasta lo más bajo, el consumir por consumir, sin sentido ni razón. Qué asssssco!!!!!

Y bueno, dejo ya el post porque verdaderamente me estoy deprimiendo tan solo de pensar en ello. Menos mal que otro año más he conseguido sobrevivir a ese dechado de miserias y penurias que es el mes de enero y muy pronto la primavera estará aquí y podré dejar de ponerme triple capa de ropa para pasar un frío de cojones por la mañana y un calor de muerte al mediodía.

Y con la primavera llegará la Productividad. Ayyyyy, bendita Productividad!

1 comentario:

  1. Y llegó el señor invierno, con su capa blanca y su mantón rojo, id a vuestras madrigueras les dijo a los conejitos con enojo... Ese es el recuerdo que me quedó del libro de texto de mi infancia, intentando encontralo ya que no recuerdo como se llamaba ni la editorial, he leido tu reflexión sobre el invierno y enero me parece muy acertada, sólo le añadiría "invierno de enero imprevisible estado de ánimo"
    un saludo

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