martes, 1 de diciembre de 2015

Pitufa Encantada de la Vida

Como últimamente no paro de escribir en este blog anécdotas sobre mi faceta de Pitufa Gruñona, que puede parecer la más característica de mi persona y la que mejor me define, hoy he decidido redactar un post compensatorio contándoos lo que es para mí un día perfecto. Como el que me estoy pegando hoy, por ejemplo. Y de paso le pongo los dientes largos a más de uno y más de dos, que siempre da mucho gustirrinín, jeje.

Un día perfecto requiere, para empezar, haber dormido como un angelito y, sobre todo, no madrugar. Ningún día perfecto puede empezar a las 6 ni a las 7 ni a las 8 de la mañana. El día perfecto, como el mío de hoy, ha empezado casi a las 10.

(Breve inciso: Diciembre es un mes idóneo para mí para vivir días perfectos porque como he sido muy buena todo el año, me quedan algo así como tropecientos días de asuntos propios y puedo permitirme vivir muchos días perfectos. Como además también me sobran megacientas horas de trabajo, incluso cuando tengo que ir al curro mi jornada ni siquiera llega a las 6 horas; casi un paseíto, vamos. Y encima paga extra a mediados de mes. Toma ya! No en vano es uno de mis meses favoritos del año a pesar de que con el frío la gente está muchísimo más fea y hay que soportar un montón de horrores estéticos alrededor. Pero bueno, para compensarlos está la Navidad, que es una fiesta que siempre me ha encantado. Es un mes casi perfecto. Si no fuera por el frío y la fealdad circundante, las narices enrojecidas y los mocos, sería sin duda mi mes favorito.)

Bueno, sigamos con mi día perfecto. Como decía, me levanto a eso de las 10 y doy un pedazo de paseo con mi Manolo. La perfección aún se perfecciona más, si cabe, por el hecho de que es día laborable y todo el resto de la gente está trabajando, mientras yo me limito a vaguear y a dar vueltecitas con mi perro palpando lo que un tertuliano de tres al cuarto podría llamar "el pulso de la calle".

Y después del paseo, regodeándome observando trabajar a todo el mundo mundial mientras yo me entrego al ocio más cochino, insultante y descarado, vuelta a casa y desayuno homenaje en mi terraza, al solecito de la mañana. Desayuno de reinas, por supuesto: puñaíto de frutos secos, pan con tomate y jamón, té con leche y algo de fruta de postre. A este cuerpo serrano hay que darle cositas ricas y de calidad. Y mi Manolo a mis pies recibiendo un poco de jamoncito en agradecimiento a su lealtad perruna y a su amor incondicional.

Luego para echar abajo ese pedazo de homenaje nutricional un ratito de baile. Música a to pastilla. Es martes y no molesto a nadie así que puedo poner el volumen a tope. Y a bailar como una loca. Y sin escoba en mano, como hacía cuando era asquerosamente pobre, porque ayer vino la asistenta y la casa está como los chorros del oro. Bailandooooooo, me paso el día bailandooooooo, la cocktelera agitandooooooo llena de soda y vermúuuuuuu! Oleeeee días de asuntos propios. Me río del mundo. Yo, me, mí, conmigo.

Y después de ese ratito de desfogue musical... el relax, la calma. Momento terraza, momento prensa, momento lectura; y para culminar la mañana, momento "voy a escribir un post aquí sentada al solecito para contarle al mundo lo agustísimo que estoy y el golpe de felicidad brutal que estoy teniendo ahora mismo. En definitiva, voy a dar un poco de envidia al personal y a regodearme en ello". Porque claro, así estos días se gozan mucho más, si no se cuentan no es igual. Es como decía Dominguín de lo de follar.

Sí, amigos, hoy no he madrugado y vosotros sí. Hoy he dado un largo paseo con mi perrillo, que por cierto, ha cagado dos veces con sus correspondientes vueltas rituales. Hoy he desayunado como una emperatriz. Hoy he bailado como una loca. Y hoy estoy aquí tan ricamente sentada mientras el sol calienta mis miembros y mi espalda, con mi sombrerito convenientemente encasquetado para que no me dé el sol en la cara, mi cervecita bien fresquita al lado, y la maravillosa sensación de ser la tía más feliz y más afortunada del mundo. Y VOSOTROS ESTÁIS TRABAJANDOOOOOOOO!

OLEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE!

Firmado: Pitufa Encantada de la Vida.

Ps. Por si alguien me desea algún mal tras la lectura de este post, que la envidia es muy así, que sepa que me he hecho la pirámide antes de escribirlo y que todo lo que me desee le va a rebotar. No creeréis que escribo estas cosas a pelo y sin ningún tipo de protección.

4 comentarios:

  1. Salvo pequeños detalles, es un día algo aburrido el tuyo. Lo primero es que no te has duchado y eso como que no, ¿vale niña?. Lo segundo es que no ha habido nada de cervecita y eso como que no, ¿vale niña?. Y lo tercero es que estás sola, y yo solo pues como que no disfruto lo mismo que con la pareja. Sí, ya sé, soy un romántico desfasado y ñoño. Sí, me da igual. Así que los cuatro días que se aproximan de puente (después trabajo los tres días laborables que quedan y me tomo cerca de vientitantos días de vacaciones), me levantaré a las 10 como tú, me ducharé, no suelo desayunar nada, salvo un poco de zumo de naranja, y luego un paseo para hacer boca de esas cervecitas y vinos posteriores. Si encarta cine. Yo sin bares no sé vivir oiga. Besos y cuídate mucho, pues visitar tus blog y escritos es también necesario para un día perfecto.

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    1. Tranquilo, Martínez. Hubo ducho, cervecita y otras cosas que por finura y elegancia no mencionaré pero que contribuyen grandemente a que un día sea absolutamente perfecto.

      Compañía no necesito; es más, para mí un día absolutamente perfecto forzosamente tiene que transcurrir en soledad. Las personas que, como yo, nos vemos obligadas a estar permanentemente rodeadas de gente, valoramos muchísimo esos ratillos de bendita soledad que la vida de vez en cuando nos regala.

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    2. Además lo de la cervecita lo digo en el post.

      Martínez, tengo la desagradable sensación de que no me prestas la suficiente atención.

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  2. Ya, es que yo casi no tomo cerveza en la casa. Para mi es un ritual hacerlo en la calle. Y también comprendo lo de la soledad, yo con los años cada vez la busco más. Gracias por tu elegancia y no me digas que no te presto atención que me haces daño, te lo juro. Cuídate mucho.

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