jueves, 4 de septiembre de 2014

Cuento de Navidad fuera de temporada

Nuestro protagonista es un bloguero llamado Fulgencio Antúnez que regenta un blog sobre cocina senegalesa, seguido regularmente por dos inmigrantes de Camerún y un par de hipsters de una ONG llamada "Salvemos a la cabra montés africana".

Antúnez tiene un nuevo compañero de trabajo, Bermudo González, con el que ha mantenido algún que otro rifirrafe en los dos meses que lleva en su sección, y mira a González con cierta reserva. No es que le tenga ojeriza ni nada pero prefiere ser precavido y no relacionarse demasiado.

Un buen día nuestro personaje entra en su blog y de repente se encuentra un comentario nuevo; teniendo en cuenta que nadie comenta nunca sus posts empieza a sufrir síntomas de inminente infarto y se lleva la mano al corazón. Pero cuál no será su sorpresa cuando lee el nombre de su visitante: Aspirino Bermúdez de Gonzaliaga.

Cielossssss! Ese nombre... de qué le suena? Bermúdez de Gonzaliaga, Bermúdez de Gonzaliaga, se repite una y otra vez. El mensaje de Bermúdez le deja aún más frío, incluso helado. Dice así: "Se creerá usted que ha encontrado las joyas de la Corona".

Dios bendito, no puede ser una casualidad. Bermúdez de Gonzaliaga... Bermudo González. Hace unos días González y el propio Antúnez estuvieron hablando de monedas antiguas y durante la charla salieron a relucir varias de ellas: pesetas, libras, pesos, coronas... Coronas, coronas, joyas de la Corona... Y esa ironía en el comentario...Todo cuadra. Bermúdez de Gonzaliaga no puede ser otro que el propio González.

Antúnez le da una respuesta rápida un poco al tuntún para ver por dónde le sale, y Bermúdez contesta casi de inmediato: "Pues sobre usted podría caer todo el peso de la Ley". Hosssstia! Pesetas, pesos, peso de la Ley. Ya no cabe la menor duda, Bermúdez y González son la misma persona. No puede tratarse de una simple casualidad, es imposible. Bermudo y Bermúdez, coronas y joyas de la Corona, pesos y peso de la Ley... todo encaja, el puzzle está resuelto.

Antúnez comienza una extraña ciberrelación con Bermúdez en la que todo lo que éste dice en el blog es interpretado por Fulgencio como un mensaje cifrado que guarda relación con algún incidente ocurrido entre Bermudo y él en el trabajo. Todo lo que dice Bermúdez tiene un significado claro y ese significado siempre lleva una carga de crítica destructiva que Antúnez detecta sin dificultad y que aumenta cada vez más sus reservas sobre las intenciones de Bermudo González con respecto a él.

Antúnez cada vez se fía menos de González. Éste algunas veces le trae un puñado de gominolas durante la mañana como aperitivo y Antúnez comienza a sospechar que las gominolas podrían estar envenenadas, ya que Bermúdez en los últimos tiempos ha ido soltando algunos mensajes en el blog que le han parecido dardos ponzoñosos.

Nuestro héroe come las gominolas que le trae González con aprensión y si las continúa ingiriendo es solo porque forman parte esencial de su dieta. No obstante deja escrito que si muere en circunstancias extrañas las gominolas sean analizadas y manda un email a un amigo donde le deja instrucciones muy precisas al respecto.

Así transcurren dos años de constantes sospechas y mensajes de doble y triple sentido en el blog. Cualquier frase puede tener significados ocultos. Si Bermúdez de Gonzaliaga dice "Hay que ver, no somos nadie", Antúnez inmediatamente lo interpreta como una velada amenaza de muerte. Lo que le está diciendo es que en cualquier momento puede dejar de ser alguien para no ser nadie, o sea, para morir, y muy probablemente asesinado. Y ese día en el trabajo no da la espalda en ningún momento a Bermudo González por lo que pudiera suceder.

Pero un buen día de repente Aspirino Bermúdez comenta en el blog: "Hoy me ha picado un mosquitus tirolensis". Cáspita!!!!!! El mundo de Fulgencio Antúnez de repente sufre un auténtico tsunami. Algo no cuadra. Ese mensaje es imposible. Hay algo, algo que se le escapa, pero no sabe lo que puede ser.

Esa noche Antúnez se queda subrepticiamente en el trabajo y, cuando todos se han ido, provisto de una linterna, se introduce en los archivos de la empresa y busca la carpeta correspondiente a Bermudo González. Ahí está! La coge con mucho cuidado y comienza a pasar páginas: experiencia profesional,  situación familiar, informes médicos, enfermedades, alergias... Alergias! Eso es! Eso es lo que no cuadra! Bermudo es alérgico al mosquitus tirolensis! Y Antúnez recuerda que alguna vez lo ha comentado durante el desayuno.

Eso significa que... si Bermudo fuera Bermúdez ahora mismo estaría muerto por la picadura del letal insecto. Y eso significa también que... Bermudo no puede ser de ninguna manera Bermúdez. No puede ser, no puede ser... Dos años creyendo que Bermúdez es Bermudo y viceversa y ahora, de repente...

Fulgencio se va directamente al ordenador del archivo y teclea en Google "Aspirino Bermúdez de Gonzaliaga". 120.000 entradas, 25 imágenes... Aspirino Bermúdez de Gonzaliaga, famoso hacker que consiguió introducirse en una ocasión en el sistema ultraprotegido de la Banca Vaticana. Bermúdez de Gonzaliaga existe, es una persona real y no un pseudónimo que usa Bermudo González para camuflarse y zaherir sin piedad a Antúnez en su blog.

Y ahora qué? Pues toca pedir perdón, no queda otra. Perdón al propio Bermudo por haber sospechado durante tanto tiempo de él y por haber comido sus gominolas presuntamente envenenadas con tanta aprensión. Y perdón a Bermúdez de Gonzaliaga por haber visto en cada uno de sus mensajes significados ocultos que en realidad no existían y por haber alimentado una inquina hacia su persona completamente infundada, porque en realidad Bermúdez es un simpático hacker que un buen día se topó con ese curioso blog de cocina senegalesa y decidió apalancarse ahí mismo y echar un ratito de charla durante sus descansos de la dura actividad pirateril. Claro que… cómo les va a pedir perdón si ellos son ajenos a las tribulaciones de Antúnez?

Y así es como, después de horas de introspección, de duros autorreproches, de acto de contrición y de tenaz propósito de enmienda, decide compensar a Bermudo secretamente y lo hace deconstruyendo una famosa receta de la cocina tradicional senegalesa y reiventándola en homenaje a su compañero de trabajo, poniéndole el nombre clave de “Salsa de rábano senegalés a lo Bermudo”. Naturalmente patenta de inmediato su nueva salsa, y en pocos días el éxito es espectacular. Su modesto blog de media docena de visitantes de repente se convierte en trending topic en las redes sociales y Fulgencio no da abasto a responder los cientos de comentarios que recibe. Tanto es así que el propio gobierno de Senegal lo nombra hijo predilecto y le invitan a una recepción especial en la que el presidente del país le hará entrega de una medalla con el escudo de la nación.

Ni que decir tiene que Antúnez necesita también recompensar a Bermúdez de Gonzaliaga por los malos sentimientos que durante dos años albergó contra él, por lo que a pesar de tener un millón de seguidores, decide nombrarlo oficialmente “Seguidor de honor” de su blog.

Y colorín colorado, esto está finiquitado.

Ps. Cualquier parecido con la realidad NO es pura coincidencia.

Ps2. Dedicado a mis particulares Bermudo González y Aspirino Bermúdez de Gonziliaga.

13 comentarios:

  1. Me ha hecho mucha gracia. ¿Y nunca se le ocurrió a Antúnez algo tan sencillo como hacer clic en el nombre de Aspirino Bermúdez? Porque quizá eso le hubiera ahorrado desde el principio algún sofoco que otro. Vamos, digo yo.

    Muy lindo cuento. Y muy navideño sobre todo, sí.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues no, no se le ocurrió porque tenía el firme convencimiento desde el principio y no le cabía la menor duda. Eran demasiadas casualidades y Antúnez no creía en las casualidades.

      Sí, a mí también me parece muy navideño, Bermú... digo Kowalski. ; )

      Eliminar
    2. Tú crees? No sé, a mí sí que me parece bastante divertido.

      Descojonarse de las propias neuras, además de las ajenas, siempre es síntoma de salud mental.

      Eliminar
  2. Mira las horas de los comentarios, alma de cántaro. Son total y absolutamente falsas, cual político en campaña electoral.

    ¿Te he contado que me gusta tu activismo republicano? Mucho.

    Oye, si comentaste Esencia de Mujer y Pequeña Miss Sunshine quiero los pertinentes enlaces.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Kowalski, tienes pinta de saber encontrar tú solito perfectamente los enlaces de mis críticas a todas las pelis del mundo.

      Por cierto, tengo un amigo que te lee y que lo flipa contigo. Dice que por fin llega alguien a este blog a poner orden y algo de sentido común, jeje.

      Lo tienes todo enamoraíto. Hasta ha empezado a seguirte por esos cibermundos de dios. Me cuenta cosas de ti. Ten cuidao, que este blog lo leen solo 3 o 4 pero están bastante pirados casi todos.

      Ah, y no miro las horas de los comentarios porque me importa un huevo a la hora que la gente escriba. Además normalmente no escribe nadie más que yo y sé perfectamente a la hora que lo hago.

      Eliminar
    2. Cielo, cariñito mío, es verdad que puedo encontrar lo que busco. Fui un comodón por intentar que aún me lo pusiera usted más fácil.

      Lo de su amigo, supuesto reciente seguidor mío, suena exactamente a lo que usted ha querido que suene: a amenaza. No me gusta que me vigilen, y mucho menos que lo hagan personajes que creen que deben cuidar de mujeres desvalidas, las pobres, porque ellas no saben cuidar de sí mismas.

      Respecto a la hora de publicación de tus comentarios no te preocupes. O no te preocupes por mí al menos; ya he solucionado el problema adaptando la función Double Time de mi humilde Casio.

      Eliminar
  3. Mal asunto que se me haya escapado el tuteo... Muy mal asunto...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Realmente imperdonable.

      Casi casi tan imperdonable como lo mío con los interrogantes al principio de las frases.

      Me temo, Kowalski, que tu equilibrio mental se está yendo al carajo.

      Ah. y mi amigo no te sigue para protegerme a mí; te sigue porque se ha colgado completamente de ti. Está en ese punto difuso entre la sencilla admiración y el más sofisticado "úsame de felpudo"

      Eliminar
  4. Oye, qué hora dice tu humilde Casio que es?

    Pa irme a la cama, por si eso.

    ResponderEliminar