jueves, 31 de marzo de 2011

Niños, sexo, pederastia... Deberíamos replantearnos algunas cosas?

Leo en "La razón" la siguiente noticia:

Una niña de 12 años da a luz durante una excursión escolar


Una escolar de 12 años de la localidad de Groningen, en el norte de Holanda, dio a luz a una niña durante una excursión con su colegio, lo que ha supuesto una auténtica sorpresa para la menor y su familia, informó hoy en un comunicado el servicio de sanidad de esa ciudad.

Y mi reflexión es:  salvo que esta niña haya sufrido abusos o similar, si se ha quedado embarazada porque ha mantenido relaciones consentidas lo mismo es que ya no es tan niña. Igual la sociedad debería replantearse el concepto "niños" y no aplicarlo estrictamente según la edad, lo mismo para todos, sino según su desarrollo personal. Habrá niñas de 12 años que son niñas y habrá mujeres de 12 años que son mujeres.

Yo, por ejemplo, fui bastante lolita a los 13 años. Y no puedo tachar de pederastas a todos los tipos por encima de los 30 que me pretendieron. Puedo prometer y prometo que no fui completamente ajena a esos requerimientos. Como dice el chiste:

"Mira, una riña, una disputa"

"Pues no será tan niña si es tan puta"

miércoles, 30 de marzo de 2011

Rubalcaba en el cuarto oscuro.

Me doy una vuelta por los medios fachas y me encuentro perlas como éstas sobre nuestro ínclito ministro del interior y posible sucesor de Zapatero:

Rubalcaba tiene una gran propensión a la mentira: es prácticamente imposible saber si en algún momento siente pulsión de decir la verdad...representa lo peor de la izquierda española... detesta profundamente el sistema democrático ... si se coincidiera con Rubalcaba en una convalecencia de lo de la próstata, a nadie le gustaría quedarse con él a oscuras.

Bueno, intentaremos no coincidir con el malvado y diabólico Rubalcaba (Rub-al-kaba, como lo llaman algunos de ellos en alusión a su misteriosa participación en el 11-M) en ninguna convalecencia, o al menos, no apagar la luz. No sea que nos sodomice o algo.

Hablando de sodomía, aquí el experto es  Zapatero:

José Luis Rodríguez Zapatero le bajó los pantalones al Estado de Derecho para que la banda de los terroristas de ETA lo sodomice.

Y bien? Qué les pasa a los fachas ahora otra vez con ETA?  Por qué vuelven de repente a la estrategia de la legislatura pasada usando a la banda como arma arrojadiza, cuando tan malos resultados les dio?

A estas alturas pedir lealtades al PP sería como pedirle perlas a una cococha. Afortunadamente en su momento prácticamente todo el parlamento, menos el PP, apoyó al gobierno en el llamado proceso de paz, y el PP se quedó en su antológica deslealtad política más solo que la una. Y así se tiró toda la legislatura. Y cuando llegaron las siguientes elecciones la gente dijo muy claramente lo que pensaba de ellos. Como se suele decir, las urnas hablaron, y hablaron bastante de deslealtad.

Al final el proceso fracasó por lo que habían fracasado todas las tentativas anteriores que se habían llevado a cabo. Porque realmente ETA no estaba por la labor. Pero ésta era la primera vez que además de ETA había un partido democrático que tampoco estaba y que se regocijó larga y tendidamente del fracaso.

Prácticamente porque desde el principio pusieron todas las zancadillas que pudieron y más. El proceso efectivamente no sirvió nada para nada, como nunca había servido antes. Y sin embargo, pese a lo vano de todos los esfuerzos nunca jamás se había visto a un partido de la oposición sacando estas mierdas como activo electoral contra un gobierno.

Y cuando llegue el PP al poder y pacte con los terroristas el fin de ETA, que lo pactará, estoy segura de que tampoco se hará. Se hará todo tranquilamente y sin escandaleras. Pero para ello hará falta algo que ellos sí tendrán: lealtad.

Durante estas dos legislaturas ETA ha llegado a la situación terminal en la que está, con prácticamente todos sus dirigentes neutralizados y con el menor índice de actividad terrorista de su historia. Y deberíamos dar las gracias por ello tanto al ministerio del interior, con Rubalcaba a la cabeza, como a todos las fuerzas de seguridad y a los fiscales y jueces que lo han hecho posible.

En cuanto al PP, yo creía que esta estrategia ya les habia aburrido y que, al haber sido tan poco rentable en el pasado, no repetirían, pero veo que son totalmente incombustibles. Esto es otra versión del 11-M. Por cierto, las dos cosas les han dado los mismos resultados nefastos pero son totalmente incapaces de renunciar a ellas.

Espero que esto al menos sirva para movilizar a toda esa gente, esa izquierda distraída, que sigue pensando que es lo mismo que estén unos que otros. No, no es lo mismo ni es igual, y si teníais alguna duda ya lo estáis viendo.

martes, 29 de marzo de 2011

A vueltas con el "torrentazo"

Leo en "El mundo" que el "torrentazo" dispara la recaudación del cine español nada más y nada menos que la friolera de un 134% en lo que va de año. Hasta este domingo, la industria cinematográfica española ha obtenido un total de 35,49 millones frente a los 15,16 percibidos en el primer trimestre del año anterior, gracias al efecto "demoledor" del filme dirigido por Santiago Segura.

Bueno, pues con unas cuantas de éstas al año ni crisis ni nada, esto sale disparado para arriba pero que ya. Unas cuantas pelis llenas de cameos de belenes estébanes, paquirrines , tamaras y demás fauna friki y remontamos en un pispás.

Parece claro que en España si salimos de la construcción siempre será para meternos en algún otro tipo de industria basura.

Esto confirma el dicho popular: "coman mierda, 20.000.000.000 de moscas no pueden estar equivocadas"

En fin, paíssss, que diría Forges.

viernes, 25 de marzo de 2011

Exculpado el Cuco del asesinato y violación de Marta del Castillo.

Y España entera clama al cielo indignada. No parece importarle a nadie que para condenar a la gente, aparte del convencimiento personal que uno pueda tener, hacen falta pruebas. Y si las pruebas no existen o son flojas pues no se puede condenar.  Hemos decidido que es un asesino y debe pagar. Punto pelota.

A veces me pregunto para qué necesitamos leyes ni jueces ni fiscales ni pruebas ni nada cuando en este país hay tanta gente superlista que sabe perfectamente con sólo mirar a la cara cuándo alguien es culpable y cuándo no.

Y además justicia es lo que yo digo y cuando el juez dice lo mismo que yo pienso. Si no la justicia es una mierda y lo que tenemos que hacer es tomárnosla por nuestra cuenta. Perfecto.

Aquí todo el mundo ve un par de programas en la tele y ya lo sabe todo. No quiero ni pensar cómo estarían las cárceles si los juicios se hicieran desde el programa de Ana Rosa o desde Espejo público. Es que no quedaría en la calle ni la potota. Desde luego a mí ya me habrían condenado por algo seguro. Soy culpable fijo, lo llevo escrito en la cara.

Pd. Dedicado especialmente a mi hermana, que es "letrada" y que dice que no escribo aquí nunca sobre temas de su interés. Mari, esto es un reto. Es o sí o sí.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Majetes estos fachillas.

Cuando el Nadie sonriente se instaló en la Moncloa, éste era un país rico. Siete años después, está en la ruina. Cuando el pánico colectivo puso el Estado en manos del ángel de las «ansias infinitas de paz», España había haciéndose un sitio en el juego de las relaciones internacionales. Siete años después, nos queda Chávez. Y una guerra. De verdad. Absurda. No sé si será cierto lo de que piensa marcharse ahora, tras haber enlodado realidad y retórica de un modo loco. Para volverse a casa. Tan tranquilo. Yo en su lugar, al menos, me volaría los sesos. Dignamente.

Gabriel Albiac, ABC.

Simpático el muchacho, no? Encantador. He aquí un verdadero forofo del suicidio asistido.

Yo creo que si a la mayoría de los fachas se les planteara la legalización de la eutanasia poniendo como referente una foto de Zapatero difunto, votaban en masa todos a favor.

Yo intentaría esa estrategia para colarles la gamba. Total, perder no se pierde nada.

martes, 22 de marzo de 2011

Caperucita Roja, la verdadera historia, by Inma Ruiz de Julián

Me llamo Caperucita, Caperucita Roja. Es posible que hayas oído hablar de mí o, más exactamente, de una niña bastante tonta cuyo nombre coincide con el mío, y que ha dado lugar a una serie de falacias y mentiras sobre mi persona que me gustaría evidenciar.
Mi verdadera historia arranca en el momento en que murió mi progenitor dejándonos a mi madre y a mí en la más absoluta miseria, por lo que me vi obligada a abandonar mis estudios de Ingeniería de Montes para ponerme a buscar trabajo de inmediato. Todavía en peores circunstancias se veía mi mejor amiga desde la infancia, Blanca Nieves, también supuesta protagonista de otro cuento igualmente necio que circula por ahí. El padre de Blanca, que había enviudado recientemente, volvió a casarse con una señora de muy buen ver que se dedicó desde el principio a hacerle la vida imposible a mi colega. Blanca abandonó la casa paterna y se mudó a un pisito en los suburbios con siete inmigrantes magrebíes, todos ellos ilegales, que no tenían un duro, y a los que conocía de sus marchas nocturnas. Los inmigrantes, que habían encontrado un trabajo en la más sumergida de las economías, concretamente en una mina onubense, daban cama y comida a Blanca a cambio de que les tuviera la casa limpia y ordenada, labor harto difícil porque imagina cómo podía estar el nidito con siete tíos más bien dejados viviendo en él. De todos modos, eran gente muy simpática y por las noches montaban unas juergas tremendas y tocaban instrumentos variados de su tierra, pero Blanca, que no era tonta, pronto supo que no sólo de música vive la mujer y que en aquella casa, aparte del alimento espiritual de los cantos magrebíes, no se veía otra clase de sustento por ninguna parte.
Así pues, las dos decidimos ponernos a trabajar y a tal fin acudimos a hablar con el Sr. Feroz, a la sazón empresario de la construcción, que se mostró remiso a darnos una oportunidad en alguna de las obras que por aquel entonces llevaba a cabo en la ciudad. Alegaba el Sr. Feroz para denegarnos el empleo nuestra evidente naturaleza femenina y escasa fortaleza física por un lado y por el otro el hecho obvio de encontrarnos las dos en edad de merecer y, por tanto, la posibilidad de aparecer embarazadas en cualquier momento, lo que constituía un desastre total para cualquier empresario que se preciara de su condición. Blanca y yo juramos que practicaríamos la más absoluta castidad mientras estuviésemos trabajando para el Sr. Feroz, al mismo tiempo que nos esforzábamos por demostrarle nuestra envergadura física, que aunque pobre, podría resultar muy productiva, dado que estábamos dispuestas a trabajar el doble de horas que los trabajadores varones de la empresa. Y así fue como nos convertimos en recias obreras de la construcción, con un contrato en prácticas, un sueldo miserable y un horario que le daba vueltas a cualquier reloj, pero felices por sentirnos útiles, independientes y mujeres de provecho.
Fue Blanca la que metió la pata al enamorarse como una locuela de Rafa Azul, cuyo alias en el cuento es Príncipe Azul, que no era propiamente un Príncipe, sino un cantaor flamenco, por cierto bastante chulesco, que se hacía pasar por miembro de la aristocracia gitana y que le hizo un bombo a mi amiga en cuanto tuvo una mínima ocasión, para dejarla a continuación abandonada en tan delicada situación. Fuimos juntas a hablar con Feroz, asumiendo como amigas que éramos un destino común, pero por más que porfiamos y apelamos a sus más filiales sentimientos, no conseguimos sino que nos despidiera a ambas con cajas destempladas y nos dejara de patitas en la calle sin indemnización ni liquidación ninguna.
Volví a ver a Feroz una vez más, una mañana cuando iba a visitar a mi abuela (que no abuelita) a la Residencia de la Tercera Edad Nuestra Señora de la Amapola y aproveché para ponerle como un trapo (puede que sea éste el encuentro al que se refiere esa estúpida historia que tanto me ha perjudicado). Esta visita fue altamente provechosa para mí, porque mi abuela me hizo un regalo muy especial, un recetario de cocina casera que me cayó como llovido del cielo, porque Blanca y yo decidimos juntar nuestros escasos ahorrillos obtenidos como trabajadoras de la construcción y pasar de empresarios impresentables como Feroz, de modo que montamos una pequeña cooperativa con otras tres amigas amas de casa  de toda la vida, un negocio de comida tradicional que va prosperando día a día y que nos da para vivir cómodamente a las cinco y a la niña que tuvo Blanca, que es una ricura.
Y ésta es la verdadera historia de nuestras vidas que, como verás, es mucho más interesante y real que todas esas pamplinas y falsedades que durante años han puesto nuestros nombres en entredicho, enturbiando a menudo este trocito de felicidad que hemos conseguido construir a base de mucho esfuerzo, sacrificio y... ¿ por qué no decirlo? un poquito de talento.                  

lunes, 21 de marzo de 2011

Los girasoles ciegos, by Alberto Méndez

Creo que el éxito popular de esta novela responde a varios factores. Obviamente está muy bien escrita, con un lenguaje muy cuidado y lleno de matices...  Hay momentos, como el del último cuento, cuando relata el encuentro sexual entre la pareja protagonista que está lleno de sutileza. Y como ése un montón. Las historias atrapan desde el principio, y además emocionan. Puede que sean relatos tristes, eso no tiene discusión, pero la verdad es que desde que empiezas a leerlos consiguen que te quedes enganchada.

Y no me extraña que se haya hecho una película porque el lenguaje del último cuento es muy cinematográfico, en mi opinión.

Pero fallan mucho las caracterizaciones de los personajes, hay demasiado maniqueísmo en ellos. Yo creo que la realidad es un poco más compleja y entre la maldad absoluta y la bondad elevada a la enésima potencia hay tantos términos medios como personas. Yo diría que es lo menos conseguido de la novela.

Ese "buenismo" de algunos personajes no es exclusivo de este libro; es bastante general en la literatura y el cine guerracivilista de los últimos 25 años. La simplificación moral de los fascistas supermalísimos y los republicanos hipermegabuenos es inherente a este tipo de literatura.

De todas formas, no estaría de más que intentásemos valorar estas obras desde el máximo distanciamiento ideológico posible, porque los que estamos aquí hoy no pertenecemos a un bando ni a otro, aunque en los últimos tiempos los ánimos estén tan exacerbados y lo parezca. Estamos hablando de algo que sucedió hace muchísimos años y en lo que ninguno de nosotros intervino, así que creo que no es tan difícil posicionarse desde el punto de vista de meros observadores de una historia posguerra que afortunadamente no hemos vivido ninguno de nosotros y criticar el libro como tales. O sea, un poco de visión histórica.

El niño con el pijama de rayas, by John Boyne

A mí particularmente me parece un bodrio. yo lo compararía a los telefilmes de dramones de sobremesa dominical. El personaje del niño es increíble, el del otro niño, el del pijama, más increíble todavía. Es totalmente imposible ese grado de ingenuidad infantil.

En fin, que se lee fácil, eso sí, pero sinceramente la calidad del libro me parece que deja mucho que desear.  Para mí la verosimilitud de una historia es fundamental. No quiero decir con esto que no me pueda gustar un relato claramente imposible o una obra  de ciencia-ficción, pero tiene que tener unos visos de credibilidad, aunque sea ficticia, de los que yo creo que carece este libro. Sobre todo, los personajes, que actúen en consonancia con su edad, condición social, entorno, etc...

Y yo creo que sí es, o al menos debería ser la pretensión de todo escritor, que los diálogos de sus personajes o sus actitudes por lo menos no le chirríen al lector.

Vale que la facilidad de lectura no implica necesariamente calidad ni falta de ella; ahí está "El principito".  Pero sí que creo que un buen libro debe estar contándote más de lo que a simple vista se lee, debe hacer que te planteees cosas, hacerte pensar, obligarte a esforzarte un poco.

Desde luego, no me extraña que la película sea un calco del libro, porque es muy cinematográfico, pero en el peor sentido de la palabra, o sea, el de ese cine que te lo enseña todo y que te lo da todo bien masticadito para que tú te comas la cabeza lo justo. Al menos yo lo veo así.

El último encuentro, by Sándor Márai

Para mí este escritor ha sido un gran descubrimiento; nunca había leído nada suyo y tengo que decir que me ha subyugado por completo. Tanto es así que me he dedicado a devorar todos los libros suyos que he encontrado en la biblioteca. A mí ese estilo narrativo me encanta; sí es verdad que a veces puede resultar un poco plomizo, pero en general consigue atraparte y meterte en esa atmósfera de época decadente que tan bien recrea.

Me ha gustado sobre todo cómo profundiza en la naturaleza humana, en los sitios más recónditos. Cómo penetra en el subconsciente de los personajes y adivina sus motivaciones más ocultas y sus pulsiones, que a veces casi desconocen ellos mismos. Es el caso de la mujer del protagonista, que ni siquiera es consciente de sus debilidades cuando le pide escribir ese diario en el que será totalmente sincera con él y le contará todo lo que piense. O el del amigo, que esconde detrás de esa apariencia amistosa una envidia y un sentimiento de injusticia vital a los que no puede sustraerse. No sé, es muy interesante ver cómo el narrador, que a la vez es el protagonista, adivina  todos esos dobleces.

Al haber leído varios libros de Marai he descubierto que tiene cierta fijación por el tema "trío" amoroso. Hay otro libro que escribió unos cuantos años antes, "Divorcio en Buda", que además de una estructura muy parecida, estilo monólogo dialogado, prácticamente toca el mismo tema. Es muy muy parecido a "El último encuentro".

Otro tema interesante es la particular visión de la mujer que se nota en toda su obra. No sé cómo fue la vida de este hombre, tengo entendido que vivió felizmente casado con la misma señora un montón de años, pero desde luego lo que muestra en su literatura es una imagen de la mujer como causante de todos los males, permanente fuente de conflictos, y a menudo la causa última de las ruinas del hombre. Es un tema bastante recurrente.

En fin, creo que no es una opinión exclusiva de Marai; me da la sensación de que muchos estarían de acuerdo con él en este punto.

Pienso que en la novela las respuestas son lo de menos y que lo verdaderamente importante es preguntarnos sobre el sentido de la vida, sobre nuestras motivaciones, sobre las miserias del alma humana... en fin, sobre los temas que se plantean. Sin embargo el protagonista, después de tanta disquisición y tanta profundidad, hace un ejercicio totalmente inútil, porque no consigue perdonar. A todo lo más que llega es a desfogarse soltándole al amigo todo lo que piensa, pero realmente para qué le sirve. Dejó a su mujer vivir y morir sola, él ha sido un desgraciado toda su vida, y su final será la soledad como lo fue el de ella.

En fin, parafraseando al famoso programa radiofónico nocturno, es un puro y duro "hablar por hablar".

La conquista del aire, by Belén Gopegui

La palabra densa me parece un eufemismo muy benévolo para definir esta novela;  es espesa a más no poder. Yo no voy a discutir aquí sus valores literarios, que seguro que los tiene a montones, ni su profundidad intelectual, social y todo lo que se quiera, que no me cabe la menor duda de que la tiene que tener fijo. Pero a mí es que la espesez me puede, y francamente he tenido que hacer un esfuerzo sobrehumano para leer una novela en la un grupo de amigos hablan entre ellos y dicen cosas como:

"Te escribo y es como si hubiera algo anterior a la voz, una banda de frencuencias al margen del sonido, un estado silencioso y proclive a la comprensión". P.  286.

"Hay un hombre y quiere hacer del estado su cielo, el suyo, y eso está bien. No el cielo, "su" cielo. En cambio el segundo "su" está mal. P. 256

"La escritura es un dios sin contraste, blando y adulador. Es el dios que sólo mira allí donde señala nuestro dedo, el dios de lo apuntado, el dios de lo que quisimos registrar".. P. 287

"Es mejor discutir que buscarse una salida falsa  en el deseo de forjarse dignidades secretas, anteriores a la voz y a cuanto nos avergüenza y degrada."

"Pienso que en el mensaje tembloroso que haga llegar a nadie, en el apunte, en el mágico aforismo o bien en la perseverancia de un decir que excluya la diversificación podré labrarme la identidad del cuarzo, una estructura de átomos trabados en perfecta simetría." P. 288

Mira, yo qué quieres que te diga, que no.

A mí es que me gustaría saber si alguien que pase por aquí habla así con sus amigos. Yo desde luego no, y si se me acercara alguien alguna vez que hablara de ese modo no me cabe la menor duda de que saldría corriendo de momento.´

Yo creo que una buena novela tiene que partir de una cierta verosimilitud en los diálogos y en esta novela la verosimilitud chirría por todas partes. Y no puedo decir si es interesante o no de lo que hablan porque me pareció tan infumable que prácticamente la leí dormida. Y la terminé única y exclusivamente porque era para un club de lectura, lo que tengo claro que no volveré a hacer nunca más.

Y lo cierto es que al principio la cosa prometía. O sea, la idea es muy buena, una amistad en la que de repente entra el elemento dinero a distorsionarlo todo. Una panda de progres en los 90, ya algo decepcionados de su progresía y sin saber muy bien qué hacer con tanto progresismo ante un mundo ya plenamente rendido al capitalismo salvaje...

Bueno, como argumento literario me parece un hallazgo. Pero eso, un hallazgo sin más. Todo el desarrollo es atrozmente insoportable, pesado, cansino, repetitivo y profundamente aburrido. Los diálogos infumables. Dos meses dos me he tirado para conseguir leer lo que al final leí, y hubo momentos en los que mi afición lectora corrió serio peligro y a punto estuve de sucumbir.

Pues sí. "En el mensaje tembloroso que haga llegar a nadie, en el apunte, en el mágico aforismo o bien en la perseverancia de un decir que excluya la diversificación podré labrarme la identidad del cuarzo, una estructura de átomos trabados en perfecta simetría".

Anda y que te zurzan, petarrrrrdo!

Más sobre "El país del miedo" y la violencia.

Copipego una cosa que un día leí sobre los mecanismos de la violencia. Es válido para todo, violencia mal llamada "de género", violencia de hijos a padres, de padres a hijos, violencia laboral, violencia escolar, violencia del estado, etc.  Creo que lo borda y viene muy a cuento dela novela "El país del miedo" y de lo que en ella se cuenta. Allá va:

La violencia es un proceso gradual. Nadie se lía a hostias de un día para otro, ni niño, ni adolescente, ni adulto.

La aplicación de la violencia va por fases, y cada fase incluye todas las anteriores. Su fin es que la persona a la que se la aplica esa carga de violencia haga lo que nosotros queremos, y como han fallado todos los otros métodos, pues se busca la intimidación.

Obviamente cuando la persona (o el grupo, o el país) hace lo que nosotros queremos, se esté en la fase que se esté, la violencia cesa. La amenaza de su vuelta persiste.

Se pretende que sea una cosa casi pavloviana y que el otro asocie que el contrariarnos es como muy malo para su salud, que llevarnos la contraria es una cosa que hace pupita.


Primero se busca una excusa. Se autoenfada uno, con un motivo a todas luces falso y se monta un pollo. En la fase uno se aplica violencia a las cosas, y no a las personas. Se rompe loza y se dan patadas a las puertas. Se grita, pero no se insulta personalmente al otro. Es como el gran gorila que se golpea el pecho, mira que fuerte que soy.


Segundo, se insulta a la persona. En la fase dos la deshumanizamos un poquillo, y nada mejor que humillarla. Violencia verbal. El gorila aulla.


Tercero, espacio personal. En el pollo de la fase tres, además de romper cosas e insultar invadimos el espacio personal, se dan empujones y se pega mucho la cara a la de la víctima. Podemos tirarle alguna cosa, pero que no sea a dar. Es un simple amago. La fase tres se recorre muy rápido. A veces solo dura un día, una hora o un minuto.

Cuarto, violencia leve. Bofetadas y empujones que te tiran al suelo. En la fase cuatro todavía no se dan golpes fuertes, que corten la piel. Conviene alargar un poco esta fase, aunque sea un par de días, por ver si surte efecto y no hay que pasar a la siguiente, que es mucho más cansada.


Cinco. Violencia. Que corra la sangre. Puñetazos, patadas, objetos lanzados... Aquí vamos a hacer daño.


Seis: muerte. En ese caso la persona no hará lo que queremos, pero es evidente que su fallecimiento puede disuadir a los posibles futuros remolones.


Nadie pega, sin pasar por las fases previas.

Y se les ve venir.

Doy fe.

Pd. El que aplica violencia suele tener casi más miedo que el que la recibe, el motivo de todos estos pasos previos es asegurarse que la agresión no será, en ningún caso, repelida; cosa que haría fracasar nuestros objetivos, que son conseguir lo que queremos de esa persona.

Caso de ser repelida en cualesquiera formas, es obvio que no se pasa al paso siguiente, por claros motivos de autopreservación.

El país del miedo, novela by Isaac Rosa

La novela me enganchó por su estructura, en la que se mezclan capítulos ensayísticos espeluznantes con otros puramente narrativos más espeluznantes todavía. Pero sobre todo me impresionó por el ambiente opresivo, claustrofóbico y obsesivo en el que se mueve el protagonista constantemente. Y me impliqué total porque a ratos me sentía cabreada con el tío por su pasividad, a ratos lo entendía y me daba pena, y a ratos lo hubiera estrellado contra la pared y le hubiera dado miedo de verdad. Pero es cierto que muchas veces veía en él cosas mías propias, que me asustaban más todavía. Para mí es lo más fuerte del libro, cómo refleja algo que se ve constantemente alrededor, ese miedo que se palpa, se huele y se pega a la piel prácticamente en todas las personas que nos rodean. Al final de leerlo pensé: "hostia, cómo podemos vivir así?"

Tengo que decir que no veo a Carlos en clave de cobarde o valiente. Si se tratara de eso todos estaríamos hechos unos pedazo de cobardes de aquí te espero. Todo el mundo se ha sentido paralizado alguna vez ante una determinada situación, sin saber si ir para adelante o para atrás y sin ver salida a su problema, en este caso un miedo. Lo que tenemos que ver es que todos tenemos algo de Carlos, aunque en la novela obviamente está el conflicto magnificado, se trata de una exageración de lo que es común, pero es que es la manera de que nos demos cuenta de lo que nos está pasando. Intentar miralo en clave de valor o cobardía me parece muy simple.

Es simplemente alguien que en un momento dado ha tomado una decisión errónea y a partir de ahí todo empieza a complicarse cada vez más y conforme pasa el tiempo y la cosa se lía es más difícil resolver la situación sin recurrir a la violencia. Algo que podría haberse solucionado relativamente fácil en un principio luego ya se vuelve completamente complicado. De ahí esa sensación de claustrofobia y esa obsesión del protagonista, que ya no vive más que por y para su problema.

Creo sinceramente que es un error mirar a este personaje como algo extraño a nosotros y no ver al Carlos que todos llevamos dentro. Se trata pura y simplemente de tomar una decisión equivocada en un momento concreto, y ya la vida se nos puede trastocar por completo.

Y para muestra un botón. Hace unos días tuve que tomar un avión y resultó que estaba averiado´, así que primero nos tuvieron así como dos horas montados y al final nos hicieron desembarcar para volver a embarcar al cabo de tres horas más... total, una odisea para despegar. Bueno, pues no os podríais imaginar la de gente que se bajó y dijo que ya no se volvía a montar en ese mismo avión ni harta vino. Unas paranoias increíbles, todo el mundo sacando a colación lo de Spanair, bueno, una paranoia colectiva que no veas. Y me acordé muchísimo de este libro y también pensé en la tremenda sobreinformación que padecemos sobre todo tipo de males y catástrofes. Si sabemos con todo detalle lo que se habló y se dejó de hablar en un avión antes de un accidente y se tiran dos años dándonos la vara con lo mismo, es inevitable establecer paralelismos, relacionar una cosa con la otra y finalmente cagarse. Un asco, vamos.

Yo creo que la única forma de salir de ese círculo es afrontar los miedos, asumirlos, intentar racionalizarlos al máximo y pasar por encima de ellos. Un ejemplo sería lo del otro día del avión. Reconozco que yo también tuve miedo, y creo que todo el pasaje, pero pensé:

Probabilidades estadísticas de accidentes de avión: muy pocas.

Probabilidades de que la tripulación despegue si creen que hay algún fallo que pueda arriesgar su vida: nulas.

Pues palante. Y cuando me llegue la hora, me llegó. Y supongo que lo mismo que yo hizo toda la gente que se quedó

Eso sí, cuando aterrizamos hubo aplauso general al comandante. Creo que no las teníamos todas con nosotros.

Otro tema interesante es la locura. Quién está loco y quién no, dónde termina lo "normal" y empieza lo "patológico", etc.  En realidad lo que este libro viene a demostrar es que vivimos en una sociedad "patológica" y si la sociedad está enferma de miedo es completamente natural que sus individuos la acompañen en el sentimiento.

Insisto en que a este hombre lo que le ha pasado es que se le ha ido de las manos un problema que podría haberse resuelto fácilmente en un principio, de haber reaccionado enérgicamente a tiempo. Es su exceso de prudencia el que lo paraliza y al final se ve totalmente desbordado y ya no es capaz de salir del conflicto sin ayuda. Esto, en mayor o menor medida, nos ha pasado a todos alguna vez. O no conocéis a nadie de quien otra persona abuse constantemente por no haber puesto las cosas en su sitio a tiempo, con contundencia y claridad? Porque esto, ni más ni menos, es lo que le pasa a este hombre, un poco magnificado, claro.

Además, en español hay un refrán que describe esto muy bien: "más vale ponerse una vez colorao que veinte amarillo". El refranero, que es muy sabio.

Chesil Beach, by Ian McEwan

A mí la novela me ha gustado. En mi opinión, la acción va in crescendo desde la excesiva lentitud de la primera parte, que parece un símil de la lentitud con la que transcurren los acercamientos sexuales de la pareja protagonista, hasta que en la segunda parte todo se precipita. Para mí el momento de la eyaculación divide claramente la novela en dos. La primera es irritantemente lenta pero la segunda me parece muy intensa y muy interesante.

En cuanto al tema, y salvando las distancias sociológicas y la evidente patología del caso de Florence, yo creo que es bastante ilustrativo sobre la diferencia de puntos de vista respecto al sexo de la mujer frente al hombre. No creo que sea tan anacrónico ese constante pulso entre los intentos de acercamiento sexual de los unos frente a la resistencia femenina (en este caso verdaderamente numantina). Creo que este esquema de comportamiento se repite a lo largo de las generaciones y probablemente muchas de las adolescentes de nuestros días podrían firmar con los ojos cerrados algunas sensaciones derivadas de esa presión sexual que se describen perfectamente en el libro.

Bueno, adolescentes y no tan adolescentes. Que en esto de las prisas de los señores por mojar no hay edades, aunque durante la revolución hormonal testosterónica se embalen un poco más.

(Ojo!!!!!!!!!!!!!!!!!! Spoiler: no seguir los que no la hayan leído y la piensen leer)

Yo tengo una teoría sobre la frigidez de ella. No sé, pero me pareció que en algunos momentos el autor insinúa levemente (tipo a buen entendedor pocas palabras bastan) una relación incestuosa con el padre. Cuando hace alusión a que el padre nunca se dirige a ella en público, o cuando cuenta cómo ella le tocaba la calva y sentía entre una especie de repulsión y atracción.

El momento del desenlace eyaculatorio es... ufff, dan una penita! Esa conjunción del pánico exacerbado de ella y la impaciencia ignorante de él no podía menos que ser explosiva. Pienso que con un Edward más preparado y más consciente de los temores de ella las cosas podían haber transcurrido de otra manera, a pesar de sus peculiaridades, pero de lo que no tengo la menor duda es de que lo suyo es patológico, vamos, que el miedo a lo desconocido y todo eso pueden tener explicación en la falta de información, la represión y demás, pero es que el autor habla todo el tiempo de asco, un asco muy real y muy físico. También aquí ha habido épocas de fuerte represión sexual y es normal que las tías fueran acojonadas a la noche de bodas, pero esa fuerte repugnancia que se describe ante cualquier tipo de acercamiento, no sé, un beso mismo... eso es patológico. Puede que nuestras madre o nuestras abuelas no hubieran visto un pene en su vida pero me consta que sus escarceíllos se pegarían de vez en cuando. Lo de los novios éstos sobrepasa todo lo imaginable.

Si aceptamos la teoría del incesto, tenemos que pensar que lo de Florence no es sólo un tema de desconocimiento o de represión o de torpeza, sino que también hay algo más ahí dentro que se sale de lo normal.

Pienso que el personaje de Florence tiene muchos más matices que el de Edward. Y además muchos de sus sentimientos y emociones son totalmente reconocibles desde un punto de vista femenino. Una de las cosas que más destacan en la relación es el contínuo sentimiento de culpa de ella por no sentir lo que supuestamente debería sentir o por no poder corresponderle a él. Bueno, y el punto culminante de la culpa es cuando ocurre el suceso y ella no puede de ninguna manera superar ni dominar su asco y sale corriendo. El tema de la culpa constante y la autoflagelación es uno de los más interesantes para mí.


Me parece que la propuesta de Florence es un claro signo de su superioridad intelectual con respecto a Edward. Que sí, que su lucidez viene dada por la total desesperación de saber que lo va a perder, pero demuestra ser una tía con recursos, desde luego con bastantes más recursos que él. Yo creo que es un libro un poco feminista en ese sentido. La figura de ella está situada a otro nivel con respecto a la de él. Bueno, y ya la obcecación final del personaje masculino, que le lleva a que, incluso pasado el tiempo, ni siquiera se moleste en intentar saber algo de ella, hace que debamos cuestionarnos la profundidad supuesta del amor del que tanto presume.

Ah, se me olvidaba! Una de las frases que más me llamó la atención, tanto que la apunté, es ésta:"... era escéptico respecto al hecho de que una ceremonia nupcial de 40 minutos creara una diferencia tan profunda". Y no es que me parezca literariamente magistral ni nada de eso; es simplemente la reflexión que hace. Es que me parece terrible la situación en la que llegaban antes los novios al matrimonio. Tenía que ser verdaderamente horroroso, sobre todo en los que llevaban a rajatabla el tema de la "contención" sexual. Así de repente, y tras una ceremonia más o menos breve, ea, vía libre, ancha es castilla! Ahí os las apañéis!

Madre mía, sólo de pensarlo se me ponen los pelos de punta. De no haber tenido prácticamente ninguna intimidad a tener que afrontarla toda de sopetón. A mí me parece de peli de terror, sinceramente.

Elvira Lindo y "El huevo Kinder"

"El huevo Kinder" es el penúltimo capítulo de la novela "Lo que me queda por vivir".

Es un relato muy interesante sobre cómo los adultos usamos a los niños a nuestra conveniencia. Podría llamarse “El niño-coartada”. Tú no quieres quedarte en tu casa para no oir el teléfono porque estás agobiada y no quieres contestar, y qué haces? Pues si tienes un niño a mano está claro; lo vistes, le invitas a merendar y luego al cine, y así te tiras a lo tonto a lo tonto todo el rato fuera de tu casa y no escuchas el temido sonido del teléfono. Y como el niño además se lo pasa bien y alucina, pues genial, todos contentos.

Bueno, ésta es una figura clásica ya en el cine y en la literatura. Existe también la variante del tío que le pide prestado su sobrino a su hermana para llevarlo al parque y ligar.

Aunque hoy en día, ante la falta de niños utilizables y reutilizables, la cosa ha variado un poco y se ha creado para estos menesteres la figura del perro-coartada. Que no quieres escuchar el teléfono? Pues nada, te averiguas un perro y lo sacas de paseo, que la criatura tiene que hacer sus cosas. Y ya está, asunto resuelto.

A mí no suelen gustarme las novelas con componente autobiográfico; en la mayoría de los casos el escritor va a salvar su culo y a echar toda la tierra que pueda encima de los otros. Sí, reconocerán unos cuantos pecadillos y alguna que otra miseria, pero sólo para revestirse de humanidad y mostrarnos aún más ensalzadas sus virtudes al final. Y sinceramente no creo que Elvira Lindo vaya a ser menos.

Ya en este capítulo se ve venir por la forma en la que habla del personaje con el que no quiere hablar por teléfono, que creo que es el padre de la criatura. Supongo que será su forma de vengarse de él por todo lo que le hizo pasar. No sé, tiene un tufillo victimista que a mí personalmente me echa un montón para atrás.

Pero en fin, habrá que leerlo entero para confirmarlo.

"La metamorfosis", by Frank Kafka.

Lo que más me ha llamado la atención de "La metamorfosis" desde el principio ha sido ese humor negro que destila en cada párrafo.

A pesar del mensaje pesimista de la obra a mí Kafka, al menos en este libro, me parece un tipo divertidísimo. La aparente naturalidad del personaje principal cuando descubre su transformación, los intentos por llevar una vida normal a pesar de ella, incluso piensa en vestirse e ir a trabajar… En fin, es buenísimo. Será que yo también tengo un sentido del humor bastante negro. Bueno, Kafka es conocido por ser el autor del absurdo, pero a mí me encanta ese absurdo.

También es verdad que yo soy rarita, incluso tal vez un poco kafkiana. No sé, igual todos nos hacemos un poco kafkianos con los años. Y nuestro sentido del humor se va ennegreciendo inexorablemente.

Y me creo totalmente que los amigos de Kafka dijeran que era un tipo divertido. Tuvo que ser un personaje interesante.

Probablemente si la gente lee poco estas cosas es porque a priori piensan que tiene que ser una especie de tostón metafísico. Kafka suena a eso. Igual si leen estos comentarios dejan atrás este prejuicio, que confieso yo misma tenía, y se animan. Aparte de la mayor o menor profundidad del texto, puedo asegurar que es altamente entretenido. Y además muy cortito. Hala, a animarse!

Mujer y maternidad (En torno a Simone de Beauvoir y "El segundo sexo")

El cambio fundamental para la evolución de "el segundo sexo" es el control de la natalidad, incluyendo la legalización del aborto. Éste es el punto definitivo de inflexión que transforma por completo el papel de la mujer, amplía sus horizontes y le permite tener unas aspiraciones personales distintas a las puramente privadas.

No sé mucho de la vida de Simone de Beauvoir, pero sí que tuvo que ser una mujer fascinante. Lo de renunciar a la maternidad hoy en día por perseguir ambiciones profesionales o creativas lo considero una tontería, porque afortunadamente las cosas han cambiado muchísimo y se pueden compaginar ambas cosas perfectamente, como demuestra el hecho de que cada vez hay más artistas, políticas y empresarias de éxito que lo han hecho. Por supuesto, para ello es necesaria una pareja que acompañe, pero os recuerdo que las parejas las elegimos nosotras, así que si eliges a un matao en el pecado llevas la penitencia.

Es evidente que, hoy por hoy, todavía ni el cuidado de los hijos ni las cuestiones domésticas son compartidas al cien por cien en muchas casas, pero mi percepción es que, cuando se consigue, sí que se puede compatibilizar bien un trabajo creativo o exigente con la paternidad-maternidad. Hay muchísimas escritoras que además son madres y que lo cuentan como una experiencia enriquecedora.

Hace unos años estuvo aquí Ángeles Caso y habló precisamente de este tema. Claro, ella, como escritora y madre, había tenido que sacrificar tiempo de trabajo, tranquilidad, etc., pero eso la había enriquecido como persona y como escritora frente a sus colegas hombres que tenían todos los asuntos de intendencia doméstica resueltos.

En cuanto a la política, sí, es un campo que requiere muchísima dedicación, y si se tienen hijos es obvio que hay que contar con una pareja que supla con su tiempo el del padre o madre ausente, y es verdad que hasta ahora la sacrificada casi siempre ha sido la mujer, pero los tiempos cambian a pasos agigantados y cada vez hay más mujeres en política jóvenes y madres. Ahí tenemos a la ministra Chacón como ejemplo, que según están las cosas, igual hasta algún día la tenemos de presidenta.

Yo no sé si le preguntarámos a la ministra Chacón si cuando viaja o está encerrada en su despacho durante una crisis política se siente culpable por abandonar a su hijo qué diría. Pero sí sé que hay cada vez más mujeres en todos los ámbitos y que ese sentimiento de culpabilidad poco a poco va desapareciendo. También sé por experiencia personal que compaginar la maternidad con las otras facetas de una persona es no solamente posible sino deseable.

No es que yo tenga un éxito profesional de morirme pero eso no lo achaco a mis hijos sino a mi falta de ambiciones en ese sentido. Sin embargo tengo muchas otras ambiciones y aficiones a las que les dedico tanto o más tiempo que el que podría dedicar a una carrera exitosa. Y he podido criar 3 hijos, y no me siento culpable de ninguna de las horas ni de los días que no les he dedicado.

Más bien al revés, el hecho de ser una madre multifacética y poco entregada en exclusiva a las tareas maternas creo que a la larga les ha beneficiado. Me parece que es mucho más interesante para ellos tener unos padres activos y multidisciplinares que unos abnegados y entregadísimos progenitores cuyo único interés en la vida son ellos. En fin, habría que preguntarles.

El "estilista"

Entré en aquella peluquería de mi barrio sin saber que acababa de cometer un gravísimo error: el dueño no era un peluquero, era "estilista". Muchas sabréis a lo que me refiero.

- Buenas, vengo a cortarme las puntas.

Lo típico, a lo que vamos todas y lo que no nos hacen a ninguna.

Un rápido vistazo a mi cabellera y... el cruel diagnóstico:

- Tienes muy poco volumen, necesitas urgentemente un ahuecador.  Para darte cuerpo.

Un momento, cuerpo yo ya tengo!!!!! Ahora, un poco de volumen melenil no me vendría mal.

- Qué es un ahuecador?

- Pues es como un moldeador, pero menos agresivo. Mira, ella lo lleva.

Ella es su ayudante y, efectivamente, luce una melena morena, reluciente y toda voluminosa, casi por el culo.

- Ah, bueno, pues si se me va a quedar así... fale. Pero que yo no quiero el pelo rizado, eh???????

Noto su indignación a través del espejo:

- Porfavorrrrrrrrrrrrrr!!!! Yo... soy un estilista. Déjate en mis manos.

Me pongo en manos de mi estilista, plan modelazo y tal. No sé, me hace ilusión lo de tener un estilista y que me vaya a hacer un ahuecador como el que lleva su ayudante, ésta ya simplemente peluquera sin graduación.

Pues una vez puesta en sus estilísticas manos, mando a la calle a mis dos hijos, a la sazón de 6 y 4 años respectivamente, y me paso las siguiente tres horas, tres!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! , que se dice pronto, saliendo a la calle con la cabeza envuelta en bigudíes a intentar evitar que destrocen a balonazos el escaparate de la peluquería del estilista, que además y para más inri, es de cristales transparentes, o sea, que todo el barrio ha pasado y me ha visto envuelta en el rulaje que me transportará a mi nuevo look.

Prefiero no pensarlo, mientras me entretengo leyendo revistas y escuchando al estilista contar la última boda gay en la que estuvo, que por lo visto fue un desastre, fatalmente organizada. Si él se casara iría por supuesto a otros organizadores.

Venga, voy a ser buena y os voy a ahorrar el exhaustivo relato de esas tres interminables horas de quemazón capilar y heróica lucha para salvar el escaparate de mi estilista, y pasaré directamente a la retirada de bigudíes.

-No mires no mires no mires!!!!!!!!!!!!!! Es una sorpresa! - Dice mi estilista.

Procede a quitarme los bigudíes y, antes de tener ocasión de mirarme en el espejo, empuja mi cabeza hacia adelante y me la planta en mi propia entrepierna. Luego agarra enérgicamente el secador de pelo y así, boca abajo como estoy, me lo seca mientras sacude mi melena frenéticamente con la otra mano. Cuando ya está to el pelo seco, ordena triunfante:

- Levanta la cabeza y mírate!

Tachán tachán!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Una pequeña lágrima escapa indiscreta de mi ojo izquierdo al verme en el espejo. Intento evitarlo, pero...

Os acordáis de Donna Summer, verdad? Y de Diana Ross??????????????? Bueno, pos algo así... pero en blanca. O sea...

A todo esto ya mi hija mayor se había llevado a los kaleborrikos a casa y podía dejar que mi solitaria lágrima se deslizara tranquilamente por un lado de mi nariz y convergiera con los mocos que también se iban concentrando, de la pena, en la entrada de mis orificios nasales. Ya sabéis que el moco líquido es el acompañante inevitable de cualquier congoja.

- No parece que te guste mucho - Me dice mi estilista, con esa sabiduría ancestral que deben tener todos los estilistas.

Intento sobreponerme y articular palabra.

- Bueno, tengo que acostumbrarme.

Él, con esa profesionalidad innata de sus congéneres, intenta animarme.

- Venga, hasta que te acostumbres, vamos a hacer algo para amortiguar el impacto.

Yo sonrío agradecida y esperanzada. Por favor, sí, haz algo.

Entonces me estruja toda la escarola que me había montado y me la pega al cuero cabelludo y agarra un recipiente con horquillas, que me va colocando estratégicamente en mitad de la cabeza de manera que el pelo se me queda pegado desde la frente hasta poco más de la mitad. Y desde ahí, ya sí, parte la escarola hasta el final.

Yo a todo esto con los ojos cerrados, porque quería prepararme psicológicamente para lo que estuviera por venir, tanto bueno como malo, y sobre todo evitar que mi lacrimal volviera a actuar con independencia de mi voluntad.

Por fin termina y mi estilista me dice ilusionado:

-Venga, abre los ojos!!!!

Os acordais de Betty Missiego, no? La de Eurovisión. La de los niños y eso.

Pos igual.

Esta vez a mi ojo izquierdo se le unió el derecho y mis lacrimales se desparramaron a su antojo. Y la velocidad a la que mis lágrimas emulsionaban con mis mocos se aceleró ostensiblemente.

Él, con su aroma de estilista perceptivo, se dio cuenta:

- No me digas que no te gussssssssssssta!!!!!!!! Pero si estás genialllllllllllllllll!!!!!! Señora, a que está estupenda?????????????

Esto se lo pregunta a la vecina de silla, que dicho sea de paso, también está pa matarla con los rulos.

Yo, sinceramente, a la mujer no la veo muy convencida, pero aún así, creo que le doy penilla. Tal vez alguna vez le haya pasado algo similar. El caso es que dice:

- Pero si estás muy guapa!!!!!!!!!!!!!!!!!! A tu edad se está guapa con tó!

A mi vecina le calculo por lo bajini unos 88.

Yo realmente ya veía que no iba a poder aguantar mucho más sin estallar en un llanto incontrolado e incontrolable. Me faltaba una mijilla nada más, y por señas, que era lo único que podía hacer, pues era incapaz de articular palabra, le pedí la cuenta. Alcé una mano e hice como que escribía sobre la palma de la otra, un gesto muy internacional que él entendió sin dificultad.

Con paso cansino y derrotado, me acerco a la caja.

- Qué te debo?

- 80 euros.

Ni esas lágrimas ya eran lágrimas ni esos mocos eran mocos. Ni los klinex podían ya lidiar con tanta profusión líquida. El caso es que todo se precipitó y ya entre lágrimas libertarias derramándose sin pudor salí de allí, no sin antes ser advertida por mi estilista de que no debía lavarme la cabeza en al menos siete días... si quería conservar mi recién conquistado volumen capilar.

Salí de la peluquería intentando camuflarme con la vegetación de mi barrio haciéndome pasar por una escarola. Tuve suerte y nadie me descubrió ni intentó interceptarme; afortunadamente era la hora de la cena.

La crisis estalló al entrar en mi casa. Mis tres hijos tres!!!! sentados a la mesa me miraron, al principio sin dar crédito, y después con entusiasmo y regocijo. Vamos, resumiendo y traduciendo, que estallaron en sonoras y estruendosas carcajadas.

-         Mamáaaaaaaaaaaaaaa, juasjuasjuasssssssssssssssssssssssss!!!!!!!!! Wawwwwwwwwwwwwwwww, mamáaaaaaaaaaa!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Yo ni siquiera era capaz de reñirles porque aún me quedaba la lucidez suficiente como para comprender que si yo hubiera estado en su lugar, las carcajadas hubieran llegado hasta Sebastopol. En fin, si yo les he enseñado que la risa es buena, sana y natural, no puedo reprocharles que se despiporren vivos si yo salgo de la peluquería con una lechuga en la cabeza. La coherencia personal es así. Aunque, lo confieso, las ganas de soltar un par de hostias por cabeza no me faltaron en aquel momento, si bien mis prisas por llegar al baño eran mucho más urgentes.

Siete días me dijo mi estilista que debía estar sin lavarme el pelo para conservar mi costoso peinado y siete fueron las veces exactas que yo me lavé la cabeza aquella noche para destruir la obra de arte que él había obrado en mí. Un bote entero de champú y otro de acondicionador consiguieron el milagro de reducir mi volumen capilar a la mitad, aunque aún tardé un año más en conseguir que mis cabellos volvieran a juntarse con las piel que los sustenta sin necesidad de aplastarlos con ninguna clase de artificio capilar.

A los siete lavados por fin salí con una toalla liada alrededor de la cabeza. No salí por propia voluntad, no. Salí porque mi otroyó, que andaba de viaje por esos mundos de dios, había llamado y solicitaba mi presencia al otro lado del teléfono. Lo único que pude articular fue: "No te puedes imaginar lo que me han hecho, buaaaaaaaaaaaaaaaaaaa", porque a partir de ahí empecé a gemir, sollozar  e hipar y él sólo consiguió enterarse de mi drama cuando le pasé el teléfono a mi hija y ya ella le contó lo sucedido. Luego me volvió a pasar el teléfono.

Él, con su aroma de hombre de verdad, me dijo que.. nada, que tú estás guapa de tos maneras, que seguro que no es para tanto, que eres mu exagerá, que anda, tonta, no te lo tomes así, que si tal que si cual... pero a mí nada me consolaba. "Es que tú no sabes lo que me han heeeeecho. Hasta los niños se han escojonao. Buaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa" . Bueno, lo que es un llanto inconsolable de toda la vida de dios.

En fin,  termino. Que me tiré más de un año con el pelo hecho un gurruño, pinza va pinza viene, y que no lo solté ni una sola vez en todo ese tiempo. Y que jamás volví ni siquiera a pasar por la misma acera en la que estaba la peluquería del estilista. Soporté aquella terrible humillación estética con entereza y al cabo de un par de años ya no quedaba ni rastro de aquella desgracia capilar. Que todo en esta vida dure tan poco.

Y desde entonces mi solidaridad con el colectivo de perjudicados por la mano enloquecida de un artista de los pelos. Yo puedo entenderos, yo puedo consolaros y, sobre todo, yo puedo deciros... que hay vida después de un estilista. Sin ir más lejos, aquí estoy yo. Con estos pelos.

El huevo frito (2ª parte)

Entramos en la consulta. Dios mío, qué cara más fúnebre tiene este oculista! De este tío no se puede esperar na bueno; es la persona idónea para dar malas noticias; se le ve en la cara que el tipo ha nacío pa eso. Si alguna duda tenía, ya es fijo que de aquí salgo ciega.
Le cuento lo que me pasa.
- Doctor, doctor, la verdá, por favor. Soy una persona fuerte y vengo psicológicamente preparada; puedo soportar cualquier cosa. Cuánto tiempo de visión le queda a mi ojo?
Me mira. Cielosssssssssss, está punto de decirlo; este sujeto está a punto de destrozarme la vida y está ahí tan tranquilo. Estará pensando cómo decírmelo?
- Tienes algún tipo de alergia?
- Comooooorrrrrrrrr?
- Que si eres alérgica a algo?
- Huuummm... pues sí, al polen y las gramíneas. Pero lo único que me pasa es que estornudo compulsivamente.
- Bueno, pues esto es algo alérgico. te ha entrado algo en el ojo y has tenido una reacción. Por eso la conjuntiva bla bla bla.
Estupefacción total.
- Entonces no es un desprendimiento de retina?
- Pues no.
- Y tampoco es un glaucoma?
- No, tampoco es.
- No voy a quedarme ciega?
- Parece que de momento no; lo siento.
Agarro la mano de mi amiga, compañera y confidente. Mantenemos la compostura hasta que salimos de la clínica pero una vez que cruzamos el umbral, empezamos a dar saltitos, gritar y abrazarnos entusiastas:
- Jo, tía, tía, tía! Hoy es mi día de suerte fijo! No me voy a quedar ciega! Es un milagro de la ciencia!
- Bueno, y ahora qué hacemos? Volvemos al curro?
- Qué dices, tía? Me han puesto pomada y veo borroso; además que paso total de tirarme toda la tarde enchufá al ordenata; y además esto hay que celebrarlo.
- Me han dicho que han abierto un antro fashiondelamuelte, italiano, diseño total; te ponen las copas en vasos inclinados como la torre de Pissa y el suelo es de metacrilato y debajo hay un acuario con pececitos y nenúfares y de todo?
- Hay tiburones?
- Creo que no.
- Pos entonces es ideal pa este momentazo. Y estos tacones que llevo tienen que hacer un ruidito cantidá de guay en el metacrilato. Total.
- Lo que pasa es que te tienen que pegar unos clavazos por las copas que te cagas en las bragas. Tanto diseño es mu sospechoso.
- Tía, cuántas veces en la vida tu mejor amiga medio ciega recupera la vista? No nos vamos a andar con miserias y tonterías, no? Tú cómo vas de pelas?
- Cinco euros o por ahí, y tú?
- Yo igual. Pasamos por el cajero que fijo que ya hemos cobrao.
- Dos bifiter-tónica?
- Fale.
(Silencio)
- Pues ahora que lo pienso... es una pena lo de los parches; con lo bien que me van a mí todos los complementos me tenían que sentar ideales.
- Sí, fijo que estabas monísima.
- Y además con lo bien que me había preparado psicológicamente... es que mejor imposible. Ya casi sabía Brailley. He sido tela valiente, verdá?
- Una fiera. Ha sido una verdadera pena. Bueno, puede que la próxima vez haya más suerte.
- Pozí.

El huevo frito (1ª parte)

Llego al curro y le digo a mi compañera, amiga y confidente que me sople en el ojo, que creo tener un pizco; se dispone a soplarme pero en seguida se retira acojonada.
- Tíaaaaaa, tienes un huevo frito! Yo no me atrevo a soplarte, no vaya a ser que te lo explote. Ve a mirarte.
Salgo corriendo al servicio y me miro en el espejo. Cielosssssssss, un pedazo de huevo frito, purulento, amarillo, asqueroso. Salgo medio descompuesta; otras compañeras no tan amigas y mucho menos confidentes intentan animarme:
- Y si fuera un desprendimiento de retina?
-Dios mío!
Otra acude en mi auxilio.
- Deberías salir corriendo a la enfermería no vaya ser que sea una subida de tensión y devenga en un glaucoma.
Glaucoma! Hostiasssssssssss!
Salgo corriendo a la enfermería; la ATS me mira con expresión muy muy muy preocupada.
- Mira, yo no sé lo que es esto, pero mu buena pinta no tiene; yo de ti salía corriendo y me iba a la clínica oftalmológica de urgencias porque , por lo que yo sé, podría ser cualquier cosa.
Vuelvo al curro cada vez más pálida y digo que me voy a urgencias; mi compañera, amiga y confidente dice que se viene conmigo.
- No hace falta, tía; si ver veo y puedo conducir de puta madre.
- Nada, nada, que estás mu nerviosa; no se hable más, me voy contigo.
En el coche:
- Tía, qué mala suerte! Quedarme ciega tan joven. Qué lástima mis niños, una madre cegata, hostias! Es que soy un desastre, coño, me pasa de to. Pobrecillos!
- La verdá es que sí; es una putada.
- En el mejor de los casos me tendrán que operar urgentemente y me tiraré todo el verano con una venda en el ojo, sin poder ir a la piscina ni nada. (Silencio) Tú sabes si venden parches por ahí al estilo princesa de Éboli?
- Yo nunca los he visto, desde luego. A lo mejor en sitios de moda especializada para tuertas... Y a to esto, en qué quedamos? Tú te ibas a quedar ciega o tuerta?
- Eso nunca se sabe, tía. A lo mejor los venden en distintos colores para poder combinar con la ropa.
- Pues sí, seguro.
- Prométeme que si tienen que operarme antes de salir de la clínica me traerás disquitos de varios colores y si hay esmaltes de uñas compañeros también me los traes.
- Te lo prometo.
(Silencio)  Una vez leí un reportaje de una madre ciega que se las apañba de puta madre con sus niños. Además, como era ciega, a la gente le daba pena y la ayudaban un montón todos sus amigos.
- Ya, pero conmigo no cuentes; yo estoy mu ocupá y además tus niños son unas fieras.
- Tía, eres una hijaputa. Tu mejor amiga está a punto de quedarse ciega; joer, podías tener un mínimo de delicadeza por lo menos.
- Ya estoy teniendo un montón de delicadeza aguantándote la paranoia.
- Eso también es verdá.
- Tendré que aprender Brailley. Como soy una tía lista yo creo que en un par de meses podré defenderme. Además en la ONCE lo mismo me subvencionan un ordenador para ciegos. Lo importante es que no me cambie mucho la vida después de la operación.
- Sí, desde luego, eso es fundamental.
(Silencio).
- Tía, estoy teniendo un momento pánico. No ves que estoy sudando?
- También podría ser porque son las 4 de la tarde, es 30 de junio y estamos en Córdoba, no?
- Pero qué me estás contando? Hoy no hace ni pizca de calor; acabamos de pasar por un termómetro y pone 30 grados y yo no empiezo a sudar nunca hasta los 35. Además, este sudor es frío y con el calor no da sudor frío. Y para colmo, tengo ganas de vomitar; es pánico seguro.
- Pues sí, eso parece. Harfavó de mirar a los otros coches.
- Estoy a punto de quedarme ciega y tú preocupándote por el tráfico.
- Bueno, siempre será mejor que te quedas ciega sólo tú y no las dos; así yo podré describirte las cosas, no?
- Pues es verdá, oye.
Llegamos a la clínica; me tiemblan las piernas. Me dirijo a la recepcionista y le cuento mi problema; nos hace pasar a la sala de espera. Dos minutos después nos dice que podemos pasar.
- Lo ves? Extrema gravedá, te lo dije. Cuándo has visto tú que entres a un hospital y te hagan pasar a los dos minutos?
- Sí, es una prueba concluyente de que te vas a quedar ciega de un momento a otro; agárrate a mí por si te quedas ciega antes de entrar a la consulta.
- Fale.

sábado, 19 de marzo de 2011

Chapó, Javier Marías.

Me gusta este artículo. Ni yo misma lo hubiera dicho mejor:

"Tiene chiste. El pasado agosto me vi involucrado, de refilón, en una polémica habida en un dominical ?XL Semanal? en el que hace casi cinco años que no escribo y en el que además, desde entonces, se me tiene vetado (quiero decir que allí se cuidan escrupulosamente de no sacar ni una nota sobre mis publicaciones y actividades).

La cosa empezó un día de junio. Salíamos Arturo Pérez-Reverte y yo del Hotel Palace, tras haber mantenido una charla para La Nación de Buenos Aires, cuando nos cruzamos con lo que mi abuelo paterno solía llamar "una moza muy gallarda". Los ojos se nos fueron a los dos, no recuerdo si hacia el conjunto o el escote, y yo puse un pero: "Aunque es un poco basta". Y añadimos, él o yo: "No sé si es que nos estamos haciendo mayores y los cánones de belleza actuales no los compartimos, o si ya no quedan apenas mujeres como las de nuestra infancia y adolescencia; si ese tipo es casi irrepetible". Y el otro respondió: "Posiblemente sean las dos cosas. Es a esas edades cuando uno 'fija' sus preferencias, y las nuestras están condicionadas por las mujeres de los años cincuenta y primeros sesenta. No sólo por Claudia Cardinale, Ava Gardner, Angie Dickinson, Sofia Loren, Ann-Margret y hasta Grace Kelly en sus momentos más cálidos, sino también por las de aquí, las de carne y hueso. Mujeres que sabían llevar una falda tubo y andar con garbo, con o sin tacones, mujeres con caderas y pechos y piernas y culo, pero en su justo término. Hoy es ya muy raro verlas".

Y como quiera que hablábamos de eso, no sin un dejo de preocupación por nosotros mismos, nos fuimos fijando en las transeúntes hasta la Plaza Mayor, donde nos despedimos, constatando más bien nuestra inicial impresión pesimista, a saber: que la mayoría de las mujeres de hoy no saben vestir, ni andar, ni llevar tacones, ni sugerir (no al menos como las de nuestra infancia), o que sí saben y nosotros no se lo apreciamos. Al Capitán Alatriste se le ocurrió publicar en XL Semanal parte de esa conversación en una columna titulada "Mujeres como las de antes", bien es verdad que omitiendo la preocupación que he mencionado y poniendo más el acento en el actual desastre general femenino respecto a porte e indumentaria: nuestro trayecto se vio trufado de respetables gordas que sin embargo ?perdón? no nos gustaban físicamente, y de no menos respetables jóvenes con tatuajes patibularios y pantalones de longitud imposible que tampoco ?perdón? nos agradaban; y cuando por fin divisamos a otra moza en verdad gallarda, la pobre estropeaba sus dotes con unos tacones a todas luces improvisados que la hacían caminar como si estuviera saltando el potro.

A Pérez-Reverte le han llovido tortas por parte de mujeres y mujeristas (ya saben, esos varones que adulan lacayunamente al sexo opuesto,venga o no a cuento), y a mí me ha alcanzado algún zurriagazo de la indignación suscitada, en tanto que "cómplice". Pero a él le ha caído la gorda ?lo digo sin doble sentido?, como es natural y como autor de la pieza. Lo más suave que le han dicho es "machista", seguido de "cabrón" y "neonazi", e imagínense de ahí en adelante. Alguna erizada le espetaba cosas como: "Después de pasarme el día trabajando, de llevar y traer a los niños, etc, ¿aún pretenden ustedes que vaya hecha un pincel por la calle?" Vamos a ver si aclaramos: ni Alatriste ni yo pretendemos nada, y todo el mundo es muy libre ?ya lo padecemos, sobre todo en verano? de salir a la calle como le venga en gana.

Pero todo el mundo es igualmente libre de fijarse en los viandantes y opinar sobre ellos, lo mismo que opinamos sobre los edificios, los escaparates, las malditas obras del alcalde o los espantosos suelos de granito o albero con que él y su predecesor han tapizado Madrid. Cuantos nos echamos a la calle miramos y somos mirados, juzgamos y somos juzgados. Lo normal, claro está, es que no nos enteremos de los veredictos. Pero huelga decir que en su artículo el Duque de Corso no mencionaba ningún nombre, porque los ignorábamos, y él y yo, como nuestro viejo ídolo Guillermo Brown, "nos limitamos a constatar un hecho", seguramente más alarmante para nosotros que para la fauna femenina andante. (Dicho sea de paso, si le hubiera tocado el escrutinio a la fauna masculina enchancletada y pantalicorta, habría salido aún peor parada.)

Basta de hipocresías y dengues. Las mujeres hacen los mismos comentarios sobre los hombres con quienes se cruzan, y por supuesto hay decenas de anuncios en los que los varones aparecen como "objetos" o son despellejados por ellas sin que nadie proteste (hay ahora uno de un mayordomo ante el que varias exclaman "¡Cacho domo!" o algo más grosero, no recuerdo), mientras que se pone el grito feminista en el cielo cada vez que esos papeles se invierten. A los hombres heterosexuales se nos van más las antenas hacia las mujeres, nos fijamos más y más opinamos. Eso es lo que hicimos el Capitán y yo durante nuestra passeggiata veraniega: lo mismo que todo el mundo, sea varón o hembra. Pero a tenor de la desatada furia contra mi colega, se diría que hay ya mucha gente con tanta ansia prohibitiva que está dispuesta a reprimir los dos mayores reductos de libertad que nos restan: la mirada y el habla. Pues lo siento, pero aún quedamos unos pocos que no vamos a pasar por ese aro."

Me mola a mí este tío.

Haciendo taquilla

Bueno, pues los que despotrican por sistema del cine español por su baja rentabilidad están de enhorabuena. Torrente 4 ha batido records de taquilla, más de un millón de espectadores y más de 8 millones de recaudación en sólo 3 días.

Ea, ya podemos estar contentos; en España también se hace buen cine, del que a la gente le gusta.

Y no mierdas de ésas que no va a ver ni dios como "Solas", "También la lluvia" y porquerías por el estilo para giliprogres y/o gafapastas.